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23 de diciembre de 2022

lp--Estudio filológico del pedo mexicano--ic


Un pedo en México puede ser muchas cosas. El pedo en México trasciende hasta convertirse en una importante e incógnita cuestión psicológica.

El pedo es como el wey, sirve para un montón de cosas e interrogantes, como una navaja suiza o más.

Es la simplificación del vocabulario llevada al límite, pareciera que les faltan las palabras exactas a ellos y al idioma español. Y pedo es comodín.

“¿Qué pedo?” No es una pregunta humorística, no te rías siempre al escucharla. Puede ocultar terribles dramas a pesar de su coloquial apariencia jocosa.

El pedo es un secreto durante mucho tiempo en una conversación. Y te descoloca.

Si quieres saber qué significado tiene el pedo mexicano en ese preciso instante cuántico en el que te encuentras, tendrías que haber estado al inicio de la conversación; y al cabo de un par de horas habrías conseguido encontrar el contexto en el que encaja. Si eres incapaz de viajar al pasado preguntarás angustiado: “¿Qué ha pasado?”.

Y alguien te contestará con renovado esoterismo: “¿Y qué pedo contigo, wey?”.

Jamás preguntes una cosa así a un mexicano.

Pinches pedos…



Iconoclasta

31 de octubre de 2015

Una ofrenda a mis amigos mexicanos


Era el uno de noviembre, sábado. Y día de muertos.
No creo en los muertos, hay muerte y todas las cosas se acaban, o retóricamente, fenecen.
Una vez muertos los humanos y los animales, no hay razón para dedicarles nada porque dejan de existir. No hay almas libres y flotantes en el mundo; pero ya se sabe que las gentes necesitan alicientes para vivir y no deprimirse, por ello se crean celebraciones que les haga olvidar por unos minutos su miserable vida esclava. 
Los muertos también pueden ser un buen motivo para pillar una buena curda.
Yo no celebro nada de eso, porque nadie puede engañarme sobre mi mierda de vida, prefiero joderme de ira e insultar, a sonreír como si fuera idiota mientras me la meten por el culo sin mantequilla.
La Antorcha Humana hizo un arco en el cielo y sonreí al salir a la calle.
Así que de México me traje esa hermosa tradición de las ofrendas del día de muertos, solo que yo celebro el día de vivos, de mis queridos humanos que ríen y hablan y cantan y juegan. 
Lo despreciable tiene también un recuerdo para no olvidar que hay mala gente, no soy tan estúpido de obviar lo repugnante en nombre de lo bueno. Las dos cosas conviven  entrelazadas como la sangre y las heces del excremento de un enfermo.
Era un gran día el de los muertos del 2014, mi día escogido. Ansiadamente esperado para obtener la libertad y echar la podredumbre de mi lado. Tras más de dos años de lucha, por fin era el momento propicio para deshacerme de la rémora, ya no tenía el pretexto de sus hijos y un lugar para ellos y continuar su chantaje. Doy gracias a sus borracheras por ello.
Soy lo que rima con joya de rápido aprovechando las oportunidades (obsérvese que me soplo y froto las uñas de la mano en el pecho).
Así que mientras ella se tiraba al deficiente mental de su compañero de trabajo en el almacén (o en un motel de mal gusto, como otras veces y con tantos otros), ambos sacando la lengua y diciendo: "cuidado no nos vayamos a trompezar con las manderas, porque ya vistes: están deshordenadas". Yo salía con un buen amigo al centro de la ciudad a desayunar unos tacos y ver tiendas de electrónica.
Bueno... Solo unos tacos no, mi amigo se comió un plato de fruta y helado que pensé que no se acabaría nunca (XXXL). Eructamos los dos al tiempo, a pesar de que yo no comí de aquella montaña de fruta y dulce; yo devoré un taco árabe con queso que aún me hace la boca agua al recordar aquellas buenas carnes.
Qué buen recuerdo... Empezó bien el día y yo sabía que seguiría así, tenía ese buen presentimiento de que el día de muertos sería a partir de entonces, especialmente festivo para mí.
Supermán surcó el cielo con los calzones por fuera, como siempre, contrastando contra un cielo gris.
Decidí celebrar mi particular día de muertos (por lo que iba a morir) ofrendándome una consola Nintendo con un juego de Super Mario Kart. Ya estaba saboreando mi futura libertad y tranquilidad.
Un sujeto con retraso mental (no patológico, sino adquirido con voluntad) y analfabetismo, no tiene futuro con alguien medio inteligente o un tanto informado. Así que es normal que se estuviera revolcando en mierda con un idiota mientras yo me gastaba una pasta en un buen desayuno y electrónica.
Hacía muy bien, porque ningún ser con ciertas inquietudes o ética puede permanecer demasiado tiempo al lado de alguien como aquella rémora sin sentir que está tirando su tiempo a la basura. Mejor que se quedara con el burro, porque era eso o nada.
Además, los idiotas se aburren si no tienen algo que llevarse a la boca, lo que sea.
Lo que sea por infectado o sucio que esté...
Los tontos con los tontos, es la única forma posible de que sean medianamente felices. Siempre están buscando entre la basura y encuentran algo todos los días: justo lo que yo desecho.
Hulk, con un rugido iracundo, le arrancó el motor a un coche que circulaba por Reforma porque invadió el paso de peatones mientras lo cruzaba.
Cuando vas bien acompañado o solo, el mundo se hace más interesante. Estaba contento aquel sábado, ya sin presión.
Así que tras llegar a casa y despedirme de mi amigo hasta la noche, en la que pasaríamos una velada de juego, charla y música acompañados de mi querida amiga, su esposa, me dediqué a conectar la consola esperando con impaciencia a que la "licenciada" llegara con su rótulo de neón en la frente que decía: he cogido con el tarado esta mañana y esta noche de muertos cojo con él y con otros.
Y me parecía bien, solo quería que desapareciera.
Borrarla con un par de palabras muy claras.
Esas ofrendas mexicanas, son hermosas, son entrañables; aunque no crea en el motivo por el que se hacen. Me encantaba el gusto y el cariño que ponen en crearlas, la cantidad de detalles que habían en aquellas mesas repletas de dulces, velas, papel picado y objetos de recuerdo, fotos, comida y flores.
Y su olor...
Aquella hermosa pequeña queriéndose comer los dulces, montando guardia para hacerse con uno. Como la echo de menos...
Y así, a las cuatro de la tarde apareció con su impecable hipocresía y olor a macho idiota impregnado en la piel y en la ropa; envanecida como una "Reina Midas", solo que lo que toca lo convierte en mierda.
Bugs Bunny me preguntó royendo una zanahoria: ¿Qué hay de nuevo, viejo?
Y ambos la miramos con una media sonrisa.
A las cuatro y media, configurando la consola, comiendo unas croquetas y sin apenas mirarla a la cara, la envié a la mierda, literalmente. Tras llorar un poco porque a partir de ese momento tendría que pagarse ella solita el plan de su celular, se largó con ese aroma rancio de las cogidas reproductoras, conejiles y recientes en moteles y cuchitriles sucios.
La ordinaria cerró la puerta tras de sí y ya no volvería a verla nunca más. Cerré los ojos por fin descansado, fumando sin ser consciente.
Me duché para quitarme ese aroma que dejó en el aire y empecé a pensar en maletas, viajes y apartamentos, en nuevas ciudades y en acabar de configurar la consola para empezar a jugar.
La mañana siguiente fue una mañana de claridad y de paz, de liberación.
El gran día de muertos fue mi día de vivos.
Y todo empezó a ir bien, a la semana siguiente en el cine vi una gran película de ciencia ficción y viajes tristes: Interstellar, mi primer y agradable recuerdo de mi ansiada soledad y libertad. Maravilloso. La primera experiencia que barrió los años de sordidez con aquel burro a mi lado.
Cada día el aire era más limpio, los amaneceres de cafés y música tranquila. Las mañanas y las tardes de chocolates helados y paseos.
Y mi piel más limpia, ya no había rastro de la rémora.
Encontré un paraje precioso para vivir y poner kilómetros de por medio entre aquella y yo; sabía que cuando necesitara dinero, haría lo posible por ensuciar mi vida de nuevo.
Cuando vives al lado de algo podrido, te salpica continuamente, te lo has de quitar de encima y alejarte para no enfermar. Tiene el coste de dejar lo que quieres, nada es perfecto.
Y  por ello, por mis amigos, me traje el cariño de las ofrendas, para recordarlos siempre: cigarros, inquietudes, charlas y risas...
Elegí aquel día de muertos a conciencia, con frialdad. No me importaba esperar semana más o menos; me di el gusto de que fuera en ese día tan especial en  México.
Día de muertos: una metáfora y una realidad.
Quedaría un entrañable recuerdo de aquellas ofrendas que ya no volvería a ver en mucho tiempo, me dejarían un dulce sabor de la añoranza de un lugar y una gente hermosa: mis amigos que combatían con su presencia la miseria que aquella tipa arrastraba tras de sí cuando entraba en la casa.
Y así ofrendo a lo vivo, a lo que quiero, en este día de muertos.
Tengo una ofrenda de cariños con rummys, juguetes, cartas, canciones, dulces, refrescos, cerveza, botanas, paletas, helados y letras de amor y amistad. Cierro los ojos escuchando la película de Matilda, con mi pequeña amada amiga comiendo cacahuates muy pegada a mí en el sillón. Conservo el calor de su  cabecita en mi brazo.
El Capitán América vuela sobre su escudo y rompe una farola. Es espectacular la libertad, te deja ver cosas que antes estaban oscuras. No tener que soportar la miseria de otro ser.
Jugamos al rummy los amigos mientras nos contamos los más increíbles chismes y chistes en noches musicales y nebulosas de placenteros cigarrillos.
Un charco de agua de hielo deshecho en el suelo y risas a la madrugada.
Y tomamos gigantescos cafés y raciones de pastel durante horas de charla, llenando ceniceros.
Risas "jamonas"...
Y  ofrendo a lo malo, a lo podrido, para que jamás vuelva. Para no olvidar que existe la ponzoña. Una ofrenda con un cochecito verde y uno gris con gusanos dentro, metidos en un zapato sucio de tacón que reposa en dos tangas sucios y apelmazados. Y un vestidito corto negro, barato y sucio de manchas blanquecinas y vómito. Esa ofrenda la tengo al lado del cubo de la basura.
Yo no ofrendo a los muertos, ofrendo a los amigos siempre vivos, a la libertad que conseguí aquel día, a las mañanas libres y frescas. En mi casa no entrarán muertos, solo acepto cariños y sonrisas en una ofrenda para sonreír al pensar en ellos. 
Y tengo ese monumento al asco que me hace suspirar aliviado al recordar que un día como hoy, un uno de noviembre, pude arrancarlo de mi vida. http://ultrajant.blogspot.com.es/2015/03/adios-putilla-adios.html

Queridos amigos mexicanos, si un día nos encontramos de nuevo, que sea un uno de noviembre, que es el día (mío) de mis mejores amigos y momentos. Por mucho que digan que es de muertos.
Feliz día grandes y pequeñas amigas y amigos, no os olvido.
Sois tantos, que sois innombrables, vosotros sabéis que os quiero. Eso es lo que importa.
Hasta pronto.



Iconoclasta

19 de agosto de 2015

El polvo


Pasan los días y se crea una fina capa de polvo en los estantes de vidrio y los muebles. Siento un nudo en el estómago que se deshace cuando lo toco, porque es suave, es polen y trae aromas dulces y de vida.
Arrastro el trapo que se desliza suave y deja limpia la superficie casi con dulzura.
E intento limpiar los recuerdos del indecente polvo lejano en tiempo y distancia; pero es inevitable que surja como un mal sueño en la memoria.
Y paso los dedos por las superficies dulcificadas por el polen para palpar el presente y aferrarme a la dulzura cuando el polvo forma tristes torbellinos en mi memoria.
Con un suspiro de alivio, tomo conciencia de que ya no he de arrastrar los dedos en el áspero polvo que se posaba en los muebles y el suelo de aquella casa en Puebla, donde más que polvo, era una arena agresiva que molestaba al respirar, arañaba los muebles, mi piel y el ánimo.
Polvo y ceniza.
Una casa enferma con seres enfermos. Paranoias de la hipocresía y de inexplicables vanidades .
Cenizas de un volcán y cenizas de unas vidas quemadas por su propia apatía y mediocridad. Todo lo cubría una capa blanca insana, lastimosa. Algo de lo que huir para no convertirse en lo que ellos eran.
La madre polvorienta, los niños de polvo...
No había refugio en aquella casa, era peor dentro que fuera.
Héroes de un mal cómic que se deshacen en partículas de mentiras y llantos, de ebriedad e incomprensión hacia su propia naturaleza.
A veces miraba mis propias manos y temía que se me derramaran de un momento a otro en una catarata polvorienta.
Un polvo constante que caía de la piel de un ser ebrio, narcótico, hipócrita y frustrado que había contagiado a sus hijos.
La madre de todo aquel polvo, la empolvada malicia torpe.
La familia polvorienta...
Dos niños de partículas de ceniza, vestidos con pasto seco que crecían entre la paranoia que fermentaba la madre y su ropa íntima sucia de cenizas mojadas como un barro negro.
El polen es como una nieve, danza ingrávido en el aire,  a veces toma formas de seres alados blancos y respiras dando gracias a no ser alérgico y poder vivir entre toda esa vida.
Y sonrío sin darme cuenta hasta que siento las comisuras de los labios temblar.
En aquella casa de México se respiraba esmeril en la garganta, abrasivo que hacía sangrar las encías y los riñones. Llevaba el germen de la miseria, la vulgaridad y la decepción cada día, como una tormenta de mierda en el desierto.
 Una lluvia de partículas que caía mientras limpiaba, como una pesadilla recurrente y diaria. No se limpiaba jamás, como si el brillo de las cosas estuviera prohibido, condenado.
Era tan deprimente...
Amores incinerados,  abrazos nacidos de la desesperación, sin cariño. Ternuras falsas y de interés, lágrimas ebrias. Gritos que nacían de una garganta sedienta de vodka y dedos vacíos buscando marihuana que llevarse a los labios pintados de mentiras.
Cada fin de semana el desierto se comía más el horizonte.
Miradas de neurosis de las que huir entre la niebla sucia de las habitaciones. Sus vidas se iban entre mentiras y somnolencias vacías de sus mentes pobres durante horas.
Dormían histéricamente para anestesiarse de sí mismos.
La visión deprimente de aquellos dos niños que arrastraban cada tarde tras de sí las mochilas, trayendo consigo el polvo de la mentira y la paranoia.
Que lloraban de miedo por la lluvia y sin otra razón.
Acunando la paranoia de sus padres entre risas neuróticas y peleas enfermizas, entre ropas polvorientas y los asientos pringados, embarrados de miserias de un coche gris que los llevaba a la escuela gris de la gris ignorancia.
La paranoia hipócrita de su madre y la del indigno padre que no conocía el trabajo y vivía aún metido en el coño de su madre. La vida más triste...
Era desesperante perder la vida entre tanta miseria que cultivaban celosamente, como escarabajos haciendo afanosamente pelotas de los excrementos.
Indignas vanidades que ofendían el pensamiento mismo.
Pobres niños alimentados de polvo y miseria.
Se convirtieron en el puro y nítido reflejo de aquellos dos que los parieron.
Padres erróneos, futuros previsibles. Una historia escrita de antemano con tinta de agua, polvo y cenizas.
El reloj corría lento para salir de aquella prisión de polvo y recoger a la pequeña en la guardería, el momento esperado y ansiado para comer unos tacos con una horchata y estar a salvo durante un tiempo de aquella casa polvorienta y sucia. 
Los momentos hermosos son tan difíciles de ver entre el aire opaco de la ceniza  y el polvo... La podredumbre lo enturbia todo.
Un helado que comprábamos y que duraba horas para no estar allá dentro, entre el polvo y bajo el polvo. Aunque el precio final fuera que la madre polvo llegara tarde a la heladería e impusiera su inmundicia sobre la mesa limpia en la que comíamos el helado.
La mujer que dejaba tras de sí una estela de polvo amarillento y viejo.
El polen se ha enganchado en mis dedos y lo amaso hasta formar una bolita suave como la mirada y la voz de la pequeña. La amaso pensando en los amigos que conjuraban el polvo, que barrían la niebla de la hipocresía y la miseria durante un tiempo y daban descanso a mis ojos y garganta con su presencia y charla. Hubieron momentos de luz y cafés entre todo aquel miserable polvo. Había un lugar llamado Crystal y era la claridad que combatía el polvo apestoso y asfixiante, un refugio...
Ahora el aire es absolutamente limpio y el polen hace tranquilizadoramente difusa mi visión cuando se prende en las pestañas.
Y pienso en mi fortaleza, en la voluntad y en la decisión, en el trabajo y en la ética, en las sonrisas y en la tristezas francas; en las cosas que jamás podrá reflejar el polvo que es ciego y lo ciega todo, alimentándose de sí mismo como un tumor.
Es una atmósfera ya lejana, añoradamente salpicada por  la brillantez de cordialidades, palabras, sonrisas, bondades y bellezas; a pesar de los seres de polvo y su empeño psicótico por anular todo brillo en la superficie de las cosas.
Pasan los días y el polen se acumula, dejo que así ocurra para poder palparlo al limpiar.
Me conforta... Me  hace sentir táctilmente que estoy lejos de aquellas cenizas flotantes humanas.
Es mentira lo que dicen, no soy polvo ni en polvo me convertiré.
Cuando muera, mi piel se desprenderá en jirones de polen, jamás seré aquello ya innombrable.



Iconoclasta

9 de julio de 2015

Bye-bye Lcda. Gabri, la pinche malinche

Estrella de Puebla, Puebla. México.

1/11/2014. No eres internacional por causa de descendencia paterna o materna. No te define ser mexicana, guatemalteca o chilena. Lo que te marca es Cuba, y no por esa admiración hacia el Che Guevara, uno de tus múltiples clítoris insertados en tu útero alegre. Eres de Cuba por ser la jinetera gratis para extranjeros y paisanos, eso sí, siempre y cuando estén ebrios y sean idiotas.

Estas cosas se saben de una forma natural. Tu hijo H. ya debe tener una idea aproximada de ti, el otro hijo M. ya lo debe intuir. Y la pequeña P. pronto sabrá lo que es su mamá.

Lo único internacional de ti son tus viejos tangas, tetas y vagina, que incluye el ano por aproximación y debido a la baja calidad de tus clientes (que no pagan, eres tú la que sueltas la plata por ser también idiota), confunden los agujeros.

No emplees tanto tiempo en convencer de que eres una madre abnegada, trabajadora y liberal. La gran mujer independiente y libre. Tu libertad se limita a antros, bares, moteles baratos, sanitarios y coches. A maleducar tus hijos con tu aberrante forma de ser y hacerlos neuróticos.

Si te crees otra cosa, es porque ni tú misma puedes asumir lo guarra y ambiciosa (sin muchas luces) que eres.

Tienes razón, porque Puebla y Cholula ya no son discretas, mejor te vas a Canadá, a ver si allí se te enfría el coño de tantas infecciones y un vicio mal sano que se lo traga todo, incluso la simpatía, la sinceridad, las amistades y el bienestar de tus hijos. Todo lo que tiene la mala suerte de estar cerca de ti.

Adiós, ahí te quedas con tu decadente añoranza de los tiempos en los que fuiste Miss Perra Borracha y Más Puta de la zona de antros bajo la pirámide del pueblo que tiene tantas iglesias como días el año. Tirándote ahora todo lo que se mueve en honor a aquellos tiempos de puta borracha.

 Ahí te quedas con tu coño de puta marrana atesorando tiempos de borracheras y narcosis, esas borracheras que te ponían caliente y te hacían coger con quien fuera. Volvías en tu coche a casa, borracha, con el vestido lleno de vómito y el coño y la boca supurando semen de idiotas y borrachos. Con las rodillas embarradas... No usas medias porque no tienes clase ni dinero para pagar tantas que romperías.
Las serpientes no envenenan a las serpientes, por eso te cogían sin miedo.

Tu coño es portador de infecciones. Eres sucia de pensamiento, cómo no lo va a ser tu vagina...
Añoras aquella marranería, eres sucia por naturaleza, como los puercos.

Si un día me dijeran que has muerto, yo pensaría incrédulo: "Qué extraño, mala hierba nunca muere; pero está bien, pensé que no ocurriría nunca". No es por odio, es por asco. Saber que no existes, hace el mundo más higiénico.
Vuelves a follar como una golfa subnormal cuando ves el paso del tiempo y la gloria de haber sido la puta más tirada y borracha de los antros. Combinas tus horarios de trabajo y te inventas visitas, pensando que el mundo es tan idiota como tú.

Pobre vieja perra... Golosa, guarra y gonorrera. Todo es g...

Añoras tus tiempos de coger con los idiotas y los tarados y buscas nuevos idiotas como el cerdo busca trufas; porque tú eres igual, solo que cuando no estás peda, se te da medio bien el engaño; que dura solo hasta que llegas con tu coño goteando leches de otros machos y la tanga del revés. Se aprecia cuando te agachas a dar el beso a tus hijos al llegar a casa.

Fumo y aún ahora, siento el asco de cuando subías las escaleras y tener que soportarte en nombre de tus hijos.

Tu madre no te deja las llaves de la casa por miedo a que entren los borrachos que te la meten cada vez que lo pides, también borracha y fumada. Tu padre era demasiado viejo para imaginar una hija tan sucia de alma y coño.

Adiós, sucia mujer cargada de hijos y de una vanidad injustificada. Nadie te soporta más allá de unos meses, cuando te han conocido.

Eres carne de antro, un polvo sórdido de fin de semana, una mamada en un carro que huele a cerveza rancia. Carne barata para borrachos e idiotas, como tú misma.

Carne en barra de mala calidad que te metes en ese coño torpe e incapaz de gozar, si estás ebria no te enteras de que eres tan estúpida como para ser solo una raja donde correrse. Y cuando estás sobria hasta tú te das cuenta de tu torpeza. Metértela es un camino árido y aburrido.

Quieres que te follen los borrachos para que no sepan lo insípida que eres mamando y cogiendo. Con tus manos estúpidas que no saben manejar un prepucio siquiera.

Si fueras puta serías respetable.

Si te llamo puta es un eufemismo por ser mala como el veneno. No quiero faltar a las putas. Eres una mentira grapada a otra mentira y a otra mentira.

Si al menos tuvieras algo de cerebro, cobrarías, pero eres idiota hasta para eso. Eres imbécil hasta para no saber manejar el placer de tu coño.

Tu vagina está tan ennegrecida, dilatada y holgada por el exceso de vergas y parir, que necesitas horas que te bombeen para que te puedas correr.
Aburres.

No se puede gozar de un buen sexo contigo, solo sirves para que te la metan o para arrodillarte sobre orines y mal mamarla en los sanitarios de los antros o en cualquier coche que te grite "chichona" por la calle. Por eso buscas más, porque tu coño es torpe y no te da el placer que sabes que imaginas podrías tener.

Das un placer poco exigente y te crees la reina del sexo.
Esa vanidad tuya es absurda y vomitiva.

Putilla de antro, carne de idiotas, no puedes vivir con alguien noble, porque tu naturaleza guarra te posee y te hace aborrecible en pocas semanas, lo que se necesita para conocerte bien.

Es tu vanidad sucia la que te mueve a abrirte de patas.
Eres vulgar y tirada.

Con la vanidad compulsiva de un deficiente mental que se masturba loco sin saber por qué.

Putilla de antro de chocho infeccioso... Deberían meterte en una jaula de por vida y quitarte a tus hijos.
Ahí te quedas, sola con tus niños y tus chulos y padrones, con tus borrachos que mal te la meten.

Tienes de todo: idiotas de barba y gafas, idiotas como solo tú lo eres, retrasada mental. Prietos, hueros, barrigones, delgados...

Los que te chupan los dedos de los pies, porque tu coño es demasiado sucio para meter ahí la lengua.

Eres ambiciosa y avariciosa; hubieras tenido dinero si no fueras tan imbécil.

Eres resultona para ebrios y narcotizados, pero tu físico no aprueba el examen sobrio, el examen exigente para poder acceder a una vida plena.

Y tu carisma es tan banal, que eres un insulto para mi inteligencia. Solo ríes como un burro con tus iguales: endogámicos de escasas luces, de genética mediocre, de un follar rápido como un mear.

Una analfabeta con pretensiones...

Tus compadres son chulos de penes anodinos y una corte de fumados.

Tu ambición sería ser una gran actriz porno. Eres simple como una pelota.

Eres carne de gente de obra de baja estofa. No tienes clase ni un culo llamativo.

Gira la rueda de la fortuna, mientras tu coño babea muestras de semen de tarados en una camilla de un barracón de servicio médico. Y gimes como actriz de película porno un orgasmo que no sientes. Eres una putilla idiota, por una cuestión de vanidad que nadie sobrio puede entender.

Coleccionas tus títulos de Miss Puti MotayPorno en Cruz Roma (consuelas jefes y amigos como solo puedes hacer, de rodillas o desflorando tu vagina lacia, fumada y con el coño caliente de ver videos pornos en los laptops de tus colegas que saben muy bien con quien tratan), Miss Putiruedadelafortunapoblana (el coño más internacional, con todas las infecciones alemanas, polacas y chicanas), Miss PutiHospital (zorra venida a menos, pero aún te conocen como puta, un lugar de encuentros, además, con antiguos compañeros una licenciatura que ni entiendes), Miss PutiCotiza (cada día más caliente en la oficina, con tu minifalda de puta barata esperas la hora de la comida y la de volver a casa para que te llenen tu chocho tonto), Miss PutiCerveza y Alitas de Pollo de Macarzysvergas (vuelves a tus orígenes, no salgas de ellos), y tu preferido Miss PutiMotelesalahoradelacomidaosalirdeltrabajo (y llegabas a casa con cara de santa subnormal y tu vagina idiota babeando aún; si te cortaran las piernas parecerías una babosa)... Y alguno más que otros conocen.

Vistes minifalda cuando vas a coger en el  trabajo con tus "proveedores", no mames, imbécil. Eres previsible como un niño de dos años, puta sin cerebro.

Llegabas tarde a casa y además sucia, llena de semen y babas. Eres una marrana. Y todo por un polvo que duraba una meada, una mamada solo para demostrar que aún eres lo puta que eras de joven.
Das lástima, zorrita de antro.

Si te dicen licenciada se ríen con ganas, como aquellos que te reconocen y te gritan puta desde un coche cuando paseas por el centro de la ciudad.

Cantas si volverá la maldita primavera con cara de cursi idiota, pero tu coño te pica tanto...
Porque estás borracha como una puta cuba de vino.

Qué suerte que te cortaran las trompas y evitar así que regaras el mundo con más hijos.

A veces lloras, eres tan retrasada que no entiendes el por qué: por ser una fracasada en el follar y en el vivir.

Destruyes ilusiones y proyectos con tu coño de puta marrana. Haces mierda cuestiones de amor y cariño con tus tangas siempre manchados de un hambre que no se puede saciar.

Sucia, sucia, sucia...

Solo hay una sinceridad en ti, puta marrana: que eres madre, que menstruas públicamente con copa y que tus pedos huelen asquerosos, cerda.

Ahí te quedas con esa suciedad entre tus piernas y tu pensamiento podrido y enfermo. Con tus tetas de sabor salado de las babas de tus sementales estúpidos.

Con tus escuálidas piernas llenas de moratones de los dedos de los palurdos que mal te follan. Que te cogen "rico". Decías que salían de la nada aquellos cardenales, la circulación...

No mames... Te veía jadeando en la camilla como una perra follada y tus tetas agitándose como flanes mientras el deficiente mental te bombeaba agarrándote fuerte las piernas. La circulación... Vete a tomar por culo, puta mentirosa.
Eres ridícula con tus mentiras de putón verbenero deficiente.

Fuiste estúpida hasta para engañar, tenías un hombre que sentía asco por ti en la casa. Tu puterío no te dio felicidad, ¿verdad idiota? Dos años para que te largaras, para poderte apartar de mi lado. Qué largo es el tiempo con una marrana cargada de hijos.
Se te acabó el negocio.

Vanidosa y tonta... Qué mala combinación, putilla barata de antro.

Ni siquiera como mala persona eres especial. Eres una de tantas, nada destacable, una golfa anodina que no acaba de entender qué ve en el espejo todas las mañanas al peinarse o alaciarse el cabello.

Ahí te quedas. Siento una pena por ti, la del caballo con la pata rota que relincha en el suelo.
Eres sacrificable.

Si mueres el planeta no lo notará. No eres especial, te lo aseguro.

Ojalá fueras puta de verdad, en pleno sentido de la palabra y la profesión, serías respetable. Pero no sirves para eso tampoco. Solo eres una alimaña ponzoñosa que se alimenta de vergas de los de su propia especie. Con tus muelas picadas de tanta mierda que has tragado, cuando ríes pareces un tiburón.

Me alegro de haberme sacado la rémora de encima. Me alegro de saber que no te veré envejecer y ver decaer más aún tu cerebro y tu coño tontos.
Hasta nunca, estúpida putilla de antro.
Fue un asco conocerte.











Iconoclasta

Publicada originalmente el 20/03/2015 a las 19:21 Hora de verano de Europa Central.

17 de noviembre de 2014

Putilla de antro


Te dieron tetas (bien sujetas en el brasier son hermosas) y una vanidad injustificada en lugar de cerebro y dignidad.
Quien regala tu ego, recibe una buena mamada en los sucios asientos de un coche barato, a cambio de que no mencionen las lonjas de tu cintura.
Putilla de antro, te haces selfis de mirada ovejuna, con las que pretendes dar sensualidad y enmascarar un coño que no sabe bien como correrse en los moteles baratos de mediodía o a las tardes.
Putilla de antro de nariz blanca y vodka en sangre, solo bailas tú con tu vanidad y con otro borracho que no la ve. Te quedas sola y no tienes nada en las noches que duermes en casa de papá y mamá.
No eres joven y usurpas edades que no te corresponden.
Compites por follarte a güeros y nativos con las chicas de veinte, y pierdes el control de tu coño.
Te come la envidia hacia los jóvenes, putilla de antro.
Mala combinación: vanidad y envidia.
Sola te quedas demasiadas veces, porque tus palabras son mentiras que no cuajan en los hombres serenos. Son solo para ebrios.
Sola te quedas con tus tetas bien apretadas en el brasier y una minifalda que cubre un coño torpe; esperando en la mesa de la oficina la hora de la comida, el momento en que te la metan para decirte lo hermosa que eres.
Putilla de antro de baile fácil, de vanas palabras románticas y sexo mediocre, tienes que follarte a uno y a otro para que te digan que eres reina y divina.
Y no cobras nada... Pobre putilla sin cerebro...
Con tu mirada ovejuna, piensas en seducir, pero todos esperan tu mamada en el asiento de atrás del carro con tu apestoso aliento a vodka y las tetas rebosando por el escote; tal vez en el motel si hay suerte y dinero. Te tragas el semen y te limpias los labios con tu mirada de cordero degollado pensando que eres seductora.
Putilla que confunde ya el antro con el trabajo y en pleno día, en  la oficina, te disfrazas de conejito de playboy para poner cachondos a los machos que te rodean.
Es sórdido y vacuo lo que te rodea, por eso necesitas el antro oscuro y ruidoso, donde confundir a los borrachos y que te digan hermosa y divina.
Putilla de antro licenciada para nada, un fracaso tras otro y te crees deidad. En el mundo de los borrachos de antro, todas las zorras lo son.
Abres tu coño a los que dicen reconocer tu divinidad y acabas sola como puta tirada en la calle del cliente, que espera un taxi con su coño apestando a semen y orina.
Pobre putilla de antro, metida en un círculo vicioso del que solo saldrás con las tetas más caídas y una menopausia indigna. O tal vez tengas suerte y le hagas una buena mamada a un rico borracho que te ponga una casita y algo de dinero.
Y es que quien te ve, te reconoce.
Das pena putilla de antro, porque en el fondo, buscas quien te ame; pero tu coño tonto y fértil y tu vanidad te traicionan. No hay suficiente inteligencia entre tus apretadas chichis para comprender que tus mamadas solo gustan a borrachos y deficientes.
Mas no estás sola, putilla, en el mundo sois muchas y dejáis una buena descendencia para que no se pierda esa vanidad a través de las generaciones.
La vida se abre paso entre campos de basura y mediocridad.









Iconoclasta