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28 de marzo de 2008

El madre-padre

Una lesbiana con pellejo de hombre va a ser madre. A mí me la pela; pero no puedo evitar sentir auténtica repugnancia al ver la barriga peluda de la marimacho hiper-hormonada.



Si alguna vez he dicho que hay culturas que deberían desaparecer de la faz de la tierra, la nuestra, la occidental con toda su hipócrita tolerancia y sus pseudo-libertades para cobardes, debería ser incinerada bajo la distraída mirada de un ser como Nerón, y en vez de tomar uvas al son de una lira, que se chute jaco para soportar el olor de tanta mierda quemada.
Vamos, que esta basura de sociedad debería ser cauterizada de toda su podredumbre.
O sea: se persigue el sexismo, se censura el sexo explícito y permiten que una tortillera transformada en pseudo-macho se haga un in-vitro y de ahí nazca un hijo que crecerá asqueado y avergonzado de tener semejante cosa como madre.
También se le cuestiona el derecho a morir a una mujer enferma y se permiten la frivolidad de dejar que la tortillera caprichosa ya arrepentida de haberse hormonado como una vaca, tenga un hijo porque así le sale de su deforme chocho.
Porque a saber lo que puede salir de esas matriz podrida de hormonas masculinas.
Bueno, tampoco me importa mucho, a mí me da asco la imagen. La criatura que ha de nacer y sus madres me importan tan poco como la colilla del cigarro a la que no le queda ni un gramo de tabaco. Es la estética de ese repugnante cuerpo preñado lo que me hipersensibiliza.
Soy delicado con algunas cosas, que se le va a hacer.
Como la vieja loca aquella (Enero 2007); la abuela que se preñó artificiosamente con gemelos y luego lloriqueaba por un macho joven que la ayudara a mantener a sus hijos-nietos.




Si no fuera porque soy sensible a todas las formas de vida del planeta, me partiría el rabo riendo.
La cuestión es que si yo tengo que tragar con esas desagradables imágenes y me censuran las de bellas modelos en actitud provocadora (como la dichosa campaña de Dolce & Gabbana), pues que se traguen mis palabras, que por cierto, no se las paso a nadie por delante de los morros como hacen los colaboracionistas medios de comunicación con estas desagradables noticias e imágenes de hombres embarazados y ancianas madres.
El tener que ver semejantes monstruos de feria me ofende.
La tolerancia en este caso (como en tantos otros) es una toalla toda llena de pelos de mis huevos.
No me diréis que no soy ingenioso con mis circunloquios.
Si es que soy lo que rima con joya de listo.
Buen sexo.


Iconoclasta

25 de marzo de 2008

Semana Santa 2008


Menuda semana santa. Esto de ser pobre y por lo tanto ignorante (o ignorante y por lo tanto pobre, da igual que te la chupen o que te la dejes chupar a efectos de resultado) es de lo más aburrido.

Suerte que lo poco que cobro lo invierto en pagar la televisión por satélite, porque las televisiones públicas sólo emitían noticias del tiempo y la quiniela de muertos en las carreteras para las operaciones salida y retorno a las grandes pocilgas donde habitan los currantes.

Es que se hacen apuestas y juegos con las cosas más absurdas, y todo por llenar espacio. Sólo faltaba que enumeraran los muertos por maricas y heterosexuales.

Bueno, si he de ser justo, no todo era carne en conserva; también se encoñaron a gusto con el drama humano que representaba el que la lluvia impidiera sacar la imaginería popular. Pobres, es que les enfocaban las jetas llorosas y se me escapaban toda clase de ruidos extraños de la boca y la nariz.

Ante tal desgracia, el humo de la maría penetraba en mis preciosos ojos verdes y me preguntaba si las nazarenas van desnudas bajo sus disfraz.
Las religiones y supercherías son tan erotizantes cuando esnifas polvito de ángel... Muy apropiado para estas fechas.

Sólo tenía breves momentos de verdadera libertad y autonomía cuando mi mujer e hijo se largaban a dormir. Yo me quedaba sentado frente a la tele con la excusa de ver Quo Vadis en el canal de cine clásico; y cuando ya roncaban (los quiero con locura pero roncan como la madre que los parió) sintonizaba taquilla X convirtiendo así la pasión, pascua, viacrucis o como cojones se llame toda esa fiesta, en una explosión blanca de cremosidad caliente.

Yo también se hacer penitencias.

Y así, entre películas, insultos a mis suegros por su constante presencia y comer opíparas hamburguesas en el Burger King, he pasado unos días de asueto y embrutecimiento en los que me ha importado el rabo de la vaca si llovía o no. Total, soy sumergible y antichoc como el mejor de los relojes japoneses.

Sí toda la espiritualidad de estas fechas, me ha servido de toalla de bidé.

Yo también sé ser feliz aunque no me vaya a Nueva York a comprar cosas inservibles.
Buen sexo.


Iconoclasta

22 de marzo de 2008

Jaculatoria a su coño

Si creyera en Dios y además fuera devoto, recitaría una jaculatoria desgarradora al Cristo de Tu Sagrado Coño. Si creyera en algo más que en ti, todo sería más fácil. Tendría esperanzas.

Hay cirios rojos derramándose sobre mi pene, mi garganta destrozada por una oración clamada a tu Sagrado Coño. A tu Sagrado Ser.

¡Cristo de Su Sagrado Coño! Yo te canto con la pasión del amor ferviente. Llevo una corona de espinas en mi glande, y sangra como tú sangraste por nosotros.
Ahora sangro yo por ella, un sacrificio a ti. Escucha mi oración: Arrebátasela a él, al otro, al cabrón...

Dámelo a mí: Su Coño, Su Ser.

¡Cristo de Su Coño! Te lo ofrezco todo por ella: mi alma condenada.

Mi sangre derramaré en la cruz que te hizo Dios y mi semen a tus pies. Intercede por mí ante ella. Que se enamore de mí hasta sentirse morir, que me necesite para seguir viviendo como yo intento sobrevivir sin ella.

¡Cristo de Su Coño! Tú que fuiste hombre: necesito follarla cada día, tenerla. Clavarla a mí como a ti te clavó tu Padre en la Cruz.
Tu Padre te concedió el deseo, concédemelo tú a mí.

Sangramos; tú por tus estigmas y yo por mi polla. Es este un deseo tan atroz como insistente el latido en las venas de mi verga. En las arterias que corren por mis brazos.

No es esto un ruego, es un lamento ¡Oh, Cristo de Su Coño! Si nos amas, danos paz, dámelo, otórgamelo: su coño es mío.
Me la he ganado con el dolor de mi alma. Con cada siglo de espera eterna.

¡Oh Cristo de Su Coño! Si tu madre derramó lagrimas, de mi pene gotea cera hirviendo de rojas velas, de roja pasión, de roja sangre, de roja locura. Lágrimas de deseo. Las velas que te ofrendo se deshacen en mi polla: el pago a mi deseo, a mi ruego.

Redímeme de nuevo.

¡Oh Cristo de Su Coño! Súbeme a la cruz contigo y enséñame como sonreír ante el dolor. Es este un canto desgarrador; tienes que oírlo, grito tanto... Súbeme contigo a la cruz y concédeme una eternidad con ella.

Te pido tan poco… No quiero perdonar a nadie; sólo condenarme.

En nombre de mi polla despellajada, Cristo de Su Coño: Que me ame, que me quiera más que a ti, más que a nada en el mundo.
Déjame ser su Cristo verdadero.

Es este un cantar roto de deseo, no dejes que tu hijo sufra más. ¿No ves como la deseo? ¿No ves que es su coño por ti bendecido y por ti creado lo único que pido?

Es esta la saeta del hombre desgarrado. No dejes a tu hijo sin su cruz. Dame la perdición de su coño, como tu padre te concedió la de la cruz.

¡Oh Cristo de locos y enfermos! Soy tu siervo.

Dame consuelo, dámela a ella.
Dame de beber de su coño, como si fuera tu cáliz.
No es esto un cantar, es pura agonía.

Apiádate de mí, condéname al fuego eterno.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Su Sagrado Coño…




Iconoclasta

20 de marzo de 2008

666: a pedradas

No hay nada más refrescante para la mente que matar unos cuantos primates y luego quedarse con uno para pasar el rato mientras te fumas un puro y reflexionas. Los hay que hacen toda suerte de ejercicios mentales para buscar la paz espiritual, yo no. Yo soy uno con el universo cuando siento y veo como se muere un primate. Es el mayor placer (aparte de tirarme a la Dama Oscura) gozar de la lenta agonía de un humano, de cualquiera.

¡Bum! Detonación… Es ella…

No es tan sencillo torturar, sobre todo si se pretende disfrutar de la intensa y dolorosa agonía de vuestra víctima. Requiere una serie de habilidades milenarias conseguir que un primate viva el tiempo suficiente como para disfrutar de una prolongada y dolorosa agonía. Sobre todo cuando se busca algo sereno y sin demasiados gritos. Esas torturas chillonas, me dan dolor de cabeza.

