Si digo que quiero atenazar tu coño con mi mano de dedos crispados, mordiéndome el labio con lujuria, no es pornografía. No es una banalidad.
No es sexo fácil.
No es pornografía.
Mis dedos invadiendo tu coño es la más primigenia posesión y deseo.
He tardado eones para encontrar a quien decírselo, para llegar a este momento de ansiedad apenas contenida.
No puedo ser más serio, no puedo ser más profundo cuando expreso mi deseo de joderte sin cuidado.
Soy demasiado primitivo para expresar sutilezas. Mi falta de inteligencia la compenso con un amor brutal.
Con una aparatosa y vanidosa violencia sexual.
Abofetearte las nalgas cuando te penetro apoyada en la mesa no es masoquismo, no es simple machismo.
Es que quiero dejar una huella en tu piel, necesito convencerme con el rabo bombeando dentro de ti, que eres mi sueño, que duraré en ti más allá del momento en que eyacule mi leche hirviendo.
No quiero dejar de ser a tu lado, quiero que quede en tu cuerpo algún rastro de mí.
Algo que justifique toda esta vida que te he estado buscando.
Eres el amor puro y brutal que me dobla, el que creía no posible.
Es lógica mi locura, mi miedo a no trascender en ti, dentro de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario