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8 de marzo de 2023

lp--La “evolución” histórica humana--ic

Black Death (2010), es una película cuyo argumento transcurre sobre el 1300, durante una epidemia de peste. Correcta o medianamente ambientada, actuada y dirigida. Entretenida sin más.

Sin embargo, me ha sido inevitable no pensar, evocar, concluir, razonar.

La chusma idiota de viejos tiempos, hablo de estos de la peli y de anteriores, dejaron su huella genética que ha llegado hasta hoy. Ese rastro de miseria y mezquindad propio de la especie humana con escaso intelecto, con necesidad y deseo de ser gobernada y nulo concepto de la libertad, ética e individualismo que a cada ser humano da dignidad e identidad.

Desde los remotos tiempos en los que se creó la primera sociedad humana con un mono jerarca mandando a otros monos para vivir de ellos sin esfuerzo, hasta hoy; donde visten con ropajes coloridos, llevan un teléfono y piensan exactamente igual, ergo votan la misma mierda en grandes manadas. Con la diferencia de que hoy día hay otro decorado y el bozal es más agresivo en su perfil, bonito y colorido que el que usaban en la edad media para combatir, en su infinita ignorancia, la picada de una pulga, la peste. Desde aquellos tiempos hasta la actualidad no ha habido evolución. La inteligencia se ha estancado o atrofiado, solo se ha actualizado (v. X.x) la misma miseria humana o mezquindad. Prácticamente eternizada. 

Una evolución lleva centenares de miles de años. Así que en veinte mil años, los monos humanos poco han podido evolucionar en su fisionomía e intelecto.

Siempre surgen rarezas humanas cada cien o doscientos años que han dado conocimientos a la especie humana, y longevidad por medios artificiales: higiénicos y médicos; pero la esencia es la misma.

Cada día que pasa estoy más convencido de que fue la religión la que hizo al ser humano esclavo de otros humanos.

Que la especie humana no se ha desarrollado como debía porque esos tipos que practicaron el timo de la religión, seleccionaron primorosamente a los humanos crédulos y obedientes y los dejaron vivir y reproducirse. Y éstos agrupados en catervas, asesinaban líneas genéticas más fuertes e inteligentes con el fanatismo que les fue inculcado por sus jerarcas religiosos.

Y así la humanidad actual y su comportamiento insectil (globalización) es el producto de aquella rústica selección ganadera que llevaron a cabo los monos jefes religiosos.

Mayoritariamente la sociedad actual está formada por líneas genéticas de humanos de pocas luces, dependientes y obedientes de los mafiosos o jerarcas que los gobernaban (no pueden entender una vida sin prohibiciones o leyes, sin amos que los protejan de su propia cobardía e incapacidad).

Y gobiernan.

Tal vez sea esa la razón por la que se busca pervertir hoy las crónicas históricas; no es una idea popular saber que tienes en la sangre el mensaje genético de la estulticia, la mansedumbre y la fe. Ese carácter gregario de los mamíferos domesticables y rumiantes, tan alejado del homo sapiens sapiens original. Eso, si lo entendieran, me los deprimiría; mejor borrarlo o adulterarlo.

La historia sin los trozos feos…

La política es tan solo una rama de la religión, con ideologías paralelas y convergentes al mismo fin: el cielo para los obedientes y el infierno para los no creyentes.

O lo que es lo mismo, riqueza en vida para los que mandan y un paraíso, tras la muerte, para los obedientes y crédulos.

La evolución consiste en que los más fuertes sobreviven y dejan un mensaje genético de esperanza de ser mejores y más eficientes a las futuras generaciones. Lo que ha ocurrido con la especie humana a lo largo de los últimos veinte mil años aproximadamente, es la injerencia y perversión de la especie humana con el exterminio de las genéticas más aptas y fuertes en pro del poder de los idiotas. El secreto de la victoria de los idiotas está en que son plaga. Por eso las hormigas devoran elefantes…

No lo digo yo, lo dice la historia. Y la biología. Y la ganadería.

Y la experiencia, conocimiento y deducción. Las mías y las de algún listillo también anónimo, de paso por el mundo en la actualidad; pero calla para que no lo asesinen también.

No pudieron acabar con todas las líneas genéticas válidas y decentes; pero eliminaron las suficientes para que las seleccionadas por el ganadero fueran una gran mayoría que en un futuro, votaría a esos monos idiotas prepotentes sin razón justificada.

No existe una “evolución” tan triste y sórdida como la humana en ninguna especie del planeta, salvo la de los insectos coloniales, que los pobres carecen de masa encefálica. Se les puede disculpar por ello.

