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8 de enero de 2024

lp--Un elogio a la ternura--ic

 


El viento ululaba poderoso y tenebroso entre las ramas desnudas y las frondosas perennes. Entre los retorcidos arbustos y las alegrías del viajero que, como arañas de algodón se ofrecen como alimento a la esperanza en los márgenes del camino.

De repente, una ráfaga de aire hacía del ulular un bramido de algo que cae y aplasta; tan fuerte que me hacía perder el equilibrio. El aire colisionaba tan rápido contra mi rostro, que no podía respirarlo, se me escapaba...

El caos me disolvía como una escultura de arena, creía diluirme arrastrado en partículas infinitesimales.

Y miré al sol, pidiéndole el calor que el viento me robaba: ¡Vamos hombre, no puede hacer daño un rayo de calor!

De repente la epifanía... Era ella y sus labios cálidos confortando los míos quebrados en un acto de indisimulada urgencia.

Apartó el viento de mis oídos para susurrarme cosas incomprensibles, secretos que me hacían vibrar el alma. Yo inclinaba el oído hacia su boca con un placer de ojos entrecerrados al hacerme cosquillas, tiernos escalofríos con sus labios percutiendo pegados a mi piel.

Siempre habla graciosa y rápida transmitiendo poderosamente la certeza y la paz de que todo está bien. Sus ojos esplenden rayos de amor como dos estrellas.

Algunas ramas descendían hacia mí porque el viento, absurdamente, soplaba demente del cielo a la tierra. Y me quité un guante para sentir sus dedos entre los míos.

Mi pierna-árbol de resquebrajada corteza rompió las raíces que la anclaban angustiosa y vergonzosamente a la tierra cuando ella alegremente tiró de mí.

No recuerdo cómo volé y por dónde de su mano, cuánto tiempo pasó hasta que me encontré frente al portal de casa.

Todo era ella en el mundo.

Recuerdo un último beso veloz como sus palabras de amor.

Mantengo el sabor y la calidez de sus labios aún en los míos como una prueba forense de su existencia.

Me sonreía con el cabello deliciosamente revuelto, montando una ola de viento hacia su mundo. Yo sólo acerté a decir: ¡Adiós, amor!

Como un apóstol, escribí lentamente su epifanía.

Para que la demencia no la olvidara.

Un testamento a nadie.

Un evangelio apócrifo en el que me refugio cuando tanto la extraño perdido entre el viento rugiente.

Releyendo o reviviendo lo imposible que ocurrió, mis dedos se mueven inquietos entrelazándose en los suyos.

Y durante un instante inconmensurable, la realidad se fractura y un viejo niño vuelve a sonreír con la mágica tristeza de un viento cálido escapándose entre sus dedos con el rostro aún iluminado por tres soles.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

18 de noviembre de 2023

lp--Las democracias: el gran fracaso del siglo XXI--ic


Lo repugnante e indigno de esta sociedad consumista “democrática” (sus ciudadanos, porque la casta político-estafadora está en otra órbita que nada tiene que ver) que alardea de conocimiento y tecnología, está en que pide y suplica como en los tiempos oscuros (sin electricidad), un dictador y un dios que la castigue y pastoree indignamente: que le dicte qué pensar y qué decir si tiene permiso para ello.

Esta sociedad cobarde de afeminamiento, infantilismo y haraganes quiere ser cuidada y alimentada, depender como ganado del Estado Agrícola. Para ello, vende su dignidad, libertad y a sus hijos para que los jerarcas “democráticos” los conviertan en cosa como ellos, sus padres.

La sociedad de hoy, ciega y dependiente hasta el sectarismo del Estado, es la misma que la de hace ciento cincuenta años, y espera que el gobierno le sirva para su comodidad y descanso unas brazadas de forraje para comer a través de los barrotes de una jaula.

La misma sociedad tipo que en España entronó a Franco como norte de sus vidas, entrona al corrupto arribista Sánchez de hoy. O a cualquier otro iluminado que llene sus orejas cobardes y temblonas de ratón, de unas pocas palabras estúpidas y sin sentido surgidas de los belfos ambiciosos y babosos de los políticos curalotodo que, les enseñan también a follar como es debido en su “democracia” bastarda.

Ya no se mueren los ciudadanos de hambre en las calles, de momento; pero caminan con un coma cerebral atiborrados del pienso del Estado, buscando en el teléfono una salida a lo que son realmente sin conocer la palabra que los define: mezquinos o serviles.

Están cerebralmente muertos mirando idiotamente videos de gatitos, accidentes, coños y pollas, putas, judíos y palestinos, políticos corruptos de izquierda y derecha de su democracia idiota (ambos nazis o fascistas), etc...

Esperando el mensaje o noticia de su amo, un político del gobierno, para tener algo de que hablar cuando llegan a sus guaridas porque son incapaces, por la dificultad de su nulo vocabulario, de explicar cómo ha sido su día laboral o escolar.

Necesitan las demencias paranoicas e ignorantes de un gurú, charlatán o jerarca para que los guíe por la oscuridad de su analfabetismo y mezquindad.

La democracia es el gobierno de los tiranos con el plácet en forma de voto o aplausos de los mendigos mentales, de los cobardes del esfuerzo, de los despojados de su propia naturaleza y determinación. De aquellos que sienten fatiga por trabajar si no se trata de ser ejecutivo de un grupo empresarial, en el colmo de sus sueños palurdos de grandeza.

La democracia es el gobierno de la humillación y de los parias miserables y serviles que esperan con la boca abierta el trozo de mierda, que como un sacerdote la hostia, su líder político les deposita en la lengua.

La democracia es el gobierno de unos millones de bestias que humillan a unos pocos libres y con inquietudes éticas, operativos intelectualmente.

Una población decente, humanamente digna, no precisa ideólogos de la mierda; sólo administradores y gestores que, de tener alguna idea o pauta conductual o de la hipócrita moralidad, se la apliquen a sus hijos o se la metan por el culo.

Las ciudades están llenas de luces y colores; pero los parias son gris mate, sin brillo que refleje la luz, como el hormigón, vacíos como las palabras llenas de estafa de sus líderes políticos. Su semen y óvulos son también grises sin brillo y nacen hijos del color de la tristeza y lo anodino para convertirse en cosas obedientes que votan a la misma grisentería secularmente: la gentuza que más los humilla y los despoja del conocimiento y su naturaleza.

Ya ni siquiera saben de qué les sirven los agujeros de sus cuerpos.

Confunden los meatos y ya los hay que creen que los bebés salen por el culo.

Hordas de mendigos mentales haciendo lo mismo, al mismo tiempo, en el mismo lugar, con los mismos “me gusta” que es lo único que entienden: frases de no más de tres palabras y monosílabos.

Que sueñan que en sus países no puede haber guerra a pesar de que en el vecino se están descuartizando los cuerpos.

Que le lloran al Estado su permiso para follar, comer y cómo educar a sus hijos.

Millones de bestias carentes de la mínima capacidad instintiva e inteligencia para reconocer a un loco asesino que los devorará por ambición y codicia. El amado líder que ha hecho del asesinato y la muerte una industria automatizada, ideológica y religiosa.

Cada pocos años la historia se repite asquerosamente, idénticamente, podridamente, desesperanzadamente...

La sociedad se derrumba por el peso de la desidia, de la ignorancia y su ingenuidad, la de los grises. Adultos que sueñan con ser niños, aún con reyes magos y santas claus, de bondadosos mesías que nacen en míseros establos de una madre con el coño impoluto.

Adultos que creen en las sonrisas podridas de la ambición y la codicia de un líder en descomposición ética, como Dorian Gray, como Hyde.

Ahora los hitler escogidos democráticamente no matan judíos, sólo peroran que a ningún ciudadano se le ocurra pensar. Si alguien debe pensar, son ellos, los hitler elegidos en una democracia humillante por un absurdo fanatismo de la ignorancia e indolencia borreguil de una chusma degradada. Los hitler descendientes de sangres sucias de endogamia por la que nacen ambiciosos, codiciosos, ajenos a la inteligencia; sólo poseen un fugaz y azaroso oportunismo, que no populismo. Los que hacen de la ética y la lógica, una tosca lavativa matinal todos los días.

Sólo administradores y gestores, nada más. Los gurús e ideólogos deberían ser colgados por el cuello en las farolas de las grises ciudades.

Con las ideologías que hagan lo mismo que hacen con la ética y la lógica todos los días al despertar.

La democracia no debería haber existido jamás; pero la especie humana carece de la suficiente capacidad intelectual o instintiva para no depender de morder un pedazo de mierda a cambio de indignidad y preservar su desidia y comodidad de decadentes romanos clásicos sin clase.

Las democracias se han convertido en criaderos de dictadores, de palurdos e ignorantes psicópatas ambiciosos. La honestidad ha dado paso a la codicia desmedida en la misma medida que la sociedad ha degenerado.

Los líderes políticos de las democracias son perezosos y han descubierto con las redes sociales el engaño fácil a la población, influyendo en sus seguidores con alguna frase corta y graciosa con la que ganan grandes estercoleros de dinero sin dar un palo al agua. Tramando grandes imbecilidades como los traductores de españoles para españoles; el colmo del ridículo y el delito, de la decadencia, la vergüenza y la prostitución que una población absolutamente abducida por la imbecilidad no ve. Condenan a los niños a pasar encarcelados cinco años más en colegios e institutos para aprender todos los lenguajes y dialectos de la España corrupta, imbécil, ladrona y fascista que han “reeditado”, como gusta de decir hoy como si fuera un cultismo. Porque no se reedita nada, una dictadura instaura y crea más pobreza donde la había, y humilla nuevas dignidades todos los días.

En un país en el que se han creado feudos no sólo fascistas, sino de verdadero nazismo en el que cada Cacique Nazi Autonómico impone sus ritos, impuestos e idiomas sin piedad, extorsionando a la población que no ha tenido la menor oportunidad de nacer en un lugar decente.

Presidentes y ministros cocainómanos que por su privilegio tienen acceso fácil y gratuito a la farlopa, sus ojillos inquietos de comadreja los delata como su oratoria lenta, dificultosa, de bajo tono porque les falta la determinación que la farlopa devora.

Las democracias se han convertido en el gran fracaso y la forma más gansteril de totalitarismo. Una sistema de gobierno en el que cualquier palurdo provinciano con el suficiente dinero y firmas influyentes puede presidir una nación contratando a miles de “expertos” porque es incapaz de leer un solo documento con claridad. Y hacer de esa nación mierda ante la pasividad de una población decadente, degenerada y cobarde que se asusta de un resfriado hasta el punto de dejar su sustento vital en manos del narco dictador que ha votado y sigue sus mensajes en las redes sociales.

Las democracias están en manos de linajes viejos y endogámicos, corruptos.

Son el gran fracaso del inicio del siglo XXI y las que originan las nuevas guerras civiles e internacionales.

Aunque sean universos paralelos la casta política y la casta paria o trabajadora, ambas han ido degenerando de la mano en proporción directa: a más idiotas (la población), más ladrones (el Estado).

Y si un pueblo tiene el gobierno que se merece, el gobierno democrático, colosal en número de ministros, secretarios y funcionarios; tiene en la población el dinero que codicia y hará todo lo necesario para sangrarla con una mano y con la otra, meterse un tubo para aspirar sus rayas de farlopa en sus palacios de narco traficantes.



Iconoclasta

8 de abril de 2023

lp--Reinventarse--ic

Una sociedad que habla de reinventarse es infantil y ridícula.

Adoctrinada cada una de las reses que la componen, se han de inventar en algo que el estado dicta. Y comer su mierda. Si han de hacerse rumiantes que lo hagan y pronto. Obedecer a los amos que las reses ingenuamente han creído elegir es el mandamiento primero.

Me ha llevado toda la vida ser lo que soy en la actualidad. Y no voy a reinventarme o transformarme.

No hay nada mejor que yo y estoy absolutamente satisfecho de mí mismo sin vivir en mí. ¡Ja!

Lo que sí haré: considerar leyes, decretos, usos y tradiciones para eludir o usar lo que me convenga; pero ¿reinventarme? Eso no pasará soy lo más, no necesito reinvención y no obedezco a amo ni dios.

Conforme pasan los años gano en adaptabilidad con mi intelecto íntegro.

Reinventarse se ha convertido en un mantra tan cotidiano que, cualquiera diría que en sus entrañas la chusma lleva baterías recargables y se enchufa cada noche a la corriente. Es la razón de que el estado matara a viejos y enfermos en nombre del coronavirus, era tarde para que se reinventaran.

Ser creador, original, autor… Eso está prohibido en cualquier nazismo o dictadura. De ahí el verbo “reinventar” tan de moda y mucho más acorde con la dictadura homosexual penitenciaria sanitaria climática, en este caso española. Lo de ser creativo, solo es para gente que sabe, la del estado. “Tú no pienses y calla”.

Ni sé ni me importa quién es el tipo de la propaganda nazi; pero se reinventa porque algo salió mal en su concepción. Es solo un muñeco propagandístico de las dictaduras fascistas poscoronavirus, una lección moral de cómo ha de expresarse y actuar el ciudadano ideal y dispuesto a ser lo que sus amos decreten.

“Reinventarse” es un precepto religioso del actual nazismo que arrastra el homosexualismo, la sanidad represiva y la religiosidad usurera del cambio climático como las grandes virtudes para medrar en sociedad. Si no eres como el absolutismo decreta, debes hacer algo por reinventarte ¿no?

Y así el muñeco sonriente de la prensa trabaja en convencer a los cerebros vacíos de las grandes ventajas de ser como te ordenen.

Porque de esto va el actual nazismo español: la mansedumbre, la obediencia, la fe, el aplauso a los jerarcas, el homosexualismo y la religiosidad climática.

