Powered By Blogger

12 de septiembre de 2018

Superando a las vacas


Consiguen ser más vacas que las vacas, más rebaño, más mansas, más manejables, más predecibles, más sacrificadas y sacrificables; para luego comer mierda en cuchara de palo sin lijar. No hay ninguna razón o indicio a lo largo de la historia y de mis conocimientos de que no sea así.
Veo dentro de los rebaños de vacas de cuatro patas, reses solitarias que precisan distanciarse de las otras.
Millones de vacas de dos patas gritan enfervorecidas con puños en alto exactamente las mismas palabras. Todas las reses al mismo tiempo.
Los votantes son una manada sin vacas solitarias.
Es deprimente…
Porque las han asesinado, las vacas bobas iguales les han robado el aire a las pocas solitarias.
Lo gracioso es que gritan libertad al tiempo. No sabrían que hacer con ella si se la concediera su pastor, su amo.
Es la misma escena repetida a lo largo de los años, la misma turba que aupó al poder a Hitler, Mussolini, Stalin, Franco, Milosevic, Pinochet, Gandhi, Trump, Degaulle, Churchill…
Grandes asesinos que firmaron con la alegría festiva de las vacas bobas, la producción de millones de muertes de enemigos y adoradores. De gente con pensamiento libre.
La chusma, las vacas humanas cada treinta o cuarenta años precisan un nuevo pastor, un nuevo amo que les diga qué gritar y pensar. Que su dedo les indique el camino hacia una nueva puerta al matadero.
He visto a las vacas lamentar la muerte de su amo en un llanto cobarde, preguntándose: “¿Qué va a pasar ahora?”
La chusma son como los perros que viven en los tejados de las casas mexicanas: sienten terror a los grandes espacios, no saben que hacer ante tanto territorio.
Esa misma vacada llorona, continuará años adelante, mostrando su añoranza por su amo, reflexionando que con él se vivía mejor. A pesar de que se comía a sus hijos y asesinó a sus padres.
Vuelven las vacas a aupar otro pastor para que las guíe por el recto y claro camino del sacrificio; todos los millones de vacas bípedas a una sola voz sincronizada en distintos basureros humanos del planeta.
Está ocurriendo ahora, siempre ocurre en algún lugar.
Y es cíclico, periódico, inevitable, apestoso, un insulto a la libertad, la inteligencia y la dignidad.
Las vacas de dos patas, con banderas sobre sus lomos y puños en alto, tienen el inconfesable deseo de hacerse mártires ante su amo, por una aberrante consigna y conducir, si así se lo ordenan, con rostro sonriente a sus hijos a un campo de exterminio o entrenamiento. Es lo mismo, ambas cosas son mortales.
Cuanto más grande es el rebaño, más me alejo de la sociedad, más inhumano me torno. Más odio a las reses bípedas, más me ofenden. Más aborrezco su proximidad maloliente.
Lo que tiene más votos y más reses prevalece. La voluntad de las vacas es lo peor que pueda suceder.
Lo que elige la chusma es el error y la estupidez.
Es historia en estado puro. Lo dice mi experiencia y mi conocimiento, del que no puedo evadirme.
Me sobrevienen arcadas al imaginar que un día las coloridas vacas se me acerquen o me rodeen y deba pasar segundos entre ellas, como si fuera de su rebaño, como si me hubieran absorbido como la compresa a la sangre de la menstruación.
Es inconcebible mi pensamiento como vaca, es un insulto a mi dignidad, a mi inteligencia, a mi espíritu predador, vanidoso y egoísta.
Porque no soy un santo de mierda, no soy vaca bondadosa y obediente.
Donde hay millones de seres humanos gritando por la libertad, hay un tirano que les ofrece sus genitales para que lo acaricien como santo protector de sus vidas.
Lo que la gran mayoría exige o vota, es muerte, esclavitud, ignorancia y decadencia.
Millones de bocas no solo están equivocadas, si no que ni ellas mismas entienden lo que sus bocas mierdosas pronuncian.
No puedo abrir libros de historia o periódicos y ver a todas esa gente alzando los brazos hacia un iluminado o sacerdote para convertirlo en su único pastor y dios. No puedo abrirlos sin vomitar.
Es una pesadilla que se repite en el tiempo. Se repite solo a ojos de quien sabe leer y comprender, quien tiene cierta memoria histórica hacia la mediocridad, el engaño y la esclavitud de la ignorancia. Y por lo tanto ha aprendido a conocer a la papilla cerebral humana. E identifica sus movimientos de rebaño colectivo como lo peor para la libertad: encumbrar en el reinado de sus patéticas vidas a un rey zángano paria de su colmena.
A los becerros humanos les han enseñado de muy pequeñitos a ignorar su espacio vital de seguridad, condicionando su comportamiento por medio de festivales musicales y eventos culturales o lúdicos que los obliga a rozarse entre ellos. Hasta tal punto, que ya no distinguen su propia piel de las otras vacas que se rozan con ella. En dichos actos públicos, los que están más alejados no ven u oyen al cantante o protagonistas, solo perciben las vibraciones de la colonia y se sintonizan por efluvios químicos.
