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1 de enero de 2024

lp--Otro puto año nuevo del Estado--ic


Cada año se me hace más difícil mantener mi sonrisa cínica durante la festividad del puto año nuevo del Estado, en el que en su primer día de mierda soltará sus cochinos decretos de las nuevas extorsiones que entran en vigor desde el uno de enero, nuevos robos,  usuras, humillaciones, prohibiciones y prevaricaciones. Tal vez te digan, que tu padre tenía los cojones trasplantados, que no nació hombre. Y que tu madre llegó a tener una barba que le cubría los pezones y su leche era rancia.

Porque, de eso va celebrar el año nuevo administrativo del Estado. Festejar y brindar borregamente y en multitud los robos y la humillación del puto gobierno. La última noche y con la última campanada, lanzarán sus programaciones de robo y extorsión. Y con la tripa llena y la resaca, el primer día del año nuevo asqueroso lo pasarás imbécilmente anestesiado.

Y el día dos te pondrás a trabajar para esa caterva de ladrones impresores de decretos o puros excrementos que servirán para cebarlos otro año más; sin dejar de sentir difusamente que algo ha ido mal en la última noche del año y su primer día. Que en un momento de lucidez no entiendes por qué cojones tanta celebración para una mierda de noche vulgar como la puta de los viernes en la zona de discotecas del extrarradio.

A menos que hayas nacido en un uno de enero, no entiendo qué coño hay que celebrar.

Cada año nuevo es más asfixiante, más hipócrita, más imbécil... Más humillante.

Más asesino y eucarísticamente fascista totalitarista.

Doce campanadas y doce uvas envenenadas.

Doce balas.

Doce cuchilladas.

Doce robos a tu nómina (de cada cerdo ministerio).

No hay suficientes uvas del asco, del odio y la ira para celebrar otro nuevo y repugnante año administrativo del mierdoso Estado.

Antes de brindar, mucho antes del porro de maría o hachís, o de la rayita de coca. Antes de meter la mano en el coño de vuestra cuñada bajo la mesa, ya estabais ciegos.



Iconoclasta

27 de julio de 2023

lp--Es diabólico, de secta peligrosa y destructiva--ic

Primero he tenido que ir a vomitar por las náuseas que me ha provocado el subidón de azúcar. Incluso he temido, por unos segundos, padecer diabetes repentinamente.

Es un fotograma de un video montaje que circula por las redes sociales como tictoc, tuiter o feisbuc ¡mayormente para adultos! Y son muchos bodrios por el estilo.

Entendería que fuera para niños de meses de edad hasta los tres años en una web Disney o un streaming con apartado infantil.

Pero cuando algo así se expone para adultos, solo puede tratarse de una secta como la de Midsommar (2019), muy bucólica al principio; pero luego, a meterse ácidos y beber vasos de brebajes de menstruación y pelos de coño, por decir lo mínimo de la película (grandiosa en su dureza y descripción precisa y exhausta de las sectas del mal).

Pues con el conejito, el patito y las fresas perfectas pasa lo mismo.

Como paseo habitualmente por el bosque, sé que lo que más se ve son animales muertos. Por una simple ley de supervivencia, la vida tiende a esconderse para protegerse. Necesitas muchas horas en el bosque para empezar a distinguir vida. Eso ocurre cuando tu olor extraño de colonia, desodorante y ropa con suavizante se ha diluido. Cuando tu ropa y piel huelen a bosque.

Mientras te adaptas o te diluyes en la naturaleza salvaje (no en una reserva para turistas), salvo las inalcanzables aves, la naturaleza mayor y habitualmente te muestra (28/04/2023):

Y observar la tragedia y constatar las leyes de la naturaleza es fascinante y emotivo como pocas obras pueda realizar ningún artista. Y es tu mundo, tu planeta, tu realidad indiscutible.

O sea, que la proliferación de imágenes y videos alegóricos para adultos solo lleva a una conclusión: la infantilización de los adultos, adoctrinarlos en que viven en un paraíso. Y lo que es peor, que el paraíso es obra y gracia del Nazismo poscoronavirus. Y como en todo paraíso, el árbol prohibido, son las fresas (que oportunamente o han subido una burrada el precio o no encuentras por la “sequía”).

Es planetario el mensaje ideológico, adaptable a cada país. En el caso del nazismo poscoronavirus español el conejito es el Caudillo Español Nazi Pedro y el patito la Vice Caudillo Española Nazi Yolanda. Las perfectas fresas son el fruto que le roban al trabajador, porque el trabajador debe comer cosas agrias y feas que sean ecológicas y cumplan con los requisitos de la agenda climática 2030 de extorsión y humillación a las clases pobres o trabajadoras. Las fresas hermosas y perfectas son solo para los jerarcas que se sacrifican por ti. Porque si comes las fresas prohibidas, tu salud se resentirá y el Estado vela por ella mientras seas capaz de tributar. Y cuando llegue el momento, se te encerrará en un geriátrico donde morirás de humillación o hambre por un coronavirus que han decretado.

No comas fresas, come grillos cocidos, porque lo frito es malo también para tu salud.

O tal vez el mensaje sea que, si eres tierno y blandito, se te permitirá un día comer fresitas en el bosquecito; sé cariñoso y tierno para con tu Estado.

Nada ocurre por casualidad y cuando las redes se inundan de mierda, es que excrementos quieren que comas.

En esta época de nazismo, extorsión al trabajador, adoctrinamiento en el homosexualismo, robo de libertades y necesidades biológicas y, coacciones para que te metas en la sangre los productos de las grandes corporaciones farmacéuticas del Estado (por las acciones que han invertido sus jerarcas en ellas), es algo que de verdad huele a podrido por muy tiernos que sean los peluches.

Te harán tragar pelos púbicos con azúcar y sangre sucia. Y verás pollos asados moverse diabólicamente en la mesa de navidad.

😀😀😀😀 ¡Jajajaja!

Aunque no es de risa, es un terror tan invisible como el cáncer oculto y comiéndose tu cuerpo desde dentro.

Qué coño… ¡Jajajajajajajaja! Patitos, conejitos y fresitas.

No mames, wey….


