Las obras de arte, de literatura, fotografía y
cine están ejecutadas, pensadas, difundidas y premiadas por la chusma y para la
chusma. Al fin y al cabo, los gobernantes, los empresarios y los grandes e
ilustres proceres, no son más que un reflejo con suerte de esta mierda de
sociedad miedosa, hipócrita y falsa.
Solo
así se entiende que muchas obras completamente idiotas y sin asomo alguno de
creatividad se premien y se difundan.
Ser
premiado puede ser un serio insulto o una descalificación de nuestra
inteligencia por poco que uno recapacite.
Porque
los que juzgan, premian o condenan, son gentecilla vulgar con demasiada suerte
y poca inteligencia. Más de lo mismo.
Y la cosa se eterniza y seguimos viendo y
leyendo idioteces y banalidades a niveles de Nobel y Pulitzer. Y peor resulta
ya a niveles estatales o privados.Iconoclasta