Para aquellos a los que su mujer se la ha
dejado de chupar porque hay sabores mejores, le da asco el vuestro o bien se ha
aburrido. O para los que son pobres y no tienen dinero para pagar una puta que
se la chupe, existe el yoga y sus asanas
y contorsiones.
Una vez que has logrado la mística elasticidad
que confiere la práctica del yoga, llega la prueba de fuego: ponte unas gafas
de policarbonato como protección contra salpicaduras y golpes e inténtalo (en
caso de que tengas suficiente flexibilidad y durante las primeras automamadas,
hay que tomar precauciones para evitar lesiones oculares, podrías hacerte daño
por una falta de precisión; de la boca al ojo hay una distancia cortísima
cuando practicas este asana).
Puede ser que no llegues y eso se debe a:
- La tienes muy pequeña.
- Tu entrenador ha sobrevalorado tu habilidad de
forma piadosa respecto a este asana autocomplaciente.
La solución más sencilla es que desarrolles el
pene, porque tu espalda ya no está para más contorsiones.
Mira bien tu correo electrónico, porque seguro
que tienes un "enlarge your penis" cada día en la bandeja de entrada.
Si es demasiado caro, que te la chupe tu
entrenador de yoga, que:
- O bien te ha sobrevalorado para que
continúes pagando tus clases.
- O bien no imaginaba que un pene pudiera ser
tan pequeño.
En ambos casos es responsable de tu
frustración y de un importante desembolso económico en unas clases que no han
servido para nada.
En caso de que lo hayas conseguido:
- Puede ser que te salga por la nariz el
esperma que has eyaculado. Debes seguir practicando una correcta respiración
para no ahogarte con tus propios miasmas.
- Puede ser que tu gato esté jugando con tus
huevos en el momento más inoportuno: usa
coquilla. En caso de que sea el perro el que te esté oliendo el culo con su
hocico fresco y húmedo: déjate hacer porque eso imprime más fuerza e intensidad
a la eyaculación.
- Si te encuentras practicando este asana en
el gimnasio, pide al entrenador que te meta un dedo en el ojete para que te
estimule la próstata, chillarás como un marrano de placer.
Y ya, cuando tengas más soltura y puedas usar
las manos coordinadamente, graba un video y cuélgalo en tu tuiter o feisbuc
para que tu imbecilidad se haga tan famosa como la de Justin Bieber o la del
presidente de cualquier país elegido al azar.
Son los buenos consejos de Iconoclasta.
No os rindáis jamás, calentorros míos.
Bueno sexo, buena mamada.
Iconoclasta