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19 de agosto de 2019

Bellos muertos


¿De verdad es posible que yo fuera ese niño tan querido y arropado por su padre y su madre?
Están tan muertos los pobres, que siento una náusea, un vacío en mis tripas.
Mis amados muertos... Yo también os quise.
Y también el niño murió para dar su vida y sonrisa a lo que soy.
Fue mejor así.
Los niños no deben sufrir dolores y pérdidas tan aterradoras.
Es una hermosa foto de bellos muertos.
Nos vemos pronto.
Bye...




Iconoclasta

15 de julio de 2018

666 y una familia tipo occidental al azar


Así es como masacro una familia de clase baja acomodada en sus limitaciones: paga una hipoteca, un coche a plazos, tiene ordenador y teléfonos móviles, son activos en las redes sociales y les interesa todo lo que tenga muchas visitas, likes o sea viral según los medios de comunicación.
Soy un orfebre de la maldad y el dolor. Soy la muerte de todo lo humano y sagrado, en definitiva.
La pantalla de un teléfono se enciende ocasionalmente en la mesita de noche dando una alerta con un zumbido.
Tomo al bebé por un pie arrancándolo de la cuna. La cabeza golpea contra la baranda de la cuna y la cría de humano arranca a llorar, aún no ha cumplido los tres meses. Su pequeño tórax se infla y desinfla como si fuera una membrana translúcida y un poco se pueden apreciar las delgadas y blandas costillas en sus berridos. Abre y cierra los puños por el dolor y el terror. Los bebés sufren tanto miedo como cualquier primate adulto.
En alguna habitación de la casa se escucha el timbre electrónico de un ordenador que recibe algún mensaje. Y el aire acondicionado ronronea suavemente. Da algo de consuelo a mi glande hirviendo y henchido de sangre.
La madre no puede hablar, he bloqueado su cuerpo. Dejo que su mente sufra sin que ninguna emoción pueda mostrarse en su rostro o cualquier otra parte de su aún buena anatomía. Hoy más que en el pasado, las madres después de parir, siguen siendo apeteciblemente follables.
La Dama Oscura está lamiendo su vagina ensangrentada, en lugar de quitarle las bragas ha practicado un corte en la tela e inevitablemente en su coño.
La mamá mira con sus ojos mates y sin expresión a su hijo colgar por un pie de mi puño.
El marido se estaba masturbando en el cuarto de baño pensando en la compañera de oficina, la que se sienta frente a Adrián, de facturación. Suele llevar bajo la falda tangas negros que su esposa, la muy recatada, no lleva.
Cuando la hembra tiene una segunda cría, el macho pierde el interés y la ve como madre de sus hijos y no como un coño deseable. Entonces se busca otra hembra aunque sea menos valiosa que la que tiene como pareja.
Cuando ha salido del baño le he clavado mi infecto puñal en el cuello, sin seccionar una vena o arteria importante. Y eso duele un millón de cualquiera que sea la unidad de dolor humano. Lo he arrastrado sin cuidado a la habitación donde poco a poco está muriendo toda la mediocre familia.
Agarro el otro pie del bebé y abriendo los brazos con rapidez y fuerza desgarro en dos partes asimétricas a la cría humana. El padre intenta gritar y solo consigue escupir una pequeña bocanada de sangre.
Permito que se deslice una lágrima por un ojo de la madre. El sonido de succión que produce la Dama Oscura en su coño, por un momento parece ser el único sonido que existe. Hasta que la parte del bebé que tiene la cabeza lanza un débil berrido. Tiro ambas partes tras la cuna, para que se vacíe de sangre el cerebro de la cría y muera de una puta vez, solo y sin que su madre le dé consuelo. “Adrianito” reza un cursi letrero en el cabezal de la cuna.
Me arrodillo en la cama, separo las nalgas de mi Dama Oscura y se la meto con brutalidad. Me gusta que le duela mi polla, me fascina que le sangre la vagina. Y ante esa oleada de placer y dolor, muerde el clítoris de mamá y se lo arranca. Se lo escupe a la cara y yo le meto tres dedos en el culo y los saco ensangrentados.
La sangre se desliza sucia desde su ano por los muslos de mi Oscura y siento deseos furiosos de acabar con el universo entero.
Y relincho y rujo.
No eyaculo en ella, me acerco hasta papá y le escupo mi negro semen en el rostro.
Con las nuevas tecnologías ya no basta con ser cruel. Hay que traspasar la barrera de la imaginación humana, ir mucho más allá de lo que un mono medio puede imaginar. La ventaja de hoy día es que los monos no conocen las carencias y las dolorosas enfermedades; hay potentes sedantes y analgésicos. Cosa que los hace más sensibles al dolor y gritan y lloran más. Me gusta.
