La tristeza es trascendencia pura.
Lo único que asienta con rotundidad tu identidad e importancia.
El máximo exponente del individualismo como lucha contra el cáncer de la colectividad insectil y vacía.
La tristeza es tan íntima y profunda que ni siquiera el amor la puede rasgar. Te arranca de esta mierda de mundo y te deja en el vacío con tu sola respiración.
Añoro la tristeza que me hace superior al resto de animales humanos.
El más importante sentimiento de íntimo y secreto egoísmo.
Me gusta de la tristeza su poder para anestesiar el cuerpo y sus dolores. No duele la carne, ni la piel, ni los huesos…
Y está bien así.
La tristeza es inmune a los consuelos, se rompen en pedazos al topar con ella.
Es una magnífica coraza.
Y está bien así también.
La tristeza te desgaja del cuerpo, podrías estar muerto y no saberlo.
Es un fascinante misterio.
Caminas solo entre millones de seres humanos, te hace invisible y perfecto. No los ves y ellos tampoco a mí.
La tristeza trágicamente te hace irrepetible y nada ni nadie vale más que tú.
Qué importa quién viva o muera, tú ya tienes tu tristeza.
Deberían fabricar tristeza sintética para esnifarla cuando sientes que ya no eres más que una bestia de engorde.
Iconoclasta