Nací perfecto (bueno, un rabo más largo no estaría de más; pero estoy muy contento con lo juguetón que es, definitivamente no lo reinventaré), nunca he tenido esas inquietudes de reinvención, solo amplío y mejoro lo que soy. Cuanto más lejos esté del prototipo de ciudadano o votante mediocre, más orgulloso estoy.

Las cosas empeoran por momentos en esta sociedad nazi del miedo y la obediencia suprema, del aplauso y la reinvención y los transformers. A cada instante surgen más “reinventados” que arden en deseos de meterse la copa menstrual de silicona por el agujero que tengan más a mano. Les dice el estado que así ganarán más dinero, escalarán a puestos importantes en esta sociedad piojosa o incluso, al morir, les meterán en la boca una placa conmemorativa por lo buenos cabestros que fueron. Gratificaciones en una sociedad ganadera sin concepto alguno de la dignidad.

Las “reinvenciones” que ha cometido el gobierno nazi penitenciario español homosexual sanitario climático, no son tal, solo son degeneraciones y corrupciones de la ética, la libertad y el conocimiento.

La perversión o degeneración nunca ha sido reinvención. Y en el caso más amable, reinvención es plagio.

Podría ser que quisieran decir otra cosa por reinventarse, en tal caso harían bien en volver a la escuela (no a una pública) y aprender cosas útiles como usar las palabras, el idioma.

Es curioso que entre la palabra “idioma” e “idiota”, haya una sola letra de diferencia.

Son muy cansinos con la reinvención.

Ocurre que en una sociedad decadente, el esfuerzo para adquirir conocimientos y no dejarse avasallar por el oscurantismo del poder, es agotador para los acomodados que se permiten dejar su subsistencia en manos de los amos sin rechistar. 

Es lógico que el rito sexual haya evolucionado masivamente al homosexualismo: es más fácil tener sexo cuando las hormonas hacen hervir la sangre con el amigo, que empezar un cortejo con el sexo contrario del que puedes salir rechazado; y la narcosis ayuda a meter cosas extrañas en el cuerpo, es otra religiosidad de los nuevos fascismos.

Es importante no ser un Juan Salvador Gaviota, sino todo lo contrario; debes reinventarte en una oveja que no tiene por qué hacer otra cosa que comer hierba, una bestia sin necesidades intelectuales que salte la valla cuando alguien tenga insomnio.

Los animales que nacen en cautividad viven indignamente y al final, mueren igual. Si al menos no reconoces que naciste y vives en cautividad en una sucia granja humana, morirás con esa ignorancia infantil, tristemente tras haber vivido tantos años.

Esta es la humanidad al filo de la extinción. Los monos poderosos carecen de la suficiente inteligencia para sobrevivir sin dinero, y morirán al mismo tiempo que sus esclavos cuando la civilización se derrumbe.

Las muertes serán tantas que la gente morirá por contagio. Ver tanta muerte los convencerá de que están muertos y sus corazones cesarán su trabajo. Se reinventarán en cadáveres.

Y los carroñeros durante los primeros meses de la reinvención en cadáveres, triplicarán su población. Un final ecológico.


Iconoclasta


2 de abril de 2021

De patrias e ignorancias


El problema surge cuando has viajado y conocido otros lugares con tiempo, comprendiendo donde te encuentras y lo que ves.

Lo más probable es que pienses que al fin y al cabo, donde naciste no es tan bueno y perfecto, no se come “como en ningún otro sitio” y no tiene tanta cantidad de climas como para convertirse en el paraíso de mierda que los patriotas o nacionalistas dicen que es.

Si no eres un mediocre con el coco adoctrinado por patriotismos, nacionalismos u otros fascismos, acabas concluyendo que no tuviste muy buena suerte con tu lugar de nacimiento. Y eso ocurre cuando tienes ciertas inquietudes por conocer y saber, y así desarrollas inevitablemente el asco por el lugar que te mantiene prisionero.

Los patriotismos destruyen todo tipo de libertad, adoctrinan basura y tergiversan la historia a su favor. Más que una nación, hoy día los países se han convertido en sectas, en facciones radicalizadas por las redes sociales que a la velocidad de la luz, hacen correr sus mentiras y podredumbres. Sectas formadas por analfabetos funcionales aptos para trabajar y ser estafados en su trabajo y aceptándolo todo de sus amos, a los que han votado, con mansedumbre. Llevan bozales y padecen miedo crónico como si formara parte de su ADN.

El resto vivimos cada día más asqueados de ese fascismo que pretende inculcar sus ideas sucias, su indignidad y una mansedumbre digna de reses en un camión al matadero.

Los patriotas de mierda te quieren joder como individuo y convertirte en un trozo de mierda que haga lo que le dicen.

Los países y sus patriotas son granjas y cerdos, nada más. Los gobiernos solo son criadores o ganaderos de porcino.

La patria podría ser un supositorio en mi recto aliviándome de un estreñimiento, porque es lo que me provoca la devoción patriótica: cagar.

Fuera de sus propiedades terapéuticas, el nacionalismo es un estiércol venenoso para la libertad y el conocimiento.

El ejemplo más obvio es España, sus taifas y su decadente pánico y mansedumbre.