Ante el temor de que mi sangre pertenezca a la misma mezquindad genética seleccionada a lo largo de veinte mil años de selección ganadera religioso-política, evoco de nuevo y razono estos argumentos para luchar contra mí mismo; como quien lucha contra una enfermedad mortal a pesar de saber que no puede ganar. Es triste, pero tengo ese épico romanticismo también heredado que me lleva a denigrarme fría y calculadamente.

Ver esta película que no tiene ningún viso de intelectualidad, me ha llevado a explorar mi sabiduría acumulada sobre la humanidad y su historia de nuevo. Mi cerebro se acelera ante todo asomo de imbecilidad, fanatismo, mezquindad y cobardía actuales o pasadas.

Es un asco la sabiduría que consume tanta glucosa.

Da jaqueca.

Actualmente, gracias a la tecnología aplicada al adoctrinamiento y amaestramiento de las reses humanas, la selección ganadera religioso-política consigue eliminar con más rapidez las líneas sanguíneas humanas dignas erradicando inteligencia, valor, libertad e individualismo (fuerza creadora) y dejar más espacio a las indignas que son las que dan votos (poder sin destrucción de las posesiones acumuladas por los ricos, es decir, pacíficamente y con aplausos), por ejemplo: la hazaña de una vacunación de maneras carcelarias, ruinosas y fascistas, tan global y veterinaria como la del coronavirus.

Los malos siempre ganan y se reproducen en progresión geométrica insectil, es el corolario o moraleja de la historia de la humanidad.

Porque se sigue hoy, a pesar de una mayor y teórica culturización, con fe ciega votando u obedeciendo a la misma casta de miles de años atrás (que también fue primorosamente seleccionada con artes ganaderas), con igual vehemencia.

Es muy deprimente, triste y monótona la historia cuando te das cuenta de que solo se trata de un cambio de atrezo. Y lo demás, la idiotez, se ha cronificado para siempre jamás. A menos que se produzca por algún azar un cataclismo que destruya la civilización y algunas líneas genéticas indeseables. Y puedan hacerse así bien las cosas de nuevo, sin usar los restos de lo malo o podrido. ¡Alabados sean los dioses todos! (en tal caso y sin que sirva de precedente).

Carita sonriente (que malditas las ganas de risa…).



Iconoclasta


17 de julio de 2022

Complicar lo sencillo es la norma de cualquier tipo de poder

Siempre sentí fascinación por los instrumentos de medida, aquellos que definen con sencillez y precisión las medidas del mundo, lo que me rodea. O lo que vivo, lo que me queda, con una probable seguridad nacida de mi sabiduría, de mi experiencia.

Los relojes, los manómetros, las brújulas, los pies de rey, los goniómetros…

Todos se hicieron para dar conocimiento, un conocimiento rápido y comprensible para todo el mundo. Leer la hora y si se da el caso, ofrecerla claramente, con rapidez.

Por ello, cuando me regalaron mi primer reloj (desgraciadamente tuve que esperar a mi primera comunión, como era tradicional por aquellos viejos tiempos), tuve que recibir un curso intensivo de desfragmentar la hora que aquel instrumento indicaba sencilla y claramente en una serie de folclóricas fracciones que me irritaban. Ahí nació mi comprensión de la vida que me esperaba. En serio, fue como una bofetada a la razón. No podía comprender porque se complicaba algo tan sencillo. Y encima, la hostia de la primera comunión seguía dando por culo pegada a mi paladar…

Cuando el reloj marcaba las 10:45, no era correcto; se trataba de las once menos cuarto.

Y si eran las 10:46, faltaba un minuto para las once menos cuarto.

Cuando mi madre (con toda su buena fe, porque no era una pedante, ni una inquisidora) confirmó que yo ya sabía cómo leer y decir la hora, se sintió bien. Orgullosa de que su hijo ya era un hombrecito. Pobre… Ella solo quería que su hijo fuera un tipo con conocimiento y educación.

Nunca, ni de pequeño he sido de complicar las cosas. No tardé más que unos minutos en leer la hora tal como la indicaba mi flamante reloj. No quería complicarme, era absurdo.

El tiempo y mi experiencia corroboraron que estaba en lo correcto. Y surgieron relojes digitales que aún ofrecían una hora más clara y menos dada a folclores y tradiciones destinadas a opacar el conocimiento, a enturbiarlo.

Pronto deduje a qué se debía toda esa parafernalia de complicación, de oscuridad de lo obvio. No tuve que estudiar nada, bastó la lógica para que se desentrañara la causa del horror de convertir lo sencillo y claro en algo difícil y lento.

El poder religioso era quien dictaba las horas y tiempos a través de sus campanas, con ello gobernaba la cotidianidad de la plebe. Era la máxima expresión de poder y el político aprendió del cura.

Las campanas y sus complicaciones de tañidos. Los relojes de arena si estaban llenos, a la mitad, o a tres cuartas partes. Ofrecer la hora a la plebe era el símbolo de autoridad máxima, requería ser sabio conocer la hora, unos conocimientos que el pueblo ignoraba. Y con un vanidoso esnobismo, el acto de fragmentar la hora y pervertirla para hacerla compleja, hacía desmesuradamente cultos a quienes se dedicaban a ello. Y así, este “conocimiento profundo” se hizo un tumor en la liturgia del poder y la aceptación de una plebe a la que se vedaba el acceso al conocimiento y lo convirtió en tradición de padres a hijos. Esto explica porque cambian dos veces al año el horario, es una cuestión ganadera para conducir al rebaño.

Cada idioma desarrolló su forma y fórmula para ofrecer la lectura del tiempo de la forma más complicada y lenta posible. Ser adulto requería el profundo conocimiento de la hora fragmentada y confusa. Era un título social más en una sociedad que derivaba hacia otro tipo de oscurantismo, menos evidente; pero tan venenoso como el diablo en todas partes y la obediencia para ganar tu parcelita en el paraíso, después de muerto; por supuesto.

Y así, el aprendizaje de leer un reloj se ha convertido en una materia más del temario escolar. Tiempo que robar al conocimiento importante. Resumiendo, es una premisa básica del estado y su codicia, del poder y su codicia, de la autoridad y su codicia, de la ambición y su codicia, de la represión y su codicia. Y por supuesto, de la economía y su usura.

El oscurantismo que no cesa.

¿Llegará el momento en el que en lugar de leer en el velocímetro 180 Km/h, deba leerse que faltan 20 para llegar a los 200?

¿O al leer en una regla o cinta métrica que en lugar de 15 cm, se ha de leer y decir que quedan 85 para el metro?

¿Qué en lugar de 2 Bar, se debe decir que quedan 8 para los diez?

El oscurantismo que no cesa. Ni su pedantería, ni su falso conocimiento que nace de la perversión del conocimiento y la ambición de quien lo impone.

Solo sé que he estudiado y leído para saber cómo no debo hacer o escribir las cosas y sobrevivir en una sociedad que siente envidia enfermiza y fobia del libre pensamiento, de la lógica, la creación y el ingenio del individuo.

No me he convertido en un hombre de pro, solo digno.

Son las 9 y 53 y dentro de doce horas serán las 21 y 53; no tengo más que decir.

Lo siento, madre muerta.

Sé que era cariño enseñarme a leer la hora. Era amor.




Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

6 de mayo de 2021

El amante voltaico


La electricidad se me ha dado bien, como las técnicas de fluidos obscenos; de una forma innata.

Será por ese instinto natural, que me hice electricista. Y vi en la electricidad la vida y el amor que contiene.

Cargas eléctricas desplazándose por los átomos de todos los seres y todas las cosas…

De ahí a conocerte y follarte viajando a velocidades lumínicas electrizando el aire, se hizo consecuencia lógica. Como violarte, joderte, invadirte, robarte el alma si pudiera, mientras duermes, mientras el hombre que no quieres duerme a tu lado y te corres conmigo convirtiéndolo en un simple cenicero. Amar nos hace voraces y crueles ¿no es la más maravillosa sinceridad?

Violarte furioso por la dependencia que creas en mí, tu absoluto dominio que me lleva a pensarte en todo momento, en todo lugar.

Me has hecho esclavo; pero tu coño, tu piel, tus ojos y tus labios son míos. Y me clavo en ti todas las noches con la furia del deseo desatado, a duras penas contralado.

Con el que no quieres durmiendo en la misma cama... El cornudo duerme mientras jodo a su hembra.

No podía ser más perfecto.

Respiras con jadeos contenidos, luchando por el silencio y no ser oída por el que apenas existe, el que nunca quisiste.

Y que ahora detestas ¿verdad, cielo?

Un día lo carbonizaré para que no esté ya nunca junto a ti.

¿Será que amarte tanto me llevó a evolucionar miles de años por delante de la humana mediocridad? Soy un hombre de un futuro milenario.

¿Eso has hecho de mí, mi puta hermosa? Derramaría cera caliente por tus ingles para castigar a mi puta amada, que es mi puta vida.

Sé que es locura; pero no me interesa la cordura. Solo quiero ser eléctrico follándote. Y follarte es poseerte. Es el fin que justifica el semen derramado en tu monte de Venus negando la reproducción.

Así que acelero mi cerebro y creo un rayo que electriza el aire para viajar a la velocidad de la luz y cruzar el mar rompiéndolo. Llego hasta tu nuca y soy un beso tierno que dice “He llegado, mi amor”. Soy una corriente que invade tu sistema nervioso y erizando tu piel, llego a tus labios que se entreabren, se muerden a si mismos, salivan abundantemente y dejan tu lengua indefensa a la mía eléctrica y voraz.

Me divido en otra corriente que baja por tu cuello, besando las venas que laten furiosas estrangulándote amenazadora y suavemente por una casi incontenible ansia.

Acaricio tus clavículas milímetro a milímetro con inquietos rayos que mortifican la piel enviando señales a tu coño, que se humedece.

Mi cerebro enamorado, genera más voltaje y una chispa surge en cada uno de tus pechos, anidándose con fuerza en cada pezón, endureciéndolos como vidrios. Y quieres pellizcarlos, consolar esa tensión. No lo puedo permitir, mi puta hermosa. Tienes que sufrir el calvario al que tú me sometiste.

Así tu saliva mana cuello abajo por el mentón y las comisuras de la boca. Las uñas apresan la sábana, mientras los pezones parecen a punto de estallar por la presión.

Y los succiono, no entiendo lo que dicen tus gemidos, no importa… Te hacen brutal, abandonada al placer. Si vieras como se aplastan y se agitan los pezones castigados por mi lengua voltaica e invisible…

Creo un nuevo ramal que baja veloz por el abdomen y me detengo para escupir en tu ombligo y chapotear en él con la lengua, hasta que rebosa para crear un río que baja tibio hacia el vientre, se desliza por el monte de Venus y amenaza ya por derramarse por el vértice de tu coño, en el que un poco más abajo late la perla del placer, dura, brillante, lamible…

Aplico la tensión necesaria, tengo ya electrizados tus labios, los pezones y ahora ataco directamente el clítoris. Con un espasmo del vientre sincronizas la pelvis con las frecuencias que maltratan el clítoris. Eres una diosa perfecta jodiendo. No puedes evitar esa sensualidad avasalladora, por fuerte que sea la corriente. Eres invenciblemente obscena.

Dos corrientes más avanzamos por cada una de las ingles. Forzamos a que se separen los muslos, a pesar de que ya lo hubieras hecho antes, estás ansiosa… La vulva se desflora y los labios se despegan rompiendo tenues filamentos de baba sexual. Y sientes el aire fresco como una lengua, se nota en como te palpita el coño.

Me duele la cabeza; pero he de generar una diferencia de potencial más fuerte, a la medida de tu coño dios.

Me formo en un pene radiante que te embiste sin cuidado, que llena tu vagina y con cada embestida, arrastra adentro y afuera esos labios de carne elástica y húmeda dando a mi rabo venoso el placer que tanto he buscado. Por el que me desintegro por ti.

Tus nalgas se agitan violentas e impúdicas y veo entre tus dedos liberados como duelen los pezones erizados por la brusquedad de la penetración.

Aumento la presión en la misma medida que la leche se abre paso entre los conductos seminales que duelen mortificándome.

Desearía que masajearas los cojones pesados y contraídos, me duelen tanto, tan plenos…

Muy zorra, elevas con maestría la pelvis, dirigiendo mi rabo hacia esa pequeña zona de mayor densidad en la vagina, como un secreto… Como un tesoro.

Y golpeo en ella con fuerza, guiado por ti; para ser catapultada al orgasmo susurrando: “Me corro, me corro”.

Mis eléctricos dientes, clavados en tus pezones, yo clavado en ti y tus piernas haciendo presa en mí, exprimiéndome sin piedad. La baba orgásmica mana de tu coño para hacer un charco en la sábana…

Es un cuadro de una pornografía rampante, hermosa. Lujuriosa…

Codifico una frecuencia en tu oído, una lengua te susurra: “Te amo. Te amo, mi vida. Mi puta, mi puta, mi puta…”.

Y cuando en mi soledad adquiero conciencia de mi carne, extiendo perezosamente el semen derramado en mi vientre, por mi polla aun latiendo por espasmos que son ecos de un placer aún caliente.

Y susurro al aire: “Hasta la noche, mi amor. Duerme, mi diosa, duerme…”.

Mi eléctrico amor.





