Marchando con el rostro serio, cansado y con ganas de fatigarme aún más; mucha tensión acumulada. Las calaveras resecas crujen bajo mis botas y parece que se quejan: "Estamos muertos, no nos pises más". Y no les hago caso; deben padecer cefalea. Además, supongo que toda esa fragilidad se debe a que no han tomado suficiente calcio en los últimos 90 años.
Iconoclasta
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