Iconoclasta

9 de mayo de 2023

lp--El gran error de votar, o un acto ingenuo--ic


Votar es el mayor error que una persona con inquietudes de libertad y honestidad pueda cometer. Con ese aparente acto festivo y frívolo, cada voto es una autorización a la dictadura para que el estado ¡con tu permiso y sonrisa! robe y destruya tus más necesarias libertades y necesidades biológicas.

Porque votar, en definitiva, es creer en el estado y pedirle que haga de ti lo que le plazca.

Es un acto terrible y suicida contra la libertad y la dignidad.

El voto autoriza al tirano a hacer tu vida gris e invadir tu intimidad. A erradicar la ilusión de tu día a día para llenarlos con sus dogmas de prohibición y castigo.

Porque lo que llama el estado “civismo” es contrario a tu supervivencia: votar al enemigo para que haga contigo lo que quiera con tu permiso y fe religiosa en él.

Firmar un cheque en blanco y dárselo al criminal.

Depositar tu voto en la urna que te ordenan, es comulgar con la dictadura, recibir en toda la boca su hostia de usura y tiranía, eternizándolas para joder el nacimiento de próximas generaciones.

Es una frivolidad digna de una infancia no formada aun intelectualmente.

El voto es la aberración de la libertad y la voluntad.

Si tú has votado, es tarde ya. Solo, si se diera el caso, podrías educar a tus hijos para que no cometan tu error, que no voten jamás, que no se ahorquen gratis ante el tirano.



Iconoclasta

 

15 de enero de 2023

lp--¿Y si existiera Dios?--ic


Que ya no fuera necesaria la fe, ni imaginarlo como ahora, con la imagen que cada uno cree que tiene.

Que existiera con rostro y cuerpo, grande o pequeño; pero táctil, opaco.

Lo que existe no tiene magia ni misterio.

¿Es que nadie lo entiende? Tener a ese Dios sería como ver siempre, durante toda la vida al mismo jerarca. Sus superpoderes e impunidad provocarían el odio hacia él.

El miedo y siempre el mismo rostro, como un castigo durante toda la vida llevaría al hastío.

La gracia de Dios está en su inexistencia inofensiva, protectora y bonachona de quienes le rezan por sus penas y banalidades.

Crédulos…

Es aterrador el infantilismo mezquino de la masa humana.

Si Dios existiera te haría daño, te arruinaría, te asesinaría por tus errores que son pecados en su ley.

Solo una vez mueras, se apiadaría de ti.

Sus cochinos volubles designios…

Devoraría a tus hijos para poner a prueba tu obediencia a sus órdenes, decretos, mandamientos.

La existencia de Dios sería la absoluta humillación y esclavitud de la especie humana.

Un rostro vulgar, una hipócrita y venenosa voz, una mirada malvada.

Ver todo eso todos los días, sin poder escapar de él…

Desearías asesinarlo antes de morir.

Su existencia sería el infierno, con millones de miserables adorándolo.

Algo tan sucio y grotesco como el cerdo que se folla a la puta en las películas enfermas.

Así de obsceno sería ese Dios y sus creyentes.

Un tirano inmortal que pasaría de padres a hijos, a nietos, a bisnietos...

¡Qué desesperanza de vida!

El Dios que te hundiría la cabeza en mierda porque tu vecino reza más.

¡Hijo de puta!

Imagina a Dios palpable, audible y visible destruyendo tu vida ocupándola en cada segundo con su mierdosa omnipresencia, hurgando en tu pensamiento. Destruyendo a los que amas por sus humores inescrutables, paranoicos y depravados. Favoreciendo a los indeseables, ignorantes, ruines y cobardes, colocándolos en el poder terrenal político.

Desearías no nacer en semejante mundo.

E imagina que naces, que ya estás en él.

La tristeza y la grisentería en tu piel como un aceite ácido que te deshace día a día lentamente, sin cura.



Iconoclasta


26 de octubre de 2022

lp--La podredumbre ética de los políticos--ic


La podredumbre de los actuales políticos es tan nauseabunda como esas orugas peludas y urticantes retorciéndose entre las viscosidades de sus nidos.

Es tan repugnante observarlos que causa fascinación, una hipnosis que impide apartar la mirada de esa asquerosidad pulsante.

En su pornógrafa vanidad, arribismo e hipocresía, se han autoproclamado los auténticos mesías salvadores de vidas y almas. Pero sus fauces babean de pura codicia de dinero y poder. Esa obscena voracidad viscosa de la riqueza fácil, de una pornográfica y publicitada impunidad que pringa toda dignidad.

Y apenas unos pocos ven esa malignidad.

En el año 2020 esta plaga de vomitivas orugas se expandió e infectó el planeta con el coronavirus o covid, retorciéndose impúdicas en sus nidos-poltronas, esperando que la seda del nido se rasgara para devorar la ética, la decencia, la libertad y todo asomo de razón.

Jamás la plaga de políticos procesionarios fariseos había sido tan grande, tan numerosa. Lo han infectado y ensuciado todo, incluso a la especie humana.

Los nidos de orugas políticas llenaron e infectaron las calles y el bosque mismo como nunca antes se había visto en ninguna era.

Y pudrieron el clima y el agua.

Mientras nos subían arcadas del estómago, ellos, los políticos-orugas, engordaban y erigían nuevas dictaduras analfabetas y usureras creando crisis con burda y obvia alevosía ante una masa humana ciega de miedo e ignorancia, de inmovilismo y amén.

Oscurantismo y expolio…

Cada día y a cada minuto las repugnantes orugas se retuercen lujuriosas de poder y mentiras en las pantallas de televisores, teléfonos y ordenadores, en las páginas de los periódicos. Y nadie las mata, nadie las extermina cuando dicen que la libertad es enfermedad y usan la doctrina evangelizadora del homosexualismo y su esterilidad para frenar la reproducción humana en las ciudades superpobladas por humanos y ratas.

Las asquerosas y voraces orugas exigen más espacio que infectar. No pararán a menos que las quemen o envenenen en sus nidos.

Y lo peor que podía ocurrir está pasando, que la mayor parte de esta sociedad decadente, infantilizada, superficial, asexuada, cobarde y analfabeta ha desarrollado amor, respeto y fe hacia ese horror repulsivo de las venenosas y voraces procesionarias.