Me encuentro en una sucia cabaña de metal y uralita en una de las repugnantes y feísimas calles de Kabul, en Afganistán. El hedor del río es insoportable.

Suelo acudir a los sitios más pobres y miserables para disfrutar de mi afición y trabajo, porque así mis actos adquieren un carácter más cruel. Matar a un millonario o poderoso haría feliz a muchos primates, y no quiero haceros felices, os quiero matar a todos y colgaros de ganchos para ahumaros como sardinas.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

El calor que hace no mejora mi humor y creedme, cuando estoy de malhumor, todo empeora para vosotros, primates.
Mirad si no, a que pocos esquimales cazo. El fresquito me pone de buen humor. Siempre ha sido así desde que ese dios cabrón y melifluo me largó de su paraíso de mierda.
Es igual, al final no hubiera aguantado tanta bondad de mierda y le hubiera pegado fuego a él y sus querubines.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

Hace poco menos de media hora, acaban de matar a pedradas a una puta, su marido la ha acusado ante un palurdo con barbas que hace las veces de guía espiritual, de haberle sido infiel. Y tras darle una buena paliza, la ha llevado por los pelos hacia el viejo primate; éste ha dictado sentencia.

La han enterrado hasta las tetas, le han atado una sábana a la cara y una panda de tarados la han apedreado hasta que ha quedado inmóvil.
Cuando le han quitado la sábana de la cabeza, su cara parecía una hamburguesa poco hecha y no tenía un solo diente sano.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

Durante ese tiempo, no he tenido más remedio que masturbarme pensando en su dolor; pero sobre todo, pensaba en ese miedo que la atenazaba y que sin duda alguna era mucho más letal que las pedradas. Y se me han escapado unas gotas de leche pensando en lo que les haría a alguno de estos machos.
He decidido averiguar si su marido es tan hombre como para aguantar una conversación conmigo.

No lo es, tiene las manos atadas a uno de los tubos que soportan el techo de la chabola y ahora se le escapa la vida por el culo, le he reventado el esfínter con unas cuantas piedras que ha usado para matar a su esposa. Con precisión, le he estado golpeando entre las piernas y en el centro del ojo del culo, hasta que ha manado la sangre.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

Su mujer se había acostado con el vecino que vive enfrente y que también ha participado en la lapidación de la adúltera. Cuando le he clavado el puñal en la nuca, estaba bebiendo té que había calentado en una lata de tomate oxidada. Cuando mueren así de rápidos, es como una pequeña erección que apenas me proporciona placer, no me llena. Por ello, en el pequeño patio trasero que hace las veces de mísero huerto, he violado a su mujer por el culo y acuchillado a los dos niños. Claro que han gritado, pero es una pequeña calle poco transitada y con pocos vecinos. Mi Dama Oscura, los estará matando en este momento.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

A la mujer la he dejado viva, pero le he cortado la lengua. De vez en cuando dejo primates vivos para que den testimonio de mis creaciones.
Si no hubiera matado a esta familia antes de ir a por el marido chivato, el ansia me hubiera llevado a un trabajo más apresurado. Cuando tengáis que matar y disfrutar con la agonía de algún congénere vuestro, lo que tenéis que hacer es lo mismo que los que llevan mucho tiempo sin follar: una paja.
Es el mismo principio.

El hombre se llama Ahmer y hace ya rato que ha dejado de llorar y gritar, ahora sólo respira con dificultad.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

Acaba de vaciársele el vientre y se mezcla la sangre con la mierda. Es curiosa la anatomía, rompes un músculo y mana mierda. Los primates tenéis tanta suciedad en vuestro interior…
Era inevitable esta desagradable excreción. Sin embargo, soy astuto y he cerrado su pene estrangulándolo con un alambre, sabía que se mearía cuando con esas mismas piedras, he roto las costillas lentamente y en ambos costados, hasta que sus pulmones se han perforado.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

Es por eso que se cuida muy mucho de gritar: cada intento por coger aire se convierte en un vómito sangriento. Una bocanada de sangre sale de sus labios.

Y la verdad, a pesar de ser un dios, no puedo por menos que sentirme un poco inquieto al ver esa morcilla amoratada, casi negra e irrecuperable como órgano. Es igual, está muerto, no necesita recuperar su polla apedreadora; no hay cirujano ni dios que le pueda salvar la vida. Sólo se le puede acortar sufrimiento y eso no es algo a lo que esté dispuesto a hacer.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

¿Veis? Siempre pasa lo mismo con estos machos primates: muy territoriales, muy reproductores, pero cuando se enfrentan a la muerte, se cagan y se mean.

Bueno, si no hubiera matado a pedradas (lapidación le llaman algunos intelectuales eufemistas) a su santa, lo hubiera asesinado igualmente; Alá mira a otro lado hoy.

Le cojo el casi podrido pene que cuelga dolorosamente entre sus piernas (no es tan largo como dicen que estos monos lo tienen) y cuando se lo agito, un chorro de sangre en lugar de un grito se desliza desde su boca por el pecho.

Me pongo malo, de excitado… Saco mi pene por la bragueta del pantalón y acercándome a su boca, respiro el hedor de la sangre, masturbándome con mis poderosos y musculosos brazos. El humo de mi puro no le molesta al entrar en sus ojos, le duelen demasiado los pulmones y la poca sangre que le queda, la está cagando. El humo es soportable en una situación así.

De hecho, fumar no tiene nada de malo, lo malo es lapidar.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

Cuando eyaculo en sus pies, me limpio el semen con el cabello de la cabeza que le he cortado a su hija (imagino que es suya, ya que si su mujer era tan puta…). El cuerpo de la pequeña descansa pálido y sin sangre a nuestros pies.

Su hijo, un ejemplar mayor, de unos doce años ha muerto con mi puñal clavado en la garganta.
Y este primate afgano, lo ha visto todo. Soy mejor que dios creando dolores y penas; y eso que él se emplea a fondo. Ocurre que él es vago, yo no; yo hago personalmente mi trabajo.

¡Bum! Detonación… Otra vez…

Para acelerar su muerte y provocarle más dolor, le corto esa morcilla hinchada y negra en la que se ha convertido su polla.
Sus mocos salen disparados de la nariz intentando no gritar para evitar el intenso dolor de sus pulmones y su vientre se encoge tanto que por puro mimetismo, hace que se contraiga el mío.

Con el pene aún goteando leche, me siento encima del cuerpo del niño y sacando el cuchillo de su garganta doy una fuerte calada al cigarro.
Del muñón del pene apenas mana sangre, un hilillo fino cae vertical como una meada desde su ano y sus ojos se cierran.

Ya está perdiendo el control de su cuerpo y su pecho se infla y desinfla con rapidez haciendo caso omiso a las costillas que desgarran los pulmones. Yo cierro mis ojos y abro la boca aspirando con glotonería la vida que se le escapa.
Y por fin queda inmóvil, sus ojos están tan inyectados en sangre que no se le aprecian las escleróticas.

Hay un silencio maligno que me emociona.

Salgo de esta mierda de choza dando una patada al cuerpo de su hijo.

Mi Dama Oscura me espera al final de la calle, no lleva la cara cubierta, y viste una minifalda que deja sus musculosas piernas visibles hasta casi el inicio de las ingles. Es una gozada verla así.
Me gustaría saber cómo han reaccionado los primates que ha estado matando en las otras cabañas. Seguro que se les ha puesto dura antes de que ella les volara la cabeza de un tiro. En su mano sujeta con elegancia y erotismo una humeante Glock de 9 mm. negra como mi pensamiento.


Cuando llego hasta ella, levanto su falda; como siempre, no lleva bragas y hundo los dedos en su coño: está empapado. Sonrío con ternura a un niño que llora abrazado a un cadáver.

Me la voy a follar, mi Dama Oscura necesita de mí, la pobre no aguanta más.
Os dejo.
Ya os contaré más cosas interesantes en otro rato.
Siempre sangriento: 666.


Iconoclasta

5 de marzo de 2008

Los amantes valientes

¡Qué valientes! ¡Qué coraje!
Los amantes alimentan un amor de improbable tacto.
Miradlos, cogen las brasas con las manos, sólo hay fuego en su amor. Están locos y prefieren quemarse a no amar, a dar su amor por imposible.
Hay una punzada traicionera en la belleza de las palabras escritas y cuanto más bellas son, más sangrante la herida.
Se desangran valientes, se corroen entre lágrimas. Y una sola de sus risas es un universo de amor.
Es casi ridículo ese amor tejido de madurez y dolorosa comprensión.
¡Qué valientes los amantes que sacan de toda esa ansia inconsolable unos segundos de gloria!
Gloria a los amantes en el cielo y en la tierra.
Se masturban con áridas esperanzas, con ilusiones desbocadas.
Se masturban soñando con la mano amada en sus sexos palpitantes. El sexo es arrollador e infinito en sus mentes.
Sin embargo, se conformarían con la voz; cambiarían diez años de vida por un susurro de amor. Una confidencia al oído.
Toda esa ternura…
Que pena que tanto amor cree tanta ansia, tanta onírica esperanza.
¿Qué necesidad tenéis, amantes locos, de vivir así?
Sangran las palmas de las manos por cerrar el puño y contener tantas caricias en el aire.
Os desgastáis generosamente en un decorado vacío y árido.