Iconoclasta


7 de diciembre de 2019

Manifestaciones por clima, nacionalidades o cualquier cosa


Las miles de manifestaciones que forma la chusma por orden de sus amos o líderes, son producto de un pensamiento (si lo hubiera) erróneo de las masas, una forma degenerada y decadente de pasar el tiempo; pero sobre todo una maniobra del poder (el dinero) para controlar a las manadas de reses humanas pastoreándolas y condicionándolas para que se reúnan obediente y festivamente en los lugares y momentos que los joderosos (poderosos, ya se sabe que poder se escribe con “j”) deciden.
Congregando a la chusma, el poder se descarga de culpa al ser él quien permite y alienta las grandes trashumancias sociales. Obliga al populacho a que se sienta responsable de que, por ejemplo, el planeta esté al borde de la extinción o bien de que son ellos, los ciudadanos, los que tienen el poder de cambiar un gobierno o disfrutar de más libertades (una mentira de lo más burda).
“Coméis mucha carne, cagáis demasiado, os bañáis demasiado, vais en coche a todas partes, respiráis más de lo necesario”. Son las consignas que el poder lanza subliminalmente y la chusma repite a coro.
Con esta estrategia, el poder consigue que sus delitos de corrupción, dejación, negligencia, robo y usura recaudatoria sean sepultados bajo la alegría y festividad del populacho clamando festiva y emocionalmente por alguna de las causas de la manifestación: clima, sexualidad, crímenes etiquetados específicamente para sus reuniones y alegrías, o bien por banales disputas de idioma y cultura.
Si los ambiciosos poderosos acuden a la fiesta o manifestación, sus delitos serán perdonados y sus comportamientos admirados y votados.
Los monos escuchando música y reuniéndose en degradantes manadas, vuelven tras la fiesta a sus corrales aceptando alegres el robo, la cobardía y la corrupción de sus líderes; pero sobre todo, como en el caso de las manifestaciones por nacionalismos o climas, aceptarán que les esquilmen con más impuestos y aportaciones dinerarias para los fines por los que se han manifestado.
Y como la chusma carece de criterio, inteligencia y sobre todo de memoria histórica (una consecuencia directa de no saber leer), no se acuerda de que lleva toda su puta vida pagando por ello y que todos los impuestos que tributa en sus nóminas, recibos de luz, gasolina y alimentación con el pago obligatorio de las bolsas de la compra, no ha servido para nada. El poder ha dejado, a pesar de todo el dinero que ha robado desde hace muchas décadas; que el planeta se llenara de mierda y se contaminara el aire.
Aplauden festivamente a sus ladrones líderes, creyendo fervientemente que harán algo digno con el dinero que les van a robar de su trabajo.
Y ahora los mediocres manifestantes, se golpean con piedras en el pecho recitando un mea culpa lastimoso y vergonzoso acogiéndose a líderes infantiles en un increíble ejercicio de una decadente inmadurez mental.
Se cuestionan a sí mismos si han de seguir comiendo carne, pienso o mierda en bote. Y se encontrarán eligiendo en el mercado las comidas más mediocres; pero absolutamente ecológicas que les castrarán física y mentalmente para seguir siendo unas buenas, mansas y obedientes reses.
Lo único admirable de la imbecilidad, es como el movimiento continuo: con un ligero impulso (incluso solo con músicas o lacitos de cualquier color), sin apenas esfuerzo, los idiotas se pueden mover por millones en un instante.
Las manifestaciones emocionales o de diversión, son la más burda trampa del poder para domesticar, engañar y seguir robando a la chusma o ganado humano. Aunque se crean al llegar a casa y comerse un plato de coles con vinagre, que salvan el planeta con su sacrificio e ingenua ilusión de analfabetos.
¿Dónde quedó el pensamiento crítico y la natural y cauta desconfianza hacia los enfermos de ambición, los poderosos que gobiernan con dinero y votos?
Se entiende así, cuándo es necesario que se desencadene una guerra.
El problema no es el plástico o el humo, el problema es un exceso de habitantes.
Y un exceso de habitantes para los ambiciosos poderosos, es un constante ingreso de dinero; por eso son perezosos para provocar guerras que alivien el número de seres humanos; pero todo tiene un límite y más temprano que tarde, deberá haber una gran debacle bélica planetaria. De lo contrario, deberán rodar las cabezas de los grandes líderes y muchimillonarios y eso me parece ciencia ficción, son los dueños de los ejércitos.