Iconoclasta


10 de abril de 2020

El timo de la mascarilla


Una vez consiguieron la infraestructura necesaria para la localización y control de la población por medio de las nuevas redes 5G, los gobiernos de las naciones del planeta ya disponían por fin de una potente herramienta de control humano para crear una gran ola de terror planetario por medio de peste coronavirus, represión y ruina.
Una vez conseguido el encierro del ganado humano y su exhaustiva represión y clasificación según su estado viral, se procede a la implantación del uso de mascarilla bajo pena de costosas sanciones y presidio en campos de concentración en caso de no seguir la norma dictada por las nuevas “repúblicas” del coronavirus.
Hay realidades que divertidamente concuerdan, cuadran con hipótesis mucho más apasionantes que la vulgar y decepcionante realidad. Y da gusto vivir una película de ciencia ficción distópica, es emocionante.
La red 5G ya en funcionamiento. Las manifestaciones por cualquier cosa por banal que fuera, se convirtieron en una cotidiana celebración festiva en todo el planeta y ahora han cesado de una puta vez, por fin… Cesado no, prohibidas.
La implantación a nivel genital de los ordenadores, teléfonos y relojes inteligentes. La cobardía que se ha hecho tumoral en el cerebro de las reses humanas viciadas y, esperanza ciega en el retórico y falso paternalismo de sus líderes políticos y religiosos. Centenares de falsas amistades y sexo de mentira en las redes sociales. La solidaridad y tolerancia facilonas sin criterio como formas de hipócrita educación en lugar del pensamiento crítico. La fe ciega en los científicos ambiciosos con ansias de notoriedad. Creer con vergonzosa ingenuidad que es primero la salud que el dinero cuando en una sociedad capitalista, no hay salud sin dinero o trabajo que lo proporcione.
El exceso de viejos y sus pensiones de jubilación… La tan cacareada insostenibilidad de las pensiones en la envejecida sociedad occidental, sobre todo en la decadente, vieja y pequeña Europa; se resuelve con un virus muy certero que mata a viejos en un rango de edad muy determinado, con gran precisión y eficacia.
La decadente, inmadura y vergonzosa ingenuidad de la chusma adulta hacia la fe en las medidas de protección de su gobierno, como una paga por su inmovilidad y prisión domiciliaria y por la que perderán su trabajo definitivamente; ingenuidad muy parecida a la de los judíos de la Segunda Guerra Mundial que afrontaban su encierro en los campos de exterminio sin apenas resistencia.
La misma ingenuidad que lleva a los más lerdos (la aplastante mayoría) a aplaudir desde sus casas-prisión a sus policías carceleros.
Delatores colaboradores voluntarios de las fuerzas de represión, tarados mezquinos que creen llevar a cabo una misión religiosa, sin mencionar el miedo que los convierte en gusanos agitándose en sus casas; denunciando a los que caminan por la calle, a los que pudieran entrar en su segunda residencia. A los fracasados la envidia se los come, con la voracidad que sus madres lamen sus genitales, orgullosas de haber parido a tan preciosos hijos de puta delatores de la Gestapo. Como aquellos buenos tiempos en los que los vecinos denunciaban a otros vecinos más agraciados de brujería, de judaísmo, de rojos comunistas o de capitalistas traidores corruptos para que los mataran y conseguir trato de favor, una parte del expolio o simplemente para dar de beber a su repugnante envidia.
Toda esa cobardía eficazmente programada e inducida en las reses sin cerebro, ha hecho posible que se les obligue, sin rechistar siquiera, a llevar mascarilla por los siguientes objetivos: robarles dinero, obligarlos a ser un bulto de carne irreconocible convirtiéndolos simplemente en cosas productoras con baja autoestima y sobre todo, para que desconfíen entre ellos y se sientan enfermos y amenazados a todas horas del día, tristes como los perros con bozal.
Se crearán dos nuevas clases sociales: infectados e inmunes.
Debido a la miseria generalizada, los gobiernos y las grandes corporaciones serán los que digan qué, cuando y como debe consumirse y que alimentos serán mejores para la salud de los productores de la colmena. Los estados y sus filiales, las grandes corporaciones, serán los Grandes Hermanos que velarán por la salud de su chusma racionándoles todo.
Es casi perfecto, solo que los mandatarios de los países no son personas inteligentes, son tan idiotas como sus votantes, solo juegan con la suerte y tienen más dinero para apostar más tiempo.
La suerte dura poco y la destrucción no tardará en llegar.
Eso espero ferviente e impacientemente.
Ahora que me voy a morir, empieza lo divertido, coño.
Gracias a la informática y sus redes, la historia real que se leería en los libros dentro de cincuenta años, se puede documentar hoy a tiempo real. Me jode como a Cristo no poder rascarse los cojones crucificado que, los perros policía acosen a cada momento; pero estoy disfrutando del momento histórico.
Esta sociedad, merece desaparecer, extinguirse.
Y me gustaría de verdad asistir a ello, aunque me joda.
Es una buena y genial novela en la que participar.
Mientras se hace toda la mierda realidad, yo me entretengo en soñar con mundos mejores, más violentos, ergo más intensos. Si algunos pequeños detalles, no ocurren, mala suerte.
El miedo que se lo metan ellos con un supositorio por el culo.
Además, tener un cáncer te inmuniza contra el miedo a una mierda de coronavirus.
Cada uno es como la vida lo hace, si tiene cojones, claro. 
De lo contrario, eres un mierda como esos que miran con sus infectos ojos delatores a los que se mueven por la calle.
Sí, ya era hora de que sufrieran y temieran millones y millones de humanos acomodados y decadentes hasta el vómito.
Como Nerón hizo arder Roma.
Que adrenalínico…
Justicia pura y dura.
Buen sexo.






Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

31 de marzo de 2020

Todo va a ir bien


Y una mierda.
¿Y los que han muerto?
Más vale tener las hojas bien afiladas. Si un cuchillo no corta, no comes.
Es solo una ley básica de supervivencia. Todo consejo es bienvenido cuando una gran parte de la población piensa que el gps del teléfono le podría dar de comer sin más esfuerzo que abrir Google maps. Cuando los adultos y viejos cantan que todo va a ir bien, escupiendo a los muertos en una burla preñada de hipocresía cobarde y venenosa.
No hay final feliz, no está ocurriendo semejante cosa. Y cuando acabe, el recuento de muertos no será motivo de orgullo o alegría. Nada habrá ido bien.
La longitud y el buen filo de un cuchillo pueden marcar la diferencia entre el hambre y la comida, entre el más débil y el más fuerte. En definitiva, entre vivir y morir.
Por otra parte, usar un cuchillo es menos agotador que ir olfateando los contenedores de basura en tiempos de crisis.
La inmovilidad y el miedo, matan a más gente que cualquier enfermedad.
Si algo lo demuestra, son los campos de exterminio nazi y la obediencia de los judíos.
Y es que la obediencia ciega se debe a una ingenuidad fruto de una decadencia social que provoca dependencia hacia el brujo de la tribu o el puto presidente de una nación.
La ingenuidad lleva inevitablemente a la humillación y tras unos días de vida de mierda, a la muerte.
De morir no te libras; pero de la humillación… Bueno, es una cuestión de cojones, seas macho o hembra (podría decir de valor; pero no me sale de la polla).
Un síntoma de decadencia en una sociedad es el excesivo número de amistades que cada individuo ostenta, siendo necesarias para soportar su mediocre y triste existencia; porque si se queda solo, se muere de asco de llegar a conocerse.
Otro síntoma, tal vez el que demuestra definitivamente que los individuos de esta sociedad están absolutamente castrados, como animales de granja talmente, es la ostentación y alarde que hacen de su cobardía en nombre de la paz y las buenas vibras.
No es nada nuevo, desde hace siglos por ejemplo los machos, se van a follar con putas en grupos. Ni eso son capaces de hacer solos.
Cuando la chusma precisa para sentirse protegida que, cualquier imbécil de sus congéneres le diga que todo va a ir bien y le creen, es que la sociedad ha descendido ya muy abajo por la vertiginosa curva de la decadencia y degradación social.
Sus individuos adultos y viejos, se escudan en las palabras “todo va a estar bien” cuando todo se derrumba.
Y cantan y hacen cosas infantiles, inservibles y banales en sus últimos momentos de bienestar, justo unos segundos antes de ser arrollados por una destrucción para la que no están anímicamente preparados por esa cobardía con la que se les ha castrado durante años y años de adoctrinamiento generacional.
Hacen como que no sucede la muerte y tienen un miedo que se cagan, dan las gracias servilmente a las cajeras del supermercado por “estar ahí” con toda su irreprimible cobardía y escuchan las noticias con el corazón en un puño.
Es repugnante, es asqueroso que mientras muere gente a miles, los adultos de mierda se dicen a sí mismos que todo va a ir bien.
Nótese la repugnante hipocresía y la mierdosa solidaridad: solo si ellos viven, todo irá bien.
¿No notas un vómito subir a la boca?
Nada va a ir bien, mientras pronunciáis el mantra de la cobardía y lo creéis, están muriendo, lelos. ¿Qué es lo que puede ir bien?
No eduquéis a vuestros hijos en la cobardía, los pusilánimes no tienen nada de que sentirse orgullosos.
Ignorar la muerte de otros, es tanto como celebrarla.
Y la ignoran por ese miedo que demuestra lo necesaria que es desde ya una selección natural.
Los que no sean demasiado ingenuos unos minutos antes de morir concluirán que la sociedad está acabada.
Cuando se ha constatado que la sociedad ya está en proceso de derrumbe, llega la violencia, la destrucción, el hambre, la sed, más enfermedad y las muertes sin funerales (como ya estamos acostumbrados a verlo en países africanos y algunos asiáticos; no debería sorprender a nadie, no es ninguna novedad el proceso de la muerte de una sociedad).
Cuando han muerto los necesarios, comenzará otra reconstrucción social. El resultado de la nueva sociedad dependerá de si los que quedaron vivos para realizar semejante tarea, eran más o menos idiotas. Suponer que hubiera alguno inteligente, sería cometer otra ingenuidad nivel “todo va a estar bien”.
Es el proceso de toda civilización o sociedad: crecer, decaer, morir y reconstruir para volver a crecer hasta el próximo apocalipsis.
¿No es maravillosa la simplicidad y claridad que otorga el hábito de lectura y pensar por uno mismo sin escuchar al imbécil que dice “todo va a ir bien”?
Nada ha ido bien, lelos.
Nada va bien mientras mueren seres bajo vuestras engalanadas ventanas de mierda con dibujos de patéticos arcoíris.
Ya nada puede ir bien con los que han muerto, gilipollas.
Si no se odiaban, si no los han matado ellos, los muertos no son para hacer fiesta; no si el cerebro está sano, hijoputas.
Zoi hun jenio…
Por otra parte me gustan las mujeres con lencería translúcida, si son morenas en blanco, si son rubias en negro para que haya contraste.
Están preciosas y follables con esas indiscretas blondas revelando sus pezones y sexos.
Me gustan de verdad.
Ñam…
Nada está bien, ni irá bien. Solo sumaremos muertos mientras follamos.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

