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17 de julio de 2011

El Probador de Condones y los amores platónicos



El amor platónico hoy en día es el inicio de unos tremendos cuernos cuando el que lo padece y la que es la protagonista de sus sueños está casada o arrejuntada.
Ahí es cuando el marido o pareja o novio de la platónicamente adorada, tiene que empezar a sacar brillo a sus cuernos.
En otros tiempos, cuando los amantes se comunicaban por correspondencia postal, ya que no había internet, ni teléfono móvil y ni siquiera había divorcio; los cuernos no llegaban a lucirse lo bien que se lucen ahora. Es que da gusto ver a cornudos y cornudas paseando sus osamentas por las avenidas y calles de los pueblos y ciudades.
Porque ocurre que ella sonríe complacida al sentirse la gran diva de los sueños de un hombre. La vanidad de saber que se es hermosa es una auténtica apisonadora imparable. Campo abonado para los cuernos.
(También valdría narrarlo al revés, desde la perspectiva de que es el hombre el que le pone los cuernos a la mujer; pero soy hombre y me siento más a gusto así).
Yo mismo me puedo hacer tremendas pajas con las palabras de amor y mensajes de gran humor y cordialidad que puedes ver en los muros de las redes sociales. Y es que imaginarse a una mujer hermosa masturbándose ante la cara (vía messenger, yahoo o skype) del que la ama platónicamente es una imagen de impactante y eréctil erotismo.
Salen ruiseñores de su coño (del hombre no quiero imaginar lo que sale porque me dan asco todas las pollas menos la mía).
El proceso es que ella empieza a sentirse más feliz que nunca con los pequeños mensajes de humor y amistad (qué asco) que son cada vez más esperados en el ordenador y en el móvil. Y en poco tiempo, se encuentra mirando a su hombre habitual con cierto asco.
Y piensa: ¿Con ésto me he juntado yo?
Sí ya sé que narrado así suena asqueroso; pero la realidad la puedes maquillar con los colores que te salgan del coño o los huevos; pero sigue siendo así de simple y divertida para los que lo vemos desde las gradas del Estadio Olímpico de los Cuernos Virtuales y Reales.
En la otra dimensión, el amante platónico se mata a pajas virtuales y recurre a todos los medios gráficos para encontrar con que excitar a la bella. Y lo más efectivo suelen ser los mensajes de no más de tres o cuatro palabras. Cosa que me hace pensar que la bella, además de serlo, debe ser idiota o cuanto menos, imbécil. Pero se le puede perdonar porque está buena.
En la dimensión más práctica y triste, está el hombre habitual de la bella, que empieza a ser una especie de bulto aburrido que es incapaz de provocarle las sonrisas que ella lanza a su teléfono móvil.
Es inevitable que a uno se le escape la risa al observar una pareja de este tipo, ella pegada al teléfono, él pegado a sus cuernos mirando un triste plato de sopa mal cocinada.
Esto es un proceso habitual en todos los casos. Yo lo sé todo, porque soy el que provoca que las mujeres miren más el teléfono que a su hombre y ellas follan pensando en mí.
No es por vanidad, porque la vanidad es cosa de las bellas. Es porque si alguien confiesa a su platónico/a amante su amor enloquecido, es para follar y no por vanidad.
Yo no me paso el día follando para pensar que las nenas que se ofrecen voluntarias para probar los condones de la fábrica donde trabajo, están enamoradas de mí. Simplemente desean a alguien muy hombre llenando sus coños.
Normalmente, las parejas de amor platónico duran un mal polvo y mientras tanto con sus parejas habituales entran en conflictos tremendos que les lleva a estados de estrés y ansiedad, siendo el culpable, precisamente, el cornudo.
Y aunque los amantes platónicos se toquen frente a una cámara, el hombre de la bella, ya puede ir afilando sus cuernos, porque le servirán para pinchar aceitunas cuando el camarero se olvide de servir palillos. Se toquen con las patas de pollo del caldo o con las alas de un ángel, el cornudo no pierde dramatismo alguno en su estatus.
Hay cosas que ocurren cada día y ésta es la más evidente y más habitual, porque si de algo sirve internet, es para buscar pareja virtual artificial o real y lucirse como un humano de unas aptitudes que rayan en la divinidad; pero esto solo entre los amantes.
Porque el cornudo piensa de ellos que son dos cerdos del tamaño de un tren mercancías.
Esta es la más vulgar, la más adocenada de las relaciones que se dan por internet.
Este proceso degenerativo para el cornudo no debería ser demasiado doloroso a menos que sea imbécil, porque si convives con alguien, hay que ser muy idiota para no darse cuenta de los pequeños cambios que se operan en la mujer (me la pela que me llaméis machista, pero yo nunca pienso como mujer) que es adorada platónicamente por otro hombre. Lo ideal es pasarse por el forro todo ese amor que quedó en el pasado y empezar a buscarse la vida por otro lado. Con un par.
El momento culminante llegará cuando ella le diga: “Cariño, tengo que pasar un par de días en la Columbia británica porque formo parte del jurado de una revista que otorga premios literarios, y que sólo existe allá. ¿No te sabe mal verdad?”.
Yo es que me parto de risa.
Total, él hubiera hecho lo mismo si hubiera tenido un amor platónico femenino.
Y es que con internet, cualquiera que sepa poner bien los signos icónicos que se usan con paréntesis, dos puntos, la X, la D y la madre que los parió a todos, se convierte en el amante perfecto. En el más simpático de los seres y en el que la bella piensa en muchas horas al día arrepintiéndose de haber elegido un hombre tan aburrido como pareja real.
El amor platónico en internet, es más barato y fácil que gastarse el dinero en putas para quitarse la frustración del poco follar. Y por otro lado, si el adorado o la adorada es feliz, el público dará palmas de alegría ante tan maravillosa relación. Ya que verán en ello, que ellos también podrán ser así de dichosos.
Pero la culpa no es de internet, que nadie se engañe, la culpa es que siempre hay quien tiene una polla más gorda que la nuestra y que sus dedos son más ágiles para pulsar iconos y decir cosas tan aburridas que nunca entenderemos como es posible enamorar con ellas a una idiota.
Bueno, mientras os folláis los unos a los otros virtualmente y en el mejor de los casos, escasamente. Yo me voy a probar el lote de condones Andorransdiv11122xytelamamo, que son especiales para los viajes a Andorra de las parejas un tanto promiscuas y platónicamente enamoradizas.
Los cornudos: tranquilos, no desesperéis porque es algo que siempre llega, os largáis a otro sitio que hay más mujeres que subnormales. Tampoco es un gran drama.
Buen sexo.
Siempre abundante: El Probador de Condones.




Iconoclasta

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