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5 de marzo de 2010

Super Fuerte




Suplico, ruego, exijo que alguien me ayude a deshacerme de esta fuerza descomunal que poseo.
No es que sea pretencioso y vanidoso. Sólo soy desgraciado.
No hay nada de bueno en ser tan fuerte.
Estoy tan solo como fuerte soy. O tal vez más.
Cada día es peor. Acabo de vomitar.
SF (Super Fuerte), son las iniciales que llevo bordadas en mis calzoncillos, soy discreto con un simpático toque de vanidad. Para que borréis esa sonrisa de astucia de vuestro rostro, sabed que las iniciales las llevo grabadas en la cinturilla elástica, no en la zona delantera.
Estoy borrando la F de todos mis calzoncillos y camisetas interiores, de los pañuelos. La cambio por una T.
Es más adecuado.
Porque todo es grande y pesado lo que me ocurrre, en proporción a la fuerza.
Las lágrimas son super lágrimas. No mola. Ojalá salieran al exterior y no fueran de esas que te inundan las entrañas por dentro y sientes asfixiarte.
Los más fuertes gritan y lloran más. Sienten más el dolor y el amor.
Y también somos más cobardes.
Y nos mordemos los labios para que nadie nos vea llorar. Aunque la verdad, los muerdo con la ilusión de que el dolor desborde aunque sea una sola lagrimilla.
Yo no sé mucho de medicina; pero he visto jeringuillas enormes en las consultas de los médicos. A veces sufro enfermedades terribles. Es una mierda ser tan fuerte porque sólo las peores infecciones y bultos hacen mella en mí.
Esas jeringuillas con sus largas agujas podrían llegar a mi corazón atravesando el pulmón. Puedo aguantar el dolor, soy super fuerte.
Por poco tiempo si alguien me ayuda.
Que el médico clave, tire del émbolo y absorba un trozo del corazón.
Con la mitad del corazón sería la mitad de fuerte.
Me han extirpado tres tumores como pelotas de ping-pong de los testículos. Y yo que pensaba que estaba bien dotado...
Soy super cretino.
Un testículo me lo amputaron, el izquierdo. Pero como soy super fuerte, aún me queda un super huevo.
El otro día estornudé sangre.
Y también la lloro.
Por eso cambio la F por la T.
Es justo.
Yo no quiero ser fuerte. Ni tener super visión, no es de rayos-x; pero lo veo todo con una claridad desalentadora.
No hay una mujer que me quiera. Supongo que al ser tan super fuerte, les parezco super antipático también.
Estoy solo.
Me gustaría que mi padre estuviera vivo y decirle con mis super lágrimas: Padre, no estoy bien, ¿Quieres poner una mano en mi hombro? Confórtame a pesar de mi super fuerza.
He visto como mueren los besos de los amantes apenas han volado un par de centímetros de sus labios. No tengo esperanza. Ellos dicen que los besos vuelan, que llegan. Pero yo los veo morir cada día.
Respiro besos muertos. Lo veo caer haciendo torbellino y me sacudo con premura los cadáveres de amor de la ropa. Como una ceniza dorada que se confunde con polvo y polen.
Una vez amé y fui amado. Y lancé besos que morían apenas volaban. Pero siempre hay alguien mejor, alguien a quien se le puede amar más. Tener super fuerza no significa que tengas super suerte. Y así acabé muerto como los besos. Amó más a aquel que no tenía super fuerza. Es normal que me dejara, es razonable. Yo me odio. He tenido que aplicar el super olvido, porque no era posible vivir sin ella.
En algo me ha sido útil: olvidé su rostro. Incluso a veces dudo que llegara a amar y ser amado.
A partir de ahora, soy Super Triste.
Podría poner la S de Solo. O bien: STST (Super Tremendamente Solo y Triste). Lo dejaré en ST, no quiero pasarme la vida bordando.
Duele.
Quisiera simplemente dejar de ser fuerte y llorar. Llorar por todos esos abrazos muertos y los efímeros espejismos de manos entrelazadas. Manos y abrazos muertos que llueven por todas partes. Quisiera no ser fuerte para evitar la verdad.
Pobres amantes... No sirven para nada sus abrazos, no llegan. Tienen menos vida que las mariposas. No cruzan ríos, mares, ni montañas.
Mueren a sus pies.
Que nadie lo sepa, que sigan engañados. O se tornarán super tristes.
No más muertes por favor.
Super Triste...
¿Y si mi fuerza radica en el cerebro? Pues esa misma monstruosa jeringuilla se podría insertar a través del iris de mi ojo, el que lleve directamente a esa excrecencia callosa que me da esta inusitada fuerza. Que la traten como un tumor maligno.
Que tiren del émbolo y absorban fuerza, ya sé que la tristeza es ya inoperable, me conformo. Pero por favor, que me quiten esta puta fortaleza que me impide llorar. Que impide que me retuerza ante los miles de besos muertos. A veces les gritaría a los amantes que no hagan eso, que no sirve de nada el amor que lanzan; se muere. Como si se cansara de agitar sus alas a los pocos segundos. Cae muerto el amor en la distancia. Como un colibrí que nació débil y cansado.