4 de enero de 2020

Correcto e incorrecto y otras censuras en la sociedad actual


Vamos a por una lección de aquel añorado Barrio Sésamo (Plaza Sésamo), sobre lo que hoy es correcto e incorrecto en estos tiempos de repugnante moralidad doctrinal festiva y pueril. Porque los idiotas celebran su propia imbecilidad con comuniones de tolerantes hostias con sabor a mierda.
Respecto a la censura, ahora se reaviva más que nunca, todos se sienten sacerdotes de la corrección de mierda, con sus cerebros repletos de heces.
Que mueran unos cuantos centenares de miles de seres humanos de la sociedad occidental es una depuración necesaria. En las endogámicas ciudades se han reproducido tantas veces los imbéciles que, ahora se encuentran en el poder, en todas las manifestaciones y en todas las fiestas de orgullos gays, de putas y de miedosos de leer violencia u oírla en canciones; tienen miedo los analfabetos que del libro salga un cuchillo que los hiera, o que el micro del cantante sea una pistola camuflada.
Le tienen un miedo enfermizo a la palabra.
Algunos “en su opinión” censuran con el afán de los puercos buscando trufas. Puedo comprender que, no se permita con dinero público mostrar arte de baja calidad, eso que no es arte, que es un engaño populista. Un timo como tantas formas de “arte” que buscan dinero fácil.
(Hay grupos musicales tan artísticamente malos que no deberían cobrar por actuar, cosa que es muy diferente a censurar, aunque muchos no entiendan lo que escribo)
Pero censurar por “opinión” y “moralidad”, es una acto de fascismo tan repugnante como lo fue la existencia del Tercer Reich.
Menos mal que nací a tiempo de conocerlo, que tuvo tiempo de nacer Hannibal Lecter y no lo mataron estos hijos de puta.
Y mientras tanto, censores y “correctistas buenistas” educan a sus hijos en la imbecilidad y cobardía. Sin que nadie muera…
Es necesaria una matanza global.
Es necesario colgar en una plaza pública a los putos censores y correctores de todo tipo.
La lección que todo niño no educado por unos padres idiotas, comprendería:

Lo incorrecto.
Con violencia le arrancó las bragas dejando marcas rojas en su cintura y muslos, a esas alturas, su coño estaba húmedo y ansiaba que la penetrara. Retiró las copas del sujetador y se pellizcó los pezones erizados, él tenía aferrada con el puño su polla dura, el glande palpitaba húmedo y brillante, amoratado de sangre.
Escupió en su coño y se la metió. Teresa lo llamaba hijo de puta con cada embestida, se corrió abrazada a su cuello, con el cálido semen rebosando por su coño, regando deliciosamente el esfínter.
La llamó puta y se rieron en la cama encendiendo un cigarrillo.

Lo correcto para los tarados.
Se bajó los calzoncillos con dificultad, su pene estaba erecto y su mente absolutamente enamorada. Ella se retiró el sujetador y sus enormes pechos al liberarse, parecían doblar su espalda, al respirar oscilaban voluptuosamente.
Se bajó el tanga y su pene de mujer apareció enorme, perfecto. Se acercó a Roberto, le invitó a darse la vuelta en la cama y le untó el ano con lubricante gel. Lo penetró. Al cabo de tres minutos el semen brotaba oscuro y ensangrentado de ese cráter de amor que era el ano de Juan.
Se besaron la boca enamorados, con ternura y en silencio para no despertar a su hija que, se escuchaba dormir tranquila en la cuna a través de la radio de vigilancia.

Lo incorrecto.
Se dirigió a la sala de hibernación. Tan solo se escuchaba el suave zumbido de los reactores. Con un láser decapitó a los cuatro bebés en sus cápsulas de mantenimiento vital, sin que llegaran a despertar. Casi dulcemente.
No limpió toda aquella sangre.
Volvió a su cápsula de hibernación, esperando con ilusión despertar tras cuatro años y admirar el dolor de los dos matrimonios, sus compañeros de tripulación, en su viaje a Demencia 10.

Lo correcto para los tarados.
“Días después, el 27 de diciembre y en el último pleno municipal del año, la concejal de Cultura, María Victoria Bermejo, reconoció como "un error" incluir un concierto del grupo en la programación de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes para el primer trimestre de 2020.
En su opinión, Los Chikos del Maíz hacen "apología de la violencia extrema" y en sus canciones "se da cabida a mensajes que invitan al puñetazo, a la patada en el vientre o al ahorcamiento". Ahora ya se ha decidido cancelar definitivamente el concierto, previsto para el día 10 de enero y que tenía las entradas agotadas”.

Y ahora niños, vamos a cantar la canción del cinco, que en el culo te la hinco.
“¿Eso te hace sudar?” (El Cuervo, 1994)
A la mierda, gilipollas.
Que os jodan.

