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20 de abril de 2006

Otra vuelta de tuerca

Otra vuelta de tuerca y me muerdo los labios, cuesta un poco girar, acomodarse a un husillo sinfín.
Girar sin llegar a nada ni a nadie.
Vueltas de tuerca. Adelante y atrás.
Y tú a izquierda y derecha.
Es todo tan árido a veces, tan árido como desearte y no tenerte.
Creer es una vana esperanza; creer en ti es una alucinación que me hace levitar en un mundo de atmósfera plomiza.
Debería comerte a besos por toda esa ligereza; vuelos sin motor en torno a tus labios.
Y hundir mis dedos entre el vello de tu pubis, tirar de él con deseo. Sentir tu vientre contraerse y mi ansia desatada.
Arrancarte un gemido prolongado. Mi venganza por todo este amor que me encadena, que me inmoviliza y me ciega a ti misma.
Otra vuelta de tuerca es seguir caminando y esperar que seas tú la que aparezca en cualquier momento, en cualquier lugar.
Soñar… Eres tú, podrías ser tú la que camina allá lejos. No me acercaré, conservaré la esperanza de que seas tú. Porque si no lo fueras, me muero.
Podrían ser tus labios los que ahora mordiera con hambre atávica.
Poder transmitir toda esta desesperanza de no tenerte con un beso hambriento; no llorar, no insultarte por existir y ni siquiera coger tu mano.
Otra vuelta de tuerca y la cabeza me va a estallar, pienso y pienso y pienso…
Duele ser expulsado del paraíso y duele la certeza de que no volveré jamás.
Duelen los besos en el tiempo.
El paraíso… Besar tus pechos prohibidos hasta que tus manos aferren mi cabeza y desees que los aspire.
Y entre la suavidad de tus piernas mi pene arrastrándose, rozándote, buscándote con cada movimiento.
Otra vuelta de tuerca y te penetro. Penetro en tu coño y en tu mente. En tu amor lejano, desintegrando mi hambre de ti.
Fulminando toda esta sed.
Otra vuelta de tuerca, preciosa.
Otra vuelta de tuerca que me haga aterrizar en mi realidad de nuevo, que me cueste un llanto y el reconocimiento de que te deseo tanto que sería peligroso para ti. Que sería capaz de alojarte en este husillo sinfín, de arrancarte del paraíso y obligarte a girar conmigo.
No siempre reconoceré esto, no siempre podré ser sincero y reconocer que te raptaría para llevarte a ningún paraíso. Porque eres mi locura y mi paraíso es extraño y tal vez no lo merezcas. No sé que pasará cuando con otra vuelta de tuerca, me abrace tan fuerte a ti que los dioses sientan necesidad de poner freno a una pasión que ni ellos soñaron.
No les gusta que algo sea más fuerte que ellos.
Otra vuelta de tuerca, cuesta despedirse de ti.
Cuesta dios y ayuda dejar de dar vueltas a la tuerca loca que no llega a ningún sitio.
Sísifos del amor…


Iconoclasta

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