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30 de octubre de 2019

Fríamente


Se acercó a su coño como otras tantas veces, para besarlo, lamerlo y penetrarlo.
Y olía a mierda.
Su poya perdió la erección en ese mismo instante, sintió asco.
Cuando se muere el amor, en su vida, los sexos huelen a mierda.
Las razones cayeron como las hojas rasgadas del libro de los amantes decapitados, con las páginas impregnadas del hedor de su vagina babosa.
Siempre fue un poco despistado con los asuntos de los odios, desamores o engaños; cosa que inevitablemente te lleva a salpicarte de porquería.
Nunca le preocupó el fin de las cosas, porque él mismo tenía una muerte.
Cosa que es buena: los finales. En la variedad está el gusto. 
Aunque la vida sea corta, está el problema de la repetición, de siempre lo mismo; con lo cual se puede hacer insoportablemente larga.
Se da cuenta también junto con las marranadas que dice su coño, que hacía ya unos meses que dejó de amarla, la follaba porque no costaba dinero.
La puta jadeaba ante un beso que no llegaría ya.
-Me voy a tomar un café -le dijo a los babosos labios antes de incorporarse de entre sus piernas.
Ella lo miró con desprecio por encima de las tetas.
Se fumó un cigarrillo con un café y ella le gritaba desde la habitación que estaba amargado.
Puede que sí; pero no se sentía desdichado, malhumorado o decepcionado, solo molesto con ese olor a mierda que quedó como un vapor denso en su nariz.
Fríamente salió de la casa sin responder a los insultos de la puta apestosa.
Cuando dobló la esquina de la casa, desapareció el olor y caminó tranquilamente alejándose. Casi con alegría.
Una vez le dijo una mujer que su corazón era frío como un trozo de hielo.
Bueno, lo importante es no oler a mierda; pensó.
Subió a un taxi, sin más complicaciones.




Iconoclasta

18 de enero de 2017

Iceman


Si se congelan las rocas ¿por qué no va a congelarse el pensamiento por muy arropado por carne, piel, sangre y huesos que esté?
De hecho el pensamiento se hace hielo en los tiempos cálidos y cuando llega el invierno no queda nada para congelar.
Por ello, observo el hielo en la roca y no siento frío. No pienso en el horror de la hostil frialdad.
Uno se habitúa a lo que es.
No es virtud ni perversión, es solo genética. Idiosincrasia.
Y una edad milenaria.
Como si el saber formara duros estratos antárticos en el pensamiento que las emociones no pueden perforar.
Está bien, hay superhéroes de todo tipo.
No obstante, me toco las orejas para asegurarme de que siguen ahí, no me fio de mis fríos superpoderes.
Yo: The Iceman.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