(La película El Cuervo, en esta actualidad idiota, sería incorrecta a pesar de ser maravillosa, violenta y fascinante, sin titubeos ni concesiones a moralidades de degenerados cerebros inoperativos. El Cuervo ha dejado la más grande colección de divertidas, violentas y sarcásticas citas del cine y tal vez de la literatura)





Iconoclasta

7 de diciembre de 2019

Manifestaciones por clima, nacionalidades o cualquier cosa


Las miles de manifestaciones que forma la chusma por orden de sus amos o líderes, son producto de un pensamiento (si lo hubiera) erróneo de las masas, una forma degenerada y decadente de pasar el tiempo; pero sobre todo una maniobra del poder (el dinero) para controlar a las manadas de reses humanas pastoreándolas y condicionándolas para que se reúnan obediente y festivamente en los lugares y momentos que los joderosos (poderosos, ya se sabe que poder se escribe con “j”) deciden.
Congregando a la chusma, el poder se descarga de culpa al ser él quien permite y alienta las grandes trashumancias sociales. Obliga al populacho a que se sienta responsable de que, por ejemplo, el planeta esté al borde de la extinción o bien de que son ellos, los ciudadanos, los que tienen el poder de cambiar un gobierno o disfrutar de más libertades (una mentira de lo más burda).
“Coméis mucha carne, cagáis demasiado, os bañáis demasiado, vais en coche a todas partes, respiráis más de lo necesario”. Son las consignas que el poder lanza subliminalmente y la chusma repite a coro.
Con esta estrategia, el poder consigue que sus delitos de corrupción, dejación, negligencia, robo y usura recaudatoria sean sepultados bajo la alegría y festividad del populacho clamando festiva y emocionalmente por alguna de las causas de la manifestación: clima, sexualidad, crímenes etiquetados específicamente para sus reuniones y alegrías, o bien por banales disputas de idioma y cultura.
Si los ambiciosos poderosos acuden a la fiesta o manifestación, sus delitos serán perdonados y sus comportamientos admirados y votados.
Los monos escuchando música y reuniéndose en degradantes manadas, vuelven tras la fiesta a sus corrales aceptando alegres el robo, la cobardía y la corrupción de sus líderes; pero sobre todo, como en el caso de las manifestaciones por nacionalismos o climas, aceptarán que les esquilmen con más impuestos y aportaciones dinerarias para los fines por los que se han manifestado.
Y como la chusma carece de criterio, inteligencia y sobre todo de memoria histórica (una consecuencia directa de no saber leer), no se acuerda de que lleva toda su puta vida pagando por ello y que todos los impuestos que tributa en sus nóminas, recibos de luz, gasolina y alimentación con el pago obligatorio de las bolsas de la compra, no ha servido para nada. El poder ha dejado, a pesar de todo el dinero que ha robado desde hace muchas décadas; que el planeta se llenara de mierda y se contaminara el aire.
Aplauden festivamente a sus ladrones líderes, creyendo fervientemente que harán algo digno con el dinero que les van a robar de su trabajo.
Y ahora los mediocres manifestantes, se golpean con piedras en el pecho recitando un mea culpa lastimoso y vergonzoso acogiéndose a líderes infantiles en un increíble ejercicio de una decadente inmadurez mental.
Se cuestionan a sí mismos si han de seguir comiendo carne, pienso o mierda en bote. Y se encontrarán eligiendo en el mercado las comidas más mediocres; pero absolutamente ecológicas que les castrarán física y mentalmente para seguir siendo unas buenas, mansas y obedientes reses.
Lo único admirable de la imbecilidad, es como el movimiento continuo: con un ligero impulso (incluso solo con músicas o lacitos de cualquier color), sin apenas esfuerzo, los idiotas se pueden mover por millones en un instante.
Las manifestaciones emocionales o de diversión, son la más burda trampa del poder para domesticar, engañar y seguir robando a la chusma o ganado humano. Aunque se crean al llegar a casa y comerse un plato de coles con vinagre, que salvan el planeta con su sacrificio e ingenua ilusión de analfabetos.
¿Dónde quedó el pensamiento crítico y la natural y cauta desconfianza hacia los enfermos de ambición, los poderosos que gobiernan con dinero y votos?
Se entiende así, cuándo es necesario que se desencadene una guerra.
El problema no es el plástico o el humo, el problema es un exceso de habitantes.
Y un exceso de habitantes para los ambiciosos poderosos, es un constante ingreso de dinero; por eso son perezosos para provocar guerras que alivien el número de seres humanos; pero todo tiene un límite y más temprano que tarde, deberá haber una gran debacle bélica planetaria. De lo contrario, deberán rodar las cabezas de los grandes líderes y muchimillonarios y eso me parece ciencia ficción, son los dueños de los ejércitos.





Iconoclasta

6 de septiembre de 2019

La imbecilocracia y el ecologismo de mierda


Es necesario y una medida de defensa propia insultar a cada presidente, gobernador, ministro, alcalde, regidor, juez, funcionario, progre ONG ecologista de familia acomodada o cualquier otro honorable de mierda. Son todos una banda de puercos ladrones, torpes timadores que tienen suerte.
Y tienen suerte porque para timar y conducir a un rebaño de borregos votantes, basta con ser tan idiotas como las reses; pero tener más tiempo y dinero para joder cada día más.
Todo lo que me han robado de mi trabajo mediante impuestos directos e indirectos para proteger el medio ambiente, gravando en combustibles de automoción, electricidad, agua, tabaco, recogida de basura e hipotético tratamiento o con las putas bolsitas de los súper; no ha servido de nada.
Todo ese dinero que he pagado y me han robado todos esos hijos de puta electos y sus protegidos ha sido otra estafa más.
Han dejado a pesar de los millones robado-recaudados, que todo se llene de mierda. Sale en las noticias cada día, y en todas las redes social-borregas de miserias humanas.
Pero lo más gracioso, es que han conseguido que miles y miles de manifestantes borregos idiotas (votantes) se manifiesten con sentimiento compungido y cobardía, rechinen los dientes y se sientan responsables por la degeneración del planeta, eludiendo así el verdadero timo y engaño que han llevado a cabo sus amos, a los que han votado en masa.
Asume así la chusma su culpa ecologista de mierda con beatífica y ebria actitud; mirando fija y exclusivamente donde sus amos timadores señalan para llevar a cabo la más chapucera maniobra de distracción jamás programada.
El medio ambiente se está estropeando por el robo y la dejadez de esos cerdos que han sido elegidos por “el pueblo”, es decir por el ciego analfabetismo, la dejadez, la cobardía, la degeneración y la holgazanería de la sociedad.
Todos esos presidentes, ministros, gobernadores, alcaldes, regidores, jueces, profetas de ONGs y funcionarios de favor y puestos conseguidos con sodomía, son las tenias, las solitarias que roban los recursos por los que he pagado con mi pobreza, alojadas en los intestinos de la sociedad.
Y lo que es mejor y más divertido, con el consentimiento de sus descerebrados votantes que, serían incapaces de escribir con un lápiz su propio nombre.
Un hijo puta de presidente dice que hay que hacer algo por el Amazonas y la chusma borrega aplaude al mesías, sin saber que ya han aportado millones y que los próximos millones volverán a engordar las carteras de los hijos de puta electos.
La ingenuidad del votante requiere un tiro en la nuca para curar esta sociedad aberrante.
Si por mi fuera, se podría asfixiar el planeta en su propia mierda y llevarse con él a los millones de imbéciles (con sus tiernos hijos y futuros nietecitos) muertos de hambre y de cultura que creen “ser responsables también”. Y ser incapaces de reconocer que les han metido una polla por el culo y aun así, votan y pagan por ellos (por los electos timadores) con gusto.
Pagando incluso con su tiempo, e ingenuamente abogando por los que han de nacer, casi santificándolos como futuros mártires de mierda. Qué chochos e hipócritas…
Todo lo robado para nada; y ahora más robo aún gracias a las redes sociales de lavado de cerebros tarados e inoperantes.
Resumiendo:
DEMOCRACIA ES EL GOBIERNO DE LOS ESTAFADORES ELECTOS CON EL VOTO DE LOS INGENUOS SIN CAPACIDAD INTELECTUAL. UN CONJUNTO DE CRÉDULOS IMBÉCILES SIN ASOMO ALGUNO DE DIGNIDAD NI MEMORIA HISTÓRICA POR MUY ACTUAL QUE SEA.
La mal llamada “democracia” (en lugar de imbecilocracia) es el mayor insulto a la inteligencia que un ser humano decente puede soportar.





