Nuestro amor es la verticalidad profundamente clavada en la vida.
Los ojos que lloran sangre vieja configuran con precisión angular la horizontalidad de la muerte.
Acto 2°
La vida muerta es el último suspiro y dura hasta que los pulmones se asfixian de espanto y muerte. Y es eterna.
La vida bella es un pezón erizado durante el gemido lácteo que chapotea indecente en nuestra cópula. Dura un nanosegundo.
Acto 3°
La muerte absoluta es el cadáver que suspiró hace unos segundos. La rigidez será inexorable.
La dulce vida es un semen que se escurre perezoso de tu vagina aún palpitante.
Acto 4°
En la habitación de al lado hay un cadáver.
En la habitación de al lado de la del cadáver, sonreímos y susurramos banalidades abrazados.
Acto 5°
Amar es el acto vertical de crueldad y exclusión más bello.
Morir es una intrascendencia horizontal que no importa a los amantes verticales.
Iconoclasta
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