Iconoclasta

6 de abril de 2019

Mariscos, dulces y tabaco


Podría parecer una teoría conspiratoria.
Ni los propios secuaces del poder son conscientes de que su trabajo es conspirar. Se creen a pies juntillas las mentiras con las que han sido adoctrinados.
Costumbres que inducen a la reflexión y el descanso como el tabaco, se penalizan con fuertes impuestos y campañas publicitarias que buscan la tranquilidad de los grandes empresarios, porque un cigarrillo dura cierto tiempo. Y así llevar a los borregos a que se lancen al licor cuando salen de su puesto de trabajo, cosa que les castra esa capacidad de reflexión crítica y los envía de nuevo al día siguiente, a su puesto de trabajo con el cerebro reiniciado.
Los métodos que implantó la antigua URSS para tener a sus trabajadores o populacho controlado (los litros de vodka asignados a cada obrero semanalmente) tienen hoy día plena vigencia con otro decorado y una retórica más elaborada.
Se acotó para los más pudientes el consumo de marisco, ya que es rico en fósforo, un mineral muy importante que forma parte de las células del tejido cerebral.
Y ya hace unos años, se ha iniciado una campaña contra el consumo de azúcar (o glucosa, principal alimento del cerebro), con la rastrera, burda, superficial, oportunista y lerda excusa de evitar diabetes y obesidad. Muchas regiones (las más represivas y fascistoides) de distintos países cobran el impuesto/timo/robo a los refrescos.
Se esfuerzan demasiado los joderosos (seamos claros, poder se escribe con “j”); porque las reses de sus rebaños de votantes, por mucho fósforo y glucosa que consuman, jamás conseguirán un decente nivel intelectual.
Podrían dejar de dar por culo con sus inventados venenos.
Con mantener a toda esa horda de analfabetos influencers de la ignorancia y la idiocia en internet a los ojos de la población o chusma, ya basta para cumplir su misión de control y globalización de mierda. Los borregos se distraen con cualquier cosa, quieren el mejor teléfono para ver con todo detalle toda la mierda de yutup.
Gobiernos y empresarios, buscan un método de alimentación barato para los obreros y así bajar su nivel de ambición al de los rumiantes. Pronto la carne será tan peligrosa como fumar, de hecho ya se dedican algunos hijos de puta a anunciarlo con titulares grandes y coloridos.
Si algún día llego a padecer diabetes o más obesidad, estará bien. Para eso me habéis robado durante toda mi vida, para atenderme, pandilla de tarados.
Y os creéis tan listos…
Idos a tomar por culo, simples.
Ni con más dinero, poder, marisco y azúcar podríais procesar el pensamiento con mi potencia, fiabilidad y rapidez.
Idiotas…





Iconoclasta

25 de diciembre de 2017

De la navidad, de una ternera y un perro


Es navidad, hace un día soleado, frío y un tanto ventoso. El hielo ha estado presente en toda la ruta y se ha acumulado en los frenos de la bici, el tumor palpita y pienso que se joda.
He visto a una ternera y un perro guiándola. Es bonito.
Todo es precioso cuando pierdes de vista la ciudad y lo que guarda.
Fumar lejos de todo, es todo un placer.
He pensado en los que esperan de la navidad, sentirse mejor. Los que anhelan ciertas fechas para encontrar paz al estrés y un momento para la concordia y olvidar pequeños o grandes rencores.
Me parece una indecencia esperar que una superstición arregle el ánimo de nadie. Me parece patético carecer de fuerza de voluntad para sobreponerse en cualquier fecha y en cualquier momento.
Seguir tradiciones o supercherías es el gran error cultural y social.
Las tradiciones han nacido de la ignorancia y el miedo de los antepasados. Una tradición eterniza el error y crea intelectos ineficaces y comportamientos erróneos.
Sin embargo, las tradiciones no se conservan y prolongan por voluntad de las clases que precisan trabajar todos los días para cubrir sus necesidades básicas. Las impone el poder político y religioso (de la fe que sea) para mantener el control sobre los contribuyentes o ciudadanos.
Como el perro que pastorea a la ternera…
No es teoría conspiratoria, es un hecho escandalosamente obvio para cualquiera que tenga un pensamiento autónomo. Es un acto cotidiano e iterativo.
Como ocurre con todos los rebaños, las reses solo ven los vallados, escuchan los ladridos del perro y siguen el cayado del pastor. Es lógico que algunas fechas les haga sentirse mejor, porque por sí mismos, carecen de cualquier inquietud intelectual libre e imaginativa.
De ahí que los poderes que rigen sus estados de ánimo hayan decidido crear más tradiciones, tantas como para cubrir un año entero: días de celebraciones regionales o nacionales, día del niño, de la madre, del maestro, del padre, de la mujer, del libro, de la rosa, del cáncer, la amistad, del gay, de los mendigos, leprosos…
Tradiciones que ya son oficiales a nivel planetario y que conducen con dulzura, amabilidad y alegría, a las reses al matadero.
Las tradiciones son un tumor social que inmoviliza y frena libertades.
No es una novedad, algo que se me haya ocurrido ahora este planteamiento. La navidad es un día tan bueno como cualquier otro para, reflexionar sobre tanta miseria que debo sortear día a día para no entrar en el redil de un ganadero con sonrisa de hijo de puta.




Iconoclasta

13 de noviembre de 2015

Algo habrás hecho


Si Dios ha puesto en la tierra y en tu camino a un asesino, a un violador, el abuso, la enfermedad y la muerte de tu hijo; por algo será.

Algo habrás hecho.

Lo dice el juez, el médico y el policía y el sacerdote y el presidente y el empresario y el ciudadano de mierda ejemplar, mientras a sus espaldas hay una puerta cerrada donde aguarda un niño o una niña que esperan desnudos y sin saber que Dios quiere esas cosas: sus sexos y sus anos sangrando democrática, justa y devotamente.

Dios y el juez y el médico y el policía y el sacerdote y el presidente y el empresario y el ciudadano de mierda los quieren desnudos para ellos.

O muertos.