Una vez han sido condicionados a perder su intimidad, valentía y libertad, se convertirán en unos fervientes seguidores de toda manifestación, sea del signo que sea, que agrupe a muchas vacas de dos patas. Hasta que mueran de una forma u otra.
Las vacas de dos patas están castradas intelectualmente.
Los han habituado a vivir todo el tiempo cagando y paciendo unos al lado de los otros. Esnifando sus propios hedores orgánicos y robarse la respiración entre todos, bien apiñados en espacios abiertos, que convierten en prisiones.
Han dejado de ser libres desde muy pequeños, porque son hijos de esclavos. Y así, cuando crecen, sacrifican el tiempo libre de sus trabajos en encumbrar a idiotas con suerte o vendedores de mierda envuelta en paquetitos preciosos, como regalos.
Siento suciedad en mi piel cuando imagino que yo hubiera podido acabar como ellos: rozándome como una vaca sucia y mugiendo la misma consigna.
Es imposible que ocurra, soy único; pero me gustan las novelas y cuentos de terror.
Espero alcanzar a ver como su nuevo amo los convierte en abono para alimentar los prados; y que alguna meditabunda vaca solitaria, se alimente de ellos.
Hay que nacer servil, crédulo y con el cerebro podrido para dedicar el poco tiempo libre que deja la esclavitud y la prostitución, a aupar a un nuevo mesías, asesino o tirano.
Los libros están llenos de fotos de vacas desfilando con banderas y puños en alto, con alegría idiota en sus rostros al estar cerca de su amo. Quemando a otras vacas que no son de su color.
Otra vez…
Ha comenzado a repetirse de nuevo, estoy casi dentro de ello.
Y es fascinante ver la mierda reptar y moverse, es fascinante en su repulsión.
Como observar el pus rezumar al reventar un grano.
Otra vez…
En el fondo me gusta, toda esa vacada que muge lo mismo me hace más único, especial, libre… Me aleja de esta mierda de lugar en el que tuvieron a mal mis padres, concebirme y parirme.
Es algo que no puedo evitar reprocharles.
No puedo asimilar el amor a la “tierra”, porque las tierras son muy pequeñas para mi gran capacidad de libertad. Al contrario que a las vacas coloridas de lomos abanderados y puños en alto, mi conciencia se expande ilimitadamente y el planeta se convierte en una pequeña plaza de barrio abarrotada. Así de triste…
Tal vez soy hijo de serpientes, por eso odio a las vacas de dos patas. Por ello siento un asco infinito e inabarcable hacia las grandes concentraciones humanas. Carezco de empatía hacia ellos, los que gritan y ocupan grandes espacios haciéndolos angostos.
Miles de flamencos cagando sobre una pata en un lago africano…
Solo que son vacas cagando sin elegancia en asfalto y vertederos de basura.
En las sucias y opresivas ciudades granja.
Es imposible desarrollar una mínima simpatía por esa vacada gigantesca que grita libertad con un aro de acero apretándoles el cráneo y el cerebro si lo tuvieran.
Pobres…
Los electrocutarán y luego desangrarán en serie, como ha sido y será siempre.
No existen épocas sin vacas bobas y simplonas.
No existen épocas sin uno o varios pastores hijoputas.
De alguna forma, la masa humana precisa de algún mecanismo de autocontrol.
Un control de plagas temporizado.
Está ocurriendo, no ha dejado de ocurrir.
Otra vez.
Es igual que una película que emiten cada dos meses en la tele, solo que no tiene arte, no tiene gusto y su decorado es bostezante y sórdido en su mediocridad.
He visto una vaca mugir sola en el bosque, lejos de las otras.
Le sonrío, me gusta mi amiga preciosa.
Lo han conseguido, lo juro: son más vacas que las vacas.
Ya tocaba de nuevo.
Viví la muerte de un cabrón y estoy viviendo el nacimiento de veinte cerdos como el que murió, de millones de vacas como las que también murieron imponiendo su ignorancia y su necesidad de esclavitud.
La desproporción es desesperante, muere uno y nacen veinte, con sus millones de vacas con el rabo lleno de mierda.
Fascinante.
Que los jodan a todos y todas.
No hay drama alguno en las muertes de las vacas que son más que las vacas, porque renacen.
Puedes observar fotografías de setenta u ochenta años atrás y verás los mismos rostros e idénticas miradas bovinas que las de hoy.
Las vacas que son más que la vacas, al igual que el judío errante, están condenadas (aunque ellas no lo sepan) a lamer siempre los sucios pies de su amo.
No existe otra forma posible de vivir, las vacas que son más que las vacas dictan quien es su próximo amo. La vacas buscan el electrodo en la cabeza y el cuchillo en la garganta.
Cualquier otro concepto de sociedad, es imposible dado el carácter colonial e insectil de las reses coloridas y chillonas.
Estoy abandonado en este planeta-vertedero.