Iconoclasta

9 de octubre de 2018

Ya toca otra guerra


Es lógico, es lo que debe pasar conociendo a la especie humana: al racismo y supremacía catalana le ha salido su antagonista exacto, la ultraderecha ultraespañola.
La chusma funciona como una canica en un tobogán de juguete: previsible y en la misma dirección.
La envidia es idéntica en todas las regiones del planeta, así que: culo veo, culo quiero, es el criterio de vida universal. Y de estricto cumplimiento por todos los fascistas (todos aquellos patriotas de pocas luces que sacrificarían a su hijo a dios y su amo si así se lo exigieran) sean catalanes, españoles, chinos, vascos, gallegos, valencianos, estadounidenses, mexicanos y batusis.
El cerebro está igual de podrido en todas las reses sea cual sea la cháchara en la que se expresen o comuniquen.
Lo ideal para España y Cataluña es una guerra que, servirá para desfogar a tantos nacionalistas intransigentes. A medida que la peña muere y se pasa hambre y penurias, los ánimos decaen. De tal forma, que se preguntan qué coño está pasando y en lugar de preocuparse por tuits y estados de feisbuc de sus mesías o líderes, se dedicarán a buscar comida y preocuparse de que no les meta un tiro en la cabeza un francotirador. Algo así como en Bosnia, pongamos por caso.
Dos nacionalismos antagonistas, forman un caldo de cultivo ideal para que crezca y madure otro trozo de mierda como Franco y se sienta paladín de la justicia y protector generalísimo de la puta patria. En definitiva, un general muy general.
Eso ya pasó, no es una hipótesis facilona.
Además, las guerras son un mecanismo que mantiene a raya la explosión demográfica planetaria. Hay una conciencia colectiva (como en cualquier enjambre, piara o cardumen) que hace estallar la guerra cuando los idiotas llegan incluso a volar y tapar los rayos del sol, provocando una nueva glaciación.
Las muertes en guerra no son selectivas, la conciencia colectiva crea una aleatoriedad; el único objetivo que tiene la guerra, es eliminar a cantidades suficientes y notorias de individuos.
La guerra tiene que eliminar vidas humanas con rapidez antes de que los recursos planetarias se agoten o lleven a estropear más el planeta.
Claro está, que esto no aplica a políticos, militares y puestos de favor en la administración de un país. Ellos están a salvo de toda mierda que han provocado
Si en una guerra no mueren los suficientes, se crearán más guerras.
La ciencia no ha demostrado que exista semejante conciencia colectiva, cosa que a mí me la pela. No necesito que nadie corrobore o apruebe mi sabiduría, conocimiento y experiencia.
No habrá un buen final, hay demasiada ingenuidad, demasiada inmadurez.
Hombres y mujeres que deberían tener una sólida formación mental, padecen la ingenuidad de un niño de cuatro años.
Es alucinante: nadie cree que en estos tiempos en el que todos disfrutan de su smartphone, su coche y banales deportes, pueda haber una guerra.
Salvo los que la están viviendo, o la vivieron hace pocos años atrás en Europa mismo.
La muerte próxima, la violencia ante las propias narices es la única forma de constatar que jamás puede existir un país maravilloso y justo, donde todos sus habitantes son pitufos felices hermanados y mono-pensantes que, en caso de ver a la pitufina pasear desnuda por las calles, no se la follarían. La respetarían.
Y una mierda.
Creer ciegamente que un político iluminado puede crear un país paradisíaco merece la guerra, porque marca el punto sin retorno a la idiotez de todo un pueblo. El aburrimiento de una vida acomodada y banal que busca magia, y la encuentra en la retórica basura humana que habita el planeta.
Venerar a un político hasta el punto de usar a tus hijos para apoyarlo y encumbrarlo, es la cima de la miseria humana y la decadencia de la dignidad.
Y ya se sabe que todo pueblo consigue el gobierno que se merece.
La guerra es la única forma eficaz de que un pueblo decadente aprenda que un político es por definición, una persona de la que desconfiar. Es irremediable que los haya; pero de soportarlos a creerlos y confiar en los ambiciosos, hay un abismo.
El pensamiento crítico se ha convertido en un excremento viajando cloaca abajo.
Todos, absolutamente todos los políticos, son más de lo mismo: te exigirán sacrificio a cambio de darte mierda.
La guerra es necesaria para elevar el grado de rumiante en el que ha caído un pueblo, a un estado superior donde haya algo de dignidad en los adultos.
De hecho, la paz solo es buena y conlleva progreso tras los primeros treinta años posteriores a una guerra; lo dice la historia.
Tras esos treinta años en los que se consigue alzar de las ruinas y la pobreza un pueblo, llega la inevitable decadencia de nuevo.
Estamos en la época en la que la dignidad pide a gritos una nueva contienda.
Indignidad e ingenuidad, con muerte se pagan. También lo dice la historia.