17 de diciembre de 2016

Obscenas arcadas


Me encantan esas largas y profundas felaciones que están de moda en el porno. Cuando la puta se mete la polla en la boca tan profundamente, que siente arcadas y le salen los mocos por la nariz. Y lo mejor es cuando se sacan toda esa carne de la boca y se les escapa una catarata de babas con los ojos llorosos.
Me pone la polla muy dura. Si una mariposa me rozara el glande en ese momento, me correría.
Marco el número de Dominic, una puta albanesa que no se llama así. Es barata: cincuenta euros con transporte incluido por cuarenta y cinco minutos para que se la meta por el coño o por el culo. O bien me hace una paja con mamada.
Una mamada sin condón y tragando la leche son diez euros más.
Ha llegado. Al abrir la puerta le digo que quiero que me la coma sin condón.
No la saludo porque a las putas, cuanto menos les hablas mejor trabajan.
Le doy el dinero y le indico que pase al salón.
- ¿Quieres que me desnude, rey?
Le digo que no me llame rey de mierda, ni nada. Que me basta con que deje las tetas desnudas.
Me gusta el roce que hacen los pezones en las piernas cuando me la chupan.
Me siento en el sofá y Dominic se arrodilla ante mí.
Debe rondar los cincuenta mal llevados, el maquillaje no puede cubrir tanta miseria y su nariz de boxeadora dice claramente lo mucho que le gusta la coca.
Sus tetas no valen nada; pero estoy caliente y no me molesta especialmente.
Las putas con tetas operadas o trabajadas en gimnasio son tres veces más caras y más estúpidas follando y mamando.
Con las dos manos empujo su cabeza hasta que la polla entera desaparece en su boca y siento sus labios calientes rozar mi rasurado pubis.
Manotea intentando incorporarse porque se ahoga; pero soy demasiado fuerte.
Fuerte y macho.
Intenta gritar pero solo consigue emitir mugidos roncos que excitan mi pijo cosa mala.
Se convulsiona, sus ojos parecen los de un hámster cuando lo estrangulas. Se le escapan las lágrimas creando ríos negros en su rostro.
De niño estrangulé seis hámsters, me encantaba ver sus ojos que parecían saltar de sus cuencas al oprimir sus cuellos. Hace décadas que no estrangulo hámsters.
Su rostro empieza a estar amoratado. Pensando en lo difícil que sería sacar de mi casa un cadáver sin ser visto, la puta consigue incorporarse solo un poco, se arquea agónicamente y consigue vomitar. El repugnante olor me provoca náuseas.
La arranco de mi polla tirando de su pelo y deja ir otra bocanada de vómito.
La llamo cerda y le pego un puñetazo en el vientre.
Cuando se dobla y cae de rodillas, le doy una patada en un costado.
Le digo que se largue por puerca.
Y le aviso de que si grita al salir de la casa, si forma escándalo, la meto en la cocina y le arranco los pezones con un cuchillo.
Dominic se pone la blusa por encima sin abrochársela y se larga presurosamente conteniendo con las manos en la boca un llanto.
Tengo vómitos en el pantalón, en la camisa, en las manos. Vómito que me baja por los cojones y entre las ingles.
Y la tengo tan dura y caliente...
Me masturbo y me corro justo en el charco de vómito.
Pienso en la suciedad y la sordidez. El sexo es sucio por idiosincrasia, los coños y las pollas se usan para mear y ambos están muy cerca de los anos.
Sea por amor o por dinero, acabas oliendo y saboreando orina y mierda cuando follas.
Tal vez sea eso lo excitante: la escatología de amor o dinero, placer, orina y excremento.
Si le sumas lo regurgitado, la fiesta es grandiosa.
Limpio, meto la ropa en la lavadora, me ducho y salgo de casa encendiéndome un puro.
Entro en la iglesia cuando lo he acabado.
Hay quien va al parque a pasear o relajarse sentado en un banco.
Yo no creo en dioses, santos o vírgenes de mierda. Me gusta el sonido de las iglesias sus ecos, las voces de los curas que intentan ser creídos y su olor a cera e incienso.
Tomo asiento en la zona media porque no me gusta ese instante cuando un crédulo abre la puerta y deja entrar el sonido y la luz de afuera.
El cura no sé de qué habla. Nunca lo entiendo, mi pensamiento es tan profundo que me aísla de todo.
Pienso en el rostro de Dominic y en su agonía, en sus babas bañándome la polla. Imagino cortarle los pezones con unas tijeras de podar y me masturbo de nuevo por encima del pantalón, presionando el glande repetidamente, con la mirada perdida en las vidrieras con imágenes de santos.
Se me escapa el pie cuando eyaculo y provoco un ligero ruido que rompe el silencio sagrado.
No sé en qué momento el cura ha acabado su rollo.
Salgo al exterior y la vecina del sexto me saluda.
- ¿Cómo ha ido la misa, vecino?
- Bien, Margarita, siempre es relajante.
- Bueno, seguro que irás al cielo -dice riéndose.
Yo en el cielo y su boca llena de mi polla, cubriéndomela de babas, vomitando en mi vientre... Es lo que pienso cuando mis labios pronuncian:
- En eso estoy, Margarita. Buenos días.
- Buenos días, Mario.
Y además de macho, soy un buen tipo.



Iconoclasta