Iconoclasta

10 de septiembre de 2018

Actos antitéticos de amor y dolor. De alegría y muerte.

Acto 1°

Nuestro amor es la verticalidad profundamente clavada en la vida.

Los ojos que lloran sangre vieja configuran con precisión angular la horizontalidad de la muerte.


Acto 2°

La vida muerta es el último suspiro y dura hasta que los pulmones se asfixian de espanto y muerte. Y es eterna.

La vida bella es un pezón erizado durante el gemido lácteo que chapotea indecente en nuestra cópula. Dura un nanosegundo.


Acto 3°

La muerte absoluta es el cadáver que suspiró hace unos segundos. La rigidez será inexorable.

La dulce vida es un semen que se escurre perezoso de tu vagina aún palpitante.


Acto 4°

En la habitación de al lado hay un cadáver.

En la habitación de al lado de la del cadáver, sonreímos y susurramos banalidades abrazados.


Acto 5°

Amar es el acto vertical de crueldad y exclusión más bello.

Morir es una intrascendencia horizontal que no importa a los amantes verticales.




Iconoclasta

9 de septiembre de 2018

Sacrificio


Hay un imbécil con manos chapadas en oro puro que pide sacrificio a los pobres, a los idiotas, a los crédulos, a los ingenuos, a los ignorantes, a los esclavos, a los que sonríen a todo sin ser necesario y a los que acarician con elaborada ternura repugnantes gusanos vomitivos, en nombre de la tolerancia y la bondad intrínseca del ser humano. Su espiritualidad de mierda es tan solo una pose astuta para recrear un sentimiento de ingenuidad y santidad en la conciencia insectil humana.
El sacrificio es la maldición que a lo largo de la historia hace crónica la miseria y la esclavitud. El sacrifico enriquece y hace las tierras más valiosas a los grandes amos de posesiones inmuebles, de grandes extensiones, de montañas y prados plagadas de putas alambradas que instalan con codicia esos ambiciosos puercos y pervertidos.
Para que sus posesiones sean más valiosas, se han de abonar con muerte y pobreza.
El cuento del sacrificio lo escuché en una clase de catecismo impuesto por aquella cultura dictadora y asesina. Pretendía que sacrificara mi vida o lo que contenía, para honrar a un puto dios y sus sacerdotes o a un viejo militar asesino y maricón con gafas de sol que, no podía hablar sin cagarse encima.
Cuando escuché el cuento de Dios ordenando a Abraham que sacrificara a su hijo, lo entendí todo. Y pensé: una puta mierda.
A los diez años entendí la basura que me querían meter en la cabeza una gente mucho menos inteligente que yo. Identifiqué el gesto envidioso de mi profesor, cuando mis compañeros de clase escuchaban con interés y risas mi redacción sobre los perros.
No me hizo falta follar para hacerme hombre perdiendo la inocencia en un coño. Aquellos dos momentos de comprensión en la escuela prisión me provocaron una náusea, y devolví el vómito que me subió a la boca, al estómago de nuevo. Así que a los doce años me fumé mi primer cigarro y no dejé de hacerlo; porque para tragar mierda, elijo yo.
Cuando oigo “sacrificio” siento aquella náusea infantil de nuevo. Al ver la envidia en ojos ajenos, busco una navaja para pincharlos.
No ha cambiado nada de la humana miseria en los cuarenta y pico de años que han pasado desde mi inicio a la madurez intelectual, solo el decorado.
Siguen apareciendo hijos de puta predicando sacrificios, mesura, paciencia y obedecer sus designios repugnantes. Sus ojos porcinos ansiando la inteligencia que no tienen y las palabras que no saben colocar. Les viene grande el lenguaje y la cultura.
A la chusma se la pone dura o se le empapa la entrepierna ante un crucifijo, una virgen, un himno, una bandera o una sonrisa rastrera y carroñera.
Es como vivir un bucle, siempre la misma mierda.
Es cíclico.
Frente a un botón rojo para hacer estallar mil bombas nucleares, mostraré complacido en que consiste mi espíritu de sacrificio.
Si no consiguieron engañar a un niño de diez años, tampoco podrían sobrevivir a mi torva mirada y mi puño pulsando con un golpe, toda la muerte posible.
No quiero un mundo mejor, quiero morir en un mundo sin ellos. Sin iluminados, mesías y generales con gafas de sol color mierda.
Quiero ver sangrar las uñas de las manos que se entrecruzan encima de los genitales ante discursos repugnantes que insultan mi inteligencia. Esas manos que pretenden demostrar la más repugnante bondad mentirosa, el más sucio paternalismo.
Quiero una última cena en una mesa llena de armas humeantes con un cristo arrodillado ante mí y apóstoles sangrando.
El único sacrificio que podría satisfacerme tras estos años de vida, es el de millones de idiotas deshaciéndose en las calles y esos miles de iluminados, derramando los intestinos sobre sus pies.
Cualquier otra consideración de espiritualidad y sacrificio de un futuro mejor, es pura cháchara sin gracia e ingenio.
Alguien debería detener toda esta cíclica e iterativa mediocridad.
Una extinción sería deseable.
También me gusta follar con una o tres mujeres voluptuosas y golosas como yo; pero ya es otro tipo de retórica más amable y familiar.