Negranoche, cubre mi ansia con una sonrisa, con unas palabras que me den esperanza. Lanza tus gemidos al viento, dedícamelos como yo arranco de mis entrañas los míos.

Los goces del amor no son más que dolores divinos. Sacrificios que no son necesarios, simplemente inevitables. Nadie pidió amar así, los amantes no se piden amor, sólo se derraman el uno en el otro.

Negranoche, mi diosa del amor, mi diosa susurrante. No dejo de soñar en convertirte en mujer cada día. No te quiero en el Olimpo, te quiero cerca; tanto que pueda penetrarte, penetrar en ti profundamente, que me arrastres dentro de ti. No quiero adorarte más, sólo deseo amarte.
Diez años pago a la vida por violar tu boca con la mía. Por invadir con mis dedos tu piel.
Quiero ser inmisericorde con tu cuerpo y con tu alma.

Angustiosas dichas que me desangran sin dolor, narcóticamente.
Deberían arder los amantes, incinerarlos. Todo ese amor que crean y mantienen, afea el universo. Le quita todo protagonismo a las estrellas más bellas.
Y no hay nada más bello que la ternura de una sonrisa que no se ve, que sólo se presiente. O el beso lanzado al aire, una brisa untuosa que los cubre y les da una paz momentánea, un descanso al corazón.
Unas gotas de agua en el desierto.
Se las merecen.
Aguerridos amantes.
¡Qué valientes! Soportan días de te quieros emborronados con semen y dedos húmedos. Pieles etéreas, casi fantasmales.
Gozan del romanticismo trágico y devastador para el ánimo impaciente.
E impacientes los labios, los besos y las caricias.
Desesperados en el aire luchan por existir los sonidos de amor. No llegan, y ellos sonríen al verlos morir.
La ternura de una sonrisa…

Así de valientes, así de suicidas somos los amantes.
Tanto desgaste, mi Negranoche…
Tengo heridos los labios por no besarte, de morderlos y evitar que besen el aire y pierda la cordura.
¡Que cobarde soy..! Temo al tiempo y a la distancia.



Iconoclasta

28 de febrero de 2008

Coagulando que es gerundio

Vaya, parece que no es buen día para morir, todo me ha salido bien y cosa rara: hoy precisamente, no detesto la vida.
Las cosas como son: es un error pensar que las flores existen para adornar las tumbas. Hay belleza filantrópica, desinteresada y generosa en el planeta. La prueba de estar vencido es no saber paladear lo dulce y lo amable que nos ofrece la vida.
Por eso, hoy camino saltarín por la calle, cuasi alegre, ledo, emocionado y un poco empalmado.
Porque al fin y al cabo, la euforia sexual es un buen síntoma de alegría y optimismo. El deseo reproductor instintivo y todo eso. Algo connatural al ser humano.
Dijéramos que en mi básica y primitiva cultura, el pene es mi tótem y a él me consagro.
Es del único de quien me puedo fiar, porque si por el médico fuera, ahora estaría calvo y vomitando un líquido amarillento en la sala de tratamientos oncológicos de algún enorme hospital.
A algunos médicos les deberían quitar los vasos de café de la papelera para que no busquen entre los posos los diagnósticos de los pacientes con un dolor de cabeza muy particular y muy doloroso.
Resulta que no es un tumor lo que tengo en la cabeza, no hay metástasis.
Es que se me suelta el vientre y todo de la alegría.
Es un simple coágulo que presiona en el mesencéfalo y me va dejar muerto en cualquier momento dentro de los próximos veinte días. Pero coño, me libro de la quimio y de un largo proceso de degeneración física y psíquica.
El optimismo allana el camino hacia una vida más intensa.
Claro, que muy intensa ha de ser para disfrutarla en apenas tres semanas.
Dice el matasanos que antes de morir padeceré perturbaciones en mi estado de ánimo y que tendré que pasar por la consulta dentro de una semana, me recetará ansiolíticos para paliar un poco toda esa locura que poco a poco se desatará en mi cerebro. Ahora no es buen momento porque me ha colocado un parche de morfina en la nuca para sedarme y evitar los inevitables dolores. También hará más suave la rampa que me llevará a la depresión que he de padecer durante las próximas semanas.
Veinte días de vida está bien; cuando uno ve a su padre morir con cuarenta y cinco, el hijo piensa que la muerte precoz es algo congénito. Hay momentos en los que piensa que hasta la mala suerte es congénita.
Y te comes el coco y te acuerdas de tu padre con ese tacto frío, como el de la carne en el mercado. La piel cerúlea que te hace dudar de si de verdad es a quien has amado o te lo han cambiado por un tosco maniquí, una broma de mal gusto.
Y saltarín camino con alegría, porque seguramente llegaré a cumplir cuarenta y seis, mi recelo se ha esfumado.
Estoy deseando llegar a casa y decirle a la familia que estén tranquilos, que es posible que llegue a los cuarenta y seis, casi seguro. Aunque me cague y me mee encima.
Anda que no van a dar saltos de alegría, llevan unos días preocupados por los comentarios ambiguos del doctor sobre estas punzadas que me dejan clavado en el sitio y por un llanto que intempestivamente derraman mis ojos, sin previo aviso. Sin sentirme triste especialmente.
Eso sí que me sabe mal, es una mierda esto de tener algo malo en los sesos. Te esfuerzas por sonreír, te muestras fuerte. Se habla de ánimo y superación y por sorpresa una ráfaga de dolor parece atravesar la zona tras las orejas de lado a lado y las lágrimas, como una presa reventada, anegan el rostro. Y es triste reír llorando, ellos sufren, no les gusta, por decir algo, por decir lo mínimo.
Me hubiera gustado ver como le sale la barba a mi hijo, estoy seguro de que en un mes ya deberá afeitarse, está a punto.
Cuando me muera, a los pocos días, se afeitará y yo no estaré tras él, vigilando que lo haga bien y evitar que se irrite demasiado la piel.
Mi mujer me preocupa un poco más, porque cobra una mierda y sin mi jornal, la cosa va a pintar muy negra.
Me acaban de aclarar por teléfono que si me suicido, no cobrará la indemnización del seguro y en caso de deceso por enfermedad, no se contempla indemnización alguna.
— ¿Para cuándo dice que va a causar muerte? —me pregunta astuta la agente de seguros.
Son listas como ardillas las aseguradoras.
También me dice, que a partir de este momento si me atropella un coche y me mata, seguramente será porque yo habré propiciado el accidente para cobrar la prima. La conversación ha sido grabada por mi seguridad y la de ellos.
No lo entiendo, los hay que tienen suerte para todo en el mundo y yo, hasta para palmarla he de hacer cuentas.
Para lo que me queda en el convento me cago dentro.
Acabo de anular la póliza y mira por donde: vencía en tres días, cuando me pongo puedo ser muy hostil y agresivo.
He de mantener la calma, no me gustaría morir loco y sin saber quien o que soy.
El otro día, me encontré con dios en su cielo y me dijo que hay cosas que no tiene porque explicar a ningún humano. Que aquí, a esta vida se llega para acatar sus órdenes.
Y que me olvide de tirarme a todas las tías que encuentre en el cielo, que no son para mí. Como mucho, me dejará tocarle las tetas a un ángel un tanto defectuoso que está bien para los que han muerto con el cerebro hecho papilla y que seguramente no se recuperarán jamás. No puedo dejar preñada a alguna santa o angelita y prolongar mi estirpe de corta vida también en el cielo.
— ¿Quieres decir que a mi hijo le he legado una vida corta como la mía?
No me contesta, ha girado la cabeza hacia la ventana que da al noveno coro, el de los arcángeles tenores y rehúye mi mirada.
— Está bien, tienes permiso para gozar con la santa o angelita que elijas si ella te acepta. Puedes marcharte. Bienaventurado seas. Amén. —dicho esto, tarareando el irritante salmo de los ángeles y girándome la cara, me indicó con la mano la puerta de salida de su cámara.
— ¿Vas a dejar que mi hijo muera tan pronto también? —le pregunté angustiado.
Nunca había sentido tanto miedo. Quiero a mi hijo tanto que me abriría el vientre para darle calor si fuera necesario.
Tengo la sana costumbre de llevar siempre una navaja encima. Salté hacia su trono de mierda lanzando un grito de combate y se lo clavé en el ojo derecho. Tendríais que oírlo gritar, menudo dios cobarde y quejica.
Anda que si tuviera un coágulo como yo…
Tengo que comprar el pan, dos barras de cuarto y ochocientos cruasanes bañados de chocolate.
Qué ridículo he hecho, me han dicho que para ochocientos cruasanes, me vaya a la fábrica, que no tienen tiempo para bromas. Y hemos llegado todos a la conclusión de que lo que necesito llevarme, son ochocientos gramos de cruasanes.
Es que mi mujer es una despistada.
Nos hemos reído todos un rato con los…
¿De qué me reía?
Aún llevo la receta del médico en el bolsillo, dice que el diazepán, en estas dosis, pega fuerte. Que vaya con cuidado.
— ¿Me he de preocupar de que me pueda quedar dormido, doctor? ¿Quiere que le ponga la comida aparte al coágulo? Tal vez así se conservará más tiempo y engordará más rápido.
Cuando te vas a morir y sólo te quedan dos semanas de vida, toda conversación tiende a ser larga, odiosamente larga e infructuosa. Y la verdad cuanto más hablas con los médicos, más se acelera la muerte. Es como si su voz estimulara a los tumores y coágulos a desarrollarse más y más rápido. El médico, a mayor es el tumor, más importancia tiene. Cuestión de proporciones directas, supongo.
Es la última vez que vuelvo, me deprime más él que el coágulo.
De vez en cuando nos encontramos en una plaza en el centro, lejos del barrio, hablamos, nos besamos y pronunciamos confidencias de amantes. Le hago bromas sexuales.
Está mal engañar a la esposa, pero yo no pedí enamorarme de Ester. Y aún quiero a mi esposa. A Ester le pasa igual con su marido. Y aún así, a pesar de tantos engaños, es hermoso como nos amamos. Somos adultos patéticos, adultos usurpando la edad de los jóvenes. Pero no lo hacemos a propósito, no queremos ser jóvenes, amarse es sencillo y fluye como agua mansa con ella. No quisiera volver a ser joven nunca.
Le he escrito un mensaje en el móvil:
“Me muero cariño, tengo el cerebro podrido, te quiero aunque ya no recuerdo tu cara”.
Duele mucho escribir esto y la verdad es que su cara se ha difuminado en mis recuerdos y tengo miedo.
Siento náuseas.
Si hablo con ella, no querré morir y me aferraré a una esperanza que no existe y se multiplicará el dolor por mil, pero para ella.
Encima de estar jodido, uno ha de ser cuidadoso.
En teoría, a partir de ahora, todo segundo que pase, es un poco de tiempo que le he robado a la muerte.
Me despido cada día de mi hijo como si me fuera de viaje. A veces me tiene que repetir que aún no me voy y me seca lágrimas que no sabía que corrieran por mi rostro. Yo creía que sonreía.
A mi mujer le doy las gracias por todo, no sé porque lo hago, no sé… Pero me abraza y me quiere. Y no quiero separarme de ella, hoy no, ni mañana.
Cada día al despertar, me recuerda quienes son, mi cerebro está cada vez más oprimido y si duermo sin pesadillas es porque ni yo mismo me recuerdo.
Cuando despierto, nervioso y desorientado, me dice que es mi esposa, que llevamos viviendo muchos años juntos, y él es mi hijo.
Y poco a poco durante los primeros minutos de la mañana, recupero fragmentos de la vida de alguien.
En mi teléfono hay muchos mensajes de una tal Ester; se debe haber equivocado, seguro.
“¿Por qué no me contestas, Teo?” “¿Qué es eso del cerebro podrido? Ya no me quieres.” “Me estás haciendo mucho daño Teo”
He tirado el teléfono a una papelera, no quiero que mi mujer se crea que le he sido infiel, yo sólo la he amado a ella. Esa mujer se ha equivocado de número.
Yo a lo mío, que me queda poco tiempo. Como diría un médico: coagulando que es gerundio y el movimiento se demuestra no muriendo.
¡Ja! Se me ha olvidado lo que tenía que hacer.
Maldito coágulo, ya no me acordaba de él.
Tengo mucho miedo a dejar de andar, porque cuando me detengo, se me oscurece la visión y me duermo siendo consciente.
La muerte no es tan mala como dicen.
A lo mejor era eso, necesitaba descansar, un poco.
Soy Alicia en el País de los Coágulos Sangrantes.
Le iba a comprar a mi hijo su primera maquinilla de afeitar, pero me ha dicho que no la quiere, que usará la mía. En lugar de sonreírle y abrazarle, me he puesto a llorar. Y he salido a la calle y…
Lo que me faltaba ahora, se me ha roto una venita en la nariz.
Tengo que comprar dos barras de cruasanes y ochocientos gramos de pan, como cada día.
Antes de morir si puede ser.
Que día más bonito…
Joder se me ha cagado la puta palo…

