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20 de julio de 2025

lp--El narcótico amor--ic


A veces es necesario escribir amor y evocarlo o inventarlo.

Un sortilegio para ahuyentar la desilusión y la mediocridad que me asfixia y me baña con una luz negra que viaja en línea recta y todas las direcciones.

Otra propiedad y constante universal de la miseria humana.

Deseo tener a quien amar, aunque sea tarde. Aunque me arrepienta en los siguientes segundos.

Es un momento, breve, para desfallecer. Lo juro. No soy un idiota iluso.

Crear el tanque de aislamiento perfecto y aislarme con ella, entre ella, sobre ella, dentro de ella…

Una burbuja de deseo y pasión que excluya el cochino universo y la basura que contiene.

Aislado de mí mismo y mi grisentería que me cubre la piel toda como un petróleo y maldigo a mi puta madre.

A mi padre cabrón.

Aun estando muertos.

Aun amándolos.

Quiero volver a ella.

Y en un ejercicio de imaginación gigantesco, llorando; porque los hombres no lloran.

Gemir con el rostro hundido entre sus muslos como un niño que ha estado perdido y no ha podido sacudirse el miedo.

Y que se corra con mis jadeos de desesperación y melancolía que endurecen mi rabo porque soy dos veces bestia.

Que mi rostro triste y trémulo la llene de placer y mis lágrimas se diluyan en su humedad.

Lavar mi tristeza en su coño, alcanzar por él su alma luminosa, blanca como un ángel destructor de la oscuridad.

Quiero gemir con sus dedos aferrados entre mi pelo para soportar las embestidas de placer de mis labios que escupen la pena en los suyos, los de su coño dios.

Soltar llanto escupiendo mi leche entre sus espasmos, en sus jadeos de una incomparable belleza obscena. 

Porque ella es la voluptuosidad que no cesa.

Como un mar.

Como su mar.

Que mi semen se enfríe untando nuestras pieles y muera toda posibilidad de nacimiento en un mundo mierda.

Que muera como el pez que boquea en la arena de la playa buscando un aire que respirar.

Y ya…

El amor no es una panacea, no cura nada, no arregla nada. Sólo es narcosis, una alucinación que pone la polla dura y hace que valga la pena ver, tocar, sentir y respirar este universo mezquino por ella, por soñarla, tenerla, amarla, amarla, amarla… Inventarla como quien crea un dios con dos palos cruzados, con una luna estéril, con una estrella muerta.

Con ella hasta la muerte.

Con ella hasta que mi llanto melancólico cese y emerger a la negra luz real sin asco, sin miedo a que se me pudra el alma.

Una relámpago de amor para restañar mi cultivado cinismo de supervivencia y sentir su piel aún en mis labios.



 

Iconoclasta

13 de julio de 2023

lp--Arrebato de narcosis romántica--ic


Tengo una sobredosis de ansiedad de ti.

Me he chutado en vena tus palabras y sonrisas, tus sueños y amaneceres injustos.

Y mi piel destila gotas de tu alma.

Te juro que no es sudor, porque siento el cuerpo helado por dentro.

Estoy absolutamente colgado de ti.

No distingo si en mi cabeza riges tú o yo.

He esnifado recuerdos contigo e incluso he dudado de que los sueños lo fueran.

He despertado sentado en una roca a la orilla del río.

La lluvia de pelusas de los sauces, como seres celestiales ingrávidos y volátiles sobre el cauce, dibujaban tu rostro en el aire.

Irremediablemente me arrastraban a ti.

He sorbido una gota de sangre que descendía por la nariz y me he lavado el rostro con el agua fresca de tu líquida mirada.

He imaginado el planeta desde el espacio, sus distancias e inconsecuencias.

Y un repentino latigazo de solitud me ha provocado la necesidad de escapar contigo de nuevo. Escapar de la dimensión real…

Pero no me quedaba más morfina de amor.

Por el pliegue del codo una pequeña boca pide más de ti y llora una gota de sangre con hambre.

Las venas se rasgan con el ánimo.

No sé, es difícil amar y comprender.

Arrastrando mi mono de ti he caminado con un saco de tristezas que solo debe abrirse en la oscuridad y su aislamiento. En la habitación del llanto de mi hogar.

Volveré a encerrarme en mi laboratorio de amor ilegal y quemaré más palabras tuyas escritas en papeles rasgados como mi pensamiento. Y sublimaré las cenizas con lágrimas.

Destilaré la materia oscura y la esencia será de mil partes de ti por una de mí.

Las sobredosis de ti no matan; es imposible que pueda causar un daño el exceso de ti. Principalmente se debe a que no hay exceso, soy insaciable.

No importa lo que se espese mi sangre con tus palabras procesadas en mi alambique de la desesperación.

No importan las cenizas tantas veces esnifadas, adheridas en los pulmones y las impurezas que pudiera haber por mi torpeza en la elaboración.

Aunque dudo que sea una ventaja no morir por narcosis de tu amor.

Estaría bien morir suave y plácidamente. Es una dura prueba de entereza salir de la psicodelia de amarte en un momento y lugar sin ti.

Lo que no haga tu amor, el tiempo lo hará. Sin embargo, hay tanto tiempo que el desgaste es eterno como el infierno.

He alucinado en algunos viajes que esos seres que flotan sobre el río y lentamente caen en el agua, como si no quisieran, son capaces de arrastrarme río abajo y llevarme al mar cuyas todas aguas conducen a ti.

No tengo necesidad alguna de despertar, no me preocupa. La ingravidez de la inexistencia es ese descanso que buscan los alquimistas yonquis del amor, cuando se colocan con sus propias drogas.

A veces, cuando la vida duele mucho, tengo un mal viaje al meterme un jaco de tu alma y ocurren cosas horribles; la ventaja es que al despertar no hay esa tristeza que incinera la ilusión de los sueños. Sin embargo, he perdido el tiempo.

La tristeza, más hermosa que cualquier alegría, llega cuando te disipas entre las volátiles pelusas que, arrastradas por suspiros y trinos nievan blanca y cálidamente sobre el cauce del río.

Y Linda Ronstadt cierra hermosa y sensualmente su Blue Bayou…



Iconoclasta