En algún aciago momento la repulsión y lo sucio se convirtió en adoración, como ocurre con toda religión.

Sucede aquí y ahora. En todas partes.

Estamos abandonados…



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

 

27 de septiembre de 2022

lp--Hacendosos insectos--ic


Algún semi hombre impotente frente a una hoguera prehistórica nocturna con un collar de abalorios modelados con excrementos secos, predicó a aquellos monos humanos de la tribu que, se folla con la misión de procrear. Gozar es pecado, promiscuidad.

A medida que la civilización adquiría asentamientos fijos, los pecados, faltas y leyes se predicaban en templos construidos con el esfuerzo y la sangre de los creyentes para el brujo o sacerdote. Y más adelante, una casta de sacerdotes se hizo política.

Pocos hicieron caso de este follar reproductivo y gozaban; pero por mansedumbre, por miedo a las leyes de los dioses inventados por brujos y sacerdotes, aceptaron con falso arrepentimiento el pecado. Y por ello el castigo por el placer.

La humanidad es una especie imbécil y ha sobrevivido y evolucionado físicamente durante miles de años porque es plaga, como los insectos. Por muchos humanos que mueran, quintuplican sus nacimientos insectilmente.

Esta prédica religiosa y política, sobre la obediencia y el pecado de gozar se graba en las mentes de los niños con ejemplos de virtud, como pueden ser las hormigas y las abejas que trabajan hasta morir y sin lamentarse (de ahí también el uso actual del bozal o mascarilla en jerga nazi o fascista), para engordar a la puta reina.

Es un concepto llamado ahora “trabajo en equipo”, que se inculca desde tiempos inmemoriales en las mentes de los niños, para convertirse en la madurez en un mantra laboral siempre en boca del insecto u obrero productor humano. El trabajo en equipo consiste en anular la creatividad humana para evitar que ningún insecto sobresalga y usurpar el equipo de idiotas la inteligencia del individuo.

Al final, el 99,99 % (la minoría restante son líderes políticos religiosos y millonarios) de los cerebros humanos útiles solo trabajan como receptores de timos, dogmas y mandamientos fascistas, todo entra y nada sale de ellos.

Y como los líderes del panal u hormiguero son humanos, también son imbéciles; pero gracias a la enfermiza ambición genética y una paranoica codicia, han desarrollado instintos para convertirse en putas reinas del sucio termitero, con su imbecilidad intacta. Es la denominada suerte de los tontos, a los que se les aparece dios o la virgen y se consideran mesías de la mierda.

En fin, este pequeño ensayo explica que la especie humana, a pesar de los miles de años que holla sobre La Tierra, no pueda evolucionar: su reproducción insectil irremediablemente eterniza el gen imbécil.



Iconoclasta


14 de mayo de 2022

Miopía y accidente

Eres un maravilloso accidente en mi vida. Y te llamo accidente por lo sorprendentemente fácil que es amarte; como caer por un tropiezo y darse cuenta de que estás perdidamente enamorado.

De la forma más ilógica e inmadura.

Si tú eres un accidente elegante, ingenioso, irónico (cómo me haces reír), con unas sofisticadas clavículas y unos pechos hermosos y lamibles. Yo me siento como una piedra en tu camino.

O en tu zapato, irritantemente adentro (es mi fetichismo).

Y siento mucha angustia, temo por ti, por tu salud.

¿Y si tienes un agresivo astigmatismo, miopía o alguna patología como un absurdo daltonismo que en vez de cambiar los colores, cambia las formas y los rostros?

No creas que pretendo cuidar tu salud.

Te quiero enferma si ese fuera el caso.

Deseo que sigas viendo lo que no soy, que mi vejez y decrepitud sigan ocultas a tu amor. Ruego porque jamás acudas al oftalmólogo.

O al psiquiatra, aunque sea más grave.

Si pudiera, te mantendría engañada todo lo que me queda de vida.

Porque si te pierdo ¿qué me queda?

Este egoísmo mío es una lógica secuela del accidente que representas para mí. De amarte.

Y constituye una constante lucha por reparar este engaño al que estás sometida.

Temo algún día estropearlo todo y ser sincero. Llevarte yo mismo al oftalmólogo. No puedo reprimir estos accesos de ética que me sobrevienen.

Temo clavarme yo mismo el puñal y perderte.

Aunque también existe la posibilidad de que esté loco y tú no me ames. Tú no existas.

Entonces no te haría daño, no tendría la pesada carga de tenerte engañada.

Mi locura es la única posibilidad para seguir siendo tu piedra, solo a mí corresponde concertar cita con el especialista.

Así que no puedo ni quiero reparar este hermoso accidente, mi amor. No sé si estoy loco o tú estás ciega, pero el mundo está bien así.

Te amo, bella miope.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


24 de mayo de 2021

La envidia de los mezquinos


Con la boca pequeña, con un hilo de voz, el fascismo dice que si tienes suficiente fuerza para realizar una actividad física, si tus pulmones están fuertes y ejercitados; no es necesario usar mascarilla en espacios abiertos. Porque simplemente puedes combatir el coronavirus, y tal vez, ni siquiera contagiarte.

El coronavirus es el precio que ha pagado una sociedad sedentaria y estabulada, que se mueve de casa al coche, del coche al bar y de nuevo del bar al coche. Es pura enfermedad de la decadencia. 

Llegados a este punto, lo malo no es el virus, lo malo es el ganado humano debilitado por una forma de vida perezosa y de un aburrido consumismo que se ha tomado como deber de fin de semana. Esos pulmones no pueden soportar una gripe.

Es el gran “secreto” del coronavirus.

El nuevo y normal fascismo surgido de la cobardía y el ansia de poder con el coronavirus, ha encarcelado (confinado, dicen los hipócritas fascistas paternalistas) a gente que no debía, asesinado ancianos y negado el tratamiento a enfermos graves por un pornográfico deseo de dominación y la misma ignorancia que la del pueblo que acosa, encarcela y arruina.

Nadie debería llevar mascarilla si no quiere, es básica la libertad de respirar; obligar a una pobre e insalubre respiración y a un confinamiento salvaje, son crímenes de lesa humanidad porque atentan contra la salud del individuo y su sustento. Lo que ha hecho el nuevo fascismo ha sido crimen, crimen nacido de la ignorancia, ambición y corrupción.

Han encarcelado y acosado a quien no debían porque conocen la envidia de sus mezquinos votantes. Como si fuera el puto rey Salomón, el nuevo y normal gobierno fascista español ha decretado mierda indiscriminadamente para todos y así de paso, sentirse Generalísimos, Caudillos; son unos hijoputas. Han dado gusto a los más miserables de la sociedad (mayoría votante): “¿Por qué él no lleva mascarilla y yo sí?”, se preguntan los cabestros cobardes con sus piojosos bozales bien ceñidos en los hocicos.

Los nuevos fascismos surgidos con y por el coronavirus, son una banda de criminales ignorantes, corruptos e imbéciles.

Y este tipo de gobierno debe ser masacrado. Es algo que destruir porque va la vida de mucha gente en ello. Y gente que vale la pena que respire decentemente, hijoputas cobardes.

Los que tengáis miedo, no os quitéis el bozal, a nadie le importa una mierda, nadie os envidia, gilipollas miserables.






Iconoclasta


17 de diciembre de 2020

Medida desesperada

He decidido, en vista de que el nuevo y normal fascismo del coronavirus parece que va a durar cuarenta franquistas años más, sacrificar mi alma al diablo por un bien para mí mismo.

Y de rebote, desgraciadamente, que os libere a vosotros, ¡oh gandules y decadentes seres!

Soy tan asquerosamente generoso, que mi propia conciencia me insulta.


Siempre asqueado de esta sociedad: Iconoclasta, el hombre.


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En estas entrañables fiestas navideñas del Año de los Hijoputas del Fascismo del 2020, deseo que los que intentan robar y controlar mi libertad mueran entre fuertes dolores, vomitando sangre por la boca con las vísceras en descomposición.

A saber quiénes:

Así deseo que mueran reyes, presidentes y ministros; y así mismo sus seres queridos, familia y amigos.

Así deseo que mueran los altos funcionarios; y así mismo sus seres queridos, familia y amigos.

Así deseo que mueran los médicos y periodistas que propagan las mentiras que intentan robar mi libertad; y así mismo sus seres queridos, familia y amigos.

Así deseo que mueran jueces, militares, bofia y serenos de las noches negras, carceleros de la libertad; y así mismo sus seres queridos, familia y amigos.

Así deseo que mueran vecinos acusadores y confidentes; y así mismo sus seres queridos, familia y amigos.

Y que a los cobardes se les seque la sangre en las venas.

Mi alma (si la tuviera) será tuya cuando haya muerto todo aquel aquí designado. Solo pretendo ver morir hasta el último mono y sentirme en paz. ¡Oh Mi Negro Señor de Maldad y Muerte!

Mi sangre te pertenece, con ella pacto ante vos, el pago por mis deseos cumplidos.

Que la sangre de los que deben morir en estas entrañables fiestas, forme ríos visibles desde el profundo espacio. ¡Oh Mi Negro Señor de Maldad y Muerte!


 


 




 


 





Iconoclasta

Manuscrito de Iconoclasta.


1 de agosto de 2020

España, historia reciente de la cobardía y la ruina


La cobardía no es algo de lo que sentirse orgullosos. Es una tara mental, es indignidad.
En marzo del 2020 millones de personas entraron en pánico y se ocultaron en sus casas esperando que unas decenas de miles les salvara de morir por coronavirus o “la covid 19”, como el gobierno español decidió bautizarlo para suavizar la palabra virus y en femenino además, que es más inclusiva de mierda para una población envejecida, decadente, perezosa; pero ante todo cobarde.
El gobierno español en un descarado giro al fascismo rápido como el rayo, calcó los medios del genocida gobierno chino para contener la epidemia. Decretó la prisión domiciliaria para todos los españoles y cerró las residencias geriátricas con cadenas para que se murieran dentro los viejos. Todo ello, comprando los medios de comunicación y prensa que operan en España para instaurar su filosofía de encarcelamiento y persecución policial al ciudadano.
Durante los tres meses de represión china en España, las televisiones tenían la obligación de emitir todos los partes de contagios y muertos, usando para ello a personajes que al final calaron hondo en el imaginario de la cobarde población. Como el indigente Simón, el anodino Illa o el ex astronauta ministro de no sé qué. Sin olvidar por supuesto, el institucional y patético momento diario de aplausos a la autoridad y los sanitarios.
Mientras avanzaba el tiempo, se perdían miles de empleos, los enfermos se curaban como de cualquier otra enfermedad y los que morían podrían ser los mismos que mata la gripe. Con la salvedad de que la represión más dura del mundo contra el ciudadano, la española, mataba a más gente que ninguna otra debido al empobrecimiento físico de la población reclusa en sus casas.
A finales de junio, cesó el estado de alarma; pero impusieron el uso de mascarilla al aire libre. La ciudadanía española, cobarde como en ningún otro país, las usó de forma masiva prohibiéndose a sí mismos un aire necesario para reforzar los pulmones y por tanto el organismo. Si un país es cobarde, puedes apostar lo que quieras a que también es ignorante y desconoce totalmente el concepto de sentido común.
Los cobardes mueren antes y sufren más.
No sirvió de nada la mascarilla de mierda, surgieron brotes de coronavirus entre individuos de menor edad que en marzo, gente que había quedado debilitada inmunológicamente por tres meses de encierro e inactividad.
Los caudillos Sánchez e Iglesias, delegaron autoridad en los caciques de las distintas comunidades autónomas para que procedieran, según su criterio, con la represión que tan buenos resultados les había dado durante tres meses. 
Arruinada España, ya en una profunda recesión; los países europeos que no hicieron gala de la cobardía y salvaje represión a la española, avisaron al dictador Sánchez que buscara soluciones económicas con sus propios medios.
Empresas importantes como Airbus o Nissan, han anunciado su cierre dejando decenas de miles de personas sin trabajo.
En definitiva, muchos países no están dispuestos a sufragar la cobardía y la desidia de un país de marcada índole fascista que quiso ser hermano de la dictadura china. Y el capital, necesario para que un país pueda avanzar económicamente, huye de los lugares donde reina la cobardía, la desidia y la ignorancia.
El mentado Sánchez tuvo que mendigar un fondo de rescate durante días.
Ahora España está al borde de la ruptura total sin haber erradicado la enfermedad.
¿Qué hubiera pasado con España si hubiera tenido que, igual que otros países, vivir con enfermedades endémicas como la malaria?
Definitivamente, los cobardes mueren antes que los valientes. Y la inmovilidad es enfermedad.
Los nuevos enfermos más jóvenes demuestran sin lugar a dudas el empobrecimiento orgánico provocado por el nuevo fascismo español.
Y los países europeos con un carácter más demócrata, piden que sus ciudadanos no hagan turismo en España, con toda razón. Un lugar en el que es necesario respirar con mascarilla las veinticuatro horas del día, es veneno puro.
Es la historia de la reciente España sin los detalles aburridos, solo los esenciales: enfermedad, muerte, tiranía, ignorancia, cobardía, represión y ruina.
El único récord del que puede alardear el fascismo español es el del número de muertos por habitante que ha provocado su particular “la covid 19”.
Cecilia compuso y cantó “Mi querida España”, no sé si hubiera podido cantar lo mismo en este año de la era de “la covid 19” y la vergonzosa nueva normalidad española 2020. Quiero pensar que no, que se hubiera sentido ofendida hasta en lo más profundo de ver lo que es España.



 






Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.


16 de junio de 2020

Un gordo enmascarillado


He visto a un gordo corriendo por un parque solitario, con sus vibrantes mantecas subiendo y bajando como gelatina y con una mascarilla negra en el hocico.
He pensado de una forma natural e instantánea: si el obeso cobarde hubiera oído que cubriéndose el morro con excrementos, estaría a salvo del coronavirus; ahora vería trotar al cerdito con tres trozos de cagarro: uno para cada agujero de la nariz y otro en la boca.
Y quien dice el gordo, lo mismo ocurre con esas patéticas familias multimascarilla (tan felices, que parecen estar protagonizando un anuncio risueño de compresas o tampones) que pasean con sus hocicos cubiertos con mucha dignidad; ejemplos vivientes de ciudadanos ejemplares.
No he conocido una época más indigna que la actual. Tres o cuatro décadas de una educación, formación y cultura venenosas han creado los auténticos cabestros que hoy han llorado en sus casas por miedo al coronavirus y aplaudido a su caudillo y secuaces. La política del analfabetismo ha dado sus frutos que, han florecido ahora como gordas y podridas manzanas sin cerebro.
No solo ha sido una docencia siniestra y pútrida. Internet ha sido decisiva para propagar la ignorancia y las mentiras institucionales. La velocidad con la que han entrado en los cerebros lisos de esas ovejas con mascarillas ha sido el gran triunfo tecnológico en lo que va de siglo. El sueño dorado y cumplido de los jefes de estado actuales, esos que han brillado fosforescentemente como nadie en la historia con una cobardía nauseabunda.
Y como a lomos de la ignorancia cabalga el miedo, ahora las ovejas tiemblan a pesar de sus mascarillas.
Sí, se ha creado un nuevo carácter psicológico en la especie humana: el miedo analfabeto.
De una cosa estoy más convencido cada día: es necesaria una violencia sin precedentes, una guerra mundial con sangre y balas reales para que la especie humana se renueve.
Para que no corran gordos con el morro cubierto con un pedazo de papel por los parques solitarios.
Ya es cuasi insoportable la vida en sociedad para alguien que tenga un pensamiento libre, crítico e independiente de cualquier medio de comunicación doctrinal actual.
Un conflicto bélico con millones de personas muertas es la única esperanza para una especie, la humana, inmersa en un grave proceso degenerativo mental y físico.
¿Y si fabricaran las mascarillas con veneno? Eso ayudaría; pero no sería suficiente. Las balas matan más rápidas y mejor.
Además, como la especie humana es plaga, en pocos meses (al igual que las ratas) nuevas generaciones nacerían inmunes al veneno.
Y ante todo no olvidar a los actuales responsables y redactores de los medios de comunicación y “periodísticos” que han vendido sus culos a los tiranos que han emergido como bolitas de mierda flotantes junto al coronavirus.
El coronavirus, necesita refuerzos urgentemente o la humanidad está acabada.





Iconoclasta

9 de junio de 2020

Amor zombi


El amor en descomposición camina despacio y torpemente buscando un corazón que devorar, gimiendo sin dolor; es solo un engaño para apenar y emocionar a sus presas.
Es un zombi.
Con el rostro hecho jirones, de sus labios escapa un vómito que arrastra un labial tóxico. Como ponzoñosas son sus mentiras.
Y sus pechos cuelgan pesados de mentiras y fracasos dejando gotear un pus maloliente para amamantar bebés muertos.
Sus cojones están amoratados como pequeñas bolsas llenas de mierda. Sus penes son trozos de carne que se balancean pequeña e indignamente.
Los amores falsos se convierten en cadáveres corruptos hambrientos de un sosiego que no existe para ellos. Buscan un alimento que nunca saciará su hambre por mucho que lo comieran. Sus genitales están infectados y devoran el placer para dejar un nicho de podredumbre que acabará con toda posibilidad de reproducción.
Bailan en salas de baile mediocres dejando caer sus trozos de carne podrida que otros zombis lamen hambrientos.
Zombi come a zombi.
Sus dedos sin uñas buscan frenéticamente los puntos de placer en el sexo para erradicarlos por amputación y así, consolar su frustración por la incapacidad de gozar y saciar sus descompuestos y corruptos deseos que sus cuerpos tontos y corruptos no pueden sentir.
Los amores zombis son una masa amorfa de envidias.
Hay que alejarse o calcinarlo, porque el amor zombi contagia con un simple escupitajo.
El engaño hace de los amantes cadáveres vivientes. Borrachos, seres ebrios que follan cualquier agujero o se meten cualquier polla. Por ello mutan en seres de alientos rancios que no saben si eyaculan u orinan.
El amor zombi es una amorstruosidad, una mutación que se consume a si misma en el aparente sosiego de un día luminoso, canturreando canciones de las que quisieran ser protagonistas y no los ridículos personajes de su propia mala película.
Sus mandíbulas se abren y cierran mascando una ambición para la que no tienen medios éticos y mentales para cumplir. Sus mamadas no dan placer, solo molestan y no tienen final feliz.
Se les escapa el semen sin ningún tipo de alegría. Lo beben con asco contenido para demostrar que son magníficos actores porno.
Mienten con destellos de dientes podridos con una torpe y ridícula sensualidad.
Luce una vagina demasiado dilatada, ennegrecida y encallecida de tanta carne que devora con su apetito torpe e insaciable. Es un glande con un chancro purulento que provoca una comezón indigna.
Los amores zombis no saben follar, solo se mueven tratando de conjurar un placer que no llegará jamás.





Iconoclasta

8 de mayo de 2020

Un experto en dolor y miedo


Cada mañana me cruzo con un proyecto de hombre que se quedó en miseria humana, uno de esos que pasea a su perro. Un perro con más dignidad que él. Siempre que pasa alguien cerca, el maricón toma el cuello de su abrigo y se cubre la boca ostentosamente.
Es un gesto tan cobarde y el tipejo de mierda respira un aire tan mezquino, que cuando lo veo, le deseo que se muera. Que se contagie del coronavirus que teme y muera vomitando sangre y los pulmones hechos jirones.
Me ofende su existencia. Si tuviera fe en algo más que en mí, encendería velas en una iglesia pidiéndole a Dios que lo mate.
En este momento de cobardía ante la enfermedad, la gente que deseo que muera, suma miles de millones. Son muy pocos mis humanos que no pueden morir.
Es lo que ha revelado el coronavirus. Veo y oigo a presidentes, ministros, médicos y científicos promoviendo la cobardía, la ocultación del avestruz para vencer la enfermedad. Dejar de trabajar y abandonarse a la desidia más repugnante y humillante.
La pose más indigna que pueda existir para alguien que tenga un mínimo de honor o decencia ética.
Viendo toda esta mezquindad espero y deseo una muerte global, planetaria. Que mueran los hombres y mujeres, sean jóvenes o ancianos.
Es preciso extinguir esos millones de líneas sanguíneas cobardes, indignas y absolutamente imbéciles.
Yo no quiero vivir cerca de ellos, ni lejos. No quiero saber siquiera, que existen.
Soy uno de esos humanos que sabe muchísimo del dolor, de la enfermedad y el miedo.
Literalmente, se me pudrió una pierna por un accidente que tronchó mi tibia derecha, que gracias a la negligencia de un médico se me pudrió dentro de un yeso ortopédico.
Soy uno de esos humanos que gracias a esa podredumbre, no se puede sanar un cáncer que se come la tibia poco a poco. Soy uno de esos humanos que se le iba la vida entre infecciones, dolor, cáncer y miedo. Y así durante un año en el que perdí la capacidad de caminar.
Y en ese año subió un trombo a los pulmones; un día durante treinta y seis horas, cuando sacaba aire al respirar, salía con sangre. Me dijo el médico cardiovascular que era un fantasma porque debería estar muerto.
Nadie que no lo haya vivido puede imaginar el dolor cuando el trombo sube a los pulmones, la incapacidad absoluta para respirar sin sentir que te meten un hierro al rojo vivo por dentro, unos dedos por encima de los riñones, en la espalda.
La seguridad absoluta de que vas a morir.
Que escupes la sangre con mucho cuidado porque sabes que se rasgará algo dentro de ti si no eres cuidadoso. Que tienes que hablar con el tono más bajo que jamás creías que pudieras usar, incluso para oírte a ti mismo.
Soy uno de esos humanos que tenía que ser curado en una habitación a solas, porque las curas eran tan sangrientas y dolorosas, que no era popular que otro paciente lo viera.
Soy un humano que temía que un día llegara mi hijo y encontrara mi cadáver, tenía doce años y no me acababa de gustar la idea. Esperaba morir de noche, cuando mi mujer estaba en casa tras el trabajo.
Hay noches en blanco, imposible dormir evocando aquella madrugada, cuando tras el golpe que me dio el coche (yo circulaba en moto), me arrastraba a un lado de la calzada, mientras la tibia rota en dos agudos trozos, cortaba la carne por dentro. Hasta entonces no había sentido jamás el dolor tan adentro, no podía controlar lo que esos huesos rotos hacían, cuando se movían sin que yo quisiera. Y yo me decía que no era un buen momento para cerrar los ojos, aunque me jodiera.
Pensaba que no podía estar más roto, que jamás me arreglaría, que se acabó.
Cuando me inyectaron la morfina en la calle, antes de inmovilizar la pierna que parecía de goma, pensé que eran ángeles los de la ambulancia.
Y entonces, sin dolor, me sentí más calmado y observé a mi alrededor y pensé con frialdad en lo largo que sería recuperarse. No sabía que tenía un tumor maligno aún.
La médica en la ambulancia me dijo que estaba en estado de shock, yo le dije que no me lo parecía, sabía perfectamente lo que me había pasado, donde estaba y el inmenso dolor que pasé hasta que me inyectó.
¡Oh, gracias! ¡Chutadme otra por si vuelve a doler, por favor!
Son demasiadas noches las que no duermo evocando aquellos huesos rotos destrozando mi carne por dentro, la sangre que salía de mis pulmones con un dolor letal, de esos que dices que ya llegó el final. La operación pasados dos meses de que no consolidaba la fractura (la gangrena…). Yo me despertaba y les decía que estaba muy cansado. Mi pierna en vertical estaba abierta y veía el hueso, veía como sacaban carne sucia.
Y la anestesista me decía que tranquilo, ya estaba acabando. Y luego, cuando creían que estaba dormido otra vez, le decía con malas maneras al cirujano traumatólogo que se diera prisa; porque no podía anestesiarme más tiempo o me moría ahí mismo.
Lo recuerdo todo. La anestesista me visitó cuando aún no podía hablar y me dijo que tenía que ser fuerte, que no iba a ser fácil; pero si me rendía, estaba perdido.
Ya lo sabía, siempre he sido un tanto reticente a morir sin luchar.
Una vez, de pequeño un médico me arrancó en vivo una uña del pie que tenía una infección por una herida, tendría siete años. Ese fue mi primer contacto con el dolor absoluto. Aquel trallazo de dolor se me quedó tan grabado como el rostro de mi padre muerto.
No podía imaginar lo que iba a doler la vida años más adelante.
¿Por qué se ensaña tanto conmigo la vida hijadeputa?
Hay noches que no duermo, porque el dolor no me ha dejado jamás desde hace ya quince años. Cada paso es una punzada que lo revive todo.
Y no me sale de los huevos pasarme la vida narcotizado, vaya mierda.
Y camino, no le hago caso. No hay nada que me pueda detener salvo la muerte, y un gobierno hijo de puta que pretende asesinarme con su cobardía mierdosa condenándome a la inmovilidad. Os deseo que muráis en un charco de ácido, putos dictadores del miedo y la mezquindad.
El tiempo no puede curar lo que no todavía no ha pasado. Hace quince años y el dolor que sentí es tan vívido ahora como entonces.
Y mi puto miedo, miedo a morir, a la amputación, a la amputación y morir. A la sangre que subía hasta el techo de la habitación del hospital cuando me presionaban la carne de la pierna, las grapas que debían cerrar la herida de la operación, se desprendían solas de una carne que supuraba. Tengo un álbum de miles de fotos del dolor y el miedo.
Durante tres meses yo mismo me inyectaba en el vientre heparina, tres veces al día.
Y el vientre se cristalizó y tuve que buscar otros sitios donde no fuera tan doloroso seguir pinchando y pinchando y pinchando… Me daban bolsas de supermercado llenas de jeringuillas para pasar el mes.
Hay momentos en los que al caminar, temo que se vuelva a partir por el mismo sitio. Duele tanto algunos días… Se me cierran los puños sin querer intentando dominar el dolor.
Así que mi negra y podrida pierna sigue funcionando quiera o no. El cáncer ahí está, no me importará hasta que vuelva a comerse la tibia y un día me caiga en la calle o en casa con la tibia otra vez rota. Pero ese día moriré porque ya no tendré fuerzas para volver a pasar todo eso. Ser viejo tiene sus ventajas, te libra de trabajos que no conducen a ninguna parte.
Si sobrevivo, me amputarán la pierna. Y como dijo un gran cirujano ortopédico que ayudó a los especialistas a tratar una pierna tan enferma, si amputamos ahora la pierna, el cáncer podría volver a salir; pero en la cadera.
Porque el cáncer es un marcador, un límite de vida; por lo que pude entender ante tantas conversaciones con médicos y entre ellos. Hay cánceres, tumores que volverán a aparecer, porque genéticamente es una función de tu naturaleza desarrollarlo. Y si no es en ese lugar, lo hará en otro. El gran experto, dijo que era mejor mantenerlo en la pierna. Pierna imposible de operar.
Así que me dijo que era el momento de echar huevos al asunto y vivir con ello.
Y le hice caso. Me arranqué de la pierna la férula y comencé a hacer en casa ejercicios (siempre he practicado gimnasia y pesas desde los dieciocho años todos los días, en casa o en gimnasio) de recuperación que me habían negado en el hospital porque era una pierna tan grave que nadie se atrevía a hacer algo. Tenían miedo de que su paciente empeorara o muriera con la rehabilitación. Un cáncer da más miedo a los médicos que al que lo tiene, es algo que hay que tener en cuenta para no quedarte parado esperando que el cielo te ayude.
Pero un cáncer con una falta grave de retorno venoso (con la gangrena desapareció el 70 % de las venas de la pierna y la sangre que baja no sube), es lo más grave que pueda existir, porque el movimiento es necesario para que no aparezca una trombosis de nuevo y el movimiento con un cáncer en el hueso más importante de la pierna es un riesgo de rotura de nuevo.
No requiere conocimientos médicos concluir que el movimiento es curación y vida. Duela lo que duela. Lo tenía muy claro.
El día del primer aniversario del accidente en moto que me rompió, pude apoyar la totalidad de mi peso en la pierna.
Sé mucho del dolor y la enfermedad. Tengo un máster en ello.
Lo que están haciendo los gobiernos que han secuestrado a sus habitantes en sus casas es un crimen, es un timo. Una manera de hacer ostentación de poder y dominación.
Cualquiera debería saber que el sistema nervioso es el que tiene el control del sistema inmunológico.
La cosa es bien sencilla, si tú pones en situación de estrés a una persona, caerá enferma muy a menudo.
Esto es algo que saben los putos gobiernos, porque pagan una pasta a mediocres doctores para que les enseñen cosas de anatomía de primer grado de instituto.
Si al conjunto de la población lo encierras con represión policial en sus casas y los bombardeas con epidemias, muertes y miedo, conseguirás que se sientan enfermos, tanto que llegarán a desarrollar la enfermedad.
Y tú como gobernante, te convertirás en su salvador.
Es un timo.
La vida de la humanidad ha estado plagada de enfermedades epidemiológicas.
Los médicos de verdad, no consienten esa cobardía, no pueden asumir ese encierro que empeorará el sistema inmunológico y evitará desarrollar los necesarios anticuerpos con la actividad de una vida normal.
Tomar medidas efectivas en las infraestructuras de transporte colectivo, en los locales públicos y en el control de manifestaciones, es lo correcto. Paralizar un país y hacer de sus ciudadanos ratas de laboratorio en espera de ser masacradas, es un totalitarismo delirante y tan evidente que solo una sociedad tan indecente y decadente como la actual puede estar ciega a ello; es pura pornografía política.
Yo sé mucho más que cualquier médico comprado de rebajas por el gobierno respecto a la enfermedad, el dolor y la recuperación.
Sé muy bien lo que digo, lo que he vivido y que mi conocimiento de la especie humana es impecable.
Si tienes miedo a morir, quédate en casa, cabrón cobarde; pero no jodas a los demás que no lloran como niños de teta, hijoputa.
Y ahora me voy a pasear por la montaña, a ver si puedo dejar de ver tanto hijoputa mezquino tapándose la boca con miedo.
Si supiera que en mi saliva está el cáncer de mi tibia, les escupiría.
Asquerosos ignorantes y cobardes.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

24 de abril de 2020

Ali Babá y los cuarenta dictadores


Los gobiernos de la globalización del coronavirus forman una corporación de delincuentes y dictadores que les caracteriza a todos ellos una retórica meliflua, dirigida a la infancia de entre los ocho y doce años, justo la edad mental de sus votantes.
Ningún escritor imaginó jamás una sociedad tan maligna y tan tóxica como la actual. Esta que ha robado la libertad por medio del coronavirus y el terror que produce en los castrados humanos o ciudadanos.
Cuando todos esos millones de votantes deficientes sean conscientes de la mierda que comen cada día y que la cobardía los ha llevado a la ruina y además a la indignidad, será tarde.
Porque la retórica venenosa de falso proteccionismo paternal, cambiará drásticamente; en lugar de ser ciudadanos, pasarán a ser ya sin eufemismo alguno: tarados y taradas que no se pueden valer por sí mismos sin sus líderes fascistas (sean de derechas o izquierdas, es la misma mierda). Conducidos por mano firme, esa que jamás les temblará a los tiranos del coronavirus y sus secuaces, la bofia, los militares y los jueces.
Es el peor escenario que podría haber sido posible.
Y el reinado de estos políticos degenerados durará generaciones y generaciones. Tantas que en cinco o seis, las crías de los tarados y taradas (añadir el toponímico que corresponda) ya nacerán castrados gracias a la endogamia, una selección genética enferma que hace de la imbecilidad una característica cualidad humana. Ya no necesitarán los tiranillos orar su mierdosa retórica de adoctrinamiento institucional y mansedumbre.
Destaca Europa, un continente tan decadente como viejo; cosa que lo convertirá en la sede de la dictadura mundial. Una triste y peligrosa cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones (sí, ya sé que serán muchos más, coño); pero sin ninguna gracia.
Pero tampoco será tan fácil para nadie, son demasiado idiotas para llevar bien sus repúblicas bananeras y ocurrirá algo terrible y de muchas muertes; tantas que las reses humanas añorarán el coronavirus y la feria que montaba la bofia para tenerlos contentos todas las tardes, confinados en su miedo y miseria.





Iconoclasta

17 de marzo de 2020

Finales coronalternativos


Como siempre ocurre, hay dos versiones del final del puto #yomequedoencasa.
Cuando acabe esta peste, los más felices, los que cantan canciones a gente que ni han visto; pero los entretiene; seguirán teniendo sus casas, su trabajo, su dinero.
Y los hay que cuando acabe la peste, serán sacados de sus casas por no tener dinero, por no tener trabajo. Estos no dan las gracias a nadie con cantos entonados con la cobardía del “te lo agradezco para que me cuides cuando me toque”. Simplemente piensan con la mirada hosca que será difícil encontrar dinero para comida.
Las medidas sanitarias solo están pensadas para los que tienen una buena seguridad económica. A ningún gobierno le importan los pobres, los pobres no votan, porque conocen la misera y a los miserables. Y porque si no tienes domicilio, no te llega la tarjeta del censo electoral. Hay que tener en cuenta, que los poderosos, para conservar su salud necesitan arruinar familias en grandes cantidades. Cuantos menos pobres, menos insalubridad y más dinero se quedan ellos.
Nunca jamás, a nadie se le ha ayudado cuando lo han arruinado y ha perdido casa y enseres. Eso no ocurre ni ocurrirá jamás. La función de un gobierno es sorber los fluidos vitales y monetarios del pueblo que pastorea. Cualquier otra consideración es pura religiosidad.
Los hipócritas y risueños cantarines pensarán con una sonrisa, recordándose como héroes, que con sus canciones y sus memes vencieron al coronavirus.
Y están los que se cagan en el puto dios por la puta suerte que tuvieron.
Porque ahora tendrán que vencer la pobreza, que es infinitamente peor que el coronavirus.
Es más digno y menos penoso, morir de coronavirus que de hambre. Y mucho más satisfactorio morir con violencia, robando por subsistir; que de las dos anteriores formas.
Bueno, es lo que pasa habitualmente, si te aprietan, aprietas.
Y si las leyes te joden, pues intentas joder las leyes, si ya estás muerto qué más da…
Estos son los dos finales predecibles e inamovibles de una peste (en caso de que no extinga a la especie humana, como sueñan los jehovistas) tanto biológica como simplemente psicológica, fabricada para reconducir a la chusma.
Y al final chusma son todos: los pobres y sin casa, y los esclavos sonrientes que la conservan y tan solo han disfrutado de unas vacaciones durante el #yomequedoenmiputacasa.






Iconoclasta

14 de diciembre de 2019

Las cosas buenas que no ocurrieron


Todas las cosas buenas que no han ocurrido son el pago a un optimismo injustificado y al desconocimiento del carácter mezquino de la especie humana.
La violencia siempre ha sido el método definitivo para resolver una ofensa, robo o imposición. Cualquier otra solución legal o de diálogo, solo lleva a prolongar el problema y causar angustia entre los enemigos, para luego hacer uso de la violencia irremediable y lógicamente.
Quien tenga dudas al respecto que estudie someramente la historia o le eche una mirada crítica a su entorno, sin pajaritos disney danzando imbécilmente en el aire.
Jesucristo fue un invento para contener la violencia de indigentes y esclavos; una castración emocional que aprovechan con grandes y buenos resultados para amansar a los obreros y ciudadanos estabulados, millonarios y sistemas políticos, despóticos todos, ya que la democracia es una ofensa a la inteligencia y a la razón. Quien dice que mi voto vale lo mismo que el de un borracho o un analfabeto, es un hijo de puta.
Se debería valorar a un jefe de estado solo por sus conocimientos económicos, sus estudios y su carrera profesional. Las ideologías que se las metan por el culo; yo ya tengo las mías que son mejores.
Y Jesucristo fue un buen invento, al igual que los Mahoma, Buda y tantos otros mitos de tantas religiones, personajes de unos cómics escritos y publicados sin demasiada gracia, con ingenuas parábolas para adiestrar a los burros en el amor a su propia miseria (humildad) y en poner la cabeza para recibir un tiro obedientemente ( si te abofetean, pon la otra; cosa que me la pone dura, de verdad, es toda una obscenidad solo imaginarlo).
Concluyendo: sin violencia nada se resuelve, el problema solo se estanca en las pútridas aguas de las administraciones y en los despachos de políticos y millonarios; para degenerar hasta convertirse en una infección que genera una sociedad tecnificada banalmente para gente que no sabe escribir ni leer, como la actual.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.