Fin.


Iconoclasta

26 de febrero de 2008

Crispación y tensión

El Zapatero ya tiene mi voto, lo tiene desde que ha prometido pagarme cuatrocientos euros por él. Me da igual que la peña millonaria también los cobre y los Albertitos se puedan fumar medio puro de los suyos gracias a la paga del Zapatero; pero lo cortés no quita lo valiente, el Zapatero es un ser sin apenas velocidad en sangre. Y me da un mal rollo que te cagas. Es de esos que se ríen y te desean paz mientras te estás ahogando y es incapaz de mover un dedo para tirarte una cuerda.
Es de esos ricachones de mierda de buen vivir, que como ellos nadan en la abundancia, piensan que todo está bien y que el currante se queja por vicio y por incultura.

El Zapatero, debería aprender de Rajoy, porque lo menos que pueden hacer estos vagos políticos, es crisparse. Su obligación es crisparse por nosotros, joderse a trabajar porque para eso cobran una pasta que aunque nazcamos mil veces, no cobraremos jamás.
La mierda de talante de Zapatero en el puto debate (otro reality show como otro cualquiera), lo hacía parecer un estúpido mesías. Un hombre santo que hablaba y gesticulaba como un misionero de los cojones.

Los políticos a crisparse y luchar para el pueblo; ya se relajarán cuando les toque y sobretodo, cuando de ellos no dependa la economía y el bienestar de otros.
Muchos de los que le votarán no lo harán por la pasta prometida lo harán deslumbrados por su optimismo y su buen talante (de aquí a unos años, habrán apostoles y una religión nueva surgirá); sí, esos mismos desgraciados que por mil euros al mes trabajan como cabrones y soportan empresarios y encargados que hasta les dan por culo y los esclavizan sin ningún tipo de optimismo ni buenas maneras. Que soportan la crispación de la empresa.
Esos mismos son los que no tienen conciencia de su propia existencia, y miran con desconfianza al político que habla crispado de la carencias económicas y ven en el beato e insustancial Zapatero, una especie de padre que nunca tuvieron. Si es que al pueblo bajo hay que hablarle como si fuera subnormal para que se meta él solito en la picadora de carne.
Pobre de espíritu tiene que ser el que no exige que se le trate con la misma atención y esfuerzo con la que ha de trabajar cada día y cuidar así de su sueldo.

Yo lo que quiero, es que un cabrón de presidente rabie como a mí me han hecho rabiar en el trabajo cobrando una mierda. Que rabie y se crispe como cuando no he tenido trabajo ni dinero; solo que ellos rabiarán en algún club o esnifando coca de la buena. Hasta para eso son bien nacidos.

Tampoco soy idiota, sé que no me va a pagar ese dinero, que se inventará alguna mentira para quedárselo él y su cohorte de chorizos, pero me haré el tonto a ver si por casualidad, cae esa pasta.
¿Crisparse? Que se crispen hasta que les revienten las venas del cuello, que cobrando una infinitesimal parte de lo que ellos cobran, he tenido que vomitar bilis.
No te jode con la crispación... A lo mejor les tendremos que chupar la polla para que se relajen.

Si el Rajoy me hubiera comprado el voto como lo ha hecho el Zapatero, le hubiera votado a él tan sólo por su crispación. Al menos aparenta que se preocupa, no como el otro que ni levanta sus deformes cejas de troll.
Que se crispen y se arranquen los ojos, nada de optimismo ni besos de mierda con mi dinero.

Que curren un poco, coño.
Necesito dinero y unas vacaciones, menuda crispación tengo.
Es una mierda ser tan macho, demasiada responsabilidad reproductora.

Buen sexo.



