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1 de agosto de 2010

Dormidito



Yo quisiera estar fresquito a dos metros bajo tierra y quedar dormidito, como un bebé al que nadie ha de molestar. Que la vida hable con la voz baja para no despertarme.
Hoy me siento tierno.
Alimentar a los gusanitos... Dicen que quien come lo que tiene, le crece.
Pues cuando los gusanitos se coman mi gusanazo, van a parecer mutantes o X-gusanos. Tengo mucho alimento.
De pequeñito comía mucho plátano y quesitos; de ahí mi escandalosa medida en el aparato reproductor y la calidad de mi néctar blanco y cremoso.
De pequeñito, me quedaba bizco jugando con mi pilila.
Y ahora llevo gafas.
Pues que se coman mi músculo del amor, el monolito del placer, la carne del éxtasis, el faro de los acantilados de la costa del placer.
Hoy me siento tierno y lírico.
Cerebro no tengo, siempre me lo dijeron: que era bueno; pero tonto.
Pues que se lo coman las ratas, mal no les puede hacer y a mí, para la falta que me hace, para lo que me ha servido...
Yo pienso con mi corazoncito tierno, aunque tenga más años que la tos.
Hoy me siento feliz como una perdiz.
A dos metros bajo tierra se tiene que estar fresquito y tranquilo. Quiero quedarme dormidito con una sonrisita traviesa en mi carita. Los tontos no tenemos grandes ambiciones.
Seguro que alguien llorará un poquito, no mucho, porque los que somos tontos pero buenos, apenas dejamos buenos recuerdos. Apenas dejamos malos recuerdos.
La bondad es algo es tan estéril como el coñito contaminado de una putita sifilítica. De esas que de tan podridas, hablan a gritos a alguien invisible y con la voz ronca maman pililas de hombres que no son buenos, pero son listos. Putitas que no saben que están muertas, que se creen vivas. Yo soy tonto; pero sé muy bien que estoy vivo. Y lo sé tan bien, porque ahora mismo quiero quedarme dormidito.
Sé que soy un tontito candoroso e inocentón, pero para lo que me queda de vida no voy a cambiar.
Los hombres que hacen lo que aconsejan sus padres y una larga tradición, son listos y hacen las cosas que se deben. Por eso los hombres listos pagan por meter su pilila en el coñito de una putita para hacerse machotes como sus papás hicieron en su tiempo.
Me gustaría que mi hermanito dijera mentirijillas ante mi fosa y que alguien llorara emocionado como en las películas. Que por una vez, las mentiras con las que me han obsequiado, sirvan para creerme querido por alguien. Seré tonto, pero donde esté una buena mentirijilla, que se quite la verdad. Me gusta mucho cuando echan un puñado de tierra en el ataúd; si fuera menos bueno y menos tonto, pensaría que tienen prisa por cubrir al muerto.
Si papá no estuviera muerto, le pediría que me llevara de la manita al cementerio, me destrozara el cuellecito con una pala y me dejara caer en una tumbita sin nombre. Y ya sé que haría el ridículo porque soy más viejo que él cuando murió y no es bonito que un padre lleve de la mano a su hijo más viejo que él. Pero hoy me siento pequeñito y me gustaría que mi papi me llevara a mi tumba. Puedo hacer el ridículo cuantas veces haga falta. Lo hice siempre. Por eso me apetece más cada día, quedarme dormidito.
A veces no quiero seguir solito por el camino.
Estoy un poco cansadito, será una tontería de tontos; pero quiero dormir para siempre. Soñar y no despertar jamás.
Muertecito como un nene pequeñito que duerme tranquilito.
Dormidito.
Buenas noches mis amigos muertecitos; no os molestaré.
Papi, dame con la pala, dame un besito luego en la pupita.
Y que el tete diga algo bonito.


Iconoclasta
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