Y que sirva
de testimonio para cumplir la condena.
Que mis
letras sean mucho más fuertes que los golpes que lanzaron contra mí.
Que mis
frases condenen sus asquerosos pasados que me dejaron en la miseria para que
regresen a la nada: su mediocre origen.
Que cada
una de las sílabas rasgue sus genitales y sus escupitajos adoloridos manchen los
muros donde sus madres fueron empaladas el día que los concibieron.
Arrancaré
cada una de sus uñas por cada recuerdo que venga a mi mente, por los días que
me tuvieron entre sus manos y cuando la cuenta haga que me sobren recuerdos y les
falten uñas esperaré a que crezcan con la misma paciencia con la que esperaban
mi consuelo y así de nuevo atacar.
Los quiero
muertos.
Como
muertas están mis alegrías.
Quiero
verles llorar para que aprendan a vomitar dolor.
Sus dedos
mutilados querrán sostener sus globos oculares estallados y no tendrán fuerza
para el retorno de su gesto a la
normalidad.
Por haberse
tragado mis respiraciones a cuentagotas, por haberme hecho comer de su muerte
en vómitos hoy, a este par de sin vida los he vuelto a matar.
Aragggón
010720122040