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12 de marzo de 2021

Poseído de amor


A veces ocurre que me olvido de respirar porque interpreto como sería besarte en ese mismo instante en el que me apremia la necesidad de ti.

Dichosas apneas de amor…

Por ello me da no sé qué imaginar que te follo; el corazón es cosa seria, no puedo ponerlo a prueba tan osadamente.

Y aun así, tengo la sensación de inminente fatalidad porque será inevitable que un día me deje llevar por esa ilusión.

Pensarás que exagero; pero a mi médico se le ha escapado un grito cuando ha reventado el manguito del tensiómetro en mi bíceps..

Le he dicho que no se preocupe, que es solo cuestión de amor, pensaba en mi novia.

Y de repente ha gritado “hostia puta” porque manaba sangre de una de mis orejas.

No podía parar de reír al ver su expresión, cielo.

Y por eso se me ha escapado un vómito.

Se lo han llevado de la consulta por el ataque de nervios que ha sufrido. Ya sabes son tiempos del puto coronavirus y los médicos no se eligen por ser valientes, es cosa de que ofrezcan la titularidad adecuada y tener un buen padrino si quieren acceder a trabajar para el gobierno.

Bueno, pues antes de ponerme la camisa para salir de la vacía consulta, me he tomado la temperatura por si tuviera algo de fiebre; al pensar en tus cuatro labios he fundido la pantallita digital.

Como olía a quemado, ha llegado una enfermera a la consulta y me ha dicho que o me iba por las buenas, o llamaban a un exorcista.

Y tal vez sea ese el problema: que me has poseído, mi bella diablesa.

En otro momento ya te contaré de lo mucho que me crecen las uñas en las noches de luna llena (sobre todo las de los pies, que me hacen sentir como una iguana), cuando imagino tu piel desnuda bajo su luz, concretamente tus magníficos pezones.

Te dejo, que el teléfono empieza a humear.

“¡El poder de Cristo te obliga!” ¡Ja! Me encanta tenerte dentro de mí; pero espera y verás cuando yo te la meta, listilla… Besos, mi amor.





Iconoclasta