Siempre están maquinando cómo joder. Al estado no le importa si es de noche o de día, tiene hienas diurnas y nocturnas para garantizar que la libertad no se escape.
Para hacer mierda la ética y la razón.
Hienas fieras que han invadido con su fiero y voraz poder los medios de comunicación, las humanidades y la enseñanza.
Han pervertido el lenguaje para adaptarlo a sus parafilias de endogámicas generaciones en la política, el poder y la economía.
Lo del género binario es una mierda, un asunto de un fascismo de ideología cancerígena contra el individuo y su biología.
Existen dos sexos: macho y hembra. Las deformidades de nacimiento es algo que compete al deforme o paciente y a los médicos.
Cualquier otra consideración o desviación sexual respecto al coito macho-hembra es una cuestión de libertad, gusto o problema mental de cada cual.
Enturbian el entendimiento de las cosas más evidentes de la vida, como el sexo reconocible por la infancia sin necesidad de enseñanza alguna; ensucian lo obvio con inventos o sofismas ideológicos que buscan el poder y el dominio del pueblo con la invasión de su intimidad, con prótesis lingüísticas torpemente encajadas. Han implantado un nuevo y mezquino oscurantismo.
El oscurantismo es una práctica tan vieja como el primer pacto social por el que un ser humano cobarde e incapaz pagó a otro para ser protegido y administrado. Un origen manifiestamente mafioso el de reyes, presidentes y ministros.
Un oscurantismo que sirve para robar más dinero a las clases bajas creando miles de oficinas y funcionarios para complicar identificar quién es mujer y quién es hombre.
La conducta sexual solo compete para el follar o el romance.
No se debe emponzoñar la biología de la especie humana haciendo carrera universitaria de lo natural e instintivo para justificar la actividad sexual que cada cual desee. Es la mayor y obscena maniobra de un fascismo psicópata.
El gobernante debe velar por la libertad de cada cual, sea cual sea su sexo y actividad sexual, cosa íntima y que a nadie le importa.
Los que se sientan de género binario, que corran a un psiquiatra antes de que el cerebro se les salga deshecho por la nariz. Es lo que le ocurre a los muñequitos “repítolo todo” (lo que le dicta su amo fascista estafador).
Y por favor, a los del gallinero que no se enteran si son binarios, no binarios o cagarros en conserva; que acudan a un colegio no fascista (si los hubiera) para que les enseñen de nuevo que órganos genitales tienen y por tanto a que sexo pertenecen.
Cualquier paleto analfabeto iluminado les vende la moto a estos pringados binarios/no binarios con un tuit o un meme mierdoso.
O una noticia de la prensa puta del fascismo homosexual.
No estaría de más recordar que el marica es un macho, la tortillera una hembra y lo bisexual, es homosexualidad simplemente. Los gustos sexuales o parafilias que se puedan disfrutar o mortificarse son datos intrascendentes, exclusivos para la intimidad de cada cual y que no afectan al vecino.
Es banal saber quien folla con quien, salvo que se coloque una pegatina en la frente para pregonar y alardear de ser carne o pescado.
Si me hablan de lo binario pienso en las odiosas matemáticas con las que mis franquistas profesores me jodían la infancia.
Soy macho reproductor territorial y por lo tanto, violento si alguien mea en mi territorio. Soy un hombre. Y nadie me ha enseñado semejante cosa.
Son cosas que aprende uno solito, lelos.
Con lo binario se pueden hacer un supositorio; porque sinceramente, me importa lo mismo que el rabo sucio de la vaca que pasta a unos metros de aquí, si alguien se viste de mona para follar más o mejor.
Que no ensucien más la claridad de la biología humana y su reproducción, es lo más sencillo e instintivo de la vida. Y quien sea marica o tortillera, que se lo pase en grande o como pueda; bien por ellos.
Ocurre que, en un estado totalitario homosexual como el español, sus jerarcas aspiran a que sus parias (habitantes) sean también maricas y tortilleras.
Lo ensucian, opacan y enturbian todo para convertir a la masa humana en un rebaño mugiente e ignorante sin capacidad de decisión, que no sienta necesidad de libertad sino de dependencia (en cualquier aspecto de su mediocre existencia) del estado mierdoso e hijoputa.
A propósito de ello, considero que mi polla es pequeña y me deprime: ¿para cuándo la subvención para aumentar su tamaño? Del cojón que me cuelga más que el otro, ya hablaremos cuando tenga una buena polla, lo primero es lo primero.
Y el jerarca fascista homosexual entre tiro y tiro de farlopa, sigue inventando palabras para categorizar lo que no importa. Es más divertido que trabajar de verdad, y da más dinero ¿eh, trileros?
Iconoclasta
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