Iconoclasta

3 de septiembre de 2018

¿Dónde?


¿Dónde estoy?
Roto.

¿Dónde estoy?
En un tumor.

¿Dónde estoy?
En un reloj roto.

Pero… ¿dónde estoy?
Donde la sangre huele mal.
Por favor… ¿dónde estoy?
Y ya no es sangre.

No puedo… ¿dónde estoy?
Una vez en los huevos de tu padre.

¿Dónde estoy?
Muerto entre vacas guapas.
¿Dónde estoy?
Ella no lo sabe, solo llora.

¿Dónde estoy?
Triste.




Iconoclasta

2 de septiembre de 2018

Mentiras y muertes de políticos


Que algo muera con sencillez y rápidamente no quiere decir que haya vivido sencilla y alegremente. Y mucho menos con ética.
Y mucho menos inocentemente.
Hay cabrones que mueren en el acto (afortunadamente) por una bala, por mucha escolta que les rodee y proteja. Y es bueno.
Hay que mantener un moderado optimismo con las muertes de los puercos para llevar una cotidianidad más distendida.
La diferencia entre mis mentiras y las de un político elegido al azar, reside en que las mías son originales, amenas, divertidas y artísticas. No las escucha nadie.
Y eso lo dice todo a mi favor y certifica el gran acierto de mi connatural y relajada misantropía, porque las mentiras de los políticos son un insulto a la inteligencia, a la libertad, la dignidad y el arte.
Ergo, si los políticos son escuchados con atención, sean del bando que sean, por millones y millones de seguidores (solo un idiota escucha a otro con un hilo colgando del belfo inferior); agradezco que ni un solo humano escuche las mías, porque contaminarían la esencia de mi arte.
No quisiera entrar en ese piojoso club.
Conmigo mismo ya tengo suficiente distracción todos los días y no necesito que nadie me escuche. Me masturbo sin ningún problema, sin necesidad de sentirme escuchado.
En esta sociedad de putas correcciones, se subestiman por pura ignorancia y borreguismo inducido, los beneficios de una definitiva y diligente muerte.
Hay que destacar el corporativismo de la raza política, el reflejo de la hipocresía del populacho convertida en caricatura: una vez muerto, fuiste lo mejor de lo mejor. Lo más demócrata y social muerto. Lo más fascista y xenófobo en vida.
El tal McCain, el senador estadounidense que ha muerto (menos mal que van desapareciendo), es ejemplo vivo de mentira política y sentimentalismo hipócrita, tanto que roza la pornografía.
Aún respira el Trump y unos miles más que no deberían, nada es perfecto; pero trato de ser positivo: morirán.
Los políticos son como una familia de endogámicos, que al igual que muchos nacionalistas se creen una élite, una especie de raza superior a las demás; pero comen mierda a puñados, sin masticar. Sonríen con los dientes sucios y una sonrisa entrecortada de deficiente mental.
Cuanto más especial se cree el endogámico, más deficiente es su genética de mierda.




Iconoclasta

29 de agosto de 2018

La Filosa Redención


La navaja arranca indoloramente las costras que contienen el pus bajo mi piel.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Y dolorosamente libera el pus que llena los ojos de aquellos que grupalmente observan, lloran y ríen de las mismas cosas en los mismos lugares.
Dolorosamente secciona los tejidos blandos, preferiblemente las lenguas hipócritas que exigen paz a las bestias esclavizadas, tolerancia a los animales estafados y frustrados y una mierdosa piedad para los monstruos de feria que caminan por las calles con sus complejos y sus enfermedades como caparazones.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
La violencia que da temple al filo de una dolorosa navaja, es la que redimirá a los humanos de su servilismo e indolencia por la punzante vía del dolor.
Solo el sangrador filo de acero conseguirá hacer una a cada mujer y uno a cada hombre.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Mi navaja sucia corta los cancerosos filamentos de la endogamia moral y la deforme conciencia colectiva, la que reside en los profundos intestinos excrementicios.
Es un filo asesino que eviscera todo el presente para ser único, sin importar quien ría, sufra, viva o muera en el futuro.
Los hijos que no han nacido no existen y no requieren por tanto, bienestar alguno. Y con toda probabilidad, las madres y padres que podrían ser, no nacerán, o morirán.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Hay una navaja dolorosa que salvará el mundo y os mostrará en una tapa sucia de inodoro, los dos pezones y el prepucio de Jesucristo El Blando. Y las uñas arrancadas de su madre. Cosas, inutilidades…
Un atrezo descorazonador.
Soy el artista sórdido.
Hay una navaja brillante, cuyo filo se desliza indoloro por los labios babosos del coño amado. Y le susurro con lengua goteante, que solo quiero joderla. El filo la adora, la cuida y no la sangra. No será mutilada como los de ahí fuera. La animo a que sonría feliz, indiferente a los gritos que manan junto a la sangre de las gargantas cercenadas de hipócritas y cobardes que miles, forman uno.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Le digo besando el coño, que la única sangre que manará de ella será la sucia y maloliente de su menstruación. La que me hace salivar abundantemente y eriza mi polla.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Es el miedo y la ingenuidad lo que une a miles de tarados. Y la muerte y el dolor que se deslizan silenciosos por el filo, los que darán dignidad y libertad a la razón acorralada.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Si pudiera, si me quedara tiempo antes de morir, con sus muertes los redimiría a si mismos. Solo soy un pequeño dios de baja potencia que sueña con mundos mejores e intensos; que muerde sus puños horrorizado de vivir cada día lo mismo. No hay magia, no hay nada por lo que valga la pena sonreír.
 Soy la censura de la censura y la libertad absoluta personificada en la Bestia que soy, la que no pudieron educar, convencer.
La que no ama más tierra que la que orina.
La Bestia que no eligió dónde nacer, solo dónde morir.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Soy una sonrisa amable que en el bolsillo del pantalón, acaricia un filo con un dedo sangrante alojado en el filo indoloro.
Soy el orgulloso despojo de todo lo que habéis rezado, engendrado, abortado y construido.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Una vez fui pulga y muerte negra. Viví brevemente feliz durante la extinción de millones de vidas. Tan iguales a las vuestras…
No hay porque no repetirlo ahora, aquí.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Extender un manto de veneno incoloro en el aire y una mutación en vuestros genitales para que vuestros hijos nazcan muertos.
Muertos, muertos, muertos…
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Y tu coño bendito palpitando mi semen como una tos de un placer asfixiante, respirando por encima de sus cadáveres.
Soy la afilada redención humana, la justicia absoluta.
Que nadie me ore, que nadie pierda tiempo de su mínima vida.
De morir nadie se libra.
Soy el filo que levanta una uña y los excrementos derrama patas abajo.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