Porque algo habrán hecho.

Como mueren quemados y a tiros los que protestan en tierras de santas creencias, y borracheras ignorantes; porque algo habrán hecho, porque pensar es malo. Porque no se contesta a tu amo. Porque "nacimos perros para obedecer" dicen. "Y ellos si no quieren morir, que callen; como nosotros cobardes", insisten.

Celebrad la Pascua y la Navidad.

Y el culo de un niño o una niña que sangra porque algo habrán hecho y por ello algo les han metido. Seguramente serán los hijos de otro, que también algo habrá hecho.

Celebra la democracia y su voto mediocre e ignorante.

Celebra los designios inescrutables del puto Dios y sus perros adiestrados. Y rinde pleitesía a los penes erectos, sucios de la sangre infantil y la de inocentes, tótems de la justa retribución.



Iconoclasta


25 de febrero de 2014

De papel, tinta y retrasados mentales


Nunca se agotarán las ideas o el pensamiento, al menos el mío y el de uno o dos más que hay en el planeta, en proporción a la cantidad de monos parlantes.
Lo único que se agotará y que prohibirá será el papel y los objetos de escritura, para que nadie pueda perpetuar su pensamiento, si fuera capaz de hacerlo.
El espacio físico donde la idea adquiere tres dimensiones, color, olor y tacto. Con ello existencia.
El sistema triunfa y apenas se usa papel más que para limpiarse el culo, los mocos o el semen de la polla o la vagina. Los han criado idiotas, incapaces de escribir bien, avergonzados de sí mismos y de su caligrafía; para que no escriban y conviertan en algo tangible y duradero lo que piensan.
Si piensan, claro.
El poder se ahorra así mano de obra y tiempo en romper ideas y negar autorías a seres que son más inteligentes e inquietos que la gran mayoría.
El poder corrupto quiere virtualidades que se puedan borrar con un "del" o editar con un "copy paste". Sin autógrafos incómodos.
Para que solo quede lo que ellos escriben, dictan y ordenan escribir.
Es por ello que solo encuentro en las librerías noveluchas baratas como Crepúsculos, Juegos del Hambre y misterios milenarios y esotéricos sin base ni fundamento histórico real. Esoterismo de feria barata. Se encuentran hasta en la sección de hortalizas de los supermercados.
Se pretende que humanos que han sobrepasado ya la adolescencia, continúen leyendo la basura adolescente que los hará subnormales y cobardes eternamente.
La peste de Camus, llegará a prohibirse, como El Exorcista dejó de editarse porque ponía de manifiesto que era peor la religión, el analfabetismo y la sanidad pública que el diablo si existiera.
Me ensucio los dedos al ojear las páginas de los libros de autoayuda: come mierda, da gracias por ello y sé feliz.
Toda esa basura está en la estantería nombrada como imbecilidad y cobardía, en todas las librerías, en todas las pescaderías del mundo.
Por ello el papel  se está prohibiendo, para que nadie pueda escribir nada más que eso.
Mientras la chusma lee cuentitos sin peso ni profundidad, hay una horda de retrasados mentales asesinando gente en un pueblo durante nueve horas sin que aparezca nadie, ni un policía, ni un político. Apenas una reseña un tanto incómoda que anunciar (en Guerrero, México un día antes de la fiesta de la bandera en el 2014, para ser más exacto).
Y así, como en la edad media, cuando el analfabetismo era el arma del poder, ahora lo es la escritura electrónica y la literatura infantiloide y cobarde.
Otras formas de analfabetismo encubierto.
Y si se piensa bien, la humanidad no se merece otra cosa más que trabajar y ser exterminada por corruptos gobiernos en un emotivo día de banderas de mierda.
Apenas un extraño caso de seres que ocupan el papel con su pensamiento entre cientos de miles que follan borrachos y leen basura y ven mierda en la televisión. Todos esos cientos de miles de retardados, se adjudican el intelecto de dos o tres que saben escribir.  Se adjudican capacidad intelectual, cuando solo hay una excepción inteligente cada sesenta años.
Y a medida que escribo mi pensamiento con tinta marrón que resalta contra la blancura del papel como una mancha de diarrea en la sábana blanca o en la santa, llego a la conclusión de que nueve horas de exterminio en una ciudad no son suficientes, es muy poca cosa.
Se requieren turnos de veinticuatro horas asesinando monos parlantes para que la subnormalidad deje de reproducirse a este ritmo ratonil.
Cuando yo muera y descubran los kilos de pensamiento que he escrito y acumulado y los quemen, alguien pensará: menudo hijo de puta era este tipo.
Solo que será demasiado lerdo para darse cuenta de que es incapaz de escribir ni una sola frase de más de tres palabras en una simple carta. Al igual que los más de siete mil millones de habitantes del planeta.
Hay chimpancés que desarrollan un mayor nivel intelectual que un pueblucho con miles de habitantes, a los que matan sin que nadie preste atención.
Y es que la selección natural se abre paso como sea, aun que los retrasados mentales que son los medios para llevarla a cabo, no sean conscientes de lo que son. Tal vez, ni sepa lo que están haciendo, si no es de un modo tan básico como el instinto reproductor de las ratas.
En pocos años, cuando alguien no tenga teléfono para escribir un mensaje, se tendrá que meter un dedo en el ano para escribir con mierda su saludo de subnormal en una pared.
Y luego se lo limpiará chupándoselo.
Buen sexo y feliz imbecilidad.
Y sobre todo, paciencia.