Iconoclasta

9 de septiembre de 2018

Sacrificio


Hay un imbécil con manos chapadas en oro puro que pide sacrificio a los pobres, a los idiotas, a los crédulos, a los ingenuos, a los ignorantes, a los esclavos, a los que sonríen a todo sin ser necesario y a los que acarician con elaborada ternura repugnantes gusanos vomitivos, en nombre de la tolerancia y la bondad intrínseca del ser humano. Su espiritualidad de mierda es tan solo una pose astuta para recrear un sentimiento de ingenuidad y santidad en la conciencia insectil humana.
El sacrificio es la maldición que a lo largo de la historia hace crónica la miseria y la esclavitud. El sacrifico enriquece y hace las tierras más valiosas a los grandes amos de posesiones inmuebles, de grandes extensiones, de montañas y prados plagadas de putas alambradas que instalan con codicia esos ambiciosos puercos y pervertidos.
Para que sus posesiones sean más valiosas, se han de abonar con muerte y pobreza.
El cuento del sacrificio lo escuché en una clase de catecismo impuesto por aquella cultura dictadora y asesina. Pretendía que sacrificara mi vida o lo que contenía, para honrar a un puto dios y sus sacerdotes o a un viejo militar asesino y maricón con gafas de sol que, no podía hablar sin cagarse encima.
Cuando escuché el cuento de Dios ordenando a Abraham que sacrificara a su hijo, lo entendí todo. Y pensé: una puta mierda.
A los diez años entendí la basura que me querían meter en la cabeza una gente mucho menos inteligente que yo. Identifiqué el gesto envidioso de mi profesor, cuando mis compañeros de clase escuchaban con interés y risas mi redacción sobre los perros.
No me hizo falta follar para hacerme hombre perdiendo la inocencia en un coño. Aquellos dos momentos de comprensión en la escuela prisión me provocaron una náusea, y devolví el vómito que me subió a la boca, al estómago de nuevo. Así que a los doce años me fumé mi primer cigarro y no dejé de hacerlo; porque para tragar mierda, elijo yo.
Cuando oigo “sacrificio” siento aquella náusea infantil de nuevo. Al ver la envidia en ojos ajenos, busco una navaja para pincharlos.
No ha cambiado nada de la humana miseria en los cuarenta y pico de años que han pasado desde mi inicio a la madurez intelectual, solo el decorado.
Siguen apareciendo hijos de puta predicando sacrificios, mesura, paciencia y obedecer sus designios repugnantes. Sus ojos porcinos ansiando la inteligencia que no tienen y las palabras que no saben colocar. Les viene grande el lenguaje y la cultura.
A la chusma se la pone dura o se le empapa la entrepierna ante un crucifijo, una virgen, un himno, una bandera o una sonrisa rastrera y carroñera.
Es como vivir un bucle, siempre la misma mierda.
Es cíclico.
Frente a un botón rojo para hacer estallar mil bombas nucleares, mostraré complacido en que consiste mi espíritu de sacrificio.
Si no consiguieron engañar a un niño de diez años, tampoco podrían sobrevivir a mi torva mirada y mi puño pulsando con un golpe, toda la muerte posible.
No quiero un mundo mejor, quiero morir en un mundo sin ellos. Sin iluminados, mesías y generales con gafas de sol color mierda.
Quiero ver sangrar las uñas de las manos que se entrecruzan encima de los genitales ante discursos repugnantes que insultan mi inteligencia. Esas manos que pretenden demostrar la más repugnante bondad mentirosa, el más sucio paternalismo.
Quiero una última cena en una mesa llena de armas humeantes con un cristo arrodillado ante mí y apóstoles sangrando.
El único sacrificio que podría satisfacerme tras estos años de vida, es el de millones de idiotas deshaciéndose en las calles y esos miles de iluminados, derramando los intestinos sobre sus pies.
Cualquier otra consideración de espiritualidad y sacrificio de un futuro mejor, es pura cháchara sin gracia e ingenio.
Alguien debería detener toda esta cíclica e iterativa mediocridad.
Una extinción sería deseable.
También me gusta follar con una o tres mujeres voluptuosas y golosas como yo; pero ya es otro tipo de retórica más amable y familiar.




Iconoclasta

11 de mayo de 2018

Una bala vale más que un millón de tuits

 
La degeneración neuronal por exceso de redes sociales tiene su máximo exponente y ejemplo con el independentismo de Cataluña.
No se gana un territorio, un gobierno o un territorio con “tuits” facilones, con “merchandising” amarillo o con pacifismo de pacotilla que no es ni más ni menos que pura coacción contra ciudadanos libres de sectarismo y una racista demostración de la supremacía de la élite étnica catalana.
Hay que leer, hay que instruirse y así conocer cómo se ganan territorios y estados: mediante la guerra. Cosa inalterable a través de los tiempos, ya que los ejércitos son la fuerza más sectaria de todas cuantas existen.
Los colegios y los niños no sirven para defender nada. No se pueden escudar los sectarios y fanáticos cobardemente en nombre de la paz tras los hijos propios o ajenos.
La guerra sirve para estas cosas: para definir territorios, designar quién manda en él y quién vive. Y así poder ejecutar sin injerencia alguna, la limpieza étnica y política que procede en el territorio conquistado o perdido.
Es la realidad de lo que ocurre y la única forma posible de ganar un país o territorio: con guerra, con violencia.
No reconocer esto, es vivir en una especie de Disneylandia imbécil, impropia de adultos.
Porque hay que ser claro y entender que el poder de una sola bala, supera al de millones de “retuits” y “likes” de mierda.
No es que sea bueno o malo, es que es así.
Y los que ambicionan el poder de ser presidentes de “su propia nación” son los políticos más represivos que puedan existir.
Para asumir una independencia, hay que asumir la guerra y la violencia.
Si hay hambre y enfermedad, la guerra es la mejor opción. De hecho, es la única opción.
Siempre morir luchando que sometido al hambre.
Pero hay demasiados catalanes que no tienen hambre; solo padecen la degeneración propia del acomodamiento de una sociedad que está saturada y aburrida de todos los elementos de consumo posibles que no pueden llenar una vida intelectual plena y libre pensante.
Los teatros de títeres que actualmente han montado su pseudo-gobierno desde otros lugares y a través de la comodidad y seguridad de las redes sociales, es un síntoma de que algo huele a podrido en Dinamarca. Han convertido una independencia en un timo descarado.
Lo realmente absurdo, es que nadie ve el timo y lo llaman “política”, porque están buscando razones que no lleven a la guerra. El típico efecto del miedo.
Y así, como dijo Churchill: “Pudieron elegir entre el deshonor y la guerra. Eligieron el deshonor y por tanto la guerra”.
El género humano es cada vez más cobarde, menos inteligente y menos fuerte. Sin embargo, ha conseguido un nivel de hipocresía que lo protege de cualquier cosa, como una coraza hecha con mierda seca.
El pacifismo populachero y populista de usura, ambición y supremacía, solo conduce a la violencia.
Las marionetas no evitan la guerra, solo y en el mejor de los casos, la satirizan.
Y no es extraña, no es descabellada la guerra en ninguna época. Solo hay que ver cuántos países tienen conflictos bélicos actualmente, para que nadie se piense que hoy día “no puede haber una guerra”.
La guerra es un acto cotidiano en nuestra sociedad.
Es una putada; pero es así.
Así funcionan las cosas desde que el ser humano empezó a arrastrar por el suelo los nudillos de las manos. Y solo existirá otra opción diferente a la guerra si el ser humano se extinguiera.
Maldita ingenuidad…




Iconoclasta