Besamanos y besaculos


¿De verdad es posible hoy día un grado de servilismo tan intenso, visceral y ciego como el que gozaba la chusma por sus reyes y aristócratas de épocas más oscuras y oscurantistas?
Porque si a mí me meten en la trena por hacer lo mismo que el que se ha escapado dejándome solo en la estacada, no le voy a hacer el besamanos papal y el besaculos a quien está disfrutando de unas inmerecidas vacaciones, pongamos, en Bélgica, a costa de mi libertad.
No sufro yo de tanto amor, cariño, empatía y adoración como para venerar al que me la ha metido bien (y aunque no me la hubiera metido, soy alérgico a dioses e iluminados). Hay un concepto llamado traición que parece resbalar como mierda de gato en un suelo encerado entre los fanáticos. Idéntico, igual que ocurre con el fútbol.
Tal vez sea la prueba de que la época actual es mucho más oscurantista: han conseguido extender en muy pocos años la ignorancia y su ingenuidad, el analfabetismo y su cobardía (de ahí lo de anal-fabetismo), y nuevas pseudo filosofías de exaltación de la santidad, tolerancia de mierda y bondad humana a nivel planetario, con formas de yugo y dogmas; tan familiares para alguien que haya leído con escasa atención algo sobre la historia de esta puta humanidad piojosa.
Como los habilidosos sofistas (falaces) de la Grecia clásica, han conseguido hacer de la traición y la cobardía, milagro y virtud.
Me cago en dios… Tengo que dejar de escribir de esta mierda, no encuentro final satisfactorio.
La historia de la humanidad es como una piel humana plagada de costras, tan fáciles y rápidas de arrancar que produce cierto vergonzoso y adictivo placer.
Y así hasta morir para y por nada.




Iconoclasta

24 de agosto de 2018

Constante universal de político y la lavadora


La relación proporcional entre un político cualquiera elegido al azar y una lavadora es: a igual número de vueltas y tiempo, el político crea más mierda consumiendo más energía, dinero y paciencia. La lavadora, en cualquiera de sus programas hará limpieza con absoluta diligencia y en el tiempo establecido.