Iconoclasta

17 de febrero de 2008

Todos por Zapatero y sus cuatrocientos

Vale, he de reconocerlo, no me importa en absoluto la tendencia homosexual del presidente Zapatero.
Y hablando en serio, siempre se ha considerado a los homos como personas más inteligentes, más sanas, más buenas, y mejores que los heteros.
Zapatero es la prueba de que un presidente julandrón es capaz de ganarse mi respeto.
Por cuatrocientos euros, le votaría aunque fuera heterosexual. Lo juro.
Y no es broma, tengo a mi madre colgada en E-Bay por trescientos cincuenta.
A mi hijo por doscientos y a mi mujer no, que la necesito para que limpie la casa. No me puedo quedar solo.
Si es que es lo que necesitamos: dinero.
Lo demás son cosas secundarias, porque ya está bien; hasta ahora, los gitanos y los seres más bajos de la escala social se podían ganar la vida follando y teniendo hijos que luego vendían. A partir de ahora, los ciudadanos y obreros normales, gozaremos de una paga, aunque sea única, de cuatrocientos euros.
Todos deseábamos poder comprar ese Ipod metalizado que nos encogía el alma al verlo tan inaccesible dentro de las vitrinas de las tiendas de electrónica hortera y por fin podrá ser nuestro.
Y todo gracias a nuestro homo cejipuntas y generoso presidente Zapatero.
Ni se os ocurra votar a esos rancios del PP, que no regalan ni una mierda y encima aburren a las ovejas. No vayamos a joder la marrana, que con estas cosas no se juega.
Además, el paro no es para tanto, al fin y al cabo, hay más de cien mil obreros que están haciendo cursos de formación para poder trabajar de presidentes de gobierno y mientras estudian ni necesitan trabajo, ni comer ni vestirse.
Por lo tanto, una mierda: lo del desmesurado índice de paro es una falacia de los fachas para joder a nuestro julandrín y cejipuntas Zapatero.
Y ya me estáis pillando doble papeleta del psoe para que vuelvan de nuevo, no me vayáis ahora a joder con los fachas o nacionalistas (son lo mismo).
Buen sexo
¿De verdad no os interesa una vieja para limpiar? Mi madre aún se apaña. ¿Y un niño para fotografiar o simplemente usar de repuesto para transplante de órganos?
Pujad en E-Bay, a ver si con su venta y la paga de ZP, me llega también para un cámara digital de una cojonada de megapixels.
Hasta luego, chatos y chatas, si me vierais... Estoy con el dedo en ángulo encima de mi ojo, como Bosé y Sabina...



Iconoclasta

10 de febrero de 2008

Blasfemia

No soy blasfemo, amo la blasfemia, Soy blasfemia, una blasfemia pegada a otra.
Y blasfemia eres tú que ridiculizas a los dioses con tu existencia.
No los maldigo, no los mento en vano, simplemente están muertos; murieron cuando tus pechos se desarrollaron, cuando te hiciste mujer.
Cuando de tu coño manó la primera sangre sacrificaste a los dioses. Las vírgenes murieron entre alaridos de envidia cogiéndose con las manos crispadas sus coños inmaculados ante la blasfemia hecha cuerpo.
Tu cuerpo.


Puta Diosa que haces de mí un animal baboso y arrastrado.
Me cago en dios, me cago en todas y cada una de las deidades que han usurpado un lugar que no les pertenecía, que han evitado por todos los medios tu advenimiento durante tantas eras.
Me llaman blasfemo, degenerado. Dicen que mi cerebro es una papilla larvaria, pútrida.
¿Por qué? ¿Por qué deseo follarte? ¿Por qué tengo la firme creencia de que estoy enamorado y quiero joder tu coño divino y sagrado?
Envidiosos de mierda.


Que ellos amen al clavado en la cruz, que imaginen la felación de un buda eunuco gordo y repugnante. Que babeen ante el sexo inmaculado de las santas.
Yo te rindo misa y sacrificio ante un altar de satén negro y humo de tabaco. Yo te entrego mi pene endurecido y arrogante. Mi pene incrustado en tu cuerpo dios, mi pene en tu boca húmeda, mi pene en tus pechos, reptando el glande por tus pezones y dejando espesos rastros brillantes en ellos.
Yo te ofrezco la misa de mi polla, y me clavo en ti como aquel se clavó en la cruz.


Blasfemia… Yo te contaré mis blasfemias contra ti, por ti.
Esta es mi misa:
La hostia es mi pene penetrándote, embestidas desbocadas. El vino es la sangre que derramo clavándome las uñas al cerrar los puños deseándote. Mi confirmación es un semen abundante, blanco y espeso arrojado a tu entrepierna, a tu vientre, a tus labios.
Me cago en todos los dioses. ¡Qué cojones entiende nadie de blasfemia! Si no puedo pensar en otra cosa más que en ti. Te amo entre lágrimas de puro de deseo frustrado, me masturbo entre muerte y hambrientos. Te amo a pesar de la enfermedad que me pudre la sangre. Te amo como jamás podré amar a mi madre ni a mi padre.
Te jodo ante las miradas muertas de los agonizantes. Sólo pienso en ti y mi miembro está tan duro que mis manos no prestan ayuda a nadie; se aferran a esta carne dura y pulsante como única salvación. Mi polla es tu cruz, te clavaré a ella.


Por lo que más quieras, mi Diosa: abre tus piernas y que tu sagrado coño se me revele como la luz divina se reveló a apóstoles y mártires.
No quiero corderos ni palomas, no quiero tus manos alzadas rogando por mi salvación.
Quiero tu cuerpo entre mis brazos y tus manos en mi polla, en mi blasfema polla.
Te amo como ningún dios ni humano pudo ser amado jamás.
Con toda locura, con toda ponzoña.
Eres la Blasfemia hecha Mujer. La diosa que acabó con el Mal y con el Bien y ha esparcido el Deseo por toda la humanidad.


Bienaventurado sea tu coño.
Maldigo mi polla dolorosamente dura.
Como te amo, mi Diosa.
Mi Puta Diosa…



Iconoclasta
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27 de enero de 2008

La finca y su limpieza

Tener que hablar hoy día con algunos presidentes de comunidades de vecinos, es la conversación más idiota y marujona que puedo tener.
Hay presidentes y vecinos preocupadísimos por la limpieza de la
escalera y vestíbulo de su mierda de finca. En torno a la mujer de la limpieza gira su triste vida. Claro, se han metido en un piso que a duras penas pueden pagar para después morirse, lo tendrán en propiedad durante unos escasos diez años y no se lo podrán llevar a su estúpido nicho. Es una putada para todos aquello seres cuya única meta en la vida es ser propietarios de una vivienda. Y no tienen otra cosa que pensar que en la trabajadora de la limpieza para así ahuyentar sus frustraciones, impotencias y frigideces. Cuando se dan cuenta de que sólo han conseguido disfrutar de un oscuro y pequeño piso en el barrio más tirado de la ciudad, es cuando sienten de verdad el peso del fracaso.
Yo no, yo sólo follo.
Ayer me encontré con Miguel que es un buen y concienciado ciudadano,
con su mujer prendida del brazo.
Me abordaron en plena calle y no tuve más remedio que pararme a prestarles atención. Una situación de lo más molesta para mí.

- ¡Hombre, Iconoclasta! ¿Kay? -kay = "que hay", en japonés.

- Pues mira, que todo es precioso. -le contesté con poco entusiasmo.

Tras las consabidas preguntas de cortesía y observar quien de los dos vivía mejor y estaba mejor situado, ganó él. Cosa que me sudaba la polla.

-¿Sigues viviendo en la calle del Subnormal de los Cojones?

- Sí, y compramos el piso. El amo de la finca era ya muy mayor y
vendió los pisos a los inquilinos más veteranos muy bien de precio.

Yo le escuchaba mirando las tetas de su mujer. Las llevaba muy prietas y tenía la esperanza de que por aquel escote, podría atisbar un poco de las areolas de los pezones.
Me estaba poniendo cachondo.

- Y ahora vamos a hablar con el administrador para que le comunique a
la empresa de la limpieza que nos cambie la operaria: ¿tú te crees que se puede hacer la limpieza de la escalera y el vestíbulo en sólo cuarenta y cinco minutos?

- No sé, a mí sólo me preocupa la paz en el mundo. -le contesté
observando atentamente la entrepierna de su mujer, donde la tela se hundía en el eje central de simetría de su sexo.

Intentó reírse, pero estaba demasiado afectado.

- Si es que las sudamericanas no valen para esto.- sentenció su mujer
y la imaginé con esos labios gordos y plenos acariciando mi glande
húmedo y lustroso.- Son muy marranas.

- Exacto -terció Miguel-, pasa el mocho deprisa y corriendo, echa una botella de ambientador para que huela a limpio y se larga dejando el suelo hecho una mierda. Que la hemos vigilado por la mirilla y sólo moja el mocho dos veces por rellano.

- Si es que todo lo que encuentras ahora son inmigrantes y moros. - dijo como si no fueran lo mismo.

Miguel estaba siempre muy caliente de joven, pero era el que menos follaba y el que peor leía de la pandilla. Vamos, de lo más normal de la iberia profunda.

- Y le vamos a pedir al administrador, que no nos envíe sudacas, que son unas guarras. -la maciza de su mujer estaba un poco nerviosa con el asunto de la limpieza, pobre.

Yo estaba pensando en como sería su ano, el tiempo que necesitaría para dilatarlo y hacerla gozar como a un golfa.

