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28 de septiembre de 2006

Reflexiones a cuenta de Operación Triunfo

El matrimonio es una puta mierda, si no fuera porque mi mujer lava la ropa, limpia, cocina, trabaja y se deja follar, me divorciaba ahora mismo.
Porque este toma y daca de concesiones que dicen que es el matrimonio, es una puta mierda.
Yo puedo ver tranquilamente mis películas en la televisión de pago, pero en cambio, durante la cena, mi mujer desea ver las noticias, está bien.


Y de paso le pega un vistazo al casting de OT (Operación Triunfo y maldito cáncer no les tengan que extirpar del cerebro). Esto no está bien, es puro sexo anal.
Si alguien se siente sodomizado con el constante llorar de muchos jóvenes, soy yo. Me revuelvo inquieto en la silla mientras fumo.

Si es que han de llorar porque no tienen vergüenza al presentarse a las pruebas de un reparto de un concurso basura. Todas cantan a la Withney Houston y todos saben rumbas horteras que en mi puta vida había sentido. Que asco.
Y encima van de sensibles y si no pasan la prueba lloran, si la pasan, lloran también. Lloran familias de gitanos y familias de subnormales que no son gitanos.
Los realizadores del programa saben bien lo que hacen; para la mayor parte de la gente, ver llorar a todos esos imbéciles jóvenes les remueve las entrañas y les agudiza el sentimiento paternal de mierda.

OT seguirá triunfando a pesar de las petardas versiones que cantan los becerros que participan en el serial.
La gente llora con estos idiotas del casting y se sienten aliviados de no vivir ese drama. Dicen: “Pobres críos” cuando los críos van dejando una estela en el aire de vellos púbicos ya rancios.
Y así siguen comprando con resignación mucha fruta para cenar en vez de tanta carne.
¿O os pensáis que tanta apertura de fruterías se debe a un deseo de comer sano? Todas esas fruterías se abren para los emigrantes y obreros que con sus jornales no tienen para merendar o comer carne toda la semana. Se compran un melocotón que es mucho más barato que un bocadillo de jamón y con él se pegan una opípara merienda que no se la salta un galgo y encima sana.
Es un buen momento para invertir en montar un negocio de fruta. En carnicerías o charcuterías, nada. Os moriríais de pena.

Si mi hijo llorara como un subnormal de esos que salen por la tele, lo repudiaría.
Es que se me ponen los pelos de punta.
Porque esos idiotas que esperan triunfar… ¿quién coño les ha dicho que van a tener la potra de que los realizadores los elijan para hacerlos millonarios? Es que los jóvenes se hacen más idiotas desde edad más temprana. Claro, que por eso las cabalgatas de reyes se llenan de carrozas de 20 y casi 30 años esperando coger una mierda de caramelos y sentir esa añoranza de la infancia.
Coño, ¿dónde está el hombre maduro? ¿la mujer con valor?

Se eterniza la estupidez de la adolescencia hasta los 30 años como si fuera algo bonito. Cuando es algo ridículo, roza la pornografía que un hombre o mujer con pelos en los genitales se comporte como un crío. Me da asco. Un hombre no debe parecerse a un niño por mucho que lo diga una mierda de gobierno, hay que tener más dignidad, so asquerosos.

Es lo que tiene el poder, elige el programa adecuado y con ese programa consigue bajar aún más el rango de madurez del sector obrero, que es obrero e idiota a estas alturas. He visto y conozco obreros que están pagando un piso por el precio de un palacio. Porque así se sienten mejor. Y encima dicen que son de clase media mientras se comen una pera con hambre atrasada.

Está todo tan calculado y se ve venir de miles de kilómetros lo que pretenden que siento vergüenza por los poderosos y su poco cerebro. ¿Cómo es posible que un imbécil pueda acaparar tanto poder y dinero? No hay que ser muy listo para saber que la élite que hasta ahora ha acaparado el dinero del mundo, intenta por todos los medios que no sobresalga ni un solo individuo más con el que repartir su riqueza.

Y la globalización es un forma de llamar a un falo de madera que intentan meternos por el culo.

Así, que como mi hijo ve el programa, no callo. Los critico, los insulto, los llamo maricones y subnormales. Tortilleras. Hijos de puta y todo lo que se me pasa por la mente.
Y así, combato con diligencia y entretenimiento el mensaje que pretenden insertar en el cerebro de mi hijo. Y da resultado, ahora mi hijo es tan mal educado y poco sensible como yo. A mi hijo que ni lo toquen esos hijos de puta. Si quieren fabricar imbéciles, que modelen mejor a los nietos del rey.
Tras una de estas sesiones tan desagradables, mi mujer acaba por irse al cuarto a ver la tele y yo pongo la película más sexual, violenta y macarra que pueda encontrar; como por ejemplo: Memorias de Africa o Bailando con lobos, los dos grandes iconos del cine mundial contemporáneo.
Tampoco la televisión de pago es de lo más sugerente, coño.

El matrimonio es una mierda, pero la mierda que pretenden meter en el cerebro de la manada, supera con mucho las expectativas que tenían los comunistas de fabricar idiotas con su represiva sociedad.
Aquí te la meten con cuidado y dándote besitos en la nuca.
Son unos cerdos.
Y ojalá que lloren sangre.


Buen sexo.
Iconoclasta

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