Me gustaban también los tiempos en los que las amputaciones de los primates se hacían sin anestesia. Aquello sí que era arte puro. Yo las practico aún; lo que me apasionaba era la angustia que sentía el que cortaba y el dolor del amputado. Era una mezcla de emociones de una obscenidad absoluta.
Yo no soy un dolor. Soy un abismo insondable de terror y los nervios de la anatomía primate se parten dolorosamente ante la sobrecarga que representa mi sola presencia y mis actos.
Antes, un par de siglos atrás, los primates eran más resistentes al dolor; sin embargo, cuanto más tiempo dura una especie en el planeta, más decadente se hace.
Yo no pretendo hacer selección natural y mejorar así vuestra piojosa genética.
Yo quiero exterminaros porque sois obra de ese Dios maricón. Y cuando os haya matado a todos, a él le cortaré su celosa y exterminadora cabeza y le meteré el bálano en su asquerosa boca legislativa de mierda.
Tienen también una hija de seis años (siento su miedo llegar desde una habitación a mi gruesa piel) que se ha escondido con absoluta ingenuidad bajo la cama.
Las vacaciones también las han de pagar a plazos, vale la pena para ellos, para colgar sus mediocres y aburridas fotos de viajes que nadie mira en sus muros de redes sociales.
Los like solo son una forma de expresar la misma hipocresía humana de siempre.
Celebran todo, absolutamente todo.
Forman parte de la millonaria chusma o casta de votantes bien integrados en su sociedad.
En definitiva, la familia tipo del estilo de vida occidental. Pobre; pero ignorante de ello gracias a la efectividad y precisión de un consumismo arrollador aglutinante, uniformador y global.
Antes de provocar la próxima guerra, me dedico a exterminar a familias de forma artesanal. Siempre actúo así, cuando me aburro de descuartizarlos paso a sistematizar la muerte y el dolor y dejo que la Dama Oscura me la chupe viendo sus muertes a una distancia cómoda en la que no me molesten sus gritos de mierda.
El padre que ahora se ahoga con su propia sangre, explicaba durante una cena con otro matrimonio, que en estos tiempos no interesa hacer una guerra; que no es posible.
El mono hijoputa se equivoca, siempre es buen tiempo para una guerra.
Incluso Dios reconoce que la guerra es necesaria, y a su pesar; me ayuda creando confusión, como siempre, con sus mandatos idiotas e ininteligibles.
Salgo de la habitación de matrimonio y central de muerte, abro la puerta de la habitación de Virginia.
- Sal de debajo de la cama, Virginia. No tengas miedo, cielo.
Y hace caso de mi voz engañosa, de mi arte. Mi oratoria es tan buena y tan perfecta como mi infinita maldad.
Le ofrezco la mano y ella me la toma camino a la muerte.
Cuando ve lo que ocurre ahí dentro, intenta escapar.
Cierro la puerta, saco mi Desert Eagle del pantalón y le descerrajo un tiro en el pecho. Es impulsada un par de metros atrás y cuando toca el suelo, ya está muerta. Es una bala enorme para un cuerpo tan pequeño.
Giro el puñal clavado en el cuello del primate macho y con ello secciono, ahora sí, las importantes venas. En treinta segundos está muerto.
Tomo el teléfono de la mesita, me siento a su lado y hago una foto de nosotros dos.
La Dama Oscura ha cortado los pechos de la hembra por la parte inferior y ha deslizado las manos a través de los cortes para acariciárselos desde dentro.
He perdido un poco el control y la primate llora por los dos ojos.
-Mi Dama Oscura, es hora de ir a cenar, tengo hambre -le susurro dulcemente al oído deslizando mis dedos dentro de su coño.
Se gira y me besa con las manos aún metidas en las mamas de la mona.
Apoyo el cañón de la pistola en uno de los ojos y disparo.
Su cabeza parece desintegrarse.
Mientras la Oscura se limpia de sangre en el baño, yo fumo entre los muertos.
Ahimiel aparece con sus alas extendidas y enormes, blancas como la luz de la luna. Llora un cántico por los muertos y me mira con ojos terribles.
Pero yo ya he aspirado todas las almas, se vienen conmigo al infierno.
-Has llegado tarde, arcángel. Deberías ser menos cobarde.
Y le lanzo la colilla del cigarro.
Toma las dos partes del bebé acunándolas en sus brazos poderosos, como si pudiera enmendar el mal. Y solo llora.
Dios es un melodramático de mierda, siempre prepara grandes escenificaciones.
La Dama Oscura aparece en el vano de la puerta con el cabello mojado, y mirando al arcángel saca su lengua lascivamente. Se acerca a él y posa la mano donde debieran estar los genitales.
-Estás vacío -le dice sin piedad.
Amo a esta mujer.
Me apetece pizza.
Cerramos la puerta y dejamos dentro a Ahimiel cantando sus salmos ininteligibles. He pensando en descuartizarlo; pero me encanta saber que irá con todo ese dolor a ver a su Dios.
Siempre sangriento, 666.



