Iconoclasta, provocación y otras utilidades para escapar del negro abismo del agobio.
26 de septiembre de 2010
Puto
Soy puto profesional. Con soberbia me acaricio ansioso y carnal ante las mujeres, provoco que sus nervios se conviertan en larvas inquietas de placer que se remueven bajo sus sugerentes dermis. Hasta que el deseo de follarme las lleva al paroxismo y sus vaginas se derraman dejando un rastro brillante en sus muslos.
Es mi trabajo y mi vida. Mi fuente de riqueza y mi reino de corrupción.
He nacido para joder, para corromper el pensamiento y la moral. Para enfermar los cuerpos con mi ácido semen y propagar una epidemia de obscenidad.
Mis lágrimas son orina, duchas doradas para las que mejor me pagan.
Soy puto y envidioso, jodería lo más sagrado; porque lo sagrado es adocenamiento y castración de la imaginación. Es un acato sin placer, esposas en piernas cerradas, cemento en los pezones. Eso es lo sagrado. Es baba envidiosa en los hábitos, uniformes, togas y trajes de los que os rigen y juzgan.
Penetro y rasgo lo establecido, lo asentado.
Rasgo vuestros anos y os corréis con una mueca de dolor con vuestra sangre en mi pene palpitante.
Soy puto por rabia. Por un desdén que no sé de dónde nace; pero hace de mi rabo un báculo real de proporciones dantescas.
Soy musculoso, de mirada tierna a pesar de mis muchos años.
De sonrisa franca.
Pero ahí se acabó todo asomo de amabilidad y tal vez de humanidad.
No tengo amigos, sólo conocidos, a lo sumo, viejos conocidos.
Tengo una polla eficaz y potente. Y una lengua que se arrastra pesada depurando la piel de todo tipo de cosas enganchadas. Que arranca costras de monotonía, pieles muertas de tristezas al alba.
Soy un prostituto de lujo.
Y un tratante de cuerpos y almas de mujer.
Bajo mi afabilidad hay un glande palpitando sin escrúpulos, como una bestia impía que espera el momento para desgarrar hasta el útero de la mismísima virgen. He follado putas que se han dolido de mi pene invasivo a pesar de sus chochos ya herniados y lacios de tanto follar. Y se han enamorado y me han pedido con sus voces infectadas de sífilis que las folle, quieren sentirse reventadas.
Pobres putas locas... No tienen dinero, y el alma la perdieron en los penes mamados de borrachos e idiotas.
Lo sabéis, mujeres, algo os dice que bajo mi sonrisa amable, hay una obscenidad que da forma a un músculo cavernoso.
Me huelen mucho los genitales, tengo unas glándulas especialmente desarrolladas para transmitiros mi sexualidad desatada.
Nací para lo que soy. Soy lo que nací.
No ha habido nadie en este cochino universo con una naturaleza más clara y definida. Mi taxonomía de grupo morirá conmigo, porque no quiero que ni un solo gen mío se perpetúe. No soy reproductor.
No quiero descendientes, quiero dejar mi huella en el mundo, única e irrepetible.
Cuando muera, vosotras y vuestras hijas, desearéis que resucite, porque ni uno solo de mis descendientes podría emularme.
Sólo follo y os hago mías. Con vuestro permiso primero, previo pago que arruinará vuestra economía y vuestro entorno. Luego no tendréis voluntad más que para ser tomadas y me daréis el alma como lo único valioso que os queda.
Y seréis irremediablemente mías.
Entre un mar de idiotas, os llamaré putas.
Querrán follaros como yo, y gemiréis buscando placer desesperadas, esperando que otro os lo pueda dar, como yo. Y eso no existe, no nacerá otro igual.
Vuestra carne será mía.
Mantendré vuestro clítoris descubierto, ávido entre mis dedos que lo mantienen tenso, esperando la caricia, la lengua. Esperaréis la eternidad entera derramando vuestra agua y cuando mi lengua os lo empuje y lo maltrate, gemiréis desesperadas. Y así un día, y otro, y otro, y otro. Os mantendré suspendidas en el infierno del placer para llegar a un paraíso en una rampa vertiginosa, breve y explosiva. Y agradeceréis besando mi majestuoso glande los breves segundos de placer tras una espera de horas.
