Nadie por quien luchar y por quien morir.
Sólo por tus hijos y amante.
Hay filos y balas...
La patria y su estado son berracos feroces aquejados de gula, alimentándose de tu libertad y sangre.
Que cada cual gane lo que ansía con su valor y esfuerzo si lo tuviera. Que nadie ayude al ambicioso que querrá siempre más y aplastará a quien sea para saciar su ambición, como el Estado asesina a sus ciudadanos.
El gran y penoso esfuerzo del manso y cobarde servil es siempre el mismo: Sufrir por alimentar y cebar a un cerdo (el Estado) que jamás probará.
Y por muchos padres que mueran, y los hijos también; en las cabezas de los tristes burros humanos no entra el entendimiento de esta máxima y hacen de su fe cobarde una religión, una virtud y un voto para continuar alimentando al puerco en un ciclo sin fin.
Iconoclasta
(Imagen IA de Copilot)