Iconoclasta

26 de diciembre de 2015

Regalos de navidad


En navidad, cumpleaños, aniversarios, bodas o cualquier otra celebración, los regalos son lo más importante.
La peña no se congrega unas pocas veces al año para demostrar amor o cariño.
Acceden a soportarse y verse las caras por la cuestión de los regalos.
Es así en todas las regiones del planeta, lo que me lleva a concluir, que la tan cacareada globalización, debió comenzar ya en la edad del bronce.
Yo, si voy a casa de mis padres o suegros por navidad, es precisamente por la cuestión de los regalos. Ya hace mucho que demostré que les tenía cariño, amor, respeto y todo ese bla, bla, bla...
No puedes estar toda la vida siendo cariñoso o acabas con diabetes y chutándote insulina dos veces al día.
La prueba de que es cuestión de obsequios está en que los visito dos o una vez al año y acabo agotado, aburrido, deprimido y con la sensación de que me han estafado tiempo de descanso que tanta falta hace.
Y como yo soy la viva representación del ciudadano medio (mi foto sale en las enciclopedias, en la entrada: anodino) y los ciudadanos medios o mediocres son legiones (no me gusta nada, nada, alardear de mediocridad; pero hay momentos en la vida en los que hay que rendirse a la evidencia, maldita sea) por lo tanto, no estoy diciendo ninguna cosa rara, cuando en verdad, os digo, hijos míos, que la cuestión del cariño anual es por mero interés en todas las latitudes del planeta.
Y en la Luna si hubieran colonos cultivando meteoritos selenitas.
Vamos,  que es la postura común de toda la peña, salvo raras excepciones como la madre Teresa de Calcuta y otros proverbiales mártires y mesías.
Y tenemos razón, porque pasamos toda la jodida infancia dando besos a todo el mundo. Hace décadas que demostré lo mucho que los quiero a todos de mierda. Coño.
Así que para mí es de una importancia vital lo que me regalan, y como he dicho anteriormente, si para mí lo es, para el resto de los humanos, también.
La única espiritualidad de los millones y millones que no son dioses, leonardosdavinci o desorejados como Van Gogh, es la que desprenden al dormir o al entrar en celo reproductivo.
Al grano.
Lo más insoportable de conseguir los regalos, es el intercambiodebesosespecialementemotivosenlasnavidades.
Cuando empiezan a darse besos y abrazos, me abro del salón-comedor de dos metros cuadrados y digo muy alto y claro:

―¡Me estoy meando!

Y me fumo un cigarro mirándome los granos de la cara en el espejo oyendo sus felicitaciones a lo lejos.
Cotorras todos...
Cuando vuelvo del lavabo e intentan abrazarme, dígole a mi acosador/a:

―¡Pero si nos acabamos de felicitar!

