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12 de julio de 2016

Seremos sepulcro



No sé como será nuestro amor y nuestra pasión en los próximos años, no sé como nos besaremos y donde te follaré. No sé ni siquiera lo que ocurrirá dentro de un minuto.

Pero sé cual es el final.

Formaremos el obsceno sepulcro donde los afables abuelos y los buenos padres, se masturbarán. Donde las madres apretarán fuerte sus muslos estimulando su clítoris mal usado.

Seremos La Meca, la negra piedra de los hipócritas, de los que sudan pensando en cosas que no harían jamás porque no pueden, porque no saben, porque sienten asco de sí mismos.

Porque no son hombres, no son mujeres. Son rodillas gastadas de silenciosas mamadas sin luz, sodomías del alma y el ano que gozan de sus amos, de sus dioses.
Seremos los amantes muertos en un sepulcro con doseles de terciopelo rojo burdel y manchas pecaminosas en las sábanas.

La Santa Sábana Carnal, en la que la mariposa de tu coño dejó una huella indeleble, donde tu boca aloja mi polla y mamo tus pezones hasta el dolor de mis dientes, hasta el agua que brotará por tu coño.

Se masturbarán regando nuestras flores marchitas con el semen de los idiotas, con el semen corrupto de los fariseos que desean follar a sus hijas y nietas y callan y sudan la mierda de su cerebro, como un alquitrán pútrido que cubre las calles de sus ciudades.

Porque no encontraron la pasión, no encontraron la mujer, el hombre.

Se quedaron con lo que tropezaron, perezosos malos folladores, malos amantes. De negros pensamientos, de nulos actos.

Seremos mármol en el mausoleo sexual, donde te besaré cubriendo con la mano tu coño hambriento, y tú aferrarás mi polla goteante, ansiosa de ti.

Ante ellos, ante el mundo. Ante los enfermos y los locos.

Seremos el infierno en la tierra.

A pesar de la muerte.

A pesar de los puercos que orinan y piensan que eyaculan.

A pesar de los hijos que son de mierda, engendrados por sodomías esclavas, por sodomías cobardes.

Por narcóticas y alcohólicas frustraciones de un sexo que no comerán jamás.

Solo sé, amor, el final; lo que hay en medio, antes de la muerte, es maravillosamente ignoto.

Porque contigo no hay años de días iguales, contigo me espera el sepulcro de la lujuria. Morir clavado a ti.

Hundido en ti.

Ante ellos, ante su vergüenza y envidia, ante sus sexos húmedos de podredumbre.

La eternidad es tu coño.

Descansen sudando en su sepulcro los obscenos amantes.



Iconoclasta