Ya estoy harto, día tras día están ahí, insistentes, coloniales, reptantes. Están revoloteando en agua estancada como libélulas, como mosquitos.
No los odio, me deprimen.La miseria grapada a la miseria, y pegada a la antipatía. Como el culo y la mierda.
Pululan en el agua como renacuajos cabezones.
Al viejo macho no lo he pillado, debería estar lamiendo los escalones de la escalera con la lengua o alguna cosa por el estilo. Ni lo sé ni me importa, que bastante desagradable es ver sólo a uno.
Y encima, dada la sequía, seguro que premian su miseria. La vida no es justa. A todos los tontos se les aparece la virgen.
Detestables vecinos...
Buen sexo.
Iconoclasta
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