Me miran un poco confusos en general, pero como van ya por la tercera o cuarta copa de cava y yo soy muy firme, seguro y decidido; abortan el beso o el abrazo, pensando que seguramente tengo razón.
Hay cosas en las que no soy como todos, no soy listo; pero lo que me diferencia del resto, es que tengo ciertas habilidades adquiridas.
Una vez tengo en mis manos el miserable paquetito blandito de los abuelos, que inevitablemente son calcetines o calzoncillos y el paquete mediano que es la colonia que mi mujer me regala invariable y aburridamente también cada año, le presto mucha atención al paquetito más pequeño que es la incógnita del año. Es de la rácana de mi cuñada.
Elucubro que podría tratarse de uno de esos encendedores baratos que no soportan más de dos encendidos o un llavero. Así que abandono los otros regalos y me centro en ese con desconfianza.
Al desenvolverlo, hago como que no me doy cuenta de que está envuelto con papel de carnicería y mal envuelto.
Mi mujer se acerca saltarina contra mí, con las piedras de ese collar feísimo hostigándole las tetas (el regalo miserable de su hermana) en el momento que grito con disgusto y asco:

— ¡Un Batman Lego con cadenita de tapón de fregadera! ¡Joder lo que me gusta, cagondiós...!

Mi cuñada se acerca con una bufanda que parece un cerdo despedazado, me quita de las manos el repugnante Batman Lego y de un tirón lo descabeza.

—Es una memoria USB de medio giga.

—Gracias cuñada —consigo mascullar tragándome el final: hijaputa.

Y muy contenta ella por haber demostrado su originalidad como regaladora, se da media vuelta con dinamismo azotando mi preciosa mejilla con uno de los extremos de esa vulgaridad de bufanda, regalo de mi esposa, su hermana.
Con el asco que me han dado siempre y de muy pequeño los muñecos lego con sus cabecitas cuadrangulares y su pelo-casco tan deprimente y tercermundista.
En un momento en que todos hablan como loros mascando patatas fritas y ganchitos de queso, dejo caer el Batman-Lego-USB al suelo, lo piso y le doy una patada lanzándolo bajo el sofá de tres plazas tipo burdel que decora el salón de mis suegros.
De nuevo mi mujer me molesta:

— ¿No vas a abrir los otros regalos?

— ¿Cuál quieres que abra primero: los calcetines o la colonia?

—Eres un borde —me responde sin un ápice de espíritu navideño.

No le respondo porque pienso que he salido perdiendo este año, como casi todos: el puto Batman-Lego, la colonia y los calcetines no justifican o compensan las cuatro horas que aún me quedan de soportarlos esta noche. También pienso en el divorcio, en el genocidio y entiendo los asesinatos que nadie se explica.
Solo a quien le regalen un Batman Lego, podrá atisbar un poco de mi angustia.
Dejo caer la ceniza en el suelo porque sé que a mi suegra le irrita mucho y me siento a la mesa.
Menos mal que solo es una vez al año, de lo contrario no sabría si tirarme al metro o a la taquillera maciza.
Estamos abandonados.


Iconoclasta

17 de agosto de 2015

Dos cosas que Yo no sabía


Vivir es un continuo aprendizaje de mierda.
Hoy Yo me he dado cuenta de que si te estás meando, meas y punto. No importa lo ridículamente pequeña que la tuviera. Se ha sacado su indignidad casi frente a mí y ha soltado su chorro sin pudor.
Y me he dado cuenta gracias a él, que puedo mear donde sea y cuando sea y permitir que me hagan fotos para satisfacer sus deseos y mi gran vanidad.
Incluso una mamada si así lo desean ellas.

La otra cosa que Yo he aprendido es que una familia en bici, sigue en 100 de cada 100 casos el siguiente esquema, avanzando hacia adelante y en perfecta fila india:
1. Mamá/Papá bicicleante.
2. Hija/o bicicleante.
3. Hija/o 2 bicicleante.
4. Papá/Mamá bicicleante.
Más o menos como orugas procesionarias.
Los papás así, envuelven y protegen a sus crías. Y continuamente y con profesional celo, los animan durante todo el puto recorrido con gritos de "dale fuerte". O lanzan gritos histéricos cuando van a pasar por un túnel para que la familia unida, grite al unísono como deficientes : Túuuuuuuuunneeeel.
No callan ni debajo del agua e intimidan a los pájaros.
El esquema que seguía yo con mi hijo cuando íbamos en bici (mi santa no, decía que pedaleara yo, mi hijo y mi puta madre, pero ella no), era absolutamente errático:
Mi hijo al sur, repentinamente salía el niño por el sudsudoeste, y al instante siguiente por el nornordeste.
El resultado es que cuando por fin conseguía localizarlo tras fumarme dos o tres cigarrillos a la sombra, llevaba ya varios minutos sangrando y/o llorando en el suelo.
Bueno, con esto de las bicis no he aprendido nada, al menos útil. Porque Yo no voy a cometer el error de volver a ser padre.
Pero sí que me ha dado entendimiento para comprender porque mi hijo en muchas ocasiones, me observa con cierta antipatía.