Y pagaréis, y os arruinaré a vosotras y los que os rodean.
Soy irracional penetrando. Mi penetración está basada sólo en el deseo baboso y furibundo de mi ira hacia lo establecido. A través de vuestra vagina lo jodo todo.
Soy el mejor pagado de los putos. Mis mamadas cuestan vuestra vergüenza y lo que creíais ser. Lo que un día fuisteis y os hacía tristes. Porque si vinisteis a mí, vuestra vida era un pudding de aburrimiento y frustraciones.
Vuestros machos no os saben follar, no saben hacer que vuestros cuerpos se tensen como la cuerda en el cuello del ahorcado.
Mi semen es frío como el que gotea del condenado, el mismo semen que escupe es con el que bautizo vuestro rostro contraído de placer.
La humildad es mi esputo mezclado con mi esperma para que sepa más dulce en vuestros labios. Tengo cuatrocientas cuarenta y tres almas de mujer en mi caja fuerte. En mi piso de diseño dispongo de un potro de piel marrón, cuerdas de seda en una cama cubierta de negro satén. Tengo vibradores enormes para que los uséis para excitarme, y os correréis admirando como mi pene se hace enorme ante vosotras, como el glande gotea intenso una baba olorosa. Me meteréis diez billetes en los testículos y eyacularé en vuestros dedos.
Tengo una habitación con cientos de espejos que os reflejan mil veces, en una caleidoscópica, interminable y obscena lujuria. Enfermiza para algunos. Exquisita para nosotros.
Mi lengua ha registrado y analizado cada uno de esos cuatrocientos y pico de coños.
Nací puto y jodo y os cobro hasta vuestro pensamiento. Mi enorme rabo es sonda y trépano.
Trépano en vuestro pensamiento.
Sonda en vuestro coño, termómetro en vuestra boca.
Tengo en mi piel cientos de cicatrices de vuestros deseos frustrados, de ansias violentas. De uñas que se aferran a un placer rasgando.
Pagáis por ello, nada que reprochar.
Tengo en esa caja fuerte, las lágrimas que habéis vertido ante mis putas verdades, ante mis eyaculaciones que os invaden por dentro como una ola imparable.
Soy el prostituto bien pagado de vuestro cuerpo y vuestra mente.
Y os digo con mi lengua en vuestro coño. Que también sois putas.
Por cada orgasmo os cobraré meses de libertad.
Vuestra esclavitud es mi precio. Vuestra ruina mi fin.
Arruinaré vuestro día a día, destrozaré lo que amáis, asolaré lo que creíais amar. Y a medida que dilate vuestras vaginas y os extirpe hábitos y escrúpulos desde vuestro útero perverso, dejaréis de ser madres y sirvientas.
Aniquilaré a los que un día os convirtieron en piel fría y deseos ardiendo. Los que consiguieron cerrar el fuego dentro de vosotras mismas y sabían que os abrasabais con la carne gélida. Vuestros coños envenenarán su organismo.
Les contagiaréis mil podredumbres, sus rabos caerán leprosos al suelo.
Los hijos llorarán sin entender y vosotras, zorras mías, los miraréis con media sonrisa sarcástica y media de pena.
Os haré putas a mi imagen y semejanza.
Desearéis no haber tenido hijo ni maridos, porque aquellas que paguéis mis servicios, seréis mías. Os pondré en la calle para mí, para que vendáis vuestros cuerpos y me traigáis más almas. Quiero ser el dueño absoluto de la voluntad de hombres y mujeres.
Quiero que asistáis extasiados a mi Gran Eyaculación con la que os bautizaré en un nuevo orden de la tiranía del hedonismo.
Y crearemos el más fastuoso burdel del planeta.
Ego os follo.
Pagad, putas, pagad...
Iconoclasta
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