- ¿Sabes que cobra casi setecientos euros al mes? Y los de aquí sin trabajo. -Miguel estaba muy encendido, incluso me pareció ver hematomas en su frente, sin duda alguna producto de los latigazos que
su mujer le propina con el elástico de las bragas.

- Sí, me acuerdo de cuando tu padre tuvo que irse unos años a trabajar a Suiza, a una empresa de productos lácteos y chocolates. ¿Cuánto tiempo estuvo allí?

- Diez años. Al menos consiguió ser encargado de planta, pero currando de verdad ¿eh? No como todos estos que entran en España.

Encargado de planta… era el encargado del almacén y el único operario. El único que manejaba la carretilla. Aún me acuerdo de las fotos que nos enseñaba Miguel a los amigos.

- ¿Está buena la sudaca?

La mujer me lanzó una mirada aviesa. Nunca me acuerdo del nombre de
la buenorra de esa mujer.
Miguel sonrió nervioso.

- Hombre, es una ecuatoriana de esas bajitas, pero monas.

Miré otra vez la marca que hacía en el pantalón la raja del coño de su mujer y se me puso dura.

- Oye, pues sino quiere limpiar bien, que se desnude, y así por lo menos tenéis espectáculo. ¿Algúna familia sudamericana es propietaria de algún piso en la finca?

- No. -la mujer parecía incómoda con mis comentarios.

- Vale, pues entonces como todas son españolas que limpien las propietarias y a la sudaca la usáis de puta. Vamos, más o menos como tu padre hacía en Suiza, que tenía que tirar de las cajas llenas de mierda que nadie quería acarrear ¿no? Los del país mandan y los inmigrantes a obedecer.

Se quedaron un poco pensativos, incluso podía oír sus cerebros girar a muchas rpm.

- Menos mal que al menos los españoles sabemos lo que es emigrar, que
si no, seríamos unos racistas como los alemanes. -les dije en plan nostálgico y bonancible.

Levantando una ceja e intentado encontrar sentido a mi comentario Miguel dijo:

- Pues sí. Es que una cosa es ser tolerantes y otra idiotas. Que son muy golfas estas tías.

Mirando de nuevo los pezones de su mujer, les comenté:

- Donde vivo, tenemos de mujer de limpieza a una puta rusa, hace lo mismo que la sudaca. Solo que después pasa puerta por puerta ofreciendo mamadas a quince euros. Mira, en eso hemos tenido suerte.
Si queréis, os doy la dirección de la empresa.

- Vale. -dijo Miguel.

La mujer no dijo nada, pero la imaginé masturbándome con sus finos dedos llenos de anillos.

- Bueno, pareja. Me voy que tengo que comprar unas bragas para mi mujer y un paquete de condones, que llevamos unos días que no paramos…

Y continué mi camino pensando en lo bonito que es un país tolerante con otras culturas y razas. En el que los obreros se encuentran, se reconocen como tales y se respetan. Eso no existe, tampoco soy gilipollas.
Una mierda.
Un país como España lleno de palurdos hijos de emigrantes, seguirá siendo toda su puta vida un conjunto de incultos intolerantes.
Pero yo a probar condones, que es lo mío.
Buen sexo.


Iconoclasta

18 de enero de 2008

Cosmos negro

Cuéntame tus secretos, susúrrame todas y cada una de tus penas y frustraciones. Confiesa que tu vida es una mierda. Confiesa que no vives, sino que sobrevives.

Que soportas como yo, los días sobre la espalda, penosamente.

Tristemente, mi cielo.

Mi cosmos es negro.

Gravitan las carencias como los satélites en torno al negro planeta sin nombre. Y gravita tu ausencia en mi cerebro creando sinapsis apagadas. Mi pensamiento es unidireccional, directo a ti.

Por eso, mi vida, cuéntame de tus lágrimas. Dime cómo es tu soledad de triste.

Dime todo eso y hazme sentir hombre, quiero ser tu salvación. Quiero ser tu dios, el que ilumine tu camino.

Tu esperanza.

Una puta esperanza que se pudre en la lejanía de un largo recorrido hacia ti y tu cuerpo.

Quiero ser un astro que viaje a tu encuentro arrastrando esta estela de negra pena, de negra ansia por ti. Una estela de improbables besos, una estela de esperanzas que se hacen añicos como gas congelado al chocar contra pequeños asteroides, contra pequeños seres que dificultan mi camino hacia ti, hacia tu cuerpo.

Y si tu vida no fuera lo triste que es la mía, si acaso (maldita seas) fueras feliz; miénteme. Por lo que más quieras. No dejes que viva solo este infierno; no me dejes viajar por este universo oscuro sabiendo que jamás seré correspondido. No puede hacerte daño mentirme. Y sabes que te creeré.

Si lloras, aunque no sea por mí, deja una lágrima prendida en la órbita de la Estrella Desbocada, llegaré a ella y clavaré ese cristal en mi frente: una lágrima de posición en este viaje en el universo oscuro por el cual viajo hacia ti.

Hacia la luz.

Amo cada una de tus penas.



Iconoclasta

4 de enero de 2008

El puente


El puente está tendido en el aire y no sé donde se sujeta, no sé donde acaban los tirantes de acero que suben hasta el cielo ni veo donde se asientan los pilares.

Abajo sólo hay vacío y arriba también.
Es de tal magnitud el vacío, que la zozobra se instala atenazándome el ánimo y provocando un temor profundo.

Atávico.

¿Quién ha podido crear semejante construcción en esta nada? ¿Qué fin tiene? ¿Cuál es su origen?

Y está roto, estoy en el borde y más abajo continúa hacia un horizonte invisible, como si el blanco, o la transparencia del aire se lo tragara a millones de kilómetros.
Y… ¿Por qué salta la gente los seis metros de altura que hay desde aquí hasta la estrecha pasarela inferior? Es tan escasa...

Caen con fuerza, se quejan, se levantan y algunos siguen caminando cojeando.
Siento angustia, horror a saltar y caer fuera de la estrecha pasarela. Porque si caigo, agonizaré eternamente.

Saltar es un camino sin retorno.
Una vez haya bajado, no podré subir.

Y tras de mí, se extiende igual hasta ser engullido por la luz.
Saltan con total tranquilidad, tienen que saber adonde van. Deben saber algo sobre el puente porque no dudan.

Yo no sé que hago aquí, no importa. No es importante, porque todo lo ocupa mi temor, mi naúsea.
No se mueve el aire, no hace frío ni calor.
Sólo se instala un terror en mi caja torácica, es una presión que apenas me permite respirar.

Pasan por mi lado, algunos me rozan y saltan.

Y no hay ruido, es un mundo sordo.

Es tenebroso en la total y deslumbrante claridad de la indiferencia y la asepsia.

No siento hambre ni sed.

Y así, la muerte es peor que todo lo que nunca imaginé que podría ser.

Odio los puentes, siempre los he odiado porque llevan inevitablemente a la otra orilla, al otro lado. Y no hay más camino, no hay más sorpresa que un traspiés, que una barandilla rota o una caída sin fin.
El temor se esfuma, puedo respirar mejor.

Continúan: saltan, caen, se rompen, se levantan y caminan con las piernas deformes.

Un paso más.

Si no salto no avanzo.

Salto.

No hay angustia, no hay miedo y cojear no duele.

¿Por qué está parado ese hombre? ¿Por qué no salta? ¿De qué tiene miedo?

A veces tengo la sensación de haber vivido antes este instante.

Salto con la sensación de que el hombre está aterrorizado mirando al ¿cielo? ¿al vacío? A la nada.

Salto.

Todo es puente, y un puente se ha de cruzar. No hay nada más que hacer, que pensar.