Iconoclasta

11 de junio de 2015

El amor que todo lo confunde, de Iconoclasta


El amor que todo lo confunde, una novela de Iconoclasta.

Una pareja tan degradada, unos cerebros tan podridos...
El amor entre un psicópata asesino y una deficiente mental, el sexo y la sangre.
Y ahogada en todas esas miseria, un amor aberrante.

"Yo soy su muñeco de plastilina y para mí ella es una tía real a la que me follaría hasta subida en un cubo lleno de vísceras, revolcándola entre los restos de la jornada de una casquería; entre hígados y riñones podridos, entre cabezas de cordero anidadas por larvas blancas; entre ojos empañados por cataratas de muerte afilada que derraman lágrimas de sangre por el suelo. Y cuando al dejar ir la carga de mis cojones grito, las cabezas quieren cerrar los ojos, pero no tienen párpados que los protejan. Siento que las avergüenzo, que sienten asco de mí incluso muertas."
(de El amor que todo lo confunde)

En ISSUU:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el_amor_que_todo_lo_confunde_edici_

En Binibook:
http://binibook.com/details.php?id=1716

4 de junio de 2015

El amor que todo lo confunde, de Iconoclasta


El amor que todo lo confunde, una novela de Iconoclasta.

Una pareja tan degradada, unos cerebros tan podridos...
El amor entre un psicópata asesino y una deficiente mental, el sexo y la sangre.
Y ahogada en todas esas miseria, un amor aberrante.

"Yo soy su muñeco de plastilina y para mí ella es una tía real a la que me follaría hasta subida en un cubo lleno de vísceras, revolcándola entre los restos de la jornada de una casquería; entre hígados y riñones podridos, entre cabezas de cordero anidadas por larvas blancas; entre ojos empañados por cataratas de muerte afilada que derraman lágrimas de sangre por el suelo. Y cuando al dejar ir la carga de mis cojones grito, las cabezas quieren cerrar los ojos, pero no tienen párpados que los protejan. Siento que las avergüenzo, que sienten asco de mí incluso muertas."
(de El amor que todo lo confunde)

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9 de abril de 2015

El amor que todo lo confunde, de Iconoclasta


El amor que todo lo confunde, una novela de Iconoclasta.

Una pareja tan degradada, unos cerebros tan podridos...
El amor entre un psicópata asesino y una deficiente mental, el sexo y la sangre.
Y ahogada en todas esas miseria, un amor aberrante.

"Yo soy su muñeco de plastilina y para mí ella es una tía real a la que me follaría hasta subida en un cubo lleno de vísceras, revolcándola entre los restos de la jornada de una casquería; entre hígados y riñones podridos, entre cabezas de cordero anidadas por larvas blancas; entre ojos empañados por cataratas de muerte afilada que derraman lágrimas de sangre por el suelo. Y cuando al dejar ir la carga de mis cojones grito, las cabezas quieren cerrar los ojos, pero no tienen párpados que los protejan. Siento que las avergüenzo, que sienten asco de mí incluso muertas."
(de El amor que todo lo confunde)

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20 de noviembre de 2014

El amor que todo lo confunde, de Iconoclasta


El amor que todo lo confunde, una novela de Iconoclasta.

Una pareja tan degradada, unos cerebros tan podridos...
El amor entre un psicópata asesino y una deficiente mental, el sexo y la sangre.
Y ahogada en todas esas miseria, un amor aberrante.

"Yo soy su muñeco de plastilina y para mí ella es una tía real a la que me follaría hasta subida en un cubo lleno de vísceras, revolcándola entre los restos de la jornada de una casquería; entre hígados y riñones podridos, entre cabezas de cordero anidadas por larvas blancas; entre ojos empañados por cataratas de muerte afilada que derraman lágrimas de sangre por el suelo. Y cuando al dejar ir la carga de mis cojones grito, las cabezas quieren cerrar los ojos, pero no tienen párpados que los protejan. Siento que las avergüenzo, que sienten asco de mí incluso muertas."
(de El amor que todo lo confunde)

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