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30 de junio de 2021

España: Estado Policial


Ya no queda duda alguna, el Nuevo y Normal Gobierno Fascista Español del Coronavirus, ha convertido a España en un estado policial.

En apenas un fin de semana se han multiplicado los encarcelamientos a posibles contagiados y posibles enfermos por medio de policía fuertemente armada. Incluso se han montado operativos para buscar y capturar a los menores que no han accedido a someterse al secuestro.

La única libertad que existe es la que tienen jerarcas como el Caudillo, ministros, altos funcionarios y caciques autonómicos para encarcelar a la población según su gusto, humor o criterio. Pronto, regidores y alcaldes gozarán de la libertad de ejercer ese poder absoluto cubriendo así todo el territorio español, incluso las más pequeñas poblaciones, con su acoso policial.

No tardará mucho en el que el acoso policial armado y el encarcelamiento se salde con la muerte a tiros de los supuestos enfermos y contagiados, crímenes que por supuesto serán ejecutados por la policía del nuevo y normal régimen español. Los policías de las dictaduras son como perros rabiosos que no atienden a más razón que la que su amo les dicta.

Los padres no pueden hacer nada por liberar a sus hijos, que han sido encarcelados sin posibilidad alguna de ayuda legal, ya que la legalidad es la misma corrupción que los ha llevado a prisión.

Tras el maquillaje de “la flexibilización del uso del bozal”, han instaurado con el aval de unos legisladores corruptos y afines al régimen la encarcelación indiscriminada de las personas en nombre de “la salud pública”. Es el crimen perfecto del nuevo y normal fascismo español del coronavirus.

Y como ocurría durante el franquismo, los corruptos y dictadores tienen el apoyo tácito de una población tan acobardada como ignorante e infantilizada en la que ha calado hondo el lema fascista español: La libertad es enfermedad.

Hay mezquinos deambulando por la calle con su mediocridad e idiocia a cuestas, que dirán que los encarcelados se lo han buscado. Incluso aplaudirán los fusilamientos masivos de presuntos contagiados y presuntos enfermos para atajar la supuesta enfermedad. Es la misma actitud de la población durante el reinado de Franco. Toda esta podredumbre del pueblo español, es algo que se masca en el aire de la península ibérica. Desde el 2020 se ha retrocedido peligrosa y venenosamente sin piedad hacia las décadas doradas del franquismo.

Nadie más que los padres de los hijos secuestrados y encarcelados ha alzado la voz contra el fascismo. Y la prensa, toda, es absolutamente propiedad del gobierno español.

Más que un satélite de la República Popular China, España parece ser una segunda parte de Corea del Norte.

El próximo paso inevitable, será que el gobierno fascista español ordene encarcelar a toda persona que asista o haya asistido a una manifestación, como presunto enfermo y/o contagiado en nombre de la salud pública. Y por supuesto, será ejecutado cualquiera que no obedezca y coopere en el acoso policial.

Incluso este texto, esta reflexión sobre el nuevo y normal fascismo español del coronavirus, empieza a parecerme peligroso para mi libertad y vida.




Iconoclasta

3 de abril de 2021

Noche marcial en un gueto español


Un gueto cualquiera en el estado fascista español, en cualquiera de sus taifas autonómicas gobernadas por severos caciques.

Son las 21:30 y la calle está desierta, silenciosa, muerta.

Las viviendas nunca han guardado tanto silencio por el temor a la policía y al coronavirus, se diría que alzar demasiado la voz les podría llevar a entrar en tu casa derribando la puerta, a ambos.

En los campos de concentración y en los guetos, el silencio absoluto es cuestión de supervivencia.

Tan solo las amenazantes y tenebrosas patrullas de la policía política del nuevo y normal régimen fascista español del coronavirus, rompen el silencio momentáneamente al pulular a la caza de aquellos quienes intentan salir de la prisión en la que han convertido las viviendas del gueto.

Sin embargo, las calles lucen más brillantes que nunca: han mejorado la iluminación nocturna para evitar sombras que puedan ocultar a los que intentan conseguir unos minutos de libertad. Joderlos como sea es su única misión.

Hay mucha luz para que la policía política del régimen ejecute sus sentencias apoyada por una maligna red de delatores, como en todo régimen oscuro; negro como cruces de la SS.

Los campos de concentración de la España Fascista y sus Taifas Autonómicas gobernadas por feroces caciques, son obscenamente eficaces en quebrantar libertades y derechos.

Aunque las fuerzas fascistas lo tienen fácil para realizar sus acosos, represiones y encarcelamientos; mucho más que en los guetos de Varsovia en la Segunda Guerra Mundial. Los habitantes de un gueto español, con total seguridad respiran con un bozal en el hocico dentro de su propia casa (como en el campo, lejos de cualquier control) y les han educado en el lema: “la libertad es enfermedad”.

Los han amaestrado bien: se sienten protegidos como antaño en aquel longevo fascismo de Franco con el que vivían mejor.

Tras las nueve horas largas (se encierran ellos solos antes de la hora) de prisión nocturna, los habitantes de los campos de concentración españoles volverán a sus trabajos (quienes tengan), encenderán los receptores de televisión o atenderán el teléfono móvil para escuchar los bandos matinales del Nuevo y Normal Régimen Fascista Español del Coronavirus que, como cada mañana les anunciará que durante la noche (a pesar de las calles desiertas y muertas de todos los guetos del reino fascista) el número de contagios ha subido pavorosamente, por lo cual continuarán vigentes las leyes marciales de prisión nocturna y anulado todo derecho fundamental. El bando diario del fascismo se despedirá hasta una nueva emisión con su lema de estado: “La libertad es veneno. Fascismo forever).

Y el adoctrinamiento del miedo en las escuelas de los guetos proseguirá de la mano de maestros afectos al régimen, de esos que creen con fe ciega que podrían morir si al caminar por la calle, se les desprende del morro el bozal (aunque en su ingenuidad, le llaman mascarilla).

Maquiavelo debería leer esto, eyacularía en el tercer párrafo.

–¡Shh…! ¡Silencio, la bofia se aproxima!

(Extracto de “Las noches en el gueto”, diario de Iconoclasta Frank)






Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.