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13 de junio de 2020

La fuerza que rige mi planeta


Eres montaña, mar y viento.
Eres mucho más. Solo quiero expresar con mi torpeza que cuando te beso, cuando me roza tu piel y su calidez se extiende como un aceite por mi carne y mi alma o cuando en el silencio escucho tu respiración; estoy donde debo y tengo todo lo que necesario.
Eres mi naturaleza, eres una parte de mí.
El viento me susurra cosas que no entiendo, solo intuyo. Y los ojos se entrecierran con un placer sereno.
Como cuando tu voz me habla directa al pensamiento y es capaz de modificar el ritmo cardíaco.
Escucharte es sentirme derrotado y abandonarme a ti con desidia.
Estar a tu lado es caer repentinamente en la cuenta de lo muy cansado que estoy. De lo muy viejo que soy ya.
Todo dolor y toda tristeza, cuando estás, cuando usurpas mi pensamiento con tu potente presencia; queda repentinamente muy atrás en el tiempo.
Es el vértigo de amarte.
Es precioso sentir ese vértigo ¿verdad cielo?
Cuando estás en mi pensamiento, me siento afortunado.
El viento vuelve a hablarme y le digo “te amo”. A ti que eres viento y montaña y aire y mar y mi sangre misma.
Está bien, sé que no es necesario; pero tengo que decirlo otra vez: tú eres más voluptuosa que el planeta. Eres carnal hasta mi desesperación.
Por ello no pienso en la naturaleza cuando estoy donde debo. Pienso en ti como la fuerza que rige el planeta que me contiene.
Siempre es necesario redactar cláusulas con letra pequeña en el contrato de amar para que no quede un solo rincón de ti por mencionar.
Ahora las nubes son oscuras y densas como una tragedia colosal y hermosa.
Y me refugio en ti, las veo a través de tus grandes ojos que serían capaces de empequeñecer los del lobo feroz y no tengo miedo a que me parta un rayo. Eres tú mi tragedia, mi nube oscura, densa y preciosa que me sopla amor y esperanza con su vientos esclavos.
No podría tener miedo jamás, porque soy tu hombre. Necesito que te sientas orgullosa de mí, amor; porque yo solo atino a pensar que soy un mierda.
Necesito ser tu hombre, porque si soy tuyo, soy completo.
Ya llueves, cielo, no quiero dejar de escribir; pero la tinta se emborrona en el papel y no puedo permitirme perder ni una sola palabra de las que escribo evocándote.
Mójame todo, amor; mientras camino a una casa donde no estás ; pero que tiene la soledad suficiente para conjurarte a cada instante.
Que el viento, tu viento te lleve todo mi amor, todas mis letras.
Todo irá bien, cielo.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

21 de junio de 2017

Yo vapor


Es como si el planeta sintiera mi desdicha y me habla con metáforas en tristes e íntimos días de tormenta.
Como si me entendiera.
Podría haber sarcasmo por su parte, lo entendería. Yo soy sarcástico, soy la burla de mí mismo.
Pero lo peor, es que siento que se apena por mí, que soy un mini-ser digno de ser compadecido.
Y me da de lleno en la dignidad y fumo rabioso y hiero la corteza de los árboles para ser indigno de lástima.
El mundo dice que tú eres la poderosa y voluptuosa montaña.
Y yo la efímera nube que se arrastra por ti, sobre ti. Quisiera cubrirte toda; pero eres inabarcable.
Me empeño en amarte más allá de mi corta de vida, más allá de mi lugar.
No lo conseguiré plenamente, no hay tiempo y no soy más que vapor.
No soy poderoso, soy un mierda.
No importa, me basta arrastrarme sobre ti y sentir tu latido de vida.
Debí haber sido árbol para penetrarte, estar en lo más profundo de ti.
Alguien cometió un grave error conmigo.
Y solo soy un rebelde jirón de nube que se rebela contra el cielo. Que no quiere estar allá arriba, quiero estar contigo.
Si pudieras entrever por una milésima de segundo mi drama de amarte, la montaña se desmoronaría de pena.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.