Un político cualquiera de cualquier ideología, religión o época histórica, vivo, muerto o con el cerebro podrido, apoltronado en una silla de ruedas, es la antítesis absoluta de una lavadora.
Exactamente lo contrario. Su nexo en común son las vueltas que dan ambas cosas en círculos cerrados. La diferencia es la absoluta inutilidad de las vueltas del político. Las que dio, las que da, las que dará y las que podría dar si no lo hubieran matado. Precioso…
Todo el mundo sabe (y si no que aprendan de una puta vez que ya son viejos todos) que el político, por definición, es un ambicioso al que le espanta trabajar y como no deja de hablar, la gente llega a acostumbrarse a ellos como al zumbido de las moscas y les aplaude, los vota o los odia para que callen y poder ir de nuevo a sus asuntos.
En una democracia vale lo mismo (pongamos mi voto por ejemplo) el voto de un hombre inteligente, guapo, ingenioso, valiente y trabajador; que el de un analfabeto, borracho, cargado de hijos e incapaz de respirar por la nariz.
Ahí reside el secreto de que los ambiciosos, corruptos, asesinos y sectarios ganen elecciones. Son muchos más los que NO son como yo.
Los políticos, sean de la ralea que sean, están muy lejos de la eficiencia de una lavadora por vieja que sea; que por muchas vueltas que dé, hará su trabajo sin engaño alguno.
La puta clase política parasita la existencia, la lógica y la ética hasta hacerlas mierda.
Da miles de vueltas a asuntos y cuestiones par no hacer nada. Y en el mejor de los casos, crean mierda de la nada.
Los políticos no tienen inteligencia, habilidad, ni carisma. Eso es algo que les otorga el imaginario enfermizo de la población.
El político es un muñeco que habla nada, lanza mensajes que no consiguen tener el mínimo reto intelectual. Volvemos a lo mismo: dada la calidad intelectual y ética de los votantes, es lógico que ganen los políticos más hijo putas (como si existiera alguno que no lo fuera).
Así es fácil comprender y se torna lógico con una decepcionante facilidad que, un trozo de excremento seco como es el cadáver del asesino, pervertido, analfabeto y retrasado mental de Franco; siga enterrado en ese colosal y paranoico monumento a la ignorancia y el crimen, después de tantos años de estar muerto el bicho.
Dicen, tras casi cincuenta años, que van a sacar sus despojos. Bien, a ver si es verdad de mierda por fin. Y rápido, gilipollas.
Alguien habla en medio de todo este rollo del Valle de los Caídos, de los campos de exterminio nazis como ejemplos de la maldad de otro trozo de mierda genocida: Hitler.
Pero es mentira, pura cháchara.
Si mantienen los campos de exterminio en buen estado, es porque los alemanes (ejemplos superlativos sus políticos de democracia moderna), es porque aún tienen esperanzas de volver a ponerlos en funcionamiento cualquier día de estos.
No nací ayer, coño…
Respecto al resto de políticos muertos, deberían también ser exhumados de sus tumbas y enterrarlos de nuevo en fosas comunes bajo los urinarios públicos, bares y centros de ocio y borrachera.
Porque lo hicieron mal, empobrecieron y mataron a mucha gente y usaron sus esfuerzos para escalar como puercos al poder e influencia.
Como colofón concluyo que el político hace su mejor trabajo cuando muere.
Mientras tanto, mi absoluto apoyo y simpatía a mi lavadora.


N. del A.: Mis calzoncillos sucios al pie de lavadora, son un recurso estilístico artístico para dar mayor dramatismo e interés a la fotografía y en consecuencia, al texto.
N. del A.: Donde digo político, digo política también. No voy a estropear el texto y quitarle interés y ritmo por la estupidez de la inclusión de los cojones y el coño.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

21 de agosto de 2018

Diarios que aburren


Yo no escribo un diario. Escribir un diario en público es un acto de vanidad y por el mismo concepto de vanidad, es injustificada la importancia que se da el que escribe y describe su vida.
Yo no caigo en esa trampa estúpida de mirarme al espejo y ver el reflejo de un ser guapo, inteligente y sobre todo, interesante.
Hace eones que aprendí que todos los humanos son (creen) especiales. Y cuando los especiales son numerosos, se convierten en plaga y apestosa vulgaridad.
Me gusta escribir cosas interesantes que tras un tiempo YO pueda decir: “Hostia puta, la virgen… ¿Yo he escrito eso? Soy el puto dios”; pero jamás contaría cosas de mi asquerosa y aburrida vida.
Escribo para mentir y llegar a ser el más perfecto, creíble y detestable mentiroso.
La admiración me la paso por la raja culo con un trozo de papel todos los días.
Me suda la polla el electorado, los me gusta y el número de visitas. Si estuviera solo (qué hermoso) en el planeta, escribiría en la misma cantidad y condiciones. Tal vez más debido a la paz.
Ahora tan solo me basta con ver mis mentiras fabulosas e ingeniosas flotando en ese mar de mierda donde todos depositamos nuestros excrementos que es internet. Bueno, hay que reconocer que las figuras públicas y los que más seguidores tienen, cagan a ritmo de diarrea y verdaderas montañas. Se las deberían comer ellos y sus hijos y sus descendientes en treinta generaciones.
Por todo lo demás, si la misantropía fuera cancerígena se me debería agradecer y premiar por las millones de muertes que provocaría con solo unas palabras.
Odiar es más intenso y satisfactorio que amar.
Hay un salvaje deseo de sangre y destrucción en cada una de mis mentiras.
Los hay beatos, filántropos, amadores profesionales y estoy yo un poco por encima de la cadena alimentaria para equilibrar tanta mojigatería.

Con dieciséis años, una mujer de cuarenta y pocos (madre de un amigo) me hizo una mamada en el baño de su propia casa, estaba caliente porque se había divorciado hacía meses y no follaba. No me lo pidió, entró en el baño y giró mi cintura hacia ella cuando iba a mear y se la metió en la boca.
He pensado en denunciarla, porque ahora puedes sacar una pasta por estas cosas; pero me da vergüenza decir que tenía dieciséis años y que me tomen por un retrasado mental que no sabía lo que era una mamada y el semen corriendo por las comisuras de los labios de aquella mamá salida como una perra en celo.
De todas formas, me informaré con un abogado especialista en cometer fraudes y perjurios en la línea de #metoo a ver qué pasa.




