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23 de agosto de 2013

Genitales vs. Cerebro




Suelen salir mal las cosas por ninguna razón en especial. Y no es que salgan mal, sino que ya lo estaban. A veces (asaz de ellas) los genitales toman el control. Los humanos creyendo que el cerebro se encuentra en los testículos o la vagina, estos detalles de perspectiva les pasan desapercibidos y no se enteran del mundo en el que viven. Y mucho menos de su propia estupidez.
El humano es un ser confuso, desconoce su propia naturaleza y sus limitaciones.
Ojalá un día el analfabetismo se erradicara y supieran de una vez por todas que el cerebro no se encuentra en los cojones o entre los pliegues del coño.
No lo saben y siguen rigiéndose en cuestiones románticas, sociales, económicas y religiosas por estos órganos genésicos tan alejados del cerebro, que aunque sea muy pequeño y con escasa operatividad en el 99,8 % de los humanos, no deja de ser el que de verdad rige el intelecto.
Si tuviera la peña la más mínima capacidad de síntesis, lo habrían aprendido en sus primeros años de vida viendo cualquier mierda de programa televisivo. Incluso en los primeros libros de texto de la infancia se hace mención del cerebro.
O sea, que hacen lo que les sale de la polla o el coño sin capacidad de elegir, de una forma habitual y mediocre.
Y así, cuestiones como pobreza, hijos no deseados, religión, cuernos y un compulsivo deseo de cambiar de teléfono móvil cada dos meses, son solo baladíes actos de una polla o un coño demasiado inquietos.
Los humanos se “aman” entre coitos y felaciones, teléfonos e imágenes jpg, y comida barata con refresco de a céntimo el litro en el supermercado; pero como lo hacen usando los genitales y sin pensar, todos estos animales tienen cabida en el paraíso porque no hay pecado en las bestias.
Ergo el paraíso es un centro para deficientes mentales y el planeta Tierra un criadero de subnormales.
Y lo que salta a la vista es que el aborto no solo debería ser legalizado, sino que debería ser forzoso.
Claro que si dejaran de nacer subnormales, los curas se quedaban sin feligreses y los políticos sin votantes.
Y las casas de telefonía móvil se iban a la mierda en dos días.
Sería el caos…
Maravilloso.
A mí me suda la polla.









Iconoclasta

3 de agosto de 2013

Amores - errores




No siempre, tal vez nunca…

El amor es la efímera crisálida

(se prometen amor eterno

en un ejercicio de ingenuidad,

es el juego)

de una necesidad perentoria.

Una oruga que se hace rata

y roe lo que una vez fue bueno.

Los roe a los dos hasta

que duele estar cerca.

El uno del otro…

El amor es un embarazo

de soledad y arrebato

de frustración.

Una placenta de tristeza…

Un escape a la desesperanza,

un consuelo mal comprado.

Es un alumbramiento

que a veces es aborto.

Muchas veces…

Más de lo que debería ocurrir

ante las vidas tan cortas.

Se idealizan ergo se equivocan

los amantes más sentidos y sufridos.

Se equivocan tanto

(su coño está húmedo y no por él)

que la vergüenza los asfixia

(su pene no se hace duro ante ella)

 y recurren a nuevos errores

(Sueñan con lágrimas con lo que

se les escapó de las manos)

para cubrir los que ya son historia.

Se acuchillan con engaños

las espaldas se hieren

y arrugan cartas con vergüenza

mojadas de lágrimas en su manos.

Los errores son los zombis

del amor hambriento y voraz.

Ya cadáver…

Buscan romances de nuevo

(los nuevos amantes creen llenar huecos

donde hubo amor.

Un error sobre otro error y sumando…)

los desesperados y necesitados

amantes.

Amores que mutan en errores

de nuevo, a velocidad de cometas.

Los aquejados de soledad

los necesitados de ternura

carecen de memoria histórica

se preñan de nuevo de amores

que se corromperán, porque

necesitar no es amar.

Nuevos errores…

Nuevas vanas esperanzas.

Tal vez sea la forma de no volarse la tapa de los sesos y seguir viviendo unas miserable vidas. El engaño y el drama son alicientes para la vida.
Amar se sobrevalora en función de las carencias de cada cual.





Iconoclasta