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20 de mayo de 2022

Ensayo de la antipatía

La antipatía es el medio que usan los envidiosos y frustrados para imponer distancia o alejar a otro más inteligente. En el caso de evitar a un timador o ladrón a mano armada, no se usa la antipatía, solo la violencia.

También le sirve al rico para mantener la distancia física al pobre si no tiene nada que robarle o exprimirle.

Siempre ha sido así. Se trata de una degeneración ganadera y endogámica desarrollada en las granjas humanas o ciudades, de su atávico instinto de territorialidad.

Y ha degenerado pero bien; porque ahora el más fuerte es el que más dinero tiene. Si no se cumple esta regla, para ello se inventó el delito de asesinato: cuando ya cansado le pegas una buena paliza y matas al “más fuerte” o rico.

Este invento del delito de asesinato es la forma de preservar a los más ricos de los que realmente son fuertes; que es en verdad la eterna lucha que existe en las granjas humanas o ciudades: la riqueza y su abuso contra la fuerza bruta de los pobres.

Valga decir que cuando el rico se da cuenta de que físicamente no es el “más fuerte”, sufre un agudo ataque de simpatía hacia el pobre.

Hay que joderse con lo mucho que se ha podrido la especie humana. No hay nada que se salve de ella. Por ello está en pleno proceso de auto extinción.

Penalmente, según la ley de los ricos o poderosos (la única que existe), si le das una hostia (en caso de tener tan buena oportunidad de cercanía), una buena bofetada a cualquier presidente de mierda de cualquier nación elegida al azar; te condenarán a una pena equivalente al asesinato de treinta personas no ricas o no poderosas. Y sin indulto posible, ya que los indultos son solo para los ricos, para los poderosos o como liturgia sectaria de los estados para demostrar que son magnánimos con algún pobre hijoputa que han encontrado en una mazmorra.

O sea, cada rico o poderoso supera con creces el valor de treinta personas. Esta treintena es un valor simbólico, porque el estado cree que es mucho más y no quiere angustiar demasiado a sus porcinas reses humanas con cuantías reales.

Ello explica también porque la justicia de los ricos ha dosificado coronavirus a la población: necesitaban tenerlos encarcelados y bajo control veterinario. Y por otra parte, como les han quitado comida y sustento vital, los tienen que engordar con anabolizantes (vacunas en jerga fascista) para que sigan produciendo lo que deben (excrementos y orina para abono, o bien trabajo en empresas) para la satisfacción, riqueza y engorde de esos ricos y poderosos, como Bill Gates, entre algunos pocos multimillonarios, o cualquier otro porcino jefe de estado y su cártel de delincuentes.

Los Uriah Heep, especie de ponzoñosa envidia enmascarada de adulación y falsa humildad, transmiten una rápida antipatía; con solo mirarlos se te erizan los vellos del coño si tuvieras. Siempre han estado de actualidad, y ahora, con las redes sociales fotografían sin pudor la miseria de su alma para dar más difusión a su cerdez. A algunos se les conoce también como influencers.

Cuando te adulan para que los adules, te hacen un anal dolorosísimo. No suelen ser muy poderosos para el estado; por lo cual pegarles una buena paliza sale barato.



Iconoclasta