Creer que todo saldrá bien es ingenuidad.
Creer en el Estado y sus dogmas de represión y tributación usurera y fraudulenta es irresponsabilidad.
Hay simples leyes físicas que explican sin la escatología fascista cívico-puritana de las pseudo democracias occidentales, tan propias de inicios del siglo XXI; por qué al escupir al Cielo/Estado en la cara te cae, aunque no siempre; es más muy pocas veces ocurre si eres astuto y dominas las más elementales normas lógicas del mundo que habitas.
Además de la gravedad, existe la meteorología (viento) y dinámica de fluidos (viscosidad) así como la telemetría (distancia y parábola del escupitajo). Si no eres demasiado lelo, no te caerá en la cara como predican las supercherías político-religiosas para los más desfavorecidos mentalmente.
Que a estas alturas de la civilización se le deba aclarar al votante tipo estas cosas, indica que tantísimas guerras que ha habido y hay, no han conseguido ni consiguen su objetivo de depurar o seleccionar los humanos más aptos de la especie humana.
Estamos abandonados.
La cruda realidad es que el Dios/Estado, se come todos los escupitajos mientras tengas un medio de vida monetario con el que te puedan extorsionar y robar.
Al final, el Dios/Estado carece de dignidad, y si consigue robarte, es ni más ni menos que una vieja y repugnante escupidera que nadie vacía.
Iconoclasta