Powered By Blogger
Mostrando entradas con la etiqueta sagrado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sagrado. Mostrar todas las entradas

20 de junio de 2016

Blasfemia en Sagrado



Piso la tierra y las ruinas que antes fueron sagradas, fumo y sudo entre centenarios muros. Y solo pienso en ti.
No tengo nostalgia ni respeto alguno por la historia, porque la historia es una sucesión de errores.
Yo soy la verdad y la hombría.
En mí no hay admiración por las piedras mal colocadas, solo hay una burla hacia tiempos de esclavitud moral .
De ser esclavos a cambio de un paraíso inexistente.
Porque solo concibo el paraíso entre tus piernas. Cargado de vida, de semen, de saliva goteando sobre ti.
Follarte entre los muros de sagrado. Quisiera tener el suficiente poder para comprar esa ruindad, toda esa miseria que huele a muerte, ignorancia y engaño.
Follarte en el altar roto de una ermita donde cagan los animales del bosque.
Encadenarte de cara al secular muro y metértela por detrás, ante los espíritus santos, ante las mentiras proclamadas miles de veces.
Que los muertos giren sus rostros sin ojos ante la vergüenza de mi polla reventando tu coño.
Seremos blasfemia ante los ojos de vivos y muertos, temerán y proclamarán mi castigo, nuestra condena; pero solo verán mi semen deslizándose por tus divinos muslos.
Y lameré el rastro que he dejado en ti susurrándote: "Perdóname mi puta, porque he pecado".
Fumo y observo rincones santos donde meter mis dedos bajo tu vestido e invadir tu coño, castigarte con placer ante los mentiras sagradas a las que somos inmunes.
Quisiera ser un cristo recién nacido chupando tus pezones hasta hacerte desesperar en el altar roto, donde las hostias se comían con hambre y con estupidez.
Donde se mantenía una pegajosa oblea en la boca pensando que ganaban un lugar en un paraíso.
No pienso en los muertos, en las gentes que un día asistieron con devoción lerda a una misa.
Pienso en el espacio duro, salvaje que es ahora; pienso en joderte donde los que ahora están muertos, propagaron la cobardía y prostituyeron su libertad y espacio a la falacia y la ambición.
Y todo para obtener más esclavitud.
Separaré tus piernas ante donde un día hubo una cruz y lamiendo tu coño, le diré a los que dejaron de existir que tu vagina goteante es el único cielo y que requiere vida y fuerza para acceder a él.
Requiere cojones y no oraciones.
Amarte y follarte no puede esperar a pasar a otra vida.
Te joderé en esta tierra entre estos muros. Aunque teman un castigo divino para mí.
El fluido de nuestra cópula regará el suelo y los cadáveres que un día creyeron en fantasías pueriles.
Quiero que me acusen de blasfemia con mi rabo duro en tu boca.
¿Has visto lo que es amarte?
Me haces salvaje e impío.
No hay nada en el planeta por lo que sienta más admiración que por tu piel y tu mente.
No hay nada que me inspire tanto fervor como besar tus cuatros labios.
Aquí lo afirmo, ante sagradas ruinas, ante una tierra donde unos creyeron en santos y pecadores.
Donde jamás nadie hubiera pensado que sería nuestro burdel del deseo más brutal y desinhibido.
Tú me absuelves y yo te la meto.
Pecadores, gozosos y carnales pecadores...
No hay pecado, solo tu carne, el auténtico paraíso.


Iconoclasta
Foto de Iconoclasta. Ermita de Sant Bartomeu, Ripoll.



4 de diciembre de 2014

Un sagrado misterio


No somos dos enamorados.
No somos solo eso: solo amantes.
Somos dos rarezas en una esfera transparente de cristal de amor.
Somos un sagrado misterio en el planeta. No existen dioses, solo nosotros.
Un sagrado misterio porque nadie puede comprender como es posible amarte tanto, con tanta fuerza.
Cómo es posible ser tan amado como yo.
Somos la representación plástica y metafísica del amor. Una performance conceptual, surreal, mística y carnal.
Carnal, carnal, carnal...
Por todos los dioses, no sabes lo  que te amo...
Somos admiración, ante todo envidia.
Van a destruir nuestra esfera de amor, ya no seremos exclusivos el uno para el otro, ya no seremos especiales. Van a reventar a golpes el misterio que somos, con puños y dientes. Rabiosos, fariseos...
Ahora, precisamente ahora...
Te busqué en países lejanos, en tiempos que eran trampas.
Y estabas aquí, mi amor. Perdí tiempo y fuerza en errores.
Se acercan, quieren tocar, violar y mancillar el sagrado misterio, mi amor.
Abrázate urgente y fuertemente a mí. Oprime tus preciosos y menudos pechos contra mí, quiero fundirme contigo y que sientas la sagrada erección del amor. Antes de que nos olvidemos, antes de que nos destruyan como misterio.
Quiero crear en mi memoria toda una vida contigo, creer con firmeza que estos instantes de amor en los que te he encontrado, reconocido y besado, han llenado mi vida.
Dame tus labios y tu lengua, no te importe que los rasgue,  que duela el beso del sagrado misterio.
Quiero estar unido a ti cuando destruyan lo que somos y  dejaremos de ser.
Es tan breve lo hermoso, mi amor.
Cientos de hombres, mujeres y niños golpean la esfera del sagrado misterio de esos amantes anónimos y obscenos en su amor exclusivo y aislado del mundo. Son golpes sordos, en un silencio de pasos sin voces, de emoción insana, sin alegría...
Unos quieren entrar y ser misterio, otros quieren destruir lo que les está vedado.
La primera fisura que se abre en la esfera, contamina el interior en un instante corto como un latido de corazón.
El mediodía hace de la calle y sus seres un infierno, un horno al rojo vivo.
Los amantes han cesado el beso y sus cuerpos se separan.
Ya no hay misterio. La esfera de sólido cristal de amor estalla como una burbuja de jabón que cae dulcemente sobre el suelo ardiente.
Sin ruido y con la vulgaridad como atmósfera, los cientos de seres guardan silencio cuando los amantes se alejan el uno del otro con indiferencia autómata.
Alguien entre la multitud ríe, y todos se dirigen hacia algún lugar de la ciudad, charlando animadamente o con una carga de mediocridad sobre sus hombros que los encorva.
Los amantes ya no existen, no hubo misterio jamás. No se distinguen del resto de seres humanos.
El atardecer y sus sombras largas como finos cuchillos, masacran los restos de un misterio sagrado y efímero.
Jamás ocurrió, no hubo nada ultra terreno.
No es posible, no es legal semejante amor.
No hay misterios en un mundo plano, previsible y anodino.




Iconoclasta