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2 de junio de 2023

lp--Amar plácidamente--ic


Quisiera amarte con serenidad, no escribiendo y describiendo con brutalidad la tristeza, lo mierda que me siento cuando te leo sin mirarte, cuando las palabras carecen de tu sonido. Cuando el aire no está ionizado de ti.

No mirarte, no oírte, no besarte, no joderte…

La serenidad ha desaparecido de la faz de la tierra.

Es normal que este colapso de amor conduzca a la duda: ¿Y si no me amas?

Observar tu lenguaje corporal y oír las palabras escritas moduladas por tus labios… Es lo necesario para verificar la concordancia de los gestos y la entonación de tus palabras con el amor. No es lógico enamorarse tan perdidamente sin esos datos.

Si no me amaras, qué ridículo…

Sin embargo, la otra lógica dice que me amas, porque no hay nadie al otro lado del universo amenazándote con un arma para que escribas las palabras de amor y deseo.

Nuestras intimidades no certificadas.

Si no me amaras, no tendría sentido este intercambio de sueños y deseos.

Cuando algo no está bien, cuando algo me falta no puedo pensar con objetividad y mucho menos con un eufórico optimismo. Solo me permito ser medidamente ingenuo.

Y así y todo, soy tu más demente número uno.

Durante el acto de leerte y unas horas después, son los momentos de más lucidez y serenidad en mí.

Y descanso de todo este estrés con las manos sucias de mi leche jadeando aún el placer que se me permite.

Cuando el semen se seca, vuelta al tormento…

Si te he de ser sincero, cuando leo tus sorprendentes y excitantes obscenidades, con las que indefectiblemente acabo corriéndome; no te amo. Es puro instinto animal, incluso siento ferocidad no solo por metértela, sino de ser tu amo. De sentirte de mi propiedad.

Todo está bien en ese momento primigenio, instintivo. Puramente animal.

Sin más complicaciones, por favor.

Sabes explotar y no es tu naturaleza reprimir tu sensualidad hasta hacer hervir mis cojones. Eres mi amada microondas.

Incluso ahora, concentrado en escribir todo lo que no te siento y no te tengo, no ceso de separar y cerrar la piernas intentando dar consuelo a un pene que duele al intentar expandirse en el pantalón con un glande mojado y resbaladizo.

Padezco la compulsiva ansiedad de irrigar tu monte de Venus y el coño con mi leche y luego desfallecer, escupir los últimos de deseos dentro de ti, con el movimiento peristáltico de tu vagina perfecta e impía extrayendo las últimas gotas de mi animalidad.

Esto no es una misa y tú eres la más mujer de todas las mujeres. Es un deseo violento y ancestral, no es posible describirlo con delicadas palabras. Es más, quiero herir tu sensibilidad, la de tu coño. Y que separes los muslos leyéndome.

A la diosa, lo que es de la diosa: la carne cruda de un celo húmedo y desatado.

O un beso robado en la paz de un amanecer aromatizado con el íntimo café.

Quisiera amarte con la serenidad de despertar junto a ti. Y hacer emerger tu conciencia dormida lamiéndote dulcemente entre los muslos.

¿Has visto? Se me derrama la ternura y el deseo en avalancha. Haces de mí el caos.

Vivir como yo es una monstruosidad, es desvivir. Pagar una condena por un delito no cometido.

Tu condenado te ama.


P.D.: Sé que no puedes sentirte como yo porque tú ya te tienes. Qué envidia…







Iconoclasta

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