Iconoclasta

19 de agosto de 2018

Curso de verano de teología práctica


- ¿Dónde reside Dios?
- En mi rabo de venas palpitantes.
- ¿Hablas con Dios?
- Le lloro por el ciego ojo sin pestaña de mi glande. Lágrimas espesas y blancas que caen cálidas en mis pies de dedos contritos, crispados desde el vientre.
- ¿Te cuida Dios?
- Me ofrece su hija predilecta, con los muslos separados, con los pezones duros. Con la lengua que lasciva, busca mi polla.
- ¿Realmente quieres a Dios?
- Nadie quiere a un proxeneta, simplemente se le tolera como a los ministros, reyes, generales y comisarios. Eso te hace la vida más cómoda y fácil.
- ¿Amas a la hija de Dios?
- Lo suficiente. Son cincuenta euros por una clavada divina. Treinta si solo me la chupa.
- ¿Es necesario creer en Dios en estos tiempos?
- Es caro; pero al menos la higiene y la profilaxis sexual están razonablemente garantizadas. Follar no es un credo, es un acto que no requiere fe.
- ¿Crees en la resurrección?
- No. Normalmente la polla se pudre en pocas horas. ¿Ya soy teólogo?
- Sí.
- Bien. Pues amén.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

11 de agosto de 2018

El amor


Hay un tremendo e iterativo fallo conceptual en las definiciones y uso del amor: no se puede universalizar. Su propia esencia no admite generalización.
El amor universal es degeneración, mina las bases del amor puro. Lo denigra, lo diluye, lo prostituye y al final, lo convierte en una vulgar religión de tantas de las seguidas por los sectarios.
El amor es intransferible, irrepetible, nace y muere en ciclos vitales. Y excluye todo lo que le rodea y es ajeno.
Cualquier otra consideración de amar no va más allá de una simpatía, cariño o el mercadeo de una cópula. Actos cotidianos que contaminan el concepto real.
Y por ello el romanticismo grita a través de los tiempos y sus románticos, que el amor es tragedia y suicidio.

10 de agosto de 2018

Autopsia accidental


Sorpresivo e indoloro,
profundo se ha hundido
en la carne de la mano
el filo de un bote podrido.
Parece la mano de un cristo…

De la vagina estigma brota
como reloj de arena sin fondo
harina de cerezas y fresas,
desde venas muertas y secas.
Como leche en polvo 
para el bebé lívido del diablo.
Como corazón rallado
en la cocina de un triste loco.

He rezado a la coagulación
de las almas y la vida,
y un semen de cráneos
pequeñitos se me escurre
purulento por las raíces
de uñas melladas,
uñas sin uñas...

Se ha desprendido el alma
como piel de bruja abrasada
en el desierto de la Fiebre.
Y me he bañado vestido
en un arroyo hemoglobínico
de espeso plasma que hiede
lento, ponzoñoso y atávico.
Me he empapado
de ojos muertos.

Con el cuervo forense
y su enojado graznido,
certifico de cuerpo abierto
en una fría mesa de acero
que morí hace demasiado.
Que no queda alegría
tras tanto tiempo coagulando.
Que estoy podrido.

Proceda, Doctor Cuervo.
Yo rezaré por la divina coagulación
y los ojos turbios de un río ciego.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

8 de agosto de 2018

El otro lado del espejo



No me gusta, es más de lo mismo.
No hay magia, nunca la hubo.
Al otro lado del espejo no hay nadie que me interese.

Ningún reflejo,
ningún espejo…

¿Quién dijo de fabulosas simetrías contrarias y oscuros pensamientos invertidos?
Me siento desfallecer de hastío y decepción. Refleja exactamente lo mismo, de la misma forma. No hay misterio, solo dolor de cabeza.
El dolor en demasía se convierte en cansancio, agotamiento.
Debe ser eso, me cansa todo…

Es tarde para la fantasía.
Los excrementos secos
se reflejan espantosos
sin variedad tonal alguna.
Los mimos reptan tristes
en la suciedad de la superficie
que me escupe a la cara su fraude.

Lo intento, lucho con todas mis fuerzas por encontrar algo especial, algo inaudito y morir con un secreto…

Hay vómitos en uno y otro lado.
Un perro muerto y
un bebé se deseca al sol
bajo mi pie…
El otro lado no existe.
Solo es una calle sin salida
con grafitis deprimentes.

La vulgaridad me estrangula y germina en mi ánimo como una grama, una mala hierba.
Pienso en el semen de los ahorcados.
Es imposible, solo cuando duermo las dimensiones se desgajan y se hacen irreconocibles. los colores se corrompen y no sé quien soy yo en el sueño.
Las oscuras y profundas dimensiones se encuentran ocultas en rincones de mi cerebro que no puedo encontrar. Es puramente accidental que acceda a una de ellas. Solo cuando me pierdo en mí, entro en una dimensión que me lleva a confundir lo de dentro con lo de fuera.
Pero no es un reflejo, es otro universo, no tiene ninguna similitud. Me inquieta.

Una mujer menstrúa
piernas abajo con obscena indiferencia.