Pobres...
A mí no me preocupa, jamás tendré ese problema. No me quiere nadie. Ni mi padre está aquí para engañarme diciendo que todo está bien. Que sólo es un mal momento, que a todos nos pasa.
Necesito debilidad para desfallecer y así descansar con mi cabeza en su vientre.
Y no hay vientre sobre el que pueda llorar, ¿lo hubo algún día?
A veces me siento como un niño triste que no sabe porque tiene ganas de llorar.
No pediré anestesia y firmaré un documento exonerando de responsabilidad al médico por la destrucción del iris cuando la aguja lo reviente.
Prefiero ser tuerto que fuerte.
Triste... No podré extirparme jamás la tristeza, a menos que me arranquen el cerebro entero.
Es una buena idea, por que cuando no amas ni eres amado, la vida se hace ¿invivible? Estoy muerto como un beso en la distancia, quemado como un papel lleno de juramentos de amor que alguien quemó una noche para que sus cenizas volaran.
Y se quedaron en el fondo del mar.
Así mismo, descargaré de responsabilidad al galeno o sanitario en caso de muerte cerebral.
Prefiero la imbecilidad de un coma, a la fuerza de las lágrimas presionando sin encontrar salida.
Soy lo que cualquier médico sueña: un paciente perfecto que nunca levantará denuncias ni quejas.
No puedo seguir siendo super fuerte por más tiempo. Ahora he mutado a triste y creo a veces que la vida se me escapa por los poros de la piel y me arrugo como un globo pinchado.
Debería haber un momento en el que el cuerpo y el pensamiento se saturen de amor y deseo y se desconecte la poderosa función Desesperación.
Quiero morir de amor, no agonizar toda la vida.
Parece que he nacido para ser desamado.
Padre: tu mano por favor. No hay una mujer que me diga que todo está bien. A veces pienso que es una suerte que estés muerto. Si tuviera un hijo, no me gustaría que fuera super triste. Le descerrajaría un tiro en la cabeza para que dejara de sufrir.
Cabe la posibilidad de que cuando pierda mi super fuerza, encuentre a mi amada. Y sea un pobre tuerto.
Da igual, la amaría toda la vida, tuerto, sin corazón, sin un huevo...
Joder... Tengo todo lo bueno para ser amado.
A veces me río aunque sea cruel.
Estoy acostumbrado al dolor.
Porque lo que está claro, lo que sabe hasta el gato del idiota de mi vecino, es que la voy a amar toda la vida. Casi ciego, sin corazón o con los sesos hechos papilla.
¡Oh, doctor carnicero! ¿Y si me clava la aguja en la nuca y hacia arriba? Hasta que toque hueso. Yo apoyo la cabeza entre las piernas de mi bella. Ella es la única capaz de conjurar el dolor, mi dolor por ella. No es que sea mala, es que la amo tanto que duele. Sus preciosas manos sujetarán mi cabeza y con esos hermosos y húmedos ojos me tranquilizará chistando suavemente: ¡Shhhh... No pasa nada mi amor!
Y yo callaré.
Puede que no pueda evitar hundir mi nariz en su coño para aspirar los alucinógenos fluidos que manan de él. Es normal este punto de lujuria dada mi fortaleza física.
No se me puede tachar de obsceno por ese lógico y comprensible acto.
¿Estoy loco, verdad? No tengo bella, son paranoicas alucinaciones.
No llore doctor, estoy acostumbrado.
Soy un enfermo aquejado de hiper fuerza. Soy algo de lo que sentir lástima cuando se me ve debatir en el suelo aquejado de un dolor, sujetando el vientre con una profunda sensación de falta.
Si yo viera a alguien hacer eso, pensaría que sufre próximo a morir.
Tendría piedad y le pegaría también como a mi hijo, un tiro en la cabeza.
Lo mínimo que pueden hacer es clavarme esa jeringuilla y tirar del émbolo para arrancarme al menos el sesenta por ciento de mi fuerza.
Hasta Superman tiene kriptonita para descansar.
Tiene a Super Woman.
Yo ni eso. Lo mío es infinitamente peor. No existe una bella que con su amor inhumano alimente mis músculos y mi ánimo.
Ojalá supiera que un día me amaron. La vida sería más vivible.
¡Oh, doctor Frankenstein! Ayúdeme se lo ruego. No soy su creación; pero realizó un juramento hipocrático. Apelo a su compromiso por aliviar el dolor, para preservar la vida humana. Extírpeme la fuerza antes de que me convierta en algo parecido a los besos de los amantes.
En algo muerto a mis propios pies.
No hay cabinas telefónicas para llorar, ni para cambiarme de ropa y escapar de mi propia tristeza dejándola en el suelo como una muda de piel.
Una vez fui amado, estoy seguro...
No hice nada malo, sólo que el otro era mejor.
Es triste perder.
Doctor, clávela ya por favor.
Tire del émbolo.
O déjelo, yo me pego un super tiro, está todo mal.



Iconoclasta

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