Iconoclasta

31 de julio de 2013

Un análisis inspirado en Bucay y Coelho, por ejemplo




Los que seáis un poco listos no vomitéis con la introducción, los que sois más de lo mismo, seguid leyendo a ver si aprendéis algo.
Frases de Jorge Bucay.
- El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es el principal responsable de lo que sucede.
- Porque nadie puede saber por ti. Nace puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no conoce representantes.
- No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones.
Frases de Paulo Coelho.
- Cuando quieres realmente una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla.
- Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.
- Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.
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Me parece increíble (es retórica, debido a mi sabiduría y objetiva visión sé todo lo que es posible o no lo es en el ser humano) que un par de iluminados como estos dos hayan vendido libros.
Es un insulto a la inteligencia; pero claro, en un mundo de analfabetos, el que atina a juntar más de tres palabras que sean correctas con los cánones impuestos por el poder y la farisea moral de conducta y respeto, encontrará la editorial para publicar su ignorancia empática con las clases sociales más decadentes: burgueses, funcionarios de ventanilla, letrados y políticos.
Los que tienen dinero y poder (los que esnifan coca bajo palio o se las chupa una niña) alaban una vida que solo conoce uno entre cinco millones de burros. El dinero otorga a pesar de su decadencia, una ignorancia pueril y optimista. Es tan infantil, que ellos mismos se creen ejemplo a seguir.
Los pobres por su parte, necesitan mesías y lecturas de este tipo de escritores-pastores para sentirse afortunados entre la mierda en la que nadan cada día. Su ignorancia es más básica aún que la de los poderosos o los escritores-pastores.
Tanto a pobres como poderosos, es igual de fácil de engañar. Simplemente se trata de darle otro nombre a las heces que forman sus cerebros para que se crean seres racionales y con libre albedrío.
Las editoriales se convierten junto con  la televisión  y el cine, en los guardianes y jueces de una sociedad basada en la hipocresía, el arribismo y la esclavitud.
Solo los cerebros muy enfermos de hipocresía  pueden soñar con ser ángeles y sabios pisoteando o ignorando en su escalada “al poder”, a miles de seres humanos que son solo piel y huesos, seres que nacen con sesenta o setenta años menos de vida.
Cualquiera que diga que el universo se confabula para ayudarnos a hacer un sueño realidad, es un hijoputa, la peor y más rastrera bestia que pueda uno conocer. Porque afirmar algo así es un crimen y un insulto al orgullo, al sufrimiento y al esfuerzo.
Lo que les ha ocurrido a estos “genios” que afirman que con buena voluntad y optimismo se logra todo, es que se han llevado a la boca el pene del poder y con ello han quedado protegidos de cualquier misil o rayo láser que les disparen. Igual que en las viejas películas de Star Wars o Star Trek en las que los campos de fuerza de las naves son la suprema protección y mientras hacen orgías, la nave es bombardeada por unos enemigos idiotas que no llegan a enterarse.
Por todo esto, cada día resulta más difícil encontrar un buen libro que leer o una buena película. Respecto a la televisión, no hay remedio, es una pura sucesión de basura epiléptica, sea de pago o no.
Es mejor ir al restaurante chino y comprar una galletita de la suerte para tener la misma lectura que nos ofrecen, sale más barato.
En la literatura: follar, polla y coño está prohibido como norma. En la televisión se disimulan las palabras fuertes con aplausos o pitidos, en el cine (el porno es otra historia y carece de hipocresías, aunque sobra deficiencia mental) estas cosas se visten de video clip con rápida sucesión de imágenes. Pero en ninguno de estos medios, se pone de manifiesto la falta de cultura y capacidad de síntesis de la gente para no degradar demasiado a la clientela.
En fin, que me cago en la puta madre de editoriales, productoras de cine y emisoras de radio y tv.
Y es que no hay inteligencia suficiente ni entre ricos ni pobres para alimentar todos los días a la peña. Que nazca alguien inteligente en cada generación es una lotería.
Piara de idiotas…
“Todos los días Dios nos da un momento…”. Hay que joderse con la estupidez.






Iconoclasta