Iconoclasta

29 de diciembre de 2007

Renacentista

Es mentira, el planeta no gira sobre su propio eje ni da vueltas alrededor del sol. Todo gira en torno a mí.
Soy un hombre del Renacimiento.
Me siento renacentista.
Me siento centro. Centro de placer y centro de gravedad.
El único.
Soy el centro del universo y tú mi satélite.
No es un enfermedad mental la mía, sólo quiero hacerte feliz y creas que me he convencido de que soy el ser en torno al que giras, y no al revés. A veces fumas maría y ocurren estas cosas, que te confundes conmigo cuando nos revolcamos, cuando nos enganchamos, cuando te jodo montada encima de mí.
Y es difícil saber quien es quien cuando las pieles se han pegado tan íntimamente y el sudor se ha mezclado. No sé de quien es el pensamiento que se ha enredado en tu cabello.
Me llamas dios…
¿Sabes que cuando te das la vuelta me llevo un dedo a la sien y lo giro mirando a la cámara fijamente, con divina paciencia. Y digo con la voz muy baja a los espectadores, que las diosas tienen algo de locas en su desmesurada pasión por alguien al que ilógicamente aman?
Dices girar constantemente en torno a mí. Estoy de acuerdo en que no te estás quieta un momento.
Así no hay quien te de un beso largo, eterno.
No hay quien te pille.
No me creo el centro del universo, pero me convences con esa inquebrantable voluntad de amarme.
Ego te amo y te hago mi esclava. Mia…
Si soy dios, que se haga la oscuridad en el mundo. No necesito nada más.
Ya me tienes bastante distraído.
Por mí, el mundo se puede ir botando por el universo de galaxia en galaxia si le place. Con ser tu centro me basta.
No puedo ser un dios; ningún dios pierde la calma como yo. Y sólo las diosas sonríen comprensivas con sus pechos erizados y aún empapados por la saliva de su renacentista hombre, cuando éste reposa la cabeza en su vientre.
Vas a tener que dejar de darle a la maría.
No te rías, anda.
Y tiene gracia, porque no tengo proporción perfecta; Leonardo da Vinci no podría encajarme en su cuadrado ni en su círculo. Sinceramente, precioso satélite mío, el artista se mesaría las barbas desesperado si yo fuera su modelo.
Me sentiría ridículo ahí en pelotas con las piernas y los brazos extendidos. Con una hermosa erección, sabiendo que soy observado por tus ojos.
Soy un renacentista morboso. Un David un tanto grotesco, pero con mejor color de piel y más dotado sexualmente, la verdad.
No es por nada, pero creo que Miguel Angel quiso consolarse de algún tipo de complejo.
Y esto me hace sonreír, porque si fuera Dios crearía quince más igual que tú y os haría madres a todas. Que no sólo de amor y arte me alimento, también soy carnal.
De hecho, de arte no entiendo nada.
Sería un sol con quince satélites girando a mi alrededor, moviendo sus sugerentes pechos de pezones oscuros y grandes y de tangas de sorprendentes colores y …
Estamos abusando de la marihuana, ¿no crees?
Somos un trozo del Quinquecento, un detalle de una obra de Botticelli. Nos han encajado a la fuerza en un mundo que se empeña en girar porque está loco, está perdido.
Dos centros que ignoran el mundo desde un palco pintado en la Capilla Sixtina.
Esta maría pega bien ¿eh?
Ven siéntate en mis rodillas, en las de tu dios. Que te voy a enseñar algo de arte renacentista, listilla.

Iconoclasta

23 de diciembre de 2007

Violeta

He cargado la pluma con tinta violeta. Dicen que es un púrpura azulado, un azul rojizo. Ambigüedadades cromáticas, imprecisiones que hoy, no importan. Es un color sereno.

Una serena pasión. Lánguida y perezosa, persistente y cálida.

Sonrío sin más, porque estás, porque te siento. Hoy tengo bastante con ello, no deseo devorarte como si viviera mi último día. Busco tu risa feliz.

Y no es por cansancio, es que me apetece dejar la espada y el escudo. Bañarme por los invisibles violetas del sol y que se caliente la piel. Que arda el sol lejano y me irradie de serenidad lumínica. Me he propuesto estar en paz con La Tierra.

Estar en paz en ti.

Rayos invisibles como el color de tu alma clara; violetas serenos como tus ojos observando mi vida con un parpadeo lento, íntimo.

Que se temple el espíritu y la vida se sature de un azul púrpura. Que la sangre corra tranquila por las venas como dulce es la vida cuando me guías.

Cuando ciego llego a ti.

Tinta violeta que he sacado de mis ojos, de mis lágrimas hoy raras, y serenas y felices. Te ungiré con ellas como un sacerdote pagano a la mujer desnuda. Escribiré de la paz y del amor en tu vientre.

Y evocaré tempestades en tu piel como recuerdos, como futuros.

Certezas de que te amaré por siempre.

Son descansos líquidos que gotean de mis labios a tu vientre trémulo.

Premios de la vida a un exceso de lucha, de pasión.

Borrones como violetas sobre tu piel.


Iconoclasta

15 de diciembre de 2007

Con Z de zafio


A veces me traigo el trabajo a casa para estar más tiempo con mi familia. Y así me relajo, me siento en el sillón con un cigarro colgado de los belfos, me hidrato bien el pene y comienzo a probarme el condón del lote que me he traído de la fábrica para sacarme una pasta extra.

Es que soy un probador de condones vocacional y por qué no, prefiero pelármela que ayudar a mi mujer en las tareas domésticas.

Mi hijo a veces me ayuda abriendo los estuches de los condones y mi mujer me la chupa mientras mira España Directo. Somos una familia la mar de normal.

Excepto por mi hijo, es que no sé de donde ha sacado la imaginación.

Me estoy corriendo, un momento.

— Puta, trágatela toda.

Siempre me pongo cariñoso cuando eyaculo y a mi mujer le gusta que le hable así. Mi hijo se ríe el muy pícaro.

Bueno, pues quería decir que somos una familia de lo más normal, salvo por mi hijo: Iconoclastito. Tiene una desmesurada imaginación y salvo por las faltas ortográficas sobre el uso de la “z” ha hecho una magnífica redacción para la clase de educación ciudadana zapatera.

Y digo imaginación porque se ha inventado una historia de lo más divertida en la que dice ser hijo de un matrimonio divorciado. Tan pequeño y tan atrevido, tan provocador…

Tan mentiroso… Estoy tan orgulloso de él…

Estoy seguro de que le darán una buena nota y como me siento tan bien con mi polla lustrosa que ahora chupa mi santa y con la imaginación de mi hijo, os dejo esta redacción para que veáis la fuerte carga dramática que sabe imprimirle a un hipotético matrimonio divorciado.

La Z ez nueztro camino. Por Iconoclaztito.

Loz tranzzexualez ya pueden hacerze un chocho con zu propia polla, con el dinero que noz roban de la nómina.

Loz maricaz pueden adoptar hijoz y a loz niñoz noz enzeñan en loz colegioz que hay que zer un buen ziudadano y huzmear en la mierda para que no ze cuele una botella de pláztico en el contenedor del vidrio.

Zi hemoz de hacer pipi, noz dicen que noz reunamoz en los lugarez que loz ayuntamientoz tolerantez y progrez han preparado para nozotroz (educación ciudadana). Hay urinarioz en todas las ciudadez ezpañolas, en loz barrioz máz humildez para que todoz loz botellonez que ze han de reciclar, zirvan para que loz eztudiantez lez demoz patadaz y noz meemoz en elloz zin moleztar a loz que máz dinero ganan y mandan.

Ez maravillozo vivir en Ezpaña; azí como zuena, con z de zojones.

El que zeamoz loz obreroz máz pobrez de Europa, ez algo que hay que obzervar con optimizmo, laz hipotecaz zuben y no tenemoz porque zer alarmiztas y hazta comprar un lata de atún requiere un eztudio económico.

El otro día noz enzeñaron en el colegio a cortarnoz los peloz de la zejaz para parecernoz a Zapatero, que ez nueztro mezías.
Mi papá uza el tren para ir al trabajo y como eztá tanto tiempo ezperando el tren y el autobuz, ze ha juntado con una puta tranzzexual que laz mama a quinze euroz en la eztación de Zants.

Ahora zoy hijo de un matrimonio divorciado y como me he engordado durante eztaz vacacionez, los zervicioz zocialez me quieren llevar a un campo de concentración lejoz de mi madre porque no lez guzta a loz zeñorez gobernantez que ezté gordo. Me han hecho vomitar en el comedor de caza para obzervar zi he comido hamburgueza para cenar.

Zi un hombre malo le pega una patada a un mujer, ez un criminal y va a la cárcel. Zi unoz zeñorez matan a otroz con un dizparo en la cabeza, entoncez hay que hablar y eztudiar que ze puede hacer. Loz etarraz zon zeñorez que ze cuidan de proteger a laz emprezaz para que loz gitanoz rumanoz y nazionalez de mierda no lez quiten la chatarra.

Tampoco eztá bien pegarle fuego a laz fotoz del rey, porque el rey ze cabrea, el zapatero ze acojona y todoz tienen miedo a que el ejército que manda el de la foto quemada, ze enfade y noz mate a todoz a tiroz.Y ezto no ez democracia, porque un rey ez un tirano y zi no lo ez ¿para que cojonez hace de rey zi hay prezidente? Ezto ez un rollo, me voy a fumar un cigarro de marihuana porque noz dejan cultivarla en caza; pero oz juro que no fumo tabaco zoy un buen ciudadano; ademáz, el tabaco ha zubido mucho y mi mamá tiene que poder darze un capricho dezpuéz de tanto trabajar para nada como dice ella.

Mi mamá dice que zi a otros lez hacen una polla nueva o un coño máz chulo con zu ezfuerzo, a ella le pueden pagar loz medicamentoz para el cáncer. Que baztante le chupa la polla al cabo del día al hijoputa machizta que cobra máz que ella y trabaja nada.

