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9 de mayo de 2023

lp--El gran error de votar, o un acto ingenuo--ic


Votar es el mayor error que una persona con inquietudes de libertad y honestidad pueda cometer. Con ese aparente acto festivo y frívolo, cada voto es una autorización a la dictadura para que el estado ¡con tu permiso y sonrisa! robe y destruya tus más necesarias libertades y necesidades biológicas.

Porque votar, en definitiva, es creer en el estado y pedirle que haga de ti lo que le plazca.

Es un acto terrible y suicida contra la libertad y la dignidad.

El voto autoriza al tirano a hacer tu vida gris e invadir tu intimidad. A erradicar la ilusión de tu día a día para llenarlos con sus dogmas de prohibición y castigo.

Porque lo que llama el estado “civismo” es contrario a tu supervivencia: votar al enemigo para que haga contigo lo que quiera con tu permiso y fe religiosa en él.

Firmar un cheque en blanco y dárselo al criminal.

Depositar tu voto en la urna que te ordenan, es comulgar con la dictadura, recibir en toda la boca su hostia de usura y tiranía, eternizándolas para joder el nacimiento de próximas generaciones.

Es una frivolidad digna de una infancia no formada aun intelectualmente.

El voto es la aberración de la libertad y la voluntad.

Si tú has votado, es tarde ya. Solo, si se diera el caso, podrías educar a tus hijos para que no cometan tu error, que no voten jamás, que no se ahorquen gratis ante el tirano.



Iconoclasta

 

23 de diciembre de 2017

Democracia: una mierda


Argumentación:
La miseria humana alcanza su más alto grado en los actos deportivos; pero con mayor virulencia en los religiosos y políticos.
La razón es bien sencilla y obvia: la humanidad (chusma) necesita dogmas e ideologías ajenas por la incapacidad de cada individuo para crear la suya.
La humanidad es absolutamente inútil, a nivel de individuo, para crear una idea o convicción que le haga actuar en consecuencia.
Necesitan con desesperación que alguien les diga lo que han de creer, cómo actuar y cuando follar. Esto último es de lo más cotidiano y triste. Si un gobierno dice que hay que tener hijos y que darán una paga por hijo, los borregos se hincharán a follar hasta tener suficientes hijos como para venderlos a macdonals y que hagan hamburguesas con ellos, o como ahora está de moda, venderlos desnudos en internet.
Hubiera preferido nacer ciego o no nacer, a parecerme a la chusma.

Testimonio:
Cataluña, diciembre 2017. He visto gente cuidar de los carteles electorales, recogerlos del suelo con devoción e intentar pegarlos de nuevo o dejarlos bien alisados sobre una baranda o un banco. He visto quien cuida de unas tiras de plástico como bolsas de basura amarillas (emblemas de protesta política), como si fueran delicadas flores. Las volvía a asegurar y las componía como si tuviera una reliquia entre sus manos.
Me han recordado al pobre y mega-divertido Scrat (la ardilla prehistórica de las películas de dibus, Ice Age), cuando con desesperación e ingenuidad, con sus patitas delanteras y con agudos jadeos, intenta cerrar la brecha que se abre en un glaciar y evitar así que el continente se rompa.
Solo que Scrat es divertido, una genialidad. Los ciudadanos que he visto solo son patéticos.
El ánimo de los fanáticos está gobernado por sus amos: obedecen consignas de sacrificio, de ira, de alegría, de tristeza… Con diligencia mutan sus rostros y sus emociones. Se sienten esclavos o libres si así lo desean sus presidentes o líderes.
Les encanta que les digan que son mártires, que todos son un solo pensamiento.
No conocerían ni sabrían que hacer con la libertad si se la pusieran delante de las narices, o se la tatuaran en la frente.
Y siento náuseas, porque no existe nada peor que la uniformidad. No existe mayor degeneración de la dignidad, que una manada de seres humanos gritando lo mismo. Es un insulto a mi singularidad, una amenaza a mi individualismo.
Lo peor que pudiera ocurrirme es verme integrado en un rebaño. Me siento sucio por dentro con solo pensarlo.

Conclusión:
Es la razón por la que jamás votaré: mi voto es mucho más valioso que el de un borrego, jamás dejaría que mi sobre cayera en la misma urna.
Si alguien me aconseja que vote, al igual que al diablo, me bese el culo.
Solo votaría si una junta electoral colocara una sola urna para mí y esa urna tuviera un identificativo: 1x 250000 (mi voto equivale al de un cuarto de millón de votantes). Sí, ya sé que es una cifra muy pobre; pero es solo simbólica, no soy usurero; conque marque una pronunciada diferencia me basta. Algo que explique que mi voto es inteligente, preciso, magnánimo y que he perdido un tiempo precioso para votar.
Una mierda, la democracia es una burda trampa.
Un espejismo para esclavos con pocas inquietudes intelectuales y sin sentido de la dignidad.




Iconoclasta