Y el reflejo de lo mismo me deprime…
En mis oscuras dimensiones puedo matar de una forma usual y morir sin pasión alguna.
Mis iris reflejan la fastuosidad absurda de un mundo en grises y rostros indiferentes que flotan muertos.

Morir no duele y además, se reinicia el juego cuando ocurre.
Nadie se mata a sí mismo. Siempre hay idiotas en el horizonte, claro.
Todos son desconocidos; pero pareciera que los conozco desde el momento que nací. 
Unos se parecen a los reales; pero la inmensa mayoría son desconocidos.
No así sus voces.
Hay un número limitado de voces en mi universo.
Y siempre es oscura la luz.
En la vida real, al otro lado del espejo hay la misma hediondez. Como quien musita un padrenuestro cada día: el mismo pan y una cabeza gacha que se golpea contra el espejo.

¿Quién puede ver misterio
en un reflejo sucio?
Los desesperados y frustrados,
los aburridos y avergonzados,
los vacíos y patéticos.
Todos buscan un lugar
por donde escapar
de ellos mismos, de esto.

No hay nada mejor ni peor en un reflejo.
El famoso misterio del otro lado del espejo es un timo.
El dolor nunca desaparece con el tiempo se hace cansancio.
Una energía podrida que se transforma…
Estoy reventado.
La vida es una carga que dejó de doler para convertirse en un saco lleno de miseria.
Y entre ella, cientos de añicos de vanos espejos rotos.

¡Añicos para clavar en ojos necios,
vendo añicos para dejaros ciegos de reflejos!

Grito en una de mis oscuras dimensiones.
Sí… Creo que soy yo.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

6 de agosto de 2018

La lluvia sin ti


No puedo evitar pensarte y desear que estuvieras conmigo viendo caer la lluvia bajo el parasol del café.
Soy malo, mi amor. Sé que eres un animal de luz, de sol y templanza.
No puedo evitar pensarte en tenerte bella y mía cuando la melancolía del planeta me aplasta. Soy vanidoso y te quiero hasta un nivel suicida.
Podrías considerar que soy malo por ello, por ignorar que la lluvia te deprimiría; pero es solo un sueño mío, una ilusión contigo.
No permitiría que la lluvia te molestara, que el frío te hiciera padecer.
No puedo evitar pensarte en todo momento, eso es todo.
Es la tragedia de amar el planeta en todas sus estaciones, y en todas sin ti.
Perdona, cielo.
Yo solo quisiera que lloviera para poder protegerte. Soy un maldito pragmático con inopinados ataques de un romanticismo antiguo como la tierra.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

2 de agosto de 2018

Mi ángel perverso



Apareces en mis mediodías y en cualquier momento como un fascinante ángel perverso.  Y sé que sabes con precisión adónde me arrastras y lo que me obligas a sentir.
Y todo el amor y el deseo que siento por ti, no te excusan: eres hermosamente culpable de ser mi (mía) perdición.
Perdición porque alteras mi mente y mi organismo con la engañosa simpleza de un “te adoro”, con un “delicia”, con un dragón y una guerrera cimeriana de cuentos de rol… Y luego, quedo abandonado a mí mismo, solo de nuevo; con tu rostro de eterna belleza flotando en un limbo místico-eléctrico.
Mi ángel perverso de piel lamible, de labios (los cuatro) que mordería insaciable.
Y sin dejar de pensarte, cada bocado de mi solitaria comida constituye la metáfora del hambre y el deseo de ti.
En ese instante eterno y mortificante, algo bajo mi vientre y entre los muslos se expande como un doloroso universo, con la misma proporción con la que aceleras mi corazón que parece escapar de mí a través del pecho para refugiarse en ti, en tus pechos, en tu piel, en tu esencia misma.
Me dueles, me duele. Ahí abajo, ahí adentro…
Eres y estás en el fruto carnoso que sostengo en mi mano. La mano que fría y húmeda de ti, se aferra a un pene encabritado como a una tabla de salvación en el Mar de los Naufragios de los Ausentes.
Eres mi caos que unas veces me arrastra a su tristeza, a su dolor, a su risa, a su hastío, a sus palabras, a sus muslos húmedos, a su amor…
Y en la vorágine caótica, el puño me estrangula a mí mismo bajo el pantalón encharcado. Y golpes desesperados, secos, precisos y verticales con la fuerza del deseo, obligan a que brote el semen hirviente que ahora se escurre entre mis dedos. Como si hubiera eyaculado mi alma en tu piel, en tu boca, en tus manos…
Siento que quiero gritar cuando el semen se enfría derramándose por los testículos y gotea cansado. Cansados él y yo…
Gritaría lo que te amo alzando mis manos cubiertas y pringadas de tu caos hacia tu rostro. Bramarte furioso: ¿Ves lo que haces de mí?
El jugo de la sandía se desliza por la comisura de mis labios hacia el cuello, por el pecho, hacia el pubis, hacia a ti.
Y se crea en el universo un fundido de negra tristeza de no estar en ti ahora y aquí.
Como la más triste y desesperanzadora película.
Adiós, mi bello ángel perverso.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.