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10 de septiembre de 2015

Dos frikis


"-Shi invocash el pod-ded de Tidia (¿Tiria?), conshiguesh neutrdalizad al grdan brdujo. Esho shi: debesh conjudad al Grdan Enano Shiken, podque shu poded esh imprdeshcindible para combatir el fuego etedno de Tidia.
-Eso es demasiado para mí, ya es nivel Maestro.
- ¡Shi! ¡Jua, jua...!"

A veces la vida me regala con cosas que no necesito en absoluto, con cosas que podría haber vivido igual de bien desconociéndolas.
Esto es el diálogo de un par de frikis jugadores de rol, que de una forma completamente surrealista, se han colocado tras de mí en el cajero automático, justo cuando el pueblo parecía vacío por la lluvia, cuando las vacas y las ovejas están recogidas y a salvo en sus rediles. Cuando parecía que nada extraño podía pasar, se han plantado esos tipos en mi retaguardia y han hablado con tal seriedad y sin pudor del tema, que temía que tuviera que acuchillarlos con la navaja porque bien podrían haber sido psicópatas.
Pero no... Al final, es que de alguna forma, me he visto metido en una escena de una película de humor americano descerebrado. No sé...
Dos tíos además con un fuerte acento de otra región española, que no es catalana y que no voy citar para que no hayan susceptibilidades entre las distintas naciones y países pobres que forman el estado español. Su edad, absolutamente indefinida entre los 30 y 50 años a juzgar por las barbas, las gafas de culo de vaso de pasta negra, el deterioro de sus columnas vertebrales que se deduce por la ya prominente joroba formada por encima de los omoplatos y sobre todo, por su ropa. Un estilo de vestir que los hacía completamente invisibles, mediocres y grises como el suelo mojado por la lluvia.
Muy rápido e intuitivo yo, he pensado que eran vírgenes y morirán vírgenes si contamos que los callos de la mano no cuentan como acto sexual.
Si no lo veo y no lo oigo, no lo creo. 
¿Qué posibilidades tenía yo de que dos decadentes jugadores de rol, se pusieran tras de mí en un cajero automático desolado en su aislamiento por la lluvia? Como yo...
Por la cantidad de suerte que he tenido con los frikis, bien me podría haber tocado  un premio gordo de la lotería; pero claro, es pedir demasiado de mierda que el Iconoclasta se haga rico, hay que tocarle los cojones.
Sinceramente, la antropología social se me atraganta, no me gusta rebuscar entre piedras deshechos y ruinas, no necesitaba ese tipo de conocimiento y experiencia. Y si no podía ser dinero, me hubiera conformado con un paquete de tabaco abandonado.
Mierda.
Es que al oírlos hablar se me ha atragantado el humo del cigarro que estaba fumando tan carismáticamente solo.
Y ahora nadie me creerá y seré un expediente x más.


Iconoclasta