Acercarse tanto al agotamiento le quita dramatismo a la muerte.
Amarte tanto hace la muerte insoportable.
Ante estas dos variables, alguien podría con candidez, achacar a la muerte un carácter voluble o relativo.
Es un error de cobardía pretender dar imagen y criterio a la muerte.
La muerte es absoluta, se define con claridad y no se presta a ambigüedades en cualquier espacio o tiempo.
Son los humanos los volubles, relativos, cambiantes, escritores...
Solo pretendía, cielo, decirte que mi amor es como la muerte: inalterable, definitivo.
Sé que no es agradable la conclusión ni el planteamiento; pero quiero ser absoluto expresándome. Soy inamovible amándote, ría o muera.
Tampoco pretendo llamar tu atención, es que cuando me siento absolutamente dolorido y cansado, eres mi reposo.
Mi isla en este mundo árido y tormentoso en dolores y sudores.
No te amo por cobardía o por interés.
Te amo y punto.
Iconoclasta
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