El caballo no está en un cercado, soy yo el que nací dentro.
Me observa desde fuera.
La alambrada la instalaron para mí y unos miles de millones más que no la perciben.
El tan cacareado “pecado original” es nacer en cautividad.
Puede parecer desolador; pero a todo se acostumbra o sensibiliza uno.
La libertad sólo se puede obtener viajando a un lejano planeta decente que puede que ni siquiera exista.
Así que no hay otra que habituarse a las alambradas y los hijos de puta que las tendieron y siguen tendiendo.
Me mira con indiferencia, tal vez con cierta compasión de ver a un animal incapaz de ser libre. Y debe concluir, como yo tras años de cautiverio, que visto uno vistos todos.
La especie humana cayó en manos de un timador y la libertad se fue a tomar por culo, incluso la del puto estado de mierda.
No sé a qué viene eso de la inteligencia de la especie humana.
Y mucho menos su valor.
Hay que escapar de La Tierra como sea, porque esta tristeza vital desarrolla tumores malignos que extingue a los humanos dentro de sus cercados.
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.