Powered By Blogger

13 de septiembre de 2008

Golosina

Golosinas, caramelos, dulces y el humo de un cigarro. Ojalá fueran sólo ideas culinarias, postres y tabaco nada más. Algo intrascendente.
Pero no es posible que ahora pueda saborear un dulce sin sentir una profunda sensación de falta. Ni es el dulce que quiero ni el lugar donde se deshace en mi boca reseca.
Seré realista: este bombón no tiene el tacto ni la tersura de tu piel.
No sonríe como tú.
Dan ganas de soltar unas lágrimas de frustración y pena.
Masturbarme con los dedos manchados de chocolate; sólo por esto puedo resultar a veces dulce yo también.
Eres tú mi golosina, es tan fácil afirmarlo como difícil contener esta creciente ansia que todo lo dulce me provoca.
Maldito el día en el que adiviné que eras dulce. A partir de ese momento cualquier golosina eres tú.
Qué putada amarte. Se acabó la tranquilidad, se acabó mi pensamiento egoísta y práctico. Ahora existo para saborearte, paladearte, chuparte...
¿Sabes que los caramelos tienen propiedades vaso-dilatadoras? Es algo que he descubierto recientemente.
Contigo.
Chupo un caramelo y tengo una erección y pienso en ti.
Es mentira, no es el orden real de los síntomas de la patología.
Chupo un caramelo, pienso en ti y me crece, se expande.
Pienso en ti y chupo un caramelo.
Chupo caramelos porque te amo.
Dulces ensayos clínicos a los que me someto con tu dulzura, con solo evocarte.
¿La perdida de la madurez es un efecto secundario de la pasión por lo dulce? ¿Se puede perder el peso de la vida por sólo un dulce?
Un caramelo... Sólo...
A pesar de todo el tiempo vivido.
Es vergonzoso desear con avidez. Incontinencia de sinceridad...
El misterio de nuestro ser nos hace interesantes a ojos de otro.
Y amar así es perder todo asomo de exclusividad; sentirse mediocre y desnudo ante tu dulce sonrisa.
Ante tus ojos de menta.
Tus labios de fresa.
Tus pechos de gominola.
Ositos de goma...
Eres una chuche, mi caramelo. Preciosa.
Y yo un niño con barba, un poco amargo.


Iconoclasta

No hay comentarios: