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29 de diciembre de 2007

Renacentista

Es mentira, el planeta no gira sobre su propio eje ni da vueltas alrededor del sol. Todo gira en torno a mí.
Soy un hombre del Renacimiento.
Me siento renacentista.
Me siento centro. Centro de placer y centro de gravedad.
El único.
Soy el centro del universo y tú mi satélite.
No es un enfermedad mental la mía, sólo quiero hacerte feliz y creas que me he convencido de que soy el ser en torno al que giras, y no al revés. A veces fumas maría y ocurren estas cosas, que te confundes conmigo cuando nos revolcamos, cuando nos enganchamos, cuando te jodo montada encima de mí.
Y es difícil saber quien es quien cuando las pieles se han pegado tan íntimamente y el sudor se ha mezclado. No sé de quien es el pensamiento que se ha enredado en tu cabello.
Me llamas dios…
¿Sabes que cuando te das la vuelta me llevo un dedo a la sien y lo giro mirando a la cámara fijamente, con divina paciencia. Y digo con la voz muy baja a los espectadores, que las diosas tienen algo de locas en su desmesurada pasión por alguien al que ilógicamente aman?
Dices girar constantemente en torno a mí. Estoy de acuerdo en que no te estás quieta un momento.
Así no hay quien te de un beso largo, eterno.
No hay quien te pille.
No me creo el centro del universo, pero me convences con esa inquebrantable voluntad de amarme.
Ego te amo y te hago mi esclava. Mia…
Si soy dios, que se haga la oscuridad en el mundo. No necesito nada más.
Ya me tienes bastante distraído.
Por mí, el mundo se puede ir botando por el universo de galaxia en galaxia si le place. Con ser tu centro me basta.
No puedo ser un dios; ningún dios pierde la calma como yo. Y sólo las diosas sonríen comprensivas con sus pechos erizados y aún empapados por la saliva de su renacentista hombre, cuando éste reposa la cabeza en su vientre.
Vas a tener que dejar de darle a la maría.
No te rías, anda.
Y tiene gracia, porque no tengo proporción perfecta; Leonardo da Vinci no podría encajarme en su cuadrado ni en su círculo. Sinceramente, precioso satélite mío, el artista se mesaría las barbas desesperado si yo fuera su modelo.
Me sentiría ridículo ahí en pelotas con las piernas y los brazos extendidos. Con una hermosa erección, sabiendo que soy observado por tus ojos.
Soy un renacentista morboso. Un David un tanto grotesco, pero con mejor color de piel y más dotado sexualmente, la verdad.
No es por nada, pero creo que Miguel Angel quiso consolarse de algún tipo de complejo.
Y esto me hace sonreír, porque si fuera Dios crearía quince más igual que tú y os haría madres a todas. Que no sólo de amor y arte me alimento, también soy carnal.
De hecho, de arte no entiendo nada.
Sería un sol con quince satélites girando a mi alrededor, moviendo sus sugerentes pechos de pezones oscuros y grandes y de tangas de sorprendentes colores y …
Estamos abusando de la marihuana, ¿no crees?
Somos un trozo del Quinquecento, un detalle de una obra de Botticelli. Nos han encajado a la fuerza en un mundo que se empeña en girar porque está loco, está perdido.
Dos centros que ignoran el mundo desde un palco pintado en la Capilla Sixtina.
Esta maría pega bien ¿eh?
Ven siéntate en mis rodillas, en las de tu dios. Que te voy a enseñar algo de arte renacentista, listilla.

Iconoclasta

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