Cuando tengo que pazar unoz díaz con mi padre, me dice que le han quitado loz puntoz del carnet de conducir porque no zupo ezquivar a tiempo una piedra que le lanzaron unos mierdaz de niñoz gitanoz, hijoz de traficantez de drogaz. Y dice riéndoze como un loco, que loz policíaz y el alcalde lez chuparon la polla a loz jefez gitanacoz (“patriarcas de mierda. Sic) porque no tenían cojonez a plantarlez cara ni a meter en la cárcel a eza piara de piojozoz.

En fin, que en la ezcuela noz dicen que nueztroz papaz voten al PZOE y Zapatero, porque zi no lo hacemos y gana otro partido, habrá una guerra civil y ya no zeremos librez, ni ziquiera para fumar marihuana.

Loz faciztaz zon unoz reprezorez de laz libertadez. Y el profezor noz lo hace repetir al entrar y zalir de claze.

Puez yo no acabo de verle la gracia, porque me han dicho en nombre del bieneztar público, que en cuanto adelgace y me haga un poco máz mayor, me mandan al Líbano a matar moroz, que ez lo mizmo que en Irak pero al gobierno que vela por nueztra zalud, le zale máz barato. Iconoclazta jr.

¿Cómo no voy a querer a mi hijo?

— No llores Vero. Es sólo una redacción infantil de unos padres divorciados, lo normal de hoy día.
La muy guarra no lleva bragas… Parece mentira que sea mi mujer con lo buena que está.

— Anda, siéntate en mis rodillas que te voy a consolar de ese sentimentalismo llorón.

— Y tú, Iconoclastito, haz el favor de corregir toda esa mierda de zetas, coño. O te pego una hoztia.

Me encanta ser ezpañol y ser amo de una familia feliz que me alienta en mis pajaz.

Buen sexo.


Iconoclasta

23 de noviembre de 2007

Meando


No necesito darte grandes e impactantes pruebas de amor, no pides pasión desmedida. Ni siquiera te pido ser tu único hombre.

Duermo y sueño que te follo, con eso me basta.

Me bastaba en un principio… En el de los tiempos.

Despierto pensando en ti; no siempre, pero en más ocasiones de lo que la cordura aconseja.

Despierto con el deseo de metértela dormida, embestirte con los ojos legañosos.

Con la polla dura por excitación y ganas de mear.

¿No es un poco tortuosa nuestra naturaleza humana? Las lágrimas, o son orina o lo más parecido a ella. Agua no es.

Sudor tampoco.

Ergo las legañas son cálculos.

Hace unos segundos que estoy despierto pero no me apetece levantarme aún, el pene está entumecido y ponerse en pie es incómodo con este hierro entre las piernas.

Al final, me incorporo y arrastro descalzo esta cadena de asociaciones de ideas que me lleva al lavabo a mear con la polla tiesa.

Un alma en pena y empalmada…

Puede que te rías.

Normalmente te ríes de mi cruda pasión cínica y obscena.

Me gusta mear, cogerme el nabo duro con las ideas aún apelmazadas y confusas agitándose en este cráneo ahora vacío y dejar escapar la orina, pensando en lo que sería que unas manos distintas a las mías rompieran este rito de intimidad que es la primera meada del día.

Algo de deseo sexual puro y duro.

Duro… Valga la redundancia.

No me digas nada, solo ven, sígueme. Colócate detrás de mí y saca mi pene por encima del elástico del pijama. Cógelo y encáralo al inodoro.

Yo apoyaré las manos en la pared, me dejaré hacer con tus pechos aplastados en mi espalda.

Gemiré desinhibidamente, y desinhibidamente dejaré escapar la orina con la esperanza de que tus cálidas manos hagan lo imposible: que consigan extraer el semen al tiempo que la orina.

Es mi fantasía.

No soy un enfermo, no soy un sucio. Sólo estoy medio dormido, medio salvaje. Embrutecido.

Sólo son confidencias de amante, juegos y deseos que nacen de un cerebro que aún no ha asumido su papel en esta mierda de día. Es demasiado pronto para tener en cuenta lo aprendido, lo correcto para mantener una relación cordial con el mundo.
Estoy aún en esa fase en la que escupo flemas y trato de tolerar con desgana la realidad de otro día que, sin duda alguna será igual que el de ayer.

De una frustración cuasi angustiosa que me hace pensar en venas cortadas, porcelana ensangrentada, orina y sangre. El filo sucio gotea sangre espesa.

La corrida de un muerto, semen agonizante…

Es todo tan feo, tan gris…

Sólo eso te pido, ayúdame a mear, dame consuelo en las duras mañanas en las que el erecto miembro se bambolea tieso camino al lavabo.

Quiero gemir de placer entre tus dedos, entre semen y orina.

Si es posible…

Correrme de pie, con tus manos manejando esta polla que no se dobla, que de tan rígida me duele. Me atormenta.

Quiero sentir este momento íntimo, sacrificar mi único instante de aislamiento y ofrecértelo. Ese momento en el que aún no soy del todo consciente de lo cautivo de ti que es mi pensamiento.

No puedo ofrecerte más que esto, es mi única prueba de amor y deseo.

No soy un guarro, no soy un enfermo.

Sé que te excita aunque tu boca dibuje un desagrado: te muerdes el labio inferior sin darte cuenta; tu coño se hace agua con sólo pensarlo.

No es presunción, no es un alarde tener la certeza de conocer cada uno de tus ademanes, de tus gestos; es mi prerrogativa de amante, es mi premio al amor que te consagro.

Es lo que me gano día a día amándote y deseándote.

Tengo ganas de mear, tengo ganas de que me la saques tú, de que me la menees tú. De que suspires a mi espalda mientras la orina brota guiada por tus dedos.

No soy un guarro, no soy un enfermo.

Simplemente a estas horas, aún no soy humano.

Me voy a mear.

¿Me acompañas o no?



Iconoclasta

17 de noviembre de 2007

El dios Shiva entre idiotas

En la India, una niña nació con cuatro brazos y cuatro piernas. Durante esta semana ha sido noticia la operación a la que la han sometido para cortar esos miembros sobrantes, restos de un hermano gemelo que no consiguió desarrollarse.
Pero de esta noticia, lo que más llama la atención, es que la familia se negaba a que a su hija la operaran. Decían que era la reencarnación del gran Shiva el destructor.
Y no deja de ser irónico, ya que en la mitología hindú, este dios es una especie de asesino a sueldo por encargo de otros dioses. Un instrumento para controlar la natalidad de la humanidad.
Los dioses tienen miedo de que los humanos puedan serlo tambén.

Y yo pienso en esa familia de hijos de puta, en su puta madre, en su puto padre, en sus mierdas de abuelos, en sus asquerosos hermanos y putos tíos y primos.
¿Cómo unos padres pueden ser capaces de joder la vida de su hija más de lo que la tiene ya?
Esa niña no debería volver con esa familia de tarados subnormales. Que quemen a la familia entera encima de una balsa, en el Ganges sucio y apestoso.
Místico como una mierda en un altar.
No te jode...
¿Respeto por una civilización o religión? Que respeten primero a sus hijos.
Pandilla de hijos de puta...
Porque ser pobre o ignorante no es una excusa para ser un hijo de puta avaricioso y querer exponer a una persona con una seria deformación como un monstruo de feria.
Me meo yo en el misticismo de los hindús.
La madre que los parió. Lástima que Inglaterra en su tiempo no hubiera hecho algo más definitivo con esos idiotas.
Bueno, me la voy a pelar pensando en como Shiva es capaz de masturbar a cuatro tías hindús y buenorras con todo ese follón de brazos. Soy pelo fetichista.
Pero no permitiría el sufrimiento de un hijo mío.

Buen sexo



Iconoclasta

12 de noviembre de 2007

A Ítaca con Cavafis

Constantino Cavafis (Konstantinos Petrou Kavafis 1863-1933).

Poeta griego, uno de los más importantes del siglo XX y representante del renacimiento la lengua griega moderna.

Periodista y funcionario, publicó poco en vida. Fue tras su muerte cuando sus obras consiguieron lentamente la notoriedad.

Fue poeta urbano e introspectivo y su homosexualidad manifestada sin pudor, fueron las causas que demoraron su fama. En 1960 los movimientos homosexuales, lo elevaron a la categoría de icono cultural.

Ha influido notablemente en escritores como Luis Cernuda y Jaime Gil de Biedma.

Corrigió sus poemas con minuciosidad, hasta tal punto que algunos tardaron diez años en acabarse.

Se movía bien entre la decadencia de los grandes momentos históricos.

Hoy día, sus poemas más leídos son los relacionados con el erotismo homosexual (”Recuerda, cuerpo…”).

Aquí, en Ítaca, Cavafis nos enseña como hacer el viaje hacia la legendaria isla. El viaje que adquiere todo el protagonismo y convierte la meta en un espejismo que nos sirve de faro en nuestro viaje hacia lo mejor de nosotros mismos. Si lo tuviéramos, claro.


Ítaca
(Poemas Canónicos, 1895 - 1915)

Